ARTE TORREHERBEROS: COMENTARIO DE EL ESTUDIO DEL PINTOR DE COURBET
RICHARD ESTES. "Water Taxi, Mount Desert". Óleo sobre lienzo. Kemper Museum of Contemporary Art, Kansas City (Missouri).


BIENVENIDOS A TODOS Y TODAS. Este blog nace con la única pretensión de complementar y facilitar las tareas a los alumnos/as de Historia del Arte de 2º de Bachillerato del IES Torre de los Herberos de Dos Hermanas (Sevilla), así como hacer pasar un rato agradable a todos los amantes del arte. No tiene ninguna otra pretensión intelectual. De los textos es responsable el administrador del Blog, no así de las opiniones expresadas en los comentarios. Las imágenes o fotografías, videos y presentaciones están tomadas de internet mayoritariamente, citando la autoría siempre que ha sido posible; si en alguna de ellas no aparece, es por error o descuido, y ruego que me lo hagan llegar para subsanarlo. Casi todo lo que aparece en estas páginas es libre y abierto, y se puede descargar para otros fines, pidíéndose únicamente que se cite la procedencia.





viernes, 30 de abril de 2010

COMENTARIO DE EL ESTUDIO DEL PINTOR DE COURBET



ENCUADRE:

Obra:  El estudio del pintor. Museo de Orsay. París.
Autor: Gustave Courbet (1819-1877).
Género: Pintura al óleo. Óleo sobre lienzo (359 x 598 cm.). Tema alegórico.
Estilo: Realismo.
Cronología: Siglo XIX (1854-55). Francia.

ANÁLISIS:

Este cuadro (en francés, "L'Atelier du peintre"), que constituye la obra maestra de Courbet, es como un manifiesto del realismo; el subtítulo que le puso, "alegoría real de siete años de vida artística", así nos lo confirma. Representa su estudio de París, en el que dispone tres grupos: en el centro, él mismo pintando un paisaje, junto a una modelo desnuda; a la derecha, sus amigos; y a la izquierda, aquellos de los que dijo que "medraban con la muerte", no sólo sus enemigos y las cosas que combatió, sino también los pobres, los desposeídos y los perdedores.
El estilo de Courbet continúa siendo seguro y firme, mostrando un poderoso dibujo y un interés por las tonalidades oscuras inspiradas en el arte barroco que tanto admiró en su juventud, durante sus visitas al Louvre. Los colores que predominan en la composición son los colores ocres y el marrón. La iluminación impacta en la zona central, destacando el paisaje que pinta el maestro y la figura de la Verdad, quedando el fondo en semipenumbra. La luz entra por la derecha a través de una ventana: la luz ilumina a los que podríamos llamar «buenos» y la espalda de la modelo; esta luz es muy difusa y toma una coloración amarilla. El cuadro sigue siendo, no obstante, bastante oscuro, lo que proviene seguramente del hecho de que Courbet tenía la costumbre de pintar sus telas de negro para ir después poco a poco hacia los tonos claros. El cuadro del centro en el que trabaja el pintor, Courbet, su modelo y el niño, son los elementos que están mejor iluminados y destacan en el lienzo; el resto permanece en una pesada penumbra.
Gustave Courbet pinta con la materia, a la espátula, de manera iracunda, con golpes de pincel, de manera rápida, pero decidida; despreciaba el "acabado". Él mismo prefería parecer torpe o negligente, verse acusado por sus errores de perspectiva y de anatomía, la tiesura y aspereza de sus figuras, antes que confiarse a fórmulas o experimentos pictóricos complicados. Su estilo de apariencia oscura y contrastes lumínicos lo toma el artista de los estudios de los pintores españoles en el Louvre (Velázquez, Ribera y, especialmente, Zurbarán), pero también de Rembrandt o Van Dyck. Así, se aprecia la pincelada franca, vigorosa, brutal a veces, el gusto por la materia espesa y rica, por los tonos oscuros de los fondos, entre los que emergen, de modo sorprendente, las tonalidades claras y finas de cutis o vestidos: una afición, en fin, a no edulcorar la realidad, a no tratar de mejorarla en aras de una belleza preestablecida.


COMENTARIO:

Las figuras que aparecen en la pintura son representaciones alegóricas de varias influencias en la vida artística de Courbet. La intención de Courbet era hacer desfilar por su lienzo a toda la sociedad humana, de ahí el carácter simbólico de esta obra.
En una carta dirigida a su amigo, el coleccionista de arte, Alfred Bruyas, en diciembre de 1854, Gustave Courbet nos da la explicación y la interpretación de su óleo; el pintor manifestaba:
"Tiene treinta figuras de tamaño natural. Es la historia moral y física de un taller. Están todas las personas que me sirven y que participan en mi trabajo. La titularé primera serie, porque espero hacer pasar por mi estudio a toda la sociedad y expresar mis inclinaciones y mis repulsas. Tengo dos meses y medio para terminarlo y, por tanto, será preciso que vaya a París para hacer desnudos, de modo que en total me quedas dos días para cada figura. Usted se da cuenta que que no voy a divertirme (...) Ahora debería enviarme mi retrato de perfil y su retrato, los dos que he hecho en Montpellier, y la fotografía de la mujer desnuda de la que le he hablado. La pintaré detrás de mi silla y en el centro del cuadro. Después viene el retrato de usted y los retratos de los artistas que tienten ideas realistas".
En otra misiva escrita a su amigo el novelista Champfleury le  cuenta todo el proceso de ejecución de la obra y cuáles eran sus intenciones. En ella afirma:
 "Es la historia moral y física de mi taller, primera parte. Son las personas que me sirven, me sostienen en mi idea, que participan en mi acción. Son las personas que viven de la vida, que viven de la muerte. Es la sociedad en su cumbre, en su parte baja, en su parte media. En una palabra, es mi manera de ver a la sociedad, en sus intereses y sus pasiones. Es el mundo que viene a hacerse pintar en mi casa(...) Mostrará que todavía no estoy muerto, y el realismo tampoco".


Courbet se refería a su obra "El estudio del pintor", que él mismo había subtitulado "Alegoría real de siete años de vida artística". La pintura significa para numerosos críticos un manifiesto del Realismo, estilo que él tanto defendía y, curiosamente, representa la única obra alegórica de todas las realizaciones de Courbet.
La escena del lienzo se desarrolla en el estudio de Courbet en París y está dispuesta en tres grupos muy definidos:
-- En el grupo del centro, él mismo (arrogante y bien parecido y muy consciente de ello, tal y como demuestra en varios autorretratos), el artista pintando en el centro de la enorme tela (casi cuatro metros por seis), un paisaje luminoso, es decir, la realidad misma, la naturaleza, tal como es en las torrenteras abruptas del Franco Condado, región donde nació. Le mira pintar un niño de pie junto al bastidor; este niño con el pelo desgreñado (tal vez un pastorcillo de su región) representa la inocencia y la franqueza que Courbet prefiere frente a la opinión supuestamente culta. Es el símbolo de la sinceridad, a quien no cabe engañar con teorías estéticas. La mujer que aparece detrás del pintor, representa a la Verdad desnuda guiando el pulso del artista. Dicha modelo surge entre sus vestidos como la Verdad saliendo del pozo, y parece alentar y proteger su pintura (es la musa, la inspiración sin ropajes que le guía su trabajo). Por último, un perrillo debe ser el símbolo de la fidelidad.
-- A la derecha de la escena central, están representados los amigos del artista, las personas más queridas y respetadas por él,  que comulgan en sus ideas: Baudelaire leyendo, o la poesía; Champfleury (sentado en el centro), o la prosa, Proudhon, o la filosofía social, Promayet, o la música, Max Buchon, o la poesía realista; Bruyas, o el Mecenazgo. También aparece su amigo íntimo Urbain Cuenot. La pareja que mira a Courbet por encima del hombro, mientras se aleja, son los aficionados mundanos; la paraja que se abraza tras ellos representan el símbolo del amor libre.
-- A la izquierda de Courbet figuran las distintas clases sociales: en primer término, un cazador con sus perros, tras él un mago hindú, al lado una madre mendiga, un veterano de la Revolución francesa, un obrero y una irlandesa dándole el pecho a un niño (símbolo de la gran hambruna de 1845 en Irlanda. Es decir, los perdedores y explotados de la sociedad, los que permitían que sus enemigos vivieran y medraran. Más lejos, el cura, el payaso, el enterrador, la prostituta, el comerciante simbolizan a los explotadores del pueblo.
La figura que aparece en primer término vestido de cazador es Napoleón III, golpista y dictador en la práctica del Segundo Imperio francés. Creó un régimen represivo y económicamente insaciable al que Courbet, ferviente republicano, se opuso activamente y que acabó en sangrientos levantamientos populares.


Otros detalles a tener en cuenta del lienzo son: al fondo se intuyen las formas de dos cuadros del propio Courbet ("La vuelta de la feria" y "Las bañistas") que habían enfurecido a los críticos cuando se expusieron: en uno aparecen campesinos, y en otro, dos jóvenes bañistas. Entre las sombras, detrás del caballete, se aprecia la figura de un crucificado. Es un maniquí de madera de tamaño natural, como los que servían de modelo a los artistas convencionales. Esto se ha interpretado como que el cuadro sería así una especie de Juicio Final: justo entre los dos mundos,  el maniquí representa a San Sebastián atravesado por flechas: simbolizaría a la Academia o el arte académico, deplorado por Courbet y relegado a un segundo plano por el arte nuevo que nace en el caballete que preside esta vasta tela: un paisaje realista. Por el suelo se amontonan un sombrero chambergo con pluma, una guitarra, una capa y un puñal: el clásico utillaje del artista romántico. Courbet rechaza también a los románticos porque viven en el mundo de los sueños y las emociones, y no en el de la realidad. Sobre una mesa, a la izquierda del artista, se ve una calavera colocada sobre un periódico, inequívoca alusión de Courbet a los críticos, que contribuyeron decisivamente a moldear los gustos artísticos populares del siglo XIX. Por otro lado, tras el hombre que lee sentado en la mesa de la derecha, Baudelaire, junto al espejo, aparece la figura fantasmal de Jeanne Duval, su amante.
Cuando Courbet presentó esta obra a la organización de la Exposición Universal de París del año 1855 fue rotundamente rechazada. Aquel año Courbet, indispuesto con el jurado del Salón, inauguró una exposición particular en un barracón que había construido, con la ayuda de su amigo Bruyas, en un solar del Puente del Alma, frente a los recintos de la muestra oficial, y allí se exhibió este eneorme lienzo, junto a otras 40 obras del pintor,  que tuvo un considerable éxito de público y crítica.
Hoy en día, se considera que es un cuadro de fuerte valor emblemático, es una obra moderna y revolucionaria, en el sentido de que eleva su historia al rango de pintura de historia, así como sus ideas y conocimientos. Es considerado un gran modelo artístico, representativo no solamente de la obra de Courbet, sino de un movimiento artístico de pleno derecho, el Realismo. También expresa el deseo y el poder de proteger la forma y el color de las cosas contra la decadencia, lo que le valió a Courbet para ser clasificado como realista.
Las interpretaciones de este cuadro son múltiples pudiéndose encontrar tres niveles de lectura: el cuadro de género con el retrato de grupo, el paisaje y el desnudo; las personificaciones y las alegorías. La influencia  de "Las Meninas" de Velázquez es evidente: la composición, la atmósfera, la perspectiva, el gesto altivo del pintor... todo nos recuerda a la obra del gigante sevillano.

Con Courbert la pintura se vuelve definitivamente realista, hasta el punto que, ya en su tiempo, se confundía el término Realismo con el arte de Courbet. A través de su obra es como mejor podemos definir los paradigmas de esta tendencia.  En los temas se da un rechazo a la belleza arquetípica y se niega la creación de un mundo ideal al margen de la vida; se está a favor de la representación directa del entorno, la plasmación naturalista, antiacadémica y anticlásica, el trabajo y el trabajador como nuevo héroe, la vida al aire libre, la ciudad con sus calles, cafés y bailes, la mujer, la muerte. Realismo, según Courbet, significa afrontar la realidad prescindiendo de todo prejuicio filosófico, teórico, poético, moral, religioso y político. El pintor llegó a decir:
“Mantengo que la pintura es un arte absolutamente concreto y que sólo puede existir en representaciones de cosas reales y concretas…”.
Y en otro momento llega a afirmar:
"La pintura es un arte esencialmente concreto, no puede consistir más que en la representación de las cosas reales y existentes."
 La realidad no es para el artista distinta de cómo es para el resto de los mortales: es un conjunto de imágenes que capta el ojo. Pero si estas imágenes tienen que tener un sentido para la vida, han de convertirse en cosas, ser, por así decirlo, recreadas por el hombre. Courbet es el primer artista en darse cuenta de lo que significa "ser de su tiempo", es decir, de una época o sociedad que estaba desarrollando una industria y una técnica que cambiarían la faz del mundo.
Para Courbet, el trabajo del artista se transforma en el paradigma del auténtico trabajo humano, entendido como presencia activa del hombre en la realidad. El artista es el prototipo del trabajador que no obedece a la iniciativa, ni sirve a los intereses de un patrón, que no se somete a la lógica de la máquina. Es, en definitiva, el tipo del trabajador libre, que logra la libertad en la praxis del trabajo. Por ello, la pintura de Courbet es la frontera más allá de la cual se abre toda una nueva problemática que ya no consistirá en preguntar qué es lo que hace el artista con la realidad sino en la realidad.
Otros grandes pintores representativos del Realismo fueron los franceses Honoré Daumier, Fraçois Millet, Camille Corot, el italiano Giusseppe Palliza di Volpedo y el español Mariano Fortuny.



Fotografía de Gustave Courbet, del fotógrafo Nadar (Gaspard-Felix Tournachon).
G. Courbet. Autorretrato con el perro negro. 1842. Museo Petit Palais (Bellas Artes). Paris.

Gustave Courbet (1819-1877) fue el máximo representante del Realismo francés. Nació en Ornans, en el FrancoCondado (Francia) en 1819, hijo de una rica familia de terratenientes, trasladándose a París con 20 años y realizando en esa capital su formación artística, copiando obras en el Louvre y trabajando en la Academia Suiza. Caravaggio, Rembrandt, Velázquez y la Escuela veneciana fueron sus maestros, desarrollando un estilo naturalista aunque adaptado al siglo XIX, representando escenas de la vida cotidiana, retratos, desnudos o paisajes. Courbet fue un revolucionario de espíritu y formación, bastante comprometido; participó abiertamente en la Revolución de 1848, ganándose la reputación de artista peligroso, tanto por su actitud como por su pintura. Creía que el arte podría subsanar las contradicciones sociales. Siempre rechazó la idealización del arte, proclamando que sólo el Realismo era genuinamente democrático, debiéndose tomar como modelos a los campesinos y trabajadores. Era un hombre arrogante, algo engreído, muy seguro de sí mismo y de su arte, con cierto afán de provocación ("si dejo de escandalizar, dejo de existir"). Rechazó la medalla de La Legión de Honor, afirmando que quería morir "como hombre libre, sin depender de ningún poder ni religión".
Durante la Comuna de París (1870-71) se le encargó la administración de los museos de París. Tras la Comuna, el gobierno predecesor lo responsabilizó de la destrucción de la columna conmemorativa en la Plaza Vendôme. Fue encarcelado y le impusieron la multa de sufragar los gastos de la reconstrucción de tal monumento, por lo que decidió exilarse a Suiza en 1873.  En Suiza se dedicó a realizar, junto a una gran cantidad de colaboradores, paisajes suizos casi en serie para poder pagar al Estado francés la multa impuesta. Sería en Suiza donde fallecería Courbet en 1877, a causa del consumo excesivo de alcohol.
Su realismo y su necesidad de plasmar la vida concreta en sus lienzos se convierte en modelo de expresión de muchos pintores, iniciando el camino que seguiría Manet, Monet, Degas o contribuyendo a enriquecer la obra de Cézanne.

CONTEXTO HISTÓRICO:

El Realismo es una tendencia pictórica que desplaza al Romanticismo a partir de 1848 aproximadamente; se mantiene hasta 1875. Por tanto, es una especie de puente entre el Romanticismo y el Impresionismo. Hay varios factores que contribuyen a su aparición:
* Las transformaciones económico-sociales producidas por la Revolución Industrial, así como la implantación definitiva de los ideales burgueses.
* La difusión de la filosofía positivista de Comte, que defiende la experiencia y la observación como única fuente de conocimiento; influirá decisivamente en los avances científicos.
* El nuevo sentido práctico de la vida y la coincidencia de los artistas de los terribles problemas sociales de la industrialización.
* El cansancio provocado por las exageraciones románticas.
* El desencanto por los fracasos revolucionarios de 1848. El arte abandona de inmediato los temas políticos, como La libertad guiando al pueblo o La marsellesa, por los temas sociales.
Frente al exaltado idealismo romántico y sus deseos de evasión, los artistas defienden a la realidad concreta como auténtico fundamento del arte. Los artistas toman conciencia de los problemas que afectan a las clases obreras: la pintura se carga de contenido social y los pintores asumen el sufrimiento y las aspiraciones de la clase obrera.. El carácter polémico y de crítica social de muchas de estas pinturas hace que los artistas se aparten del llamado arte oficial propugnado por las Academias.
El Realismo reacciona contra los grandes temas mitológicos, históricos, religiosos, heroicos, que habían sido tratados con apasionamiento en el romanticismo (yano es necesario pintar a los héroes y dioses de la antigüedad o a los grandes personajes bíblicos para ser un gran artista). Se utilizan nuevos temas, especialmente los que se refieren a los problemas de la sociedad contemporánea con lo que la pintura adquiere, en muchas ocasiones, un carácter de denuncia político-social. Los personajes son tomados preferentemente de las clases sociales menos favorecidas: campesinos, obreros, emigrantes; es el mundo del trabajo en toda su miseria. Los temas tradicionales son tratados con todo realismo y objetividad: paisajes tomados del natural, hechos históricos del pasado o contemporáneos. Su preocupación por el enfoque real de los temas se ve favorecida por la aparición de la fotografía, que ayuda a fijar la imagen con mucho detalle.


G. Courbet. Le désespéré. 1843-45. Colección particular.
G. Courbet. Aurtorretrato con pipa. 1849. Museo Fabre. Montpellier.


Terminamos con un video donde se nos ofrece las principales obras del pintor francés.




13 comentarios:

CAROLVS II, HISPANIARVM ET INDIARVM REX dijo...

Excelente anàlisis Paco. Coubert no gran conocido para mì, pero sin duda sus pinturas son hermosas y enmarcadas, como dices, en un contexto històrico-polìtico complicado en aquella Francia de la segunda mitad del XIX.

Me ha encantado "Le désespéré", un cuadro que podrìa ser perfectamente de arte contemporàneo y colgar en un Reina Sofìa, me da sensaciòn de actual, como de avanzado de su tiempo.

Un saludo.

Cayetano dijo...

Todo un análisis excelente de la obra de Courbet, un innovador, un provocador... Precisamente por la obra que falta en esta selección, quizá excesiva para un blog escolar. ¿No?
Un saludo.

Diana de Méridor dijo...

Monsieur, es usted un poeta cuando habla de pintura: "pinta con la materia, a la espátula, de manera iracunda, con golpes de pincel, de manera rápida, pero decidida". Qué bella descripcion!

Tiempos mojigatos los del pintor, que ofendía con sus bañistas!

Feliz fin de semana, monsieur

Bisous

Almudena Martínez dijo...

La obra es un completísimo y bello análisis iconográfico y alegórico. Una exaltación de los valores de la pintura. Excelente el comentario del cuadro, Paco. He tratado de ampliar con el Photoshop la imagen de la pareja que conforma el "amor libre" y es muy hermosa. Qué romántica soy! Que tengas un buen fin de semana!

Cayetano dijo...

He de hacer una rectificación de mi comentario anterior. La obra provocativa a que hacía alusión no está en la relación de cuadros de la entrada pero sí en el vídeo: "El origen del mundo".
Saludos, don Paco.

Mónica dijo...

Hola Paco
desde que contactaste con mi blog y a partir de allí tuve la oportunidad de visitar el tuyo, me he convertido en una asidua visitante. Te felicito por tu trabajo y la solvencia del mismo, prueba de ello es esta entrada, fantástica!!
saludos desde Montevideo

clariana dijo...

Es uno de los pintores más importantes del realismo y me gusta mucho, tanto por los temas que trata, como por la forma de enfocarlos.
Es muy bueno el análisis que haces de sus cuadros, vendré con más tiempo a completar la lectura. Gracias por tus email. Saludos afectuosos.

Anónimo dijo...

Hola Paco!! Una entrada excelente y muy completa anigo. El análisis increible. Me gusta la muestra del video. PInturas muy bellas.
Besosssss

elena clásica dijo...

Un pintor extraordinario y creador de escuela. Me ha encantado el comentario tan detallado que has hecho de "El estudio del pintor". Sin duda, un genio absoluto. Como siempre un análisis impecable y lleno de amor por el arte.

Besazos.

casss dijo...

Estupendo. Vengo de lo de Calamanda y esa cara me resulta tan adherida a su blog... Tu reportaje magnífico y me deja pensando en las idas y venidas de las tendencias, del romanticismo al realismo, al expresionismo.. y hoy? habrá un exceso de romanticismo en las letras nuevamente por ejemplo? Estaremos huyendo de una realidad que nos oprime y en la cual vivimos tratando de mejorarla viendo cada día como se torna más y más difícil. Yo palpo esa necesidad de fantasear (siempre referido a las letras más que a la pintura) pero necesidad del adorno romántico del cual hasta hace un tiempo se prescindía totalmente.
La obra de Coubert me resulta más testimonial y evidente a partir de los precisos lineamientos que nos aportas. Por ello y como siempre, muchas gracias. (y perdón por mis divagues de día libre....jajaj)

Ccasconm dijo...

Este Courbet siempre desafiando al personal... Su forma de pintar, estilo y temática siempre despertaron reacciones adversas en sus contemporáneos que no concebían otro arte que el académico. Por ejemplo, en el entierro en Ornans varias figuras enlutadas se reunen en torno a un muerto...que no existe. No guardaba relación entre figuras y paisaje, sus pinceladas eran duras y atrevidas, empastadas y violentas, jugando con el contraste de colores, luces y sombras. En definitiva, un pre-impresionista en toda regla.

Un besito

Manuel Adlert Arcos dijo...

Es tan buena la entrada que me quedo sin palabras. Coubert siempre ha sido un referente para mi. La verdad es que, intuía que tarde o temprano, tocarías el tema, y en cierta medida lo esperaba. En una ocasión pinté un cuadro homenaje a Coubert, que contenía "El origen del mundo". Resultaba tan fuerte que no pude venderlo.

PACO HIDALGO dijo...

CAROLOUS II: Llevas mucha razón en la contemporaneidad del retrato "Le désespéré"; es una obra terriblemente actual y muy avanzada para su época. Es natural que la obra de Courbet no fuese entendida en su época.

CAYETANO: Creo que lo he dicho en el texto: Courbet es un provocador y un hombre al que le gusta el escándalo (decía que sólo seguía a Courbet). Si te refieres, como luego puntualizas, al "Origen del mundo", está en otras obras (con enlace) y en el video.

MADAME MINUET: No era precisamente Courbet un diplomático, a pesar de su formación burguesa. Era algo brusco en todo, hasta en su forma de pintar y aplicar los colores.

ALMUDENA: Está muy bien que seas romántica, es algo que no debemos perder nunca. Gracias por tus palabras.

MÓNICA: Como me halagan tus palabras. A mí también me gusta mucho tu espacio. Seguimos en contacto.

CLARIANA: Sí, Courbet es el máximo representante del realismo, ese fue su único afán: llevar la realidad al lienzo. Saludos.

GABRIELA: Courbet demuestra que la realidad también es bella y que no hay porqué transformarla ni endulzarla. Un abrazo.

ELENA: Sin duda alguna, Courbet es un pintor extraordinario y que abre muchos caminos. Gracias por tus exageradas palabras.

CAS: Es verdad que los que somos seguidores de Calamanda tenemos metidos en la retina "Le désespéré" y lo vemos raro fuera de su blog. Yo apenas había reparado en este autorretrato antes de conocer su blog. Y se me ha olvidado dedicarle esta entrada a Calamanda, por su admiración a Courbet. En cuanto a tu planteamiento, creo que no podemos ser extremos: debemos vivir con los pies en el suelo, pero con el grito en el cielo, es decir, necesitamos también la fantasía y la belleza.

CARMEN: LLevas mucha razón en todo lo que dices, Carmen. A Courbet le gustaba el desafío, necesitaba ser rechazado, pero admirado al mismo tiempo. Su otra obra maestra, "Entierro de Ornans" no fue entendida en su época. E influye totalmente en los posteriores pintores impresionistas, especialmente en Manet.

MANUEL: Gracias por esas palabras tan excesivas. Entiendo que te fuese difícil vender "El origen del mundo". Es un gran lienzo. Saludos.

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