ARTE TORREHERBEROS: INTRODUCCIÓN AL BARROCO
RICHARD ESTES. "Water Taxi, Mount Desert". Óleo sobre lienzo. Kemper Museum of Contemporary Art, Kansas City (Missouri).


BIENVENIDOS A TODOS Y TODAS. Este blog nace con la única pretensión de complementar y facilitar las tareas a los alumnos/as de Historia del Arte de 2º de Bachillerato del IES Torre de los Herberos de Dos Hermanas (Sevilla), así como hacer pasar un rato agradable a todos los amantes del arte. No tiene ninguna otra pretensión intelectual. De los textos es responsable el administrador del Blog, no así de las opiniones expresadas en los comentarios. Las imágenes o fotografías, videos y presentaciones están tomadas de internet mayoritariamente, citando la autoría siempre que ha sido posible; si en alguna de ellas no aparece, es por error o descuido, y ruego que me lo hagan llegar para subsanarlo. Casi todo lo que aparece en estas páginas es libre y abierto, y se puede descargar para otros fines, pidíéndose únicamente que se cite la procedencia.





jueves, 4 de marzo de 2010

INTRODUCCIÓN AL BARROCO

INTRODUCTION TO THE BAROQUE

Interior de la iglesia de San Luís de los Franceses. Sevilla.

Para comenzar, un buen video introductorio sobre la época y el arte del Barroco:



El Renacimiento fue agotando  su inspiración a partir de 1550. Entonces surgen los artistas manieristas, los cuales no tenían una capacidad creadora de primera magnitud. A fines del s. XVI o inicios del XVII se nota un cambio a todos los niveles y también artístico. Todas las artes plásticas se sentirán alteradas por igual y va naciendo una nueva mentalidad artística que, con el tiempo, acabará denominándose Barroco.
El término Barroco fue creado despectivamente en el S. XIX por los clasicistas, enemigos del recargamiento decorativo del S. XVII. En el s. XX se volvió a valorar el arte del Barroco pero no homogéneamente: se atacó la arquitectura barroca por ser bárbara y desproporcionada, pero se elogió sobre todo la pintura de Poussin o de Velázquez. La pintura fue el arte más importante del Barroco, instrumentalizándose mucho mejor que el resto de las artes.
El nombre “Barroco” surge en el lenguaje técnico de los joyeros portugueses, que aplicaban el término “barrôco” a la perla irregular, de contorno imperfecto, que engastaban en monturas de oro y plata. Para otros, "baroco" sería un silogismo lógico de gran complejidad. Será en la Francia de la segunda mitad del siglo XVIII, cuando adquieren por primera vez un sentido estético, pero de valoración negativa, calificándose al estilo como armonía confusa (Rousseau) o extravagante, irregular o desigual (Diccionario de la Academia Francesa). Durante el siglo XIX se mantiene esta acepción y juicio peyorativo y despectivo: Barroco es lo excesivamente complicado, ampuloso, recargado, por oposición a las normas clásicas que el arte del Renacimiento había definido y, que los degenerados artistas siguientes se habían encargado de corromper. Así, las voces “borrominesco” y “churrigueresco” son términos muy negativos. Para los ilustrados españoles, los retablos barrocos de Churriguera habían apestado los templos. Eran pegotes, emplastos, insignes mamarrachos; deformes maderajes, faltos de orden y concierto; ridículas fruslerías, mezquindades, armatostes de hojarasca, locuras rematadas de miembros bárbaros y monstruosos, abortos ridículos del arte.
La reivindicación del Barroco como un estilo propio, independiente y en oposición al Renacimiento se debe al historiador suizo Heinrich Wofflin, en su tratado “Renaissance und Barrock” (1888), quien aprecia la altísima categoría del movimiento. En España, hubo que esperar a 1908 para que Eugenio D´Ors iniciara la recuperación del Barroco, así como de Churriguera, arquitecto maldito.

José Benito Churriguera. Retablo Mayor del Convento de San Esteban. Salamanca.

 La cuna del Barroco vuelve a estar en Italia, exactamente en Roma, allá por el último decenio del S. XVI. La Roma contrarreformista desarrolló una política plástica contra los nórdicos luteranos. Este cambio provocó una inversión estética radical que fue el inicio del Barroco. De aquí pasó a las Cortes absolutistas de España y Francia, donde el Barroco fue un arte al servicio del poder real, instrumentalizado por la Iglesia católica y el Rey, y popularizado para tener bien amarrado al pueblo. En cuanto a su cronología, con frecuencia se ha articulado el arte barroco en dos etapas:
-- A) Barroco pleno o maduro, que abarca desde 1620 hasta 1680, coincidiendo con las explosión de la generación artística que ha nacido en el tránsito del siglo: Bernini, Zurbarán, Borromini, Velázquez, Van Dyck, Alonso Cano o Rembrandt.
-- B) Barroco tardío o Rococó; aquel que perdura desde el último cuarto del siglo XVII hasta 1750, consiguiendo su apoteosis en las cortes centroeuropeas de Viena y Praga.

Salón Gasparini del Palacio Real. Madrid.

En el terreno del contexto histórico y económico, siempre se ha catalogado al Barroco como el arte de la Monarquía absoluta y el arte de la Contrarreforma, así como el arte del Mercantilismo y la revolución científica mercantilista. El surgimiento de los grandes estados modernos en el siglo XVII y su fortalecimiento los lleva a una incesante lucha entre ellos por alcanzar su hegemonía. Podríamos resumir la situación europea del siglo XVII como un conjunto de estados entre los que se da una problemática que conduce al establecimiento de dos tipos de poderes:
A) Poder Real. En los países de fuerte poder real, el monarca actuará con el pueblo, como la iglesia con los fieles, le impondrá la obediencia ciega a través de la convicción que procede del deslumbramiento de sus palacios y edificios de gobierno; es el desarrollo del lujo y la propaganda real, que alcanza su cima en la corte francesa del Rey Sol, Luis XVI. El absolutismo traerá como consecuencia el establecimiento de una Corte y una administración inmensa, lo que hará aparecer un nuevo tipo de ciudad: la capital del estado. El diseño de estas nuevas ciudades volverá a potencia el urbanismo, como en Madrid, París o Viena.
B) Poder Papal. La Iglesia Católica, después del Concilio de Trento, irá renunciando a las naciones protestantes, pero establece una férrea disciplina moral en las que permanecen dentro del catolicismo. Actúa inteligentemente y convence con la evidencia de la posesión de la verdad. La pintura y la escultura reducen sus iconografías a unos temas que no demandan ninguna interpretación por parte del espectador. Al creyente, al pueblo se le dará todo hecho, pero con una teatralidad tan deslumbrante que, cegado por los múltiples decorados y el complicado lenguaje visual, no dudará más. Además, el poder moral y económico de la Iglesia Católica, en los estados que le son fieles, es enorme. Esto le hace ser el más poderoso cliente del arte.
Pero el Barroco no es sólo Contrarreforma. También fue el soporte plástico de la Reforma y también se dio en los países republicanos y protestantes, aunque con notables diferencias. Por eso conviene estudiar por separado los dos Barrocos, el católico y el protestante, porque al igual que las doctrinas religiosas, las dos artes se endurecieron y separaron radicalmente. Si en el Renacimiento era difícil a veces distinguir una obra flamenca de otra francesa o española hecha al estilo flamenco, en el Barroco resulta imposible confundir los dos tipos de arte en los que se dividió Europa.
Hay una estrecha relación entre el Barroco y el pensamiento racionalista que brota en esta época, por ejemplo el arte de Velázquez, es un arte racional hasta el extremo. Pero este racionalismo es diferente al del Renacimiento. El arte del Renacimiento es antropocéntrico, la apariencia natural de las figuras, la perspectiva, son elementos de un concepto del mundo como algo ordenado por Dios, pero que ahora, una vez creado por él, sigue sus propias leyes.  Por eso el Renacimiento es una arte sereno, proporcionado, armónico. El hombre sólo tenía que desentrañar ese orden perfecto y reflejarlo en su obra de arte.
Pero en el Barroco se realiza un descubrimiento filosófico fundamental, sobre todo por obra de Descartes: ahora la Naturaleza ya no es algo indudable, con un orden perfecto y universal. Es incluso difícil que algo exista tal y como se presenta ante nosotros. Lo único indudable para el Barroco es la conciencia, el pensamiento íntimo de cada hombre. Las cosas no tienen un orden prefijado e inamovible, sino que tienen el orden que el hombre les da cuando las ve. Esto es idealismo, también relativismo y sobre todo dinamismo frente a lo estético del Renacimiento. El artista no puede representar el mundo tal y como es sino tal y como lo ve. Por ejemplo un cuadro renacentista representa un conjunto de cosas tal y como las podría ver cualquiera, desde un lugar impersonal y abstracto, desde un enfoque geométrico de la perspectiva. Pero el cuadro barroco representa cosas conforme al punto de vista de un hombre, de una retina en particular. Un cuadro de Mantegna representa a hombres, árboles y cosas y todas con el mismo derecho y la misma pretensión de realidad. En un cuadro de Velázquez, se representan un conjunto de cosas, las cuales adquieren un grado de realismo diferente para el espectador. La perspectiva aérea selecciona objetos y personas de entre la realidad. Es así como el pintor barroco utiliza las ideas racionalistas del s. XVII.
Bernini. Éxtasis de Santa Teresa. Capilla Cornaro en la iglesia de Santa Maria della Vittoria. Roma.

 El Barroco expresa la lucha que la Iglesia Católica mantuvo frente al protestantismo. Tras el Concilio de Trento, la Iglesia hubo de emprender, junto con las órdenes religiosas (ahora muy importantes) la recuperación espiritual de Europa. El arte se contagia del espíritu religioso-combativo de la época (por los dos bandos), y el arte contrarreformista tendrá como característica más importante el amor a lo recargado y fastuoso, frente a la severidad y desnudez de la Reforma. Esta riqueza decorativa no fue sólo una perversión del gusto sino más bien una idea de lucha. La Reforma había desatado una campaña iconoclasta contra imágenes muy queridas por los católicos. La Reforma buscaba la popularización de su arte expoliando todo vestigio de superchería y de santurrería. Frente a eso, la Contrarreforma ataca apoyando la veneración de imágenes populares y multiplicándolas a la vez que crea todo tipo de aderezos ornamentales que buscan popularizar este arte, involucrar a la población en esta lucha contra el hereje.
Así, del Concilio de Trento de 1545 a 1563 nace el Barroco. Roma, España, los jesuitas y la Inquisición harían del Barroco una técnica de persuasión y de emociones religiosas por el arte. El arte se dedicará ahora a los fieles, a la masas y no a una selección. Contrarreforma = populismo o popularización del arte.
Por otro lado, entre el siglo del Renacimiento y el siglo de la Ilustración, el s. XVII es el siglo de la depresión, y no ya tanto artística sino económica y social sobre todo. Como suele suceder. la crisis general afectó al pensamiento y al arte. Pero también suele pasar que crisis económica no coincide con crisis artística sino todo lo contrario, el siglo XVII fue el Siglo de Oro para la Literatura y las artes plásticas españolas. Lo mismo ocurrió en el Helenismo griego o en la etapa final del Gótico. Pero es evidente que se produjo una crisis a nivel general y que ésta influyó decisivamente en el arte de todo el siglo. Se produjo una crisis demográfica (en 1700 había la misma población que en 1600). Se produjeron numerosas mortandades catastróficas en todo el siglo: en 1603 de peste y en 1630 de lo mismo. Se mezclan fuertes hambrunas que debilitan la población y sobre ella se ceba después la peste. A todo esto se suman las continuas guerras y sobretodo la guerra de los Treinta Años (1618-1648) que devastó el territorio de Alemania y Austria.
Hay también una crisis económica producida sobre todo por una serie de malas cosechas, estancamiento tecnológico en agricultura, bajos rendimientos. La crisis agrícola alimenta la crisis demográfica y viceversa. A su vez estas dos crisis generan una crisis industrial y comercial. Se acaba el oro y la plata de América y se estancan los precios, se degrada la moneda (plata por cobre) y entonces se acumula o se invierte en tierra, lo que produce una refeudalización de la tierra y de la sociedad entera.
Toda esta crisis de reacción en cadena produce a su vez una crisis social, una serie de revueltas que jalonan todo el siglo. La Refeudalización es muy fuerte en Europa del Este. Hay una falta de interés por las actividades comerciales o industriales. La nobleza se hizo cortesana y la burguesía también fue controlada por el Rey a través de los Municipios.
Revueltas de pobres en el campo, de burgueses empobrecidos en la ciudad, bandolerismo crónico en los caminos y alguna que otra revuelta de tipo político: La revolución inglesa, la Fronda en Francia, las revueltas en Cataluña, Portugal y Nápoles dentro de la Corona española, enfrentándose a la campaña de centralización del Estado y su fiscalidad, promovida por el Conde Duque De Olivares. A todo esto se sumó toda una serie de defectos políticos que profundizaron aún más la crisis: reyes poco preparados, excesivos gastos en la Corte, en la corrompida burocracia y en las constantes guerras europeas. Todo ello necesitaba de una fiscalidad elevadísima que arruinó Castilla, por ejemplo. En algunos países esto contribuyó al desgaste del poder absoluto del Rey (Revolución Inglesa o decadencia de los Austrias), pero en otros lugares el Rey reafirmó su poder preparándose así para entrar en el Despotismo Ilustrado del s. XVIII.
Toda esta inestabilidad demográfica, económica, social y política se refleja en el pensamiento y por tanto en un arte también inestable. El mundo ordenado del Renacimiento ya no existía y Europa se mueve en un torbellino de violencia que va a suponer también un arte más dinámico, antiestático. Todos estos cambios en el pensamiento, en la religión, en la economía y en la sociedad, suponen un trauma europeo que se trasluce en un arte bañado de dramatismos, exuberancia y teatralidad.


Rubens. Rapto de las hijas de Leucipo. 1618. 222 x219 cm. Alt Pinakothek. Munich.

Al agotarse a finales del XVII las posibilidades expresivas del clasicismo, es una vez más el genio italiano el que logra apuntar nuevas direcciones a la expresión plástica. De nuevo la sensación viene a suplir a la razón. A la obra equilibrada y racional del Renacimiento viene a sustituirla la expresión desequilibrada del barroco. En arquitectura se prefiere la línea curva y quebrada a la recta, aparece un repertorio de infinitas curvas: elipses, parábolas, hipérbolas, cicloides, sinuosidades, hélices, sustituyen al perfecto equilibrio del medio punto romano. Predominan los efectos ópticos rebuscados, lo anticlásico y lo artificioso, contrastes de masas, soportes delgados que soportan enormes volúmenes, fachadas que engañan interiores, contraposición de líneas cóncavas y convexas, claroscuros y frontones que se quiebran y se curvan, órdenes clásicos no respetados o inventados, iniciativas propias del artista que buscan efectos inesperados, monumentales, majestuosos. Los monumentos se cubren de estatuas en actitudes rebuscadas, dotadas de una plástica vigorosa y una exuberancia anatómica. Los frontones son curvos o mixtilíneos, los muros pierden el sentido plano y se curvan a la búsqueda de mil quebradas perspectivas y efectos luminosos. La tradicional planta rectangular da paso a plantas elípticas, circulares y mixtas. Se esquiva la frontalidad y la serenidad impasible del Renacimiento se sacrifica por el dinamismo. Todo ello es la representación plástica de una época transicional o de cambio.

Este arte produce una mutación del las formas artísticas para confundir al espectador, para confundir la realidad; pretende hacer ilusoria la realidad y encubrirla en un mundo de fantasía. Es un arte dinámico, movido, antiestático, representa lo provisional de la vida, lo fugaz, lo mutacional. Ya no es un mundo perfecto y quieto sino un mundo subjetivo que cambia conforme lo estamos mirando.
Se siguen empleando elementos del repertorio clásico pero mutándolos y dándoles funciones nuevas, retorciéndolos y dándoles más dinamismo. El Barroco es un arte retórico, de discurso, el arte de mezclar lo verdadero de lo probable para convencer al espectador. Es el arte por antonomasia del Absolutismo de Estado y de la Iglesia que se afirma ahora poderosísima. Este absolutismo hace que se use el arte como propaganda para inculcar en los súbditos la grandeza del rey o del Papa.


Podemos concluir afirmando que puede hablarse de cuatro tendencias simultáneas en el barroco:
1.- Arte barroco cortesano y católico, es el que se hace en las principales cortes europeas, por ejemplo la del Papa. Es un arte más sensual que conceptual, de carácter monumental y decorativo.
2.- Barroco clasicista, riguroso de forma, realizado por la Corte más absolutista de todas: la francesa, un barroco al servicio de Luis XVI.
3.- Barroco hispánico. Se da en España, Portugal e Hispanoamérica. Es un arte eclesiástico, extremadamente religioso, naturalista, efectista, teatral y muy simbólico, busca efectos en general y subyace en él todo un sustrato ideológico.
4.- Barroco de los países protestantes. Holanda y Alemania sobre todo. Es un arte sencillo e intimista, realista, cargado de simbolismos y destinado no al poder, sino a la sociedad burguesa. Lo que abunda es la pintura.

Creo que como introducción he dado demasiada información, ¿no?, ¿me ha salido algo extensa? Algo quedará...


4 comentarios:

Reprotel dijo...

Hemos coincidido en período de la Historia del Arte en nuestro post de hoy (Barroco).
Un saludo.
Marta

Julia dijo...

Me encanta el barroco como imagen, por lo excesivo, redundante, abigarrado, lleno, rebosante, una explosión de formas curvas que pelean por ocupar hasta el más mínimo espacio. El barroco es como una gran borrachera visual. Lo has enmarcado perfectamente. Como siempre, un placer leerte.
Saludos y hasta pronto.

Anónimo dijo...

Hola! Ante todo quiero agredcerte por haberte pasado por mi blog.
He leído el texto del barroco y me parece muy bueno. Creo que es un período muy interesate para estudiar ya que tiene muchas aristas.
Hace un tiempo leí que en el barroco predominaba una "profusión artística", y eso es lo que has descrito en este posteo.
saludos!!

Sofonisba Anguissola dijo...

El barroco y yo nunca nos hemos llevado bien, aunque sí me interesa desde un punto de vista historiográfico. En concreto me encanta leer los comentarios de los autores del XVIII (concretamente Ponz) y cómo despotrican contra las aberraciones barrocas españolas...

Estupendo artículo. Un saludo

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