EL ARTE PRERROMÁNICO MOZÁRABE

 Emeterius y Ende. Beato de Girona. Siglo X.

El arte mozárabe es uno de los tantos estilos que surgieron en el Occidente europeo tras la caída del Imperio Romano en el siglo V, en ese período que va del siglo VI al X, con  tantas peculiaridades bárbaras y regionales, tales como el arte visigodo, asturiano, carolingio, ostrogodo, otoniano o celta. 

La palabra mozárabe hace referencia a los cristianos que vivieron bajo la dominación musulmana. La rápida expansión del Islam por el territorio peninsular fue facilitada por la debilidad de las comunidades hispanovisigodas y por una política de pactos que los musulmanes hacían con los jefes locales. Pero esta conquista no supuso la aniquilación de la población hispanovisigoda, aunque sí produjo, obviamente, un proceso de islamización. Aún así, los grupos que, pagando más impuestos, deseaban seguir siendo cristianos en territorio islámico, pudieron hacerlo, pasando a llamarse mozárabes. Estos grupos mantuvieron una estrecha relación con los nuevos ocupantes lo que se manifestará en sus formas artísticas. 

 

 Exterior e interior de Santa María de Melque (Toledo). Siglo IX.

Pero no sólo son mozárabes los cristianos que viven bajo dominio musulmán sino aquellos que tras muchos años de vivir en Al-Ándalus emigran hacia territorios cristianos, bien por algunas persecuciones religiosas que se dieron en épocas de integrismo islámico o bien atraídos por las “cartas puebla” de repoblación realizadas por algunos reyes cristianos. Así se explica la dispersión de los monumentos mozárabes: predomina en Valle del Duero y en el alto Ebro, pero lo hay en el sur de Galicia, Cantabria Cataluña o Andalucía. Hay que tener en cuenta que no va a ser igual el arte mozárabe realizado en territorio islámico que el de repoblación, aunque ambos tienen pervivencias visigóticas mezcladas con influencias árabes.

Su importancia es grande por cuanto supone la introducción el mundo cristiano occidental de formas y técnicas orientales, al mismo tiempo que la ubicación de los principales centros del mozarabismo en las zonas de repoblación ha de ser importante, por cuanto será tierra por donde crucen los caminos de peregrinación románica.

La arquitectura mozárabe

A la dispersión de los monumentos mozárabes hay que añadir su falta de unidad artística aunque sí existen algunas características generales: utilizarán el arco de herradura, más cerrado que el visigodo, generalmente enmarcado en un alfiz, como en el arte musulmán, y a veces alternando la policromía en las dovelas del arco.  Utilizan también la bóveda de nervios de tipo califal y la gallonada, que se organiza en bovedillas, como los gajos de una naranja. Son característicos los aleros muy salientes, descansando sobre modillones de rollo, como cilindros. Si todo esto es de influencia islámica, los temas con los que adornan sus templos son visigodos.

 Exterior y planta de San Miguel de la Escalada (León). S. X.

Las iglesias suelen ser de tamaño reducido, aunque con estructuras complejas y con una gran variedad de plantas: de una o varias naves, de cruz griega o de planta basilical, etc. Los muros son muy gruesos porque tienen una función sustentante y en ellos se utilizan todo tipo de materiales: ladrillo, mampostería, sillares, dependiendo de las características de la zona.

En la España islámica subsisten únicamente dos edificios de importancia: la iglesia de Bobastro (Málaga), templo rupestre del siglo IX labrado en un peñasco, de tres naves,  y la iglesia de Santa María de Melque en Toledo, de planta de cruz griega; tiene arcos de herradura y bóvedas de cañón y su ábside, aunque exteriormente cuadrado, interiormente tiene planta en herradura. Ambas muestran claramente la huella visigoda y muy poca influencia musulmana, por lo temprano de su construcción. 

 Exterior e interior de San Cebrián de Mazote (Valladolid). S. X.

Pero el conjunto más importante de la arquitectura mozárabe está en Castilla-León. Aquí sobresale  la iglesia de San Miguel de la Escalada, monasterio construido cerca de León, hacia el siglo X, por los monjes cordobeses huidos de la represión religiosa que surge con la llegada del Califato, con Abderramán III y con Almanzor. Estos monjes aprovecharon los restos de una antigua iglesia visigoda. Tiene planta basilical con iconostasis y un magnífico pórtico lateral con arcos de herradura sostenidos por finas columnas. Esta iglesia destaca por su sencillez constructiva a base de modestas columnas corintias, arcos de herradura lisos y paredes lisas también. Domina la sensación de amplitud espacial gracias, entre otras cosas a su cubierta plana de madera. El espacio está compartimentado en tres volúmenes sucesivos y decrecientes: nave central, naves laterales más bajas (planta basilical) y un extraordinario pórtico lateral que se abre al exterior mediante una galería de arcos y columnas y al interior por una puerta que da acceso al crucero. Tiene un crucero inscrito en planta y tres ábsides de los cuales, el central está separado por la iconostasis preceptiva del rito mozárabe, formada por tres arcos de herradura.

 Interior de San Baudelio de Berlanga (Soria). S. X.

Este templo es una buena muestra de esa arquitectura de repoblación que va a extenderse por todo el noroeste peninsular. Así, San Cebrian de Mazote en Valladolid, tiene planta basilical y ábsides contrapuestos, con exedras en el crucero; Santa María de Lebeña (Cantabria), es interesante por sus pilares con columnas adosadas y acusando la influencia del arte asturiano, sobre todo en la cabecera con tres capillas rectangulares; Santiago de Peñalba en León, tiene una nave dividida en espacios independientes por su abovedamiento, así como ábsides contrapuestos; San Miguel de Celanova en Orense, formada por tres cuerpos, cubierto el central con bóveda de aristas y con arco de herradura y alfiz en el ingreso a la capilla mayor;  Santo Tomás de las Ollas en Ponferrada, cuenta con una interesante bóveda gallonada en la capilla mayor, lo único que se conserva. 

Otras iglesias mozárabes destacables son San Pedro de Lourosa en Portugal, San Baudelio de Berlanga en Soria, sumamente original por su planta cuadrada con una gran columna central en la que se apoyan los arcos de la bóveda, semejando a las ramas de una palmera, y la de San Millán de la cogolla (Logroño), de dos naves con interesantes bóvedas de crucería que han de influir en Jaca.

Iglesia de Santiago de Peñalba (León). S. X.

En tierras aragonesas destaca la iglesia subterránea de San Juan de la Peña, de dos naves. En Cataluña el mozarabismo catalán al fundirse con la influencia lombarda y con las formas de la tradición carolingia, ha de enlazar con las primeras construcciones románicas. Sobresalen la gran iglesia de San Miguel de Cuixá (Rosellón), de tres naves y original cabecera con gran capilla mayor exenta, así como San Quirce de Pedret o Santa María de Marquet.

La escultura

La escultura mozárabe es muy escasa, pues se reduce a un relieve de San Cebrián de Mazote, representando a dos individuos, bendiciendo uno, junto a la puerta de una ciudad, y a los relieves decorativos, con motivos geométricos, florales y animalísticos estilizados, en canceles, capiteles y modillones, de gran importancia por cuanto han de ser tenidos presentes en la creación de la escultura románica. En este aspecto, destaca la escultura en marfil procedente de San Millán de la Cogolla, los brazos de una cruz y un ara portátil, fuertemente influida por los talleres califales.

 Relieve de San Cebrián de Mazote. S. X.

La miniatura

Por último hay que destacar la miniatura mozárabe por ser la transmisora de este arte desde época visigoda hasta el románico, ya que crearon una serie de temas y tipos iconográficos que, después, pasarán a la pintura románica. Los monasterios mozárabes serán centros muy activos de miniaturistas, entre los que destaca el Beato de Liébana y su Comentario al Apocalipsis (Biblioteca Morgan de New York), redactado hacia el 776. Con este texto,  Beatus se proponía luchar contra la herejía del adopcionis-mo que sostenía un mozárabe ilustre: Elipando, obispo de Toledo. Debido al nombre del ilustrador de Liébana (Beatus), todos los códices con ilustraciones reciben el nombre de Beatos; se distinguen por la fuerte expresividad de sus fantásticas representaciones, muy alejadas del naturalismo clásico, por el intenso cromatismo y por las figuras diabólicas.

 Beatus. Imágenes del Comentario al Apocalipsis de San Juan.

Se considera a Magio como el miniaturista creador de esta iconografía, a quién corresponde el Beato Morgan (Nueva York) y el Beato de Tábara (AHN), que lo termina Emiterius, su discípulo, con figuras de brillantísimo colorido y gran fuerza expresiva. Emeterius y una pintora llamada Eude o Ende (la primera mujer artista reconocida), firmaron el año 965 el Beato de la catedral de Girona, uno de los más famosos por la fantasía desbordante de sus ilustraciones (muchas de ellas a toda página y hasta de doble) y por el apasionado expresionismo de sus figuras, unido a una cálida gama de colores: rojo, naranja, verde brillante y un hermoso amarillo limón. Las figuras de los Beatus contemplan el mundo con ojos tristes, como si desearan algo imposible, pero en todos los casos su fuerza es genial.

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Os dejamos con un breve pero interesante video sobre el arte mozárabe: