ARTE TORREHERBEROS: Courbet
RICHARD ESTES. "Water Taxi, Mount Desert". Óleo sobre lienzo. Kemper Museum of Contemporary Art, Kansas City (Missouri).


BIENVENIDOS A TODOS Y TODAS. Este blog nace con la única pretensión de complementar y facilitar las tareas a los alumnos/as de Historia del Arte de 2º de Bachillerato del IES Torre de los Herberos de Dos Hermanas (Sevilla), así como hacer pasar un rato agradable a todos los amantes del arte. No tiene ninguna otra pretensión intelectual. De los textos es responsable el administrador del Blog, no así de las opiniones expresadas en los comentarios. Las imágenes o fotografías, videos y presentaciones están tomadas de internet mayoritariamente, citando la autoría siempre que ha sido posible; si en alguna de ellas no aparece, es por error o descuido, y ruego que me lo hagan llegar para subsanarlo. Casi todo lo que aparece en estas páginas es libre y abierto, y se puede descargar para otros fines, pidíéndose únicamente que se cite la procedencia.





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lunes, 25 de abril de 2011

EL REALISMO EN LAS ARTES PLÁSTICAS

Jean François Millet. Las espigadoras. Óleo sobre lienzo (84 x 11 cm.). 1857. 
Museo d´Orsay. París.
El siglo XIX fue un siglo contradictorio, de profundos cambios sociales que repercuten en el mundo artístico, especialmente en la pintura. Las tendencias artísticas se suceden con rapidez: el Neoclasicismo es reemplazado por el Romanticismo (hacia 1830); a éste le sucede el Realismo (hacia 1848) y se impone finalmente el Impresionismo (hacia 1875) que señala el comienzo del arte moderno.
Es difícil clasificar a los artistas en estos estilos, principalmente en lo que a romanticismo y realismo se refiere. París se convierte en el principal centro artístico.Son importantes las Exposiciones que reciben el nombre de Salones se convocan concursos y premios que modifican las relaciones de los artistas con el público.
Tampoco  el panorama escultórico europeo del siglo XIX fue muy brillante,  si se exceptúan algunos artistas muy determinados como Rodin. Dos factores pueden ser considerados como causas del retraso de la escultura en relación con la pintura:
--  Mayor control de las Academias sobre los escultores: la escultura se convierte en un arte formalista,  carente de sentido por completo.
-- Las limitaciones inherentes a la propia escultura: no hay una evolución continua y se puede comprobar un cierto aislamiento histórico-evolutivo.
La tendencia dominante fue la impuesta por la estética neoclásica. Los autores se mueven dentro de un cierto eclecticismo que dificulta su adscripción a un movimiento determinado. 

El Realismo es una tendencia pictórica que desplaza al Romanticismo a partir de 1848 aproximadamente; se mantiene hasta 1875. Por tanto,  es una especie de puente entre el Romanticismo y el Impresionismo. Hay varios factores que contribuyen a su aparición:
*     Las transformaciones económico-sociales producidas por la Revolución Industrial, así como la implantación definitiva de los ideales burgueses.
*     La difusión de la filosofía positivista de Comte, que defiende la experiencia y la observación como única fuente de conocimiento; influirá decisivamente en los avances científicos.
*     El nuevo sentido práctico de la vida y la coincidencia de los artistas de los terribles problemas sociales de la industrialización.
*     El cansancio provocado por las exageraciones románticas.
*     El desencanto por los fracasos revolucionarios de 1848. El arte abandona de inmediato los temas políticos, como La libertad guiando al pueblo o La marsellesa, por los temas sociales.
Theodore Rousseau. Mercado en Normandía. Óleo sobre lienzo (29 x 38 cm). 1845-1848. Ermitage. San Petersburgo.
Frente al exaltado idealismo romántico y sus deseos de evasión, los artistas defienden a la realidad concreta como auténtico fundamento del arte. Los artistas toman conciencia de los problemas que afectan a las clases obreras: la pintura se carga de contenido social y los pintores asumen el sufrimiento y las aspiraciones de la clase obrera.. El carácter polémico y de crítica social de muchas de estas pinturas hace que los artistas se aparten del llamado arte oficial propugnado por las Academias.
Desde el punto de vista técnico, el realismo no introduce novedades sino que revitaliza la técnica de los grandes maestros barrocos, especialmente de los españoles. El realismo barroco, en cuanto al estudio de la luz y de las calidades, vuelve a tener vigencia. La pincelada es firme, el contorno preciso.
El Realismo reacciona contra los grandes temas mitológicos, históricos, religiosos, heroicos, que habían sido tratados con apasionamiento en el romanticismo (ya no es necesario  pintar a los héroes y dioses de la antigüedad o a los grandes personajes bíblicos para ser un gran artista). Se utilizan nuevos temas, especialmente los que se refieren a los problemas de la sociedad contemporánea con lo que la pintura adquiere, en muchas ocasiones, un carácter de denuncia político-social. Los personajes son tomados preferentemente de las clases sociales menos favorecidas: campesinos, obreros, emigrantes; es el mundo del trabajo en toda su miseria. Los temas tradicionales son tratados con todo realismo y objetividad: paisajes tomados del natural, hechos históricos del pasado o contemporáneos. Su preocupación por el enfoque real de los temas se ve favorecida por la aparición de la fotografía, que ayuda a fijar la imagen con mucho detalle.

Francia


En Francia la el realismo pictórica tomará dos caminos: 1) El paisaje realista, que seguirán los pintores de la Escuela de Barbizón y Camille Corot. 2) El realismo social, de Courbet, Millet y Daumier.
La Escuela de Barbizón.  
Son los iniciadores del paisaje realista. Esta escuela existe como tal desde 1830 hasta 1850. Barbizón es una pequeña localidad cercana a París donde se reúnen un grupo de pintores que quieren poner en práctica las ideas de Rousseau sobre la vuelta a la Naturaleza. Por tanto, defienden el tema del paisaje con una concepción basada en la observación directa de la naturaleza, sin idealizaciones, hasta tal punto que algunas de sus obras parecen fotografías; no les interesa la visión fugaz del impresionismo. Los temas de estos pintores son el bosque, los prados y los arroyos, estudiando los cambios atmosféricos, los efectos de lejanía,  y los efectos producidos por la luz al filtrarse entre los árboles. El maestro de todos y jefe indiscutible es Theodore Rousseau (1812-1867). Pintor melancólico y solitario, fue el creador de la escuela, quien mantiene una radical oposición al arte oficial. Centra su atención en el paisaje prescindiendo de los elementos humanos o animales. Gusta de representar luces matizadas por las sombras, los reflejos de la vegetación, los ambientes brumosos con pinceladas pequeñas y vibrantes. Ej. Linde del bosque con Fointenebleau, El roble de la roca.
Otros pintores de esta escuela son E. Jongkind, Ch. F. Daubigny y Narciso Díaz de la Peña.


Camille Corot. La catedral de Chartres. Óleo sobre lienzo (64 x 51 cm.). 1830. 
Museo del Louvre. París.

Camille Corot (1796-1875). Aunque su fomación fue clásica se forma como paisajista en sus estancias en Italia, en donde practica la pintura directamente de la naturaleza. El paisaje llega a alcanzar tanta importancia que puede ser considerado como precedente directo del paisaje impresionista. Sus paisajes poseen un sentido moderno, superando la concepción del paisaje histórico que practicó en sus comienzos. Estuvo muy  influido por los paisajistas ingleses Constable y Turner.
Se inspira en la realidad pero no la copia, sino que realiza una recreación poética de ella; se advierte una tendencia ligeramente idealizadora de la naturaleza. Su colorido es suave: decía que el color es un encanto suplementario del cual hay que usar con discreción. Se basa en los valores cromáticos, es decir, en las gradaciones tonales debidas a la luz y a la distancia. La auténtica protagonista del cuadro es la luz: son los efectos lumínicos los que determinan estéticamente las formas de la naturaleza; mediante gradaciones de la luz consigue dar a los colores mayor o menor profundidad, obteniendo de esta forma la espacialidad del cuadro. Por otro lado, la luz hace que los contornos se desdibujan, como si los envolviese la bruma, creando un efecto de atmósfera.
Defiende la pintura al aire libre para poder captar los cambios de luz: esto le convierte en un precursor del impresionismo. Ej.: Lectura interrumpida, Castillo de Sant´Angelo, Catedral de Chartres. Puente de Narni.

El Realismo social


Gustave Courbet. Entierro en Ornams. Óleo sobre lienzo. 1850. Museo d´Orsay. París.
 
Gustave Courbet (1819-1877) fue el principal representante del Realismo, del que también fue un teórico, y uno de los más destacados pintores europeos del siglo XIX. Era un auténtico socialista, defendiendo estas ideas políticas toda su vida, siendo rechazado por ello por la sociedad burguesa de su época, siendo sus cuadros constantemente rechazados de los Salones oficiales. Su vida artística siempre estuvo mezclada con la política: concibe los cuadros como manifiestos de carácter político-social.
En cuanto a su técnica, pinta a base de grandes manchas con gruesos toques de negro. Realizó estudios sobre los efectos de la luz y los reflejos en los paisajes. Por tanto, es considerado como precedente de Manet y los impresionistas. Tiene una gran variedad temática: destacan los de carácter socializante y crítico pero, según algunos críticos, sus mejores obras son aquellas en las que pinta la naturaleza. De acuerdo a sus ideales, pinta los temas cotidianos de la gente sencilla, hombres concentrados en sus trabajos, mujeres en sus labores, destacando siempre su tristeza e incomunicabilidad. Sus últimos años los pasó exiliado en Suiza, pintando paisajes, por haber participado en la Comuna de Paris de 1871. 

Gustave Courbet. Los picapedreros. Óleo sobre lienzo (165 x 257 cm.). 1849.  
Gemäldegalerie. Dresde.

Su obra más reconocida fue Entierro en Ornans (1850), que causó sensación por la implacable objetividad en la representación de personajes reales que asisten a un entierro. En su obra El taller del pintor (1855), expuesta en una muestra paralela a la de la Exposición Universal de 1855. En esa obra nos muestra su mundo social: sus amigos y artistas, su musa, la verdad desnuda,  y los miserables y explotados, así como sus explotadores. Otras obras son Buenos días, Sr. Courbet (El encuentro), Señoritas al borde del Sena (prostitutas), Los picapedreros...



Para conocer en más profundidad la obra El Taller del pintor, consultar esta entrada con un comentario de dicha obra de Courbet.

Jean François Millet (1814-1875). Pintor de la vida rural, refleja la existencia dura y difícil del campesino, que él mismo conoció. Su pintura posee un hondo sentimiento religioso y conjuga poesía con sentido social. Realizó magníficos estudios del ambiente y de la luz del campo preparando el camino del impresionismo. Se adscribió a la Escuela de Barbizón pero da más importancia a la figura humana que al paisaje. Infunde en sus cuadros una sencillez y calma que el propio pintor afirma encontrar tan sólo en los bosques y en los campos. Un espíritu de fraternidad humana inspira sus temas, incluso cuando reflejan el esfuerzo del trabajo, conjugando poesía con sentido social. Horizontes amplios, colores terrosos: el conjunto parece aumentar la sensación de fatiga y resignación que manifiestan las obras. Ej.:  El Ángelus. Las espigadoras, La pastora, Sembradores de patatas, etc.


Jean François Millet. El aventamiento. Óleo sobre lienzo (79 x 59 cm.). 1846-1847. 
Museo d´Orsay. París.

Honoré Daumier (1808-1879). Para él la pintura tiene una intencionalidad político-social de carácter crítico y satírico. Trabajó como ilustrador de la prensa política, haciendo litografías y caricaturas, siempre al servicio de la causa republicana y contra el orden establecido. Los temas, frecuentemente, son de tipo costumbrista reflejando tanto el aspecto de marginación como el de la revuelta social. Sus cuadros se caracterizan por el dibujo incisivo y vigoroso: las figuras están trazadas a base de perfiles sinuosos y cortantes, con aspecto caricaturesco, de gran expresividad. Su profundo realismo coincide con unos fuertes juegos de luz y sombra lo que le convierte en un predecesor del expresionismo. Ej.: El vagón de tercera, El motín, La lavandera, Crispin y Scarpin, El coleccionista de estampas...
Honoré Daumier. El vagón de tercera. Óleo sobre lienzo (67 x 93 cm.). 1862. 
National Gallery of Canada. Ottawa.
Inglaterra

Aquí el realismo se manifiesta de un modo muy peculiar y contradictorio. Se va a crear una asociación de pintores llamada “Hermandad prerrafaelista” que criticará al retórico arte oficial y el modo de vida burgués. Es un movimiento místico-religioso y pictórico, contemporáneo del realismo que surge en Inglaterra hacia 1848 y cuyo principal teórico fue el crítico John Ruskin. Defendían la vuelta a un arte primitivo, sin convencionalismos, simple imitación de la naturaleza, como el que habían realizado los maestros italianos anteriores a Rafael. Defienden también los valores religiosos medievales en oposición a la nueva mentalidad surgida con la aparición de la sociedad industrial, acercándoles al romanticismo sentimental. Para ellos la pintura debe poseer un carácter trascendente, místico y religioso, que eleve moralmente al espectador: se apartan de este modo de la concepción que de la pintura tenían los seguidores de la tendencia realista. Su técnica es minuciosa y detallista, subordinando el color al dibujo y a la línea. Los temas serán muy variados: paisajes, retratos, religiosos, asuntos medievales, etc.
Dante Gabriel Rossetti (1828-1882) es el fundador de la hermandad. Hace figuras muy lánguidas, por su temperamento enfermizo. Su obra define todo el refinamiento arcaizante y melancólico del Prerrafaelismo. Ej. Venus verticordia, Ecce ancilla domini...

 Dante Gabriel Rossetti. Ecce ancilla domine (La anunciación). Óleo sobre lienzo. 1850. 
Tate Britain. Londres.
John Everett Millais (1829-1896). En el se aprecian las contradicciones del Prerrafaelismo, como el realismo y el detalle por un lado, frente a la concepción general literaria, blanda y sensibilera. Ej. La joven ciega.
Ford Madox Brown (1821-1893). Hace un cántico al poder del hombre para transformar la realidad. Ej. El trabajo, El último de Inglaterra.

En Alemania, el mejor representante es Adolf Menzel, muy influido por Constable, es un gran paisajista, siempre buscando los efectos de luz (Cuarto del balcón).
 En Italia, destaca Giuseppe Palliza di Volpedo, autor del famoso cuadro El cuarto estado.
Giuseppe Palliza di Volpedo. El cuarto estado. Óleo sobre lienzo (293 x 545 cm.). 1901. Civica Galleria d'Arte Moderna. Milán.

España


En España el Realismo adoptó dos posturas o tendencias: 1) el detallismo y la minuciosidad 2) la pintura de historia.
Realismo detallista costumbrista
Mariano Fortuny (1838-1874). Anticipa el impresionismo. Hereda parte de la temática romántica, pero su lenguaje y técnica pictórica es minuciosa y efectista. Fue una gran colorista: destaca en su pintura la brillantez y luz del color, consiguiendo efectos de luz casi impresionistas en la pintura al aire libre. Aplica la materia mediante pinceladas menudas; al final de su vida predomina la luz y el color aplicado a base de grandes manchas.
Siempre trata de dar una visión poética e idealizada de la realidad. Trata temas de historia, costumbristas, retratos, etc., introduciendo el elemento exótico. Ej.: Batalla de Wad-Ras,  Batalla de Tetuán,  Fantasía sobre Fausto, El aficionado a estampas, La Vicaría (1870), cuadro costumbrista hecho a manchas (influencia de Goya), muy detallista.

 Mariano Fortuny. La vicaría. Óleo sobre lienzo (60 x 93,5 cm.). 1870. Museo Nacional de Arte de Cataluña. Barcelona.
Ramón Marí Alsina. (1826-1894).  Refleja en su pintura la vida cotidiana de las clases bajas y el pueblo trabajador (Ej. La siesta, Otoño...).
En este grupo puede citarse a los paisajistas como el ya estudiado Carlos de Haes (1829-1898), quién Introduce el paisaje realista en España, evitando los aspectos folclóricos y románticos (Ej. Picos de Europa o Rompientes).
También  citar a Agustín Riacho y a Casimiro Sainz.

Pintores de historia

Los temas de historia son los más representativos del realismo español. Suelen ser cuadros de grandes proporciones con numerosas figuras y excesivos detalles secundarios que llegan, en ocasiones, a desvirtuar el asunto principal. Interesa más la representación del tema que la calidad artística: gran erudición y documentación en la preparación y ambientación del tema por lo que el cuadro de historia pierde la exaltación y el idealismo del romanticismo, y suelen ser más minuciosos y detallistas. A este tipo de pintura se le suele llamar Realismo retrospectivo, por aplicar al pasado técnicas similares que otros artistas emplean par pintar tipos y acontecimientos del presente.
Eduardo Rosales (1836-1873). Sensación de atmósfera real en sus cuadros. Pintor de gran calidad, cuya pincelada valiente y entonación clara preludia el impresionismo. Ej.:Testamento de Isabel la Católica, La Muerte deLucrecia, de gran intensidad dramática.

 Eduardo Rosales. Testamento de Isabel la Católica. Óleo sobre lienzo. 1864. Museo del Prado. Madrid.
Francisco Parrilla (1841-1921). Ej.: Doña Juana la Loca.
José Casado de Alisal (1832-1886). Hace lienzos de gran tamaño y con una notable verosimilitud general. Ej.: Rendición de Bailén, con actitudes solemnes en los personajes y gran detallismo.
ANTONIO GISBERT.  Rindió tributo a la causa liberal, como en Fusilamiento de Torrijos.

 Antonio Gisbert. Fusilamiento de Torrijos. Óleo sobre lienzo. 1888. Museo del Prado. Madrid.
 



La escultura realista centra su interés en la realidad circundante: la naturaleza sirve de inspiración al escultor, la cual debe reflejar de manera minuciosa y precisa. Los temas son de contenido social: tipos populares, mundo del trabajo, retratos..
Jean Baptiste Carpeaux (1827-1875) puede ser considerado como iniciador del Realismo. Este escultor francés rompe con el clasicismo academicista, resucitando un arte gracioso, basado en el Rococó francés. Se observa en sus bustos gran veracidad en las representaciones. Se preocupa por captar el movimiento Ej.: La Danza. La opera; El pescador de la caracola.
Constantin Meunier (1831-1905 ) es el mejor escultor del realismo social. Nació en Bélgica y fue el gran cantor del trabajo y del esfuerzo. Sus tipos humanos tienen una grandeza sorprendente. Prescinde de la anécdota inútil para valorar el volumen. Sustituye a los dioses y personajes antiguos por los proletarios anónimos, por los nuevos héroes trabajadores de la sociedad industrial, destacando la tensión miguelangelesca y la riqueza de planos que anticipan a Rodin. Obras suyas son el Cargador del muelle,  el Forjador, el Pudelador.

 Constantin Meunier. El cargador del muelle. Bronce. 1890. Museo d´Orsay. París.
En España, los escultores que en el último tercio del siglo XX son asimilables a la corriente naturalista son más abundantes:
Agustín Querol (1860-1909), sigue a Rodin pero le falta su fuerza y expresividad. Hace un  modelado blando, donde  las formas se desvanecen. Ej.: Monumento a Quevedo en Madrid; Tumba de Cánovas del Castillo, en el Panteón de Atocha de Madrid.
Mariano Benlliure (1862-1947) es el escultor más destacado de finales de siglo, considerándosele puente entre esta corriente y las que se irán prodigando con el inicio de nuestra centuria. Practica un realismo casi impresionista, con un modelado grácil, pleno de incurvaciones y de anécdotas,  destacando la gran calidad técnica, el detallismo, la expresividad y el movimiento. Hace muchos monumentos públicos, serenos y perfectos: Ej.: Monumento al General Martínez Campos en el Retiro,  Mausoleo de Joselito en el cementerio de Sevilla; la Estatua de Goya (Museo del Prado) o el Busto de Antonio Maura.
Otros escultores realistas son Jerónimo Suñol Y José Llimona.
Mariano Benlliure. Monumento al General Martínez Campos. Piedra caliza, mármol y bronce. 1907. Parque del Retiro. Madrid.

Para que todo quede más visual, insertamos un video de Artecreha sobre el Realismo:



Bibliografía:

-- Historia del Arte Salvat: "El realismo. El impresionismo". Salvat. Col. Historia del arte, 15. Barcelona, 2006.
-- Nochlin, Linda: "El realismo". Alianza Ed. Madrid, 1991
-- Rodríguez, Delfín: "Del Neoclasicismo al Realismo". Historia 16. Col. Conocer el arte, 8. Madrid, 1996.
-- Wikipedia.

viernes, 30 de abril de 2010

COMENTARIO DE EL ESTUDIO DEL PINTOR DE COURBET



ENCUADRE:

Obra:  El estudio del pintor. Museo de Orsay. París.
Autor: Gustave Courbet (1819-1877).
Género: Pintura al óleo. Óleo sobre lienzo (359 x 598 cm.). Tema alegórico.
Estilo: Realismo.
Cronología: Siglo XIX (1854-55). Francia.

ANÁLISIS:

Este cuadro (en francés, "L'Atelier du peintre"), que constituye la obra maestra de Courbet, es como un manifiesto del realismo; el subtítulo que le puso, "alegoría real de siete años de vida artística", así nos lo confirma. Representa su estudio de París, en el que dispone tres grupos: en el centro, él mismo pintando un paisaje, junto a una modelo desnuda; a la derecha, sus amigos; y a la izquierda, aquellos de los que dijo que "medraban con la muerte", no sólo sus enemigos y las cosas que combatió, sino también los pobres, los desposeídos y los perdedores.
El estilo de Courbet continúa siendo seguro y firme, mostrando un poderoso dibujo y un interés por las tonalidades oscuras inspiradas en el arte barroco que tanto admiró en su juventud, durante sus visitas al Louvre. Los colores que predominan en la composición son los colores ocres y el marrón. La iluminación impacta en la zona central, destacando el paisaje que pinta el maestro y la figura de la Verdad, quedando el fondo en semipenumbra. La luz entra por la derecha a través de una ventana: la luz ilumina a los que podríamos llamar «buenos» y la espalda de la modelo; esta luz es muy difusa y toma una coloración amarilla. El cuadro sigue siendo, no obstante, bastante oscuro, lo que proviene seguramente del hecho de que Courbet tenía la costumbre de pintar sus telas de negro para ir después poco a poco hacia los tonos claros. El cuadro del centro en el que trabaja el pintor, Courbet, su modelo y el niño, son los elementos que están mejor iluminados y destacan en el lienzo; el resto permanece en una pesada penumbra.
Gustave Courbet pinta con la materia, a la espátula, de manera iracunda, con golpes de pincel, de manera rápida, pero decidida; despreciaba el "acabado". Él mismo prefería parecer torpe o negligente, verse acusado por sus errores de perspectiva y de anatomía, la tiesura y aspereza de sus figuras, antes que confiarse a fórmulas o experimentos pictóricos complicados. Su estilo de apariencia oscura y contrastes lumínicos lo toma el artista de los estudios de los pintores españoles en el Louvre (Velázquez, Ribera y, especialmente, Zurbarán), pero también de Rembrandt o Van Dyck. Así, se aprecia la pincelada franca, vigorosa, brutal a veces, el gusto por la materia espesa y rica, por los tonos oscuros de los fondos, entre los que emergen, de modo sorprendente, las tonalidades claras y finas de cutis o vestidos: una afición, en fin, a no edulcorar la realidad, a no tratar de mejorarla en aras de una belleza preestablecida.


COMENTARIO:

Las figuras que aparecen en la pintura son representaciones alegóricas de varias influencias en la vida artística de Courbet. La intención de Courbet era hacer desfilar por su lienzo a toda la sociedad humana, de ahí el carácter simbólico de esta obra.
En una carta dirigida a su amigo, el coleccionista de arte, Alfred Bruyas, en diciembre de 1854, Gustave Courbet nos da la explicación y la interpretación de su óleo; el pintor manifestaba:
"Tiene treinta figuras de tamaño natural. Es la historia moral y física de un taller. Están todas las personas que me sirven y que participan en mi trabajo. La titularé primera serie, porque espero hacer pasar por mi estudio a toda la sociedad y expresar mis inclinaciones y mis repulsas. Tengo dos meses y medio para terminarlo y, por tanto, será preciso que vaya a París para hacer desnudos, de modo que en total me quedas dos días para cada figura. Usted se da cuenta que que no voy a divertirme (...) Ahora debería enviarme mi retrato de perfil y su retrato, los dos que he hecho en Montpellier, y la fotografía de la mujer desnuda de la que le he hablado. La pintaré detrás de mi silla y en el centro del cuadro. Después viene el retrato de usted y los retratos de los artistas que tienten ideas realistas".
En otra misiva escrita a su amigo el novelista Champfleury le  cuenta todo el proceso de ejecución de la obra y cuáles eran sus intenciones. En ella afirma:
 "Es la historia moral y física de mi taller, primera parte. Son las personas que me sirven, me sostienen en mi idea, que participan en mi acción. Son las personas que viven de la vida, que viven de la muerte. Es la sociedad en su cumbre, en su parte baja, en su parte media. En una palabra, es mi manera de ver a la sociedad, en sus intereses y sus pasiones. Es el mundo que viene a hacerse pintar en mi casa(...) Mostrará que todavía no estoy muerto, y el realismo tampoco".


Courbet se refería a su obra "El estudio del pintor", que él mismo había subtitulado "Alegoría real de siete años de vida artística". La pintura significa para numerosos críticos un manifiesto del Realismo, estilo que él tanto defendía y, curiosamente, representa la única obra alegórica de todas las realizaciones de Courbet.
La escena del lienzo se desarrolla en el estudio de Courbet en París y está dispuesta en tres grupos muy definidos:
-- En el grupo del centro, él mismo (arrogante y bien parecido y muy consciente de ello, tal y como demuestra en varios autorretratos), el artista pintando en el centro de la enorme tela (casi cuatro metros por seis), un paisaje luminoso, es decir, la realidad misma, la naturaleza, tal como es en las torrenteras abruptas del Franco Condado, región donde nació. Le mira pintar un niño de pie junto al bastidor; este niño con el pelo desgreñado (tal vez un pastorcillo de su región) representa la inocencia y la franqueza que Courbet prefiere frente a la opinión supuestamente culta. Es el símbolo de la sinceridad, a quien no cabe engañar con teorías estéticas. La mujer que aparece detrás del pintor, representa a la Verdad desnuda guiando el pulso del artista. Dicha modelo surge entre sus vestidos como la Verdad saliendo del pozo, y parece alentar y proteger su pintura (es la musa, la inspiración sin ropajes que le guía su trabajo). Por último, un perrillo debe ser el símbolo de la fidelidad.
-- A la derecha de la escena central, están representados los amigos del artista, las personas más queridas y respetadas por él,  que comulgan en sus ideas: Baudelaire leyendo, o la poesía; Champfleury (sentado en el centro), o la prosa, Proudhon, o la filosofía social, Promayet, o la música, Max Buchon, o la poesía realista; Bruyas, o el Mecenazgo. También aparece su amigo íntimo Urbain Cuenot. La pareja que mira a Courbet por encima del hombro, mientras se aleja, son los aficionados mundanos; la paraja que se abraza tras ellos representan el símbolo del amor libre.
-- A la izquierda de Courbet figuran las distintas clases sociales: en primer término, un cazador con sus perros, tras él un mago hindú, al lado una madre mendiga, un veterano de la Revolución francesa, un obrero y una irlandesa dándole el pecho a un niño (símbolo de la gran hambruna de 1845 en Irlanda. Es decir, los perdedores y explotados de la sociedad, los que permitían que sus enemigos vivieran y medraran. Más lejos, el cura, el payaso, el enterrador, la prostituta, el comerciante simbolizan a los explotadores del pueblo.
La figura que aparece en primer término vestido de cazador es Napoleón III, golpista y dictador en la práctica del Segundo Imperio francés. Creó un régimen represivo y económicamente insaciable al que Courbet, ferviente republicano, se opuso activamente y que acabó en sangrientos levantamientos populares.


Otros detalles a tener en cuenta del lienzo son: al fondo se intuyen las formas de dos cuadros del propio Courbet ("La vuelta de la feria" y "Las bañistas") que habían enfurecido a los críticos cuando se expusieron: en uno aparecen campesinos, y en otro, dos jóvenes bañistas. Entre las sombras, detrás del caballete, se aprecia la figura de un crucificado. Es un maniquí de madera de tamaño natural, como los que servían de modelo a los artistas convencionales. Esto se ha interpretado como que el cuadro sería así una especie de Juicio Final: justo entre los dos mundos,  el maniquí representa a San Sebastián atravesado por flechas: simbolizaría a la Academia o el arte académico, deplorado por Courbet y relegado a un segundo plano por el arte nuevo que nace en el caballete que preside esta vasta tela: un paisaje realista. Por el suelo se amontonan un sombrero chambergo con pluma, una guitarra, una capa y un puñal: el clásico utillaje del artista romántico. Courbet rechaza también a los románticos porque viven en el mundo de los sueños y las emociones, y no en el de la realidad. Sobre una mesa, a la izquierda del artista, se ve una calavera colocada sobre un periódico, inequívoca alusión de Courbet a los críticos, que contribuyeron decisivamente a moldear los gustos artísticos populares del siglo XIX. Por otro lado, tras el hombre que lee sentado en la mesa de la derecha, Baudelaire, junto al espejo, aparece la figura fantasmal de Jeanne Duval, su amante.
Cuando Courbet presentó esta obra a la organización de la Exposición Universal de París del año 1855 fue rotundamente rechazada. Aquel año Courbet, indispuesto con el jurado del Salón, inauguró una exposición particular en un barracón que había construido, con la ayuda de su amigo Bruyas, en un solar del Puente del Alma, frente a los recintos de la muestra oficial, y allí se exhibió este eneorme lienzo, junto a otras 40 obras del pintor,  que tuvo un considerable éxito de público y crítica.
Hoy en día, se considera que es un cuadro de fuerte valor emblemático, es una obra moderna y revolucionaria, en el sentido de que eleva su historia al rango de pintura de historia, así como sus ideas y conocimientos. Es considerado un gran modelo artístico, representativo no solamente de la obra de Courbet, sino de un movimiento artístico de pleno derecho, el Realismo. También expresa el deseo y el poder de proteger la forma y el color de las cosas contra la decadencia, lo que le valió a Courbet para ser clasificado como realista.
Las interpretaciones de este cuadro son múltiples pudiéndose encontrar tres niveles de lectura: el cuadro de género con el retrato de grupo, el paisaje y el desnudo; las personificaciones y las alegorías. La influencia  de "Las Meninas" de Velázquez es evidente: la composición, la atmósfera, la perspectiva, el gesto altivo del pintor... todo nos recuerda a la obra del gigante sevillano.

Con Courbert la pintura se vuelve definitivamente realista, hasta el punto que, ya en su tiempo, se confundía el término Realismo con el arte de Courbet. A través de su obra es como mejor podemos definir los paradigmas de esta tendencia.  En los temas se da un rechazo a la belleza arquetípica y se niega la creación de un mundo ideal al margen de la vida; se está a favor de la representación directa del entorno, la plasmación naturalista, antiacadémica y anticlásica, el trabajo y el trabajador como nuevo héroe, la vida al aire libre, la ciudad con sus calles, cafés y bailes, la mujer, la muerte. Realismo, según Courbet, significa afrontar la realidad prescindiendo de todo prejuicio filosófico, teórico, poético, moral, religioso y político. El pintor llegó a decir:
“Mantengo que la pintura es un arte absolutamente concreto y que sólo puede existir en representaciones de cosas reales y concretas…”.
Y en otro momento llega a afirmar:
"La pintura es un arte esencialmente concreto, no puede consistir más que en la representación de las cosas reales y existentes."
 La realidad no es para el artista distinta de cómo es para el resto de los mortales: es un conjunto de imágenes que capta el ojo. Pero si estas imágenes tienen que tener un sentido para la vida, han de convertirse en cosas, ser, por así decirlo, recreadas por el hombre. Courbet es el primer artista en darse cuenta de lo que significa "ser de su tiempo", es decir, de una época o sociedad que estaba desarrollando una industria y una técnica que cambiarían la faz del mundo.
Para Courbet, el trabajo del artista se transforma en el paradigma del auténtico trabajo humano, entendido como presencia activa del hombre en la realidad. El artista es el prototipo del trabajador que no obedece a la iniciativa, ni sirve a los intereses de un patrón, que no se somete a la lógica de la máquina. Es, en definitiva, el tipo del trabajador libre, que logra la libertad en la praxis del trabajo. Por ello, la pintura de Courbet es la frontera más allá de la cual se abre toda una nueva problemática que ya no consistirá en preguntar qué es lo que hace el artista con la realidad sino en la realidad.
Otros grandes pintores representativos del Realismo fueron los franceses Honoré Daumier, Fraçois Millet, Camille Corot, el italiano Giusseppe Palliza di Volpedo y el español Mariano Fortuny.



Fotografía de Gustave Courbet, del fotógrafo Nadar (Gaspard-Felix Tournachon).
G. Courbet. Autorretrato con el perro negro. 1842. Museo Petit Palais (Bellas Artes). Paris.

Gustave Courbet (1819-1877) fue el máximo representante del Realismo francés. Nació en Ornans, en el FrancoCondado (Francia) en 1819, hijo de una rica familia de terratenientes, trasladándose a París con 20 años y realizando en esa capital su formación artística, copiando obras en el Louvre y trabajando en la Academia Suiza. Caravaggio, Rembrandt, Velázquez y la Escuela veneciana fueron sus maestros, desarrollando un estilo naturalista aunque adaptado al siglo XIX, representando escenas de la vida cotidiana, retratos, desnudos o paisajes. Courbet fue un revolucionario de espíritu y formación, bastante comprometido; participó abiertamente en la Revolución de 1848, ganándose la reputación de artista peligroso, tanto por su actitud como por su pintura. Creía que el arte podría subsanar las contradicciones sociales. Siempre rechazó la idealización del arte, proclamando que sólo el Realismo era genuinamente democrático, debiéndose tomar como modelos a los campesinos y trabajadores. Era un hombre arrogante, algo engreído, muy seguro de sí mismo y de su arte, con cierto afán de provocación ("si dejo de escandalizar, dejo de existir"). Rechazó la medalla de La Legión de Honor, afirmando que quería morir "como hombre libre, sin depender de ningún poder ni religión".
Durante la Comuna de París (1870-71) se le encargó la administración de los museos de París. Tras la Comuna, el gobierno predecesor lo responsabilizó de la destrucción de la columna conmemorativa en la Plaza Vendôme. Fue encarcelado y le impusieron la multa de sufragar los gastos de la reconstrucción de tal monumento, por lo que decidió exilarse a Suiza en 1873.  En Suiza se dedicó a realizar, junto a una gran cantidad de colaboradores, paisajes suizos casi en serie para poder pagar al Estado francés la multa impuesta. Sería en Suiza donde fallecería Courbet en 1877, a causa del consumo excesivo de alcohol.
Su realismo y su necesidad de plasmar la vida concreta en sus lienzos se convierte en modelo de expresión de muchos pintores, iniciando el camino que seguiría Manet, Monet, Degas o contribuyendo a enriquecer la obra de Cézanne.

CONTEXTO HISTÓRICO:

El Realismo es una tendencia pictórica que desplaza al Romanticismo a partir de 1848 aproximadamente; se mantiene hasta 1875. Por tanto, es una especie de puente entre el Romanticismo y el Impresionismo. Hay varios factores que contribuyen a su aparición:
* Las transformaciones económico-sociales producidas por la Revolución Industrial, así como la implantación definitiva de los ideales burgueses.
* La difusión de la filosofía positivista de Comte, que defiende la experiencia y la observación como única fuente de conocimiento; influirá decisivamente en los avances científicos.
* El nuevo sentido práctico de la vida y la coincidencia de los artistas de los terribles problemas sociales de la industrialización.
* El cansancio provocado por las exageraciones románticas.
* El desencanto por los fracasos revolucionarios de 1848. El arte abandona de inmediato los temas políticos, como La libertad guiando al pueblo o La marsellesa, por los temas sociales.
Frente al exaltado idealismo romántico y sus deseos de evasión, los artistas defienden a la realidad concreta como auténtico fundamento del arte. Los artistas toman conciencia de los problemas que afectan a las clases obreras: la pintura se carga de contenido social y los pintores asumen el sufrimiento y las aspiraciones de la clase obrera.. El carácter polémico y de crítica social de muchas de estas pinturas hace que los artistas se aparten del llamado arte oficial propugnado por las Academias.
El Realismo reacciona contra los grandes temas mitológicos, históricos, religiosos, heroicos, que habían sido tratados con apasionamiento en el romanticismo (yano es necesario pintar a los héroes y dioses de la antigüedad o a los grandes personajes bíblicos para ser un gran artista). Se utilizan nuevos temas, especialmente los que se refieren a los problemas de la sociedad contemporánea con lo que la pintura adquiere, en muchas ocasiones, un carácter de denuncia político-social. Los personajes son tomados preferentemente de las clases sociales menos favorecidas: campesinos, obreros, emigrantes; es el mundo del trabajo en toda su miseria. Los temas tradicionales son tratados con todo realismo y objetividad: paisajes tomados del natural, hechos históricos del pasado o contemporáneos. Su preocupación por el enfoque real de los temas se ve favorecida por la aparición de la fotografía, que ayuda a fijar la imagen con mucho detalle.


G. Courbet. Le désespéré. 1843-45. Colección particular.
G. Courbet. Aurtorretrato con pipa. 1849. Museo Fabre. Montpellier.


Terminamos con un video donde se nos ofrece las principales obras del pintor francés.




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