El Museo Nazionale del Bargello está ubicado en lo que fue el palacio del Capitán del Pueblo en la ciudad florentina. Su núcleo original se remonta a 1255 y fue construido, según Vasari, siguiendo el diseño de un tal Lapo, padre de Arnolfo di Cambio. Por tanto, su función desde su fundación fue la de albergar al Consistorio de Florencia. Se trata del bloque que da a la Vía del Proconsolo: la sede de gobierno más antigua de la ciudad.
Desde finales del siglo XIII hasta finales de 1502 el edificio fue la residencia oficial del Podestá, o sea el magistrado que gobernaba la ciudad y que debía ser, según la tradición, un forastero o no nacido en la ciudad. Alrededor de 1287 se construyó el mirador, la bellísima terraza que daba al patio donde a munudo el Podestá reunía a los representantes de las artes y de los gremios. El torreón, anterior incluso al edificio, albergaba la campana llamada Montanina, que sonaba cuando había que convocar a los florentinos en caso de guerra o asedio.
Donatello. David. Bronce (158 cm.). 1440. Museo del Bargello. Florencia.
En 1502 el edificio se convirtió en la sede del Consejo de Justicia y de la policía, cuyo jefe era llamado, precisamente, "il Bargello". En 1786, cuando el gran duque Pietro Leopoldo abolió la pena de muerte, todos los instrumentos de tortura fueron quemados en el patio. Las prisiones se siguieron usando hasta 1857, cuando fueron trasladadas al ex convento de las Murate. A partir de esa fecha empezó la restauración completa del edficio, realizada por el arquitecto Francesco Mazzei. La designación definitiva del Bargello como Museo de Escultura tuvo luar en 1886, cuando se celebró el quinto centenario del nacimiento de Donatello. Dos años después, el museo recibió la generosadonación de obras de arte góticas y renacentistas del anticuario francés Louis Carrand, al la que siguió en 1894, la de Constantino Ressman, embajador y coleccionista de armas. Giulio Franchetti donó al museo en 1907 su colección de tejidos, con ejemplares que van desde el siglo VI al XVII.
Pero el núcleo principal de todo el museo es la escultura del Renacimiento italiano.
Miguel Ángel. Baco. Mármol (184cm.). 1496-97. Museo del Bargello. Florencia.
Una de las salas más importantes es la Sala de Miguel Ángel, donde se exponen obras del gran artista del Renacimiento: el denominado Baco ebrio, esculpido en Roma entre 1497 y 1499; el medallón de mármol que representa a la Virgen con el Niño y San Juan Bautista niño, realizado en 1504 para Bartolomeo Pitti; el David-Apolo, una estatua de mármol iniciada en 1531; el Bruto, busto de mármol realizado hacia 1540. Además, alberga obras de Jacopo Sansovino, tales como el Baco, escultura de mármol realizada hacia 1520. Otras obras son el Busto di Cosme I de Benvenuto Cellini, de bronce; siguiendo con la escultura del siglo XVI, el célebre Mercurio, espléndido bronce de Giambologna, de 1564. Del mismo artista se pueden admirar las hermosas figuras de animales, también de bronce, ejecutadas para la villa de los Médicis en Castello aproximadamente en 1567, reunidas en el mirador.
Lorenzo Ghiberti y Filippo Brunelleschi- Sacrificio de Isaac para las 2ª puertas del Baptisterio de Florencia. Bronce dorado. 1401. Museo del Bargello. Florencia.
En 1886 el amplio salón, que un tiempo fue la Sala del Consejo Mayor, fue destinado a contener las obras de Donatello y de otros escultores del Renacimiento florentino: entre las obras del maestro Donatello, destacan el David, excepcional bronce realizado para Cosme el Viejo en torno a 1430: el David de mármol, considerado una obra juvenil; el Marzocco, emblema de la ciudad de Florencia; el Busto de joven, el Attis de 1440 y el Busto de Niccolò da Uzzano. Exhibe el Museo, también, los diseños del Sacrificio de Isaac que Lorenzo Ghiberti y Filippo Brunelleschi presentaron a la competencia convocada para la construcción de la segunda puerta del Baptisterio de Florencia (1401).
Importante es la Sala del Verrochio, que acoge desde 1873 obras toscanas de la segunda mitad del siglo XV, donde, obviamente, el artista mejor representado en ella es Andrea Verrochio. Entre sus obras, la más conocida es el David de bronce, que le fue encargado por la familia Médicis y que se yergue en el centro de la sala. Otros grandes escultores del Renacimiento representados en este museo son Bartolomeo Ammannati (entre otras, cabe destacar su Leda y el cisne), Antonio Rosselino, Baccio Bandinelli (Adán y Eva), Benedetto da Maiano y Francesco Laurana.
Lucca della Robbia. Tondo Cappuccini. Cerámica vidriada (terracota). 1475-80. Museo del Bargello. Florencia.
La colección de azulejos del Bargello debe gran parte de su esplendor al afán de coleccionismo de los Médicis. Gracias a numerosas contribuciones, incluso de coleccionistas modernos, la sala ofrece un panorama casi completo de la historia del azulejo italiano. Otras dos salas, además, están dedicadas a las terracotas vidriadas de Giovanni y Andrea della Robbia.
Donatello. San Jorge. Mármol (209 cm.). 1417. Museo del Bargello. Florencia.
Completamos la información sobre dicho museo florentino con algunos datos útiles:
Dirección: Vía del Proconsolo, 4. Florencia. Telf: 39 055 2388-606.
http://www.firenzimusei.it/00_español/bargello/index.html.
Horario: abierto de martes a sábados de 8,15 a 13,50; 2º y 4º domingo de mes: de 8,15 a 13,50; 1º y 3º lunes de mes: de 8,15 a 13,50. Cerrado 1º y 3º domingo de mes y 2º y 4º lumes de mes.
Accesos: autobus línea 23; Tren: Stazione di Santa Maria la Novella; automóvil: Parking de la Stazione di Santa María la Novella. Desde el aeropuerto Américo Vespucci en bus VOLA IN BUS hasta la Stazione Santa María la Novella.
Museo del Bargello. Sala de Miguel Ángel.
13 comentarios:
¡Que rabia Paco! Estuve en Florencia el año pasado y fue imposible entrar en muchos sitios, demasiada gente y colas interminables.
Besos
Buenos días Paco!
Bravo por la entrada! Menos mal que este finde voy a Milán y podré resarcirme con un poco de esa droga maldita llamada arte.
Los relieves de Ghiberti y Brunelleschi...¡qué recuerdos de la carrera! Tengo muchas ganas de volver a Florencia y repasar los Uffizi y entrar en el Bargello. Qué maravilla!
Un abrazo desde Madrid!
Ese museo me lo perdí cuando estuve en Florencia. Como era un viaje organizado sólo pude visitar el Museo de la Academia, algunos palacios por fuera y alguna que otra iglesia, como la de Santa María Novella y San Miniato al Monte. Para un día no estuvo mal.
Otra vez será.
Un saludo.
Los museos son mi obsesiòn. Cuanta maravilla!!
Hermoso.
Un abrazo.
Amigo, no me lo puedo creer, estuve en Florencia hace unos meses y creí haberme recorrido todos abolutamente todos los museos de la ciudad (y son unos cuantos) cuando me encuentro con que me falta el que usted comenta :-|
Tendre que volver, y con su entrada bien aprendida para la ocasión.
Un abrazo.
Buff! Algún día... aunque sólo sea por el David de Donatello!
Un abrazo, Paco
Sin duda, un museo digno de ver. Un saludo.
La foto publicada no es del Barguello, es del palacio Vecchio.
Excelente entrada, una más de esta serie "fiorentuna". Debo reconocer que nunca entré al Bergello, pero sin duda ver el Mercurio de Gianbologna valdría la pena...
Para cuándo la entrada sobre "Gli Uffizi"? :)
Un abrazo.
Quién pudiese estar en Florencia ahora mismo, en este Museo o en cualquier otra parte de la ciudad del síndrome de Stendhal. Fíjate que me da un pelín de miedo por si me pasa eso...
Saludos
No sabes como me gusta visitar museos. Este es imperdonable no visitarlo.
Creo que iré en el verano a Firenze.
Saludos
Para un amante del arte, Italia es como el paraíso, y a su lado España.
Un abrazo!!
Estupendo artículo sobre el Bargello. Entre los rincones conocidos de Florencia es uno de mis favoritos. El pasear por sus salas en unos de esos días fríos del Octubre florentino, donde sólo se escuchaban mis pasos y el de algún vigilante de las salas, que hacía que ese silencio absoluto la mente retrocediera en el tiempo allá por los albores del Renacimiento, dentro de esa inmensa y maravillosa arquitectura, donde tras caminar por las diferentes salas y quedar extasiada ante tanta maravilla y llegar a esa pequeña sala y encontrate con Constanza Buonarelli, es una sensación casi inexplicable que siempre quedará en mi recuerdo, aún con el paso de los años... quizás algo pareciodo a lo que Beyle sintió al estar rodeado de tan gran multitud de maravillas... Gracias, Paco, por haberme hecho recordar esos bellos momentos y mostrarnos esta maravilla que, a veces, al ritmo del turista, queda en el aire su visita, como sabemos. Ángeles Martín
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