Hospital de los Reyes Católicos. Siglo XV. Santiago de Compostela.
Tras analizar, en el anterior post, el origen y los recorridos principales del Camino de Santiago en la Edad Media, pasamos ahora a valorar las influencias y consecuencias de tal acontecimiento en el terreno histórico, cultural y artístico en Occidente.
Los grandes historiadores han puesto en duda y han rechazado la realidad histórica del Camino, llegando algunos, incluso, a negar la predicación del apóstol en España. Pero no es menos real históricamente la creencia colectiva en la leyenda de Santiago y en sus reliquias que causaron hechos históricos importantes. Su sepulcro en Galicia, cualquiera que sea su grado de verosimilitud pasa a un segundo plano historiográfico. La creencia generalizada durante siglos en la autenticidad de las reliquias jacobeas ha tenido consecuencias de carácter universal y local en todos los aspectos: religioso, cultural, económico y político, especialmente para Hispania.
Las naciones europeas, sobretodo aquellas por las que circulaban los caminos hacia Compostela, colaboraron en la construcción del camino aprovechando la red viaria de las calzadas romanas y uniendo vías principales con otras rutas transversales que pusieron fin al aislamiento e introversión de la Europa de la Alta Edad Media, conduciendo a los europeos a Santiago.
Para ayudar a los peregrinos con las donaciones de los reyes, nobles, ricos señores y órdenes religiosas se fundaron posadas, monasterios con hospederías (Santo Domingo de la Calzada, Sahagún...) y hospitales. En ellos se acogía de forma gratuita a los peregrinos, aunque no estuviesen enfermos, siempre que se hospedaran tres días. Ciudades como Burgos llegaron a tener hasta treinta y cinco hospitales, incluso Astorga tenía veintidós. Destaca también el gran hospital de los Reyes Católicos en Santiago, que a partir de 1953 dejó de serlo, aunque sigue guardando su tradición de hospedaje. Además, a lo largo del camino surgieron numerosos monasterios cluniacenses primero y, más tarde, cistercienses, así como de otras órdenes monásticas en Cataluña, Navarra, La Rioja, Aragón, Castilla, León y Galicia.
Para facilitar el camino se construyeron puentes, calzadas, ciudades, iglesias y catedrales que reafirmaron la religiosidad y la economía europea. Se fundaron órdenes militares y se tomaron medidas para garantizar la paz en el Camino de las estrellas y la seguridad de los grupos de peregrinos. Éstos se reconocían por su forma de vestir, con trajes de telar, capa con esclavina de color pardo, calzado fuerte, sombreros de ala ancha, una alforja y cayado. También acudían las comitivas eclesiásticas, nobiliarias y principescas que no faltaron a la cita jacobea, principalmente desde el siglo X al XV. Al regreso del viaje solían volver con las conchas, por eso, a los peregrinos se les denominaba "concheros".
Posteriormente, se promulgaron medidas protectoras que favorecieron a los peregrinos y comerciantes, que al amparo del itinerario del camino potenciaron un eje fundamental en el renacimiento económico de la Europa medieval.
A lo largo del Camino se asentaron los peregrinos con la ayuda de reyes y nobles que facilitan el paso por sus reinos necesitados de repobladores capaces de cultivar las tierras abandonadas y de artesanos que revitalicen la economía. Se establecieron ferias que fomentaban el comercio. Santiago tuvo una ferie y un mercado muy variado de productos llegados de Francia, Flandes, Inglaterra y de toda la Península. Este comercio impulsó el crecimiento de las ciudades, entre ellas, Burgos y León y nuevos núcleos de población como Trabadelo, Cacabelos y Ponferrada.
Muy importantes fueron las colonias de francos en la ruta del camino, incluso más abajo, en núcleos cercanos a la frontera, como Salamanca y Toledo. Los barrios de mercaderes y artesanos francos (franci, francigeni o francos en la documentación), que vivián agrupados tanto para ayudarse mutuamente como para facilitar a sus clientes las operaciones comerciales, también fueron designados por nombres específicos: vicus francorum, rua de Francos, etc. Así, sabemos que en Sahagún, bajo el señorío del abad, había una colonia de francos integradas por gascones, bretones, borgoñones, provenzales, lombardos e ingleses. Los estudios de la historia urbana de León y Castilla han insistido en la importancia que las actividades artesanales y comerciales de esta gente debieron tener en orden a estimular el desarrollo urbano y a la formación de un nuevo grupo social, la burguesía, así como las influencias o consecuencias que tuvieron sobre el mundo rural circudante. Así se explica la prosperidad obtenida por Burgos, que disponía de una línea de comercio que, a través de los puertos del Cantábrico, unía las tierras de Castilla con Flandes e Inglaterra.
Estas colonias de francos disfrutaron de privilegios jurídicos y fiscal, tanto por parte de los reyes de Navarra y Aragón, como por los de Castilla y Léon. Se concedieron privilegios a los franceses en Jaca, Estella, Puente la Reina, Logroño, Santo Domingo de la Calzada... A partir de Sahagún, un fuero especial permitía el asentamiento de pobladores de todos los países y de todos los oficios.
Monasterio de San Millán de la Cogolla. Yuso (La Rioja). S. XI.
Por la ruta jacobea también llegaron aires de reforma eclesiástica. En Castilla y León proliferaban las iglesias propias y comunidades monacales sin regla escrita, con la liturgia visigoda-mozárabe, donde todavía se escribía con letra visigoda, al margen de toda Europa. En una sociedad en avanzado proceso de feudalización, los reyes necesitaban del sostén de la iglesia, pero de una iglesia que además fuera fuerte y prestigiosa. Así, los reyes de Castilla llamaron a clérigos y monjes reformadores: los cluniacenses en el siglo XI y los cistercienses en el XII.
Los monjes negros benedictinos de Cluny impusieron cambios en la vida religiosa: se completó la red de parroquias con iglesias dependientes de la autoridad episcopal; se levantaron nuevos cenobios y, tanto éstos como los antiguos, adoptaron la regla benedictina; la liturgia romana pasó a ser la oficial, en detrimento de la mozárabe y la letra carolina desplazó definitivamente a la visigoda. También la jerarquía eclesiástica se profesionalizó más y alcanzó mayor autonomía del poder temporal. Sahagún, bajo la autoridad del abad Bernardo, se convirtió en el principal centro propagador de la reforma cluniacense en la península.
Si los cluniacenses destacaron como renovadores de la iglesia peninsular por la nueva espiritualidad que introducían y por ser los primeros vehículos de europeización de las tierras del Occidente peninsular, en el siglo XII los cistercienses fueron más importantes por las novedades económicas que introdujeron o propagaron. Su ideal de pobreza y retiro del mundo, paradójicamente, en un momento de empresas colonizadores, los convertirán en dueños de enormes dominios territoriales, destacando los monasterios de Fitero, Veruela, las Huelgas de Burgos. Los cistercienses, dedicados a la oración y el trabajo, colonizaron muchas zonas de la vieja Castilla, donde introdujeron métodos más racionales de cultivo: talaron bosques, crearon granjas habitadas por conversos que funcionaron a modo de granjas escuelas, controlaron con precisión los rendimientos, las necesidades y la población a la que se podía sostener.
También las peregrinaciones ayudaron a que se expandiesen las lenguas romances. Con ellas llegaron los juglares, cuya labor fundamental fue transmitir en lengua romance la cultura literaria de inspiración popular (albadas, cantos de romería, cantos de amigo y escarnio, romances). Junto a ellos, estaban los clérigos que difundieron el mester de clerecía, con obras de propaganda monacal, cantando las vidas de los grandes santos.
También a través del camino se introducen en la Península nuevas formas de arte: el románico. Surgieron las nuevas iglesias de peregrinación de influencia francesa y benedictina para acoger a los peregrinos, que se separan totalmente de las primeras iglesias lombardas (de una ancha. nave con cubierta plana de madera). Estas nuevas iglesias tendrán una gran nave central y tres o cinco naves laterales, con nave transversal o transepto, ábside semicircular, cubiertas abovedadas de piedra y deambulatorio o girola que recorre el altar, para que los peregrinos puedan adorar las reliquias en las capillas del ábside. La Catedral de Santiago es un ejemplo que conserva la estructura románica primitiva con deambulatorio y tribuna con tres naves.
Monasterio cisterciense de Santo Domingo de la Calzada (La Rioja).
En definitiva, la peregrinación fue una opción abierta a todos los cristianos, pobres y ricos, plebeyos y nobles, laicos y clérigos y tuvo un carácter temporal que la hace compatible con todas las ocupaciones, trabajos y funciones sociales.
Fue la forma de religiosidad renovada más extendida en el mundo medieval, no es una prerrogativa de clérigos, monjes y prelados, que hacen el camino como todos los demás, sin distinción de clase, nacionalidad o estatus cultural, siendo mayoritariamente laica, popular y multinacional. Grandes personajes peregrinaron a Santiago: Raimundo de Borgoña y Enrique de Lorena, el Cid Campeador, Luis VII de Francia, San Francisco de Asís o el Duque de Aquitania. La movilización peregrina explica la estrecha relación existente entre creencia, sociedad y economía. El ir y venir de miles y miles de peregrinos por los caminos durante décadas y siglos pone en circulación nuevas maneras de comprender el mundo medieval y su transformación, desde la religión a otros campos del pensamiento y el arte, desde el románico hasta los movimientos comunales, además del nuevo modo de vivir en las ciudades, del artesanado y del comercio, viajando lejos por promesa o penitencia, pero también para conocer otras tierras y otras gentes. Diferentes modos de creer, vivir y trabajar, que construirán Europa desde la sociedad civil. La Europa medieval fue edificada gracias al espíritu y la realidad de la peregrinación unida durante siglos con pueblos de lejanos lugares.
Terminamos dos videos de Artehistoria sobre puentes y hospitales del camino y como era la vida cotidiana de los peregrinos:
12 comentarios:
Aunque en todo esto del Camino de Santiago hay un componente religioso indudable: la unión de la cristiandad europea en torno al mítico o real apostol Santiago, no es menos cierto que también se da un paralelo fenómeno cultural, artístico y turístico. Además el Camino se ha convertido en un fenómeno popular donde participa gente de toda condición religiosa e ideológica. Se trata de un reto personal de superación, de encontrarse cada uno consigo mismo. Lógicamente esto va más allá de lo puramente religioso.
Un saludo.
Magnífico el recorrido y la descripción que nos está haciendo del Camino de Santiago. Me hace reflexionar especialmente este comentario "La creencia generalizada durante siglos en la autenticidad de las reliquias jacobeas ha tenido consecuencias de carácter universal y local en todos los aspectos" Efectivamente pienso que sea o no sea real la historia del sepulcro, es una realidad que la creencia de que allí estuviera el apóstol Santiago trajo a la hasta entonces "aislada" Iberia una oleada de conocimientos y cultura que influyó decisivamente en nuestro futuro como nación y en nuestra cultura, arte, política....
El Camino de Santiago contribuyó a formar el carácter de los reinos cristianos de la península, les insufló un nuevo aire y los conectó definitivamente con el resto de Europa.
Gracias por la entrada, muy interesante :-)
Por aquí o cerca pasa otra de las rutas jacobeas más conocidas: la Ruta de la Plata que recorre la senda entre Sevilla (o Cádiz) y Astorga (en su derivación de camino de Santiago, hasta Astorga). De hecho hay un pueblo que se llama La Calzada de Béjar que surgió al calor del camino y que posee un trazado muy característico. La calzada pasa justo por el centro del pueblo, en el cual se disponen las viviendas paralelas a la vía.
Un saludo
Con lo que nos contabas en la primera parte y ahora en esta, dan más ganas de coger la calabaza y la venera y hacer todo el recorrido. ¡Quién pudiera!
Un abrazo, Paco
Tan importante fue el camino y las obras en él realizadas para facilitar el tránsito que cuando algún impedimento obstruía el paso se armaban unos líos fenomenales, como cuando don Suero de Quiñones taponó con sus armas el puente de Órbigo, por amor a una dama, y no permitió el paso hasta cumplir una promesa. A este episodio de la historia se le conoce como “El Paso Honroso”. Cuento los detalles del mismo en un artículo con el mismo título, en mi blog.
Como siempre Paco, has escrito un estupendo artículo, pleno de erudición y a la vez didáctico. Un abrazo.
gascones, bretones, borgoñones, provenzales, lombardos e ingleses... qué cosmopolita era todo en una epoca con tan escasos medios de comunicación. Desde luego el camino de Santiago supuso toda una revolución en ese aspecto, y al mismo tiempo dio origen a una gran riqueza artistica.
Interesantisimo, monsieur.
Feliz domingo
Bisous
Hola Paco, paso solo un momento a saludarte, cuano tenga tiempo leeré detenidamente los post, que como siempre parecen de lo más interesantes.
Muchas gracias por tus palabras de apoyo, seguimos en la batalla.
Un abrazo y hasta pronto.
Lo cierto, y así lo has puesto de manifiesta con la claridad habitual, es que a lo largo de los caminos que van a Santiago, quedan jalones de arte, de historia, de transcurrir vital en definitiva de una riqueza que hay que preservar, conocer y disfrutar.
Un abrazo!!
Es un placer recordar y aprender con tu blog. Gracias. Un fuerte abrazo.
El "Camino de Santiago"!!
Que arquitectura.
Siempre es interesante pasar por aqui.
Un abrazo.
Coincido contigo: la presencia real de Santiago en España tiene poca importancia: la creencia y las migraciones posteriores son las que influenciaron de manera decisiva en España.
Abrazos, Paco
Hola Paco:
Las vías de comunicación siempre han sido el inicio de progreso en las zonas donde llegan, sean religiosas, económicas o de otra índole.
El Camino de Santiago no podía ser menos.
Saludos. Me han gustado muchos estos post del Camino. Habrá una tercera parte?
Saludos
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