ARTE TORREHERBEROS: LOS MÁRMOLES ELGIN DEL PARTENÓN
RICHARD ESTES. "Water Taxi, Mount Desert". Óleo sobre lienzo. Kemper Museum of Contemporary Art, Kansas City (Missouri).


BIENVENIDOS A TODOS Y TODAS. Este blog nace con la única pretensión de complementar y facilitar las tareas a los alumnos/as de Historia del Arte de 2º de Bachillerato del IES Torre de los Herberos de Dos Hermanas (Sevilla), así como hacer pasar un rato agradable a todos los amantes del arte. No tiene ninguna otra pretensión intelectual. De los textos es responsable el administrador del Blog, no así de las opiniones expresadas en los comentarios. Las imágenes o fotografías, videos y presentaciones están tomadas de internet mayoritariamente, citando la autoría siempre que ha sido posible; si en alguna de ellas no aparece, es por error o descuido, y ruego que me lo hagan llegar para subsanarlo. Casi todo lo que aparece en estas páginas es libre y abierto, y se puede descargar para otros fines, pidíéndose únicamente que se cite la procedencia.





viernes, 15 de octubre de 2010

LOS MÁRMOLES ELGIN DEL PARTENÓN

Fidias. Detalle del Frontón oriental del Partenón. S. V a.C. British Museum. Londres

El despojo de los mármoles de Fidias del Partenon de Atenas es una de las páginas más tristes de la historia del expolio del patrimonio que un día vistieron el Partenon, los llamados “Elgin marbles", hoy en el Museo Británico de Londres fue el último empeño no satisfecho de la que fuera ministra griega de cultura, Melina Mercuri. Ante esta cuestión ya se manifestó tajante y negativamente el gobierno británico varias veces, pero las campañas de prensa, televisión e Internet, así como la insistente reivindicación del gobierno griego, vinculada al reto del Nuevo Museo de la Acrópolis de Atenas, hace de esta triste historia una cuestión abierta y revisable en una Europa que se dice unida y solidaria.
El despojo de los relieves del Partenón resulta paradigmático porque representó un daño en cadena, pues no sólo sufrieron las esculturas de Fidias al arrancarlas de su lugar, sino que el propio templo de Atenea, la Acrópolis y las historia de todo el arte y de la cultura de la Grecia clásica, quedaron en una situación de invalidez permanente.
Todo empezó en 1799 con el nombramiento de Thomas Bruce (1766-1841), séptimo conde de Elgin, como embajador británico en Constantinopla. Aquel contenido diplomático permitiría a Elgin acercarse a tierras que entonces formaban parte del Imperio turco, como era Grecia. Allí, en Atenas, obtuvo la autorización del sultán para, primero, hacer unos dibujos, y vaciados de los relieves del Partenón y, posteriormente, para arrancar gran parte de las metopas, friso de las Panateneas y esculturas de los frontones, todas obras del gran escultor Fidias, quién, además, diseñó para Pericles toda la Acróplis de Atenas. Para ello se valió Elgin de un competente equipo de artistas y artesanos, a cuyo frente se encontraba el paisajista italiano Lusieri. Para todo ello tuvo que valerse de una enorme corrupción, sobornos y compraventa de favores para la obtención de estos permisos.


Fidias. Detalle del Frontón oriental del Partenón (Deméter y Perséfone). S. V a.C.
British Museum. Londres.

El hecho es que durante cerca de una año trabajaron en esta operación entre 300 y 400 personas que, desde sus andamios, apalancaron las metopas, arrancaron el friso de las Panateneas y desmontaron los frontones, los bajaron de la Acrópolis para arrastrarlos en pesados carromatos hasta el puerto, para su posterior embarque hacia Inglaterra en abultadas cajas de madera. Esto ocurría en 1803, cuando Elgin fue llamado de nuevo a Londres. Con este motivo, en el viaje de regreso, se detuvo en Atenas para inspeccionar su mercancía embalada en doscientas cajas que venían a contener, gran parte de las esculturas del frontón oriental (que narra el nacimiento de Atenea de la cabeza de Zeus), quince metopas, cincuenta y seis fragmentos de las Panateneas, así como una de las cariátides del Erecteion, cuatro fragmentos del friso del antepecho del templo de Atenea Niké y otros muchos elementos arquitectónicos e inscripciones, todos de la Acrópolis.
Resulta estremecedor pensar en lo que muchos atenienses debieron de sentir y freír al ver aquel expolio de su más preciado pasado, camino del Pireo (puerto de Atenas), por el que Grecia se desangraba en vísperas de su independencia.

Fidias. Meopa del lado sur del Partenón (Centauromaquia). S. V a.C. British Museum. Londres.

Esta injusticia cometida con Grecia se transformó en venganzas y desgracias para los que expoliaron las obras de arte atenienses, muy especialmente para Elgin, pues de regreso a Inglaterra y después de una estancia en Roma donde pudo enseñar al escultor Canova los dibujos de los mármoles raptados, fue hecho prisionero por los franceses durante dos años, entre 1805 y 1807. No se olvide que estamos en la Europa de Napoleón.

Planta del Partenon con el programa iconográfico de Fidias

¿Qué había sucedido entretanto con los mármoles del Partenón? Se habían quedado bajo la custodia del secretario de Elgin, W. R. Hamilton y de Lusieri en Atenas, esperando una ocasión propicia para embarcar. Finalmente partieron con destino a Inglaterra en varios barcos, uno de ellos, el bergantín, acabó naufragando y hundiéndose con su preciada carga cerca de la isla Cerigo, como si los mármoles se resistiesen a dejar su mediterráneo paisaje. Sólo se pudieron rescatar cuatro cajas, siendo inútil el intento de reflotar el barco, permaneciendo bajo el agua algunos grupos y relieves durante dos años, el mismo tiempo que duró la prisión de Elgin, hasta que se consiguieron recuperar definitivamente.

Fidias. Detalle del Friso interior de las Panateneas del Partenón. S. V a.C.
British Museum. Londres.

El resto fue llegando a distintos puertos ingleses y, en 1807, se reunieron en Londres, donde Elgin los instaló en unas piezas accesorias de su casa en Park Lane (calle que bordea el lateral derecho de Hyde Park), formando lo que se llamó el Elgin´s Museum. Allí los pudieron ver amigos, estudiosos y artistas como Cockerell y Haydon, que dibujaron el conjunto y detalle de aquellas esculturas que hasta entonces las había bañado el sol. Más tarde, cuando llegó el resto del cargamento en 1812, se colocarían todas las obras en el jardín delantero de la Burlington House, en Picadilly Street.
Durante estos cinco años de privada exposición, no cesaron de aumentar las penas de Lord Elgin, pues inmediatamente se desató una doble polémica, ya que por una parte fue discutido el interés y belleza de los mármoles, y por otro comenzaron a llover las censuras por lo vandálico de la acción. Fue el influyente Payne Knigth y el grupo de los “Dilettanti”, quienes objetaron la calidad de las esculturas, poniendo en duda públicamente no sólo el valor estético de estas obras sino el justiprecio de las mismas: “Toda vuestra tarea ha sido en vano, lord Elgin – le dijo Payne -, vuestros mármoles no son tan valiosos como parecen; ni siquiera son griegos, sino romanos, del tiempo de Adriano”.
En este punto puede decirse que las esculturas del Partenon estaban a la baja, pese a que la Academia Real las estimaba como efectivas obras de Fidias. Elgin, a quien todo este negocio le había costado una fortuna y necesitaba resarcirse, terminó poniendo en venta el conjunto de los mármoles. Ante las reticencias del Museo Británico para su adquisición llegaron a Londres en 1814 Luis de Baviera y Visconti, director del Museo Napoleón de París, interesándose ambos por aquel tesoro que se movía entre el aprecio y el desprecio, ahora ofrecido al mejor postor.

Cariátide del Erecteion de Atenas. S. V a.C. British Museum. Londres.

Resultó providencial la llegada a Londres del gran escultor del Neoclasicismo, Antonio Canova, quien vino a sentenciar la autenticidad y excepcional interés de aquellas obras, cuya opinión se sumó Flauxman, como antes lo habían sostenido el pintor romántico alemán Füssli y el propio Haydon, entre otros. Hay que decir que Canova salvó dos veces los mármoles del Partenon, pues con anterioridad ya había desaconsejado la prevista restauración de las esculturas, lo que sin duda hubiera terminado con ellas.
Convencidos los políticos, aunque no sin reticencias, la Cámara de los Comunes se pronunció en 1816 a favor de su adquisición para el Museo Británico, si bien aún conocería Elgin un último disgusto: su precio. Se estimaba, como recogen distintos autores, que toda la operación había supuesto entre gastos e intereses 74.000 libras esterlinas. Pues bien, los Comunes sólo aprobaron el pago a lord Elgin de 35.000 libras, el precio de una traición.
Mientras hoy todavía se discute históricamente la acción de Elgin, su espíritu pervive y su ejemplo cunde, pues otros partenones, como los templos del sudeste asiático, están siendo igualmente despojados de sus dioses, de un modo criminal, en un elginismo que no cesa.

Fidias. Detalle del Frontón occidental del Partenón. S. V a.C. British Museum. Londres.







Reconstrucción figurada de los frontones oriental y occidental del Partenón.

13 comentarios:

Francesc Cornadó dijo...

Paco Hidago, te doy la bienvenida como seguidor de mi blog. Compartimos el amor el arete y por estas piedras venerables.

Salud

Francesc Cornadó

Jose dijo...

Patética y dramática historia la que nos traes hoy, Paco... Que vileza la de aquellos que perpetraron semejante atropello contra el patrimonio griego, contra le patrimonio de la humanidad...

Por lo demás, magnífica exposición de los hechos. Ojalá un día no muy lejano los valiosísimos mármoles helenos regresen al lugar que jamás debieron abandonar.

Que tengas una levísima jornada y un muy feliz fin de semana.

Buenos dias.

CAROLVS II, HISPANIARVM ET INDIARVM REX dijo...

Paco siempre lo he dicho y siempre lo diré, existen dos museos, que pese a su prestigio, viven de los robos y estos son el British Museum y el Museo del Louvre...al menos en España, lo que yace en nuestros museos es, mayoritariamente, de origen español...baste ver El Prado, el Museo Arqueológico de Madrid u otros...claro que hay piezas de otros lugares, como en el Museo de América de la Ciudad Universitaria, pero a niveles mucho menores....desde luego apoyo las iniciativas internacionales para despojar a estos museos de las piezas robadas...muchas, por cierto, españolas.

Un saludo.

Diana de Méridor dijo...

Monsieur, que apasionante relato!
Lo ha contado como una novela.
Menudo pajaro estaba hecho el caballero. Pero al final casi llega a dar pena.

Feliz fin de semana, monsieur

Bisous

Cayetano dijo...

El expolio en las obras de arte es algo, por desgracia, muy corriente en nuestra historia. Estoy recordando la que liaron los cristianos en Roma lanzándose como posesos sobre las obras "paganas" y llevándose piedras y mármoles.
Un saludo.

Rosalía Navarro dijo...

Me ha impactado esta historia que desconocía y la reconstrucción figurada es hermosa si fuera real.
Besos Paco.

Ccasconm dijo...

Al empezar a leer la entrada me vino a la mente la polémica de la devolcuón de los mármoles al Partenón, pero es que si eso se llevase a cabo todas las obras de pintores, vamos a poner franceses, podrían ser reclamadas por su respectivo estado. ¡Menudo lío diplomático!

Y en definitva lo que interesa es que los legados artísticos de un artista están lo más difundidos posible para que gentes de todos los países puedan admirarlo.

Es una humilde opinión que puede estar totalmente equivocada.

Saludos

Unknown dijo...

Muyinteresante ,este tema, y expuesto de forma amena, con fotos de buena calidad.

◊ dissident ◊ dijo...

Los británicos, los franceses, los alemanes... Fueron unos años de flagrantes latrocinios. Excavaban, sí, pero también se aproveccaban de ello.

Saludos

Eva Magallanes dijo...

¡¡¡ Qué historia Paco y de la realidad misma y de la más vil realidad de la cual suele estar construida la historia !!!. Las guerras e invasiones todo lo permiten, incluso vejar obras de arte. Y así, a pesar de los siglos y los robos, la arquitectura y la escultura de la Grecia clásica sigue dejándonos con la boca abierta.
Mi cariño para ti!

Alfredo dijo...

Como un día se tengan que poner a devolver todo lo que expoliaron a lo largo de la historia, allá por donde pasaron, algunos museos británicos se van a quedar con las paredes vacías.

Algo así ha pasado durante la guerra de Iraq, con el perjuicio añadido de que las obras expoliadas se han ido directamente al mercado negro de obras de arte, lo que las convierte en irrecuperables en medio de la indiferencia general.

Saludos!!

casss dijo...

Al fin de cuentas, el museo es la exposión pública de un delito cometido contra la cultura, en particular griega.
Interesantísimo leerte y muy placentero por la forma que expones.
un abrazo

Rosa Maria dijo...

Paco, como de costume cada postagem é uma grande aula de história da arte. Me encanta visitar-te :)
Ah, e o novo visual do Blog ficou maravilhoso. Um beijo:*

Rosa Maria

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