Capricho nº 1: Francisco Goya y Lucientes. Aguafuerte y aguatinta. 1799
Áquí el pintor se retrata con sombrero de copa, como un hombre seguro de sí mismo que mira críticamente. Su mirada muestra el escepticismo que siente el pintor. Tenía 43 años entonces.
La genialidad artística de Goya no puede entenderse sin su faceta de grabador. En sus grabados desarrolla toda una libertad imaginativa y una expresividad a veces mucho mayor que en la pintura. Goya utilizó el grabado en virtud de las posibilidades comunicativas que le proporcionaba, pero también supo sacar partido a sus posibilidades técnicas. Goya empleará la aguja de grabar al aguafuerte, aunque no exclusivamente. Con ella raya la capa de cera que se encuentra sobre la plancha de cobre y después vierte ácido, que ataca el metal de la plancha al filtrarse por las hendiduras Así, las cavidades de la plancha absorben latinta qu se traspasa al papel. El método del aguafuerte es el arte de hacer rayas. Quien quiera crear zonas oscuras ha de practicar las rayas muy cerca unas de otras, o tiene que cruzar unas por encima de otras. En Goya, sin embargo, aparecen superficies no rayadas, sino grises o negras. Este efecto lo consigue gracias a la técnica, desarrollada poco antes en Francia, del aguatinta. Para conseguir distintos niveles de oscuridad en las superficies, estas se espolvorean con partículas minúsculas de resinas de distintas texturas. Por los espacios intermedios se introduce el ácido en la plancha, proporcionando una impresión de tonalidad homogénea. El fuerte contraste entre claros y oscuros, que permite el aguatinta, es lo que (además del dibujo) proporciona a esta estampa un efecto de especial brutalidad y desesperación. Todo ello le permite crear una iluminación dramática e inquietante heredada de la obra de Rembrandt.
Capricho nº 43: El sueño de la razón produce monstruos. Aguafuerte y aguatinta. 1797-98.
En este grabado se ve al artista con el rostro tapado, amenazado por pesadillas mientras duerme. Son pájaros extraños los que lo acechan, especies de murciélagos con caras de búhos o lechuzas. Todo ello crea una atmósfera indefinida, misteriosa e intranquilizadora.
En sus retratos, Goya muestra a los ricos y a los poderosos, a los que marcan las pautas en el país y en la sociedad; son rostros que forman parte de su entorno, de su mundo exterior. Sin embargo, desde 1793 también cede a sus visiones, a las fantasías de sus temores, a las imágenes que surgen de su interior. El desencadenante de esta nueva visión es una enfermedad contraída en 1792 en Andalucía que le lleva al borde de la muerte y que le deja como secuela la sordera. Así empieza a hacer cuadros de pequeño formato "en los que he logrado hacer observaciones a que regularmente no dan lugar las obras encargadas, en que el capricho y la invención no tienen ensanche" (declara en carta al Vicedirector de la Real Academia de Bellas Artes). Estas obras serán naugragios, incendios, interiores de manicomios... ("Un fuego de noche", "Corral de locos"...). El camino para la serie de Los Caprichos está trazado.
Desde 1771 Goya había publicado ya algunos grabados ("Huida a Egipto", una serie de estampas sobre cuadros de Velázquez en 1788 y algunos otros sueltos entre los que hay que mencionar "El agarrotado", de 1778-1780, es con Los Caprichos con los que Goya inicia el grabado romántico y contemporáneo con una serie de carácter satírico. El 6 de febrero de 1799, el Diario de Madrid anunciaba la venta de una serie de grabados de Goya, que recibió el nombre de Caprichos. El Grabado que debería encabezar esta serie se titulaba "El sueño de la razón produce monstruos", y en él se ve al artista dormido en su puesto de trabajo amenazado por pesadillas, con unos murciélagos con cabezas de lechuzas. Por su mismo título, "Los Caprichos" hacen referencia a fantasías muy personales, quizá incluso lúdicas, que nadie debía tomar en cuenta. Sin embargo, su anucnio en el Diario de Madrid también promete "la censura de los errores y vicios humanos... extravagancias y sesacietos que son comunes en toda sociedad civil". Se cree que este anuncio fue redactado por el dramaturgo Leandro Fernández de Moratín, amigo del artista, y que, entre otras cosas, tenía por objeto defender a Goya de posibles ataques o censuras por sus críticas.
Capricho nº 8. Que se la llevaron. Aguafuerte y aguatinta. 1797-98.
Este grabado muestra una de las acusaciones más impresionantes de Goya contra la violencia de las mujeres. Dos hombres agarran a la fuerza a una mujer. Los hombres son anónimos: van totalmente cubiertos, con caras en negro; el que va detrás lleva un hábito de monje. Sólo se detalla el rostro de la mujer. Pero negro está el cielo y el paisaje vacío. El fuerte contraste entre claros y oscuros que permite el aguatinta, proporciona a esta estampa un efecto de especial brutalidad y desesperación.
Originariamente se había previsto que la estampa del artista dormido, atacado por los fantasmas de la noche, abriera la serie de los Caprichos. Sin embargo, Goya antepone un Autorretrato con sombrero de copa, laefigie de un hombre seguro de sí mismo que mira críticamente. No siempre se puede decir claramente si el artista quiere apartar de sí, con un trazo satírico, todos los errores y vicios humanos, extravangcias y desaciertos, o si se siente víctima de ellos.
Ya en el siglo XVIII estaban muy extendidas las representaciones satíricas de la sociedad. Así, William Hogarth en Gran Bretaña, uno de los grandes maestros de la sátira, puso en la picota las elecciones inglesas, la fatal influencia de la ginebra o las consecuencias de los matrimonios forzados (ver la excelente entrada sobre Hogarth y "El matrimonio a la moda" en el blog de Calamanda). Pero Hogarth siempre se mantiene a distancia; sus escenas parecen representarse sobre las tablas de un teatro. En Goya falta la rampa que conduce al escenario. El observador se encuentra en medio de lo que sucede, en medio de lo criticado y censurado.
Capricho nº 37. ¿Si sabrá más el discípulo? Aguafuerte y aguatinta. 1799
Capricho nº 39. Hasta su abuelo. Aguafuerte y aguatinta. 1799.
En estos dos grabados el pintor critica tanto a los maestros incultos y de escasa preparación, como a los hidalgos, que tratan de buscar su nobleza donde no la hay. En el primero ¿Acabara sabiendo más el alumno que su profesor? No. Todos acabarán como lo que son: jumentos, asnos. Por mucho empeño que se ponga -viene a decir Goya-, de donde no hay, no se puede sacar. En el 39 Goya caricaturiza el orgullo de los hidalgos, un estamento al que pertenecían medio millón de 10 millones de españoles. Al no trabajar se había empobrecido, y lo único que tenían eran su serie de antepasados. Vaya mérito: todos serían burros.
Los Caprichos lo componen una serie de 80 grabados, realizados por el pintor aragonés entre 1793 y 1796, tras muchos dibujos preparatorios, que representan una sátira de la sociedad española de finales del siglo XVIII, sobre todo de la nobleza y del clero. Nos muestra lo negativo de la sociedad, ridiculiza los defectos y los vicios, reproduce la prostitución, la brujería, el anticlericalismo, la injusticia social, el abuso de poder sobre los débiles, la ignorancia. En suma, arremete contra la sinrazón, la superstición y la injusticia; lucha contra los convencionalismos y las tradiciones, anhelando una sociedad libre , una sociedad mejor, en la que los seres humanos puedan vivir en paz, sometidos al imperio de la justicia y a las luces de la inteligencia crítica (todos los ideales de la ilustración y de los afrancesados). En la primera mitad presentó los grabados más realistas y satíricos criticando desde la razón el comportamiento de sus congéneres. En la segunda parte abandonó la racionalidad y representó grabados fantásticos donde mediante el absurdo mostró visiones delirantes de seres extraños. Está claro que el carácter de pesadilla, de mundo cerrado, es nota común a toda la serie. Es díficil hacer una clasificación de temas o de personajes de la serie. Aparecen muchas brujas, duendes, petimetres, prostitutas, frailes, burros, ancianos y ancianas... Por otra parte, la caracterización de estos tipos es bastante abstracta y en algunos casos difícil la completa identificación del personaje: el sexo de brujos y brujas, de duendes...
Especialmente es dura la crítica contra los hidalgos. En esa época el mero hecho de que una persona pueda nombrar a sus ancestros se consideraba como pertenencia a la nobleza, lo que a su vez es suficiente para no trabajar, al menos manualmente. Casi el 15% de la población se consideraba parte de la nobleza y se sustraía al trabajo productivo. Goya los representa como burros, que ojean álbumes de familia donde sólo aparecen burros, o sentados sobre los hombros de los jornaleros, a quienes empujan hacia el suelo con su gran peso. También, en aproximadamente una docena de estampas, Goya ataca a frailes, clérigos, a los funcionarios de la Inquisición; para él son figuras a las que odia, mientras que él se sitúa claramente al lado de los ilustrados. Sobre todo le solivianta que los clérigos fomenten la superstición.
Capricho nº 13. Están calientes. Aguafuerte y aguatinta. 1797-98.
Aunque probablemente Goya fuera cristiano creyente, odiaba a los muchos que , entre los 60.000 religiosos españoles, se aprovechaban del trabajo de los otros, clérigos codiciosos que seducían a la superstición, y sólo se preocupaban de comer y tener el estómago caliente.
Consciente del riesgo que asumía y para protegerse, dotó a algunas de sus estampas con rótulos imprecisos, sobre todo las sátiras de la aristocracia y del clero. También diluyó el mensaje ordenando ilógicamente los grabados. De todas formas, sus contemporáneos entendieron en los grabados, incluso en los más ambiguos, una sátira directa a su sociedad y también a personajes concretos, este último aspecto el artista siempre lo rechazó.
En 1799 Goya pone a la sere a la venta: "Se vende en la calle del Desengaño, 1, tienda de perfumes y licores, pagando por cda colección de 80 estampas a 320 reales". El precio era altísimo, ya que debe tenerse en cuenta que un kilo de pan costaba 6 reales. Pocas días después deja de venderlas, posiblemente por presión de los grupos y personas que se sienten atacados, sobre todo los clérigos: no está claro si la Inquisición los retira, o lo hace el mismo pintor por media a aquella. En 1803, Goya regala los ejemplares que le han quedado, y también las planchas, al rey que los remite a la Imprenta Real (la Real Calcografía; allí siguen estando hoy). Que el Rey adquiriera las planchas se debió, seguramente, a una idea de la reina y de la Reina, que estimaban altamente al pintor. Con la compra lo que hacían era protegerlo. Sólo a mediados del siglo XIX, tras la muerte de Goya, se imprimirán por segunda vez los Caprichos completos. Las series de grabados, y no de lienzos, son los que cimentarán la fama de Goya en Europa, y serán la base de inspiración para los artistas románticos, con Delacroix a la cabeza.
Capricho nº 24. No hubo remedio. Aguafuerte y aguatinta. 1797-98
Los condenados por la Inquisición se presentaban al público con un capirote. Así se pasea a esta supuesta bruja, con el pecho descubierto y ante el escarnio y la mofa del pueblo. Pobre mujer, entre espectadores rudos o pasivos y alguaciles con cara de perro que le darán de vergajazos. Una ignorancia sobre otra.
Como reflexión final, dejamos las observaciones que Baudelaire hacía sobre los Caprichos:
"Rostros astutos, hipócritas, afilados y malvados como perfiles de aves rapaces (...), brujas, aquelarres, diablerías, niños asados en el espetón, ¿qué se yo? todas las disoluciones del sueño, todas las hipérboles de la imaginación, y luego todas esas españolas blancas y esbeltas que ciertas viejas perpetuas lavan y preparan para el aquelarre o para la prostitución de la tarde, ¡el aquelarre de nuestra civilización!.
Capricho nº 16. Dios la perdone. Y era su madre. Aguafuerte y aguatinta. 1799.
Aquí vemos a una mujer jóven que con gesto altivo desprecia a una pobre vieja, que se le acerca y le pide limosna. La jóven se fue de casa, hizo dinero fácil con su cuerpo y despachó a la mendiga que le pidió un auxilio con una moneda y la frase de rigor: un simple deseo que nada vale. Sin advertir que era su madre.
Capricho nº 61. Volaverunt. Aguafuerte y aguatinta. 1799.
Capricho nº 20. Ya van desplumados. Aguafuerte y aguatinta. 1799.
Para terminar, podemos ver una secuencia de la película de Milos Forman "Los fantasmas de Goya" (2006), donde queda muy bien explicada la técnica de Goya para hacer sus aguafuertes.
Para ver todos los Caprichos y un breve análisis de cada uno, pinchar aquí.
Quiero dedicar esta entrada, hoy 14 de abril, a todos los que tengan espíritu republicano, y también a los que no lo tengan. Salud para todos/as.
11 comentarios:
Goya es siempre un genio. Para mí, son imprescindibles sus grabados, así como las pinturas negras. El Goya amable de los cartones para tapices ocupa un segundo lugar, honorable eso sí: eran pinturas de encargo. Esa es la diferencia.
Saludos.
Los Caprichos son, para mí, una de sus obras maestras. Sin embargo, para comprender lo que quiere decir el maestro en muchas de ellas hay que tener un conocimiento pleno del contexto en que se realizan, el pensamiento político y social, la influencia de la Ilustración, la fuerte presencia de la Iglesia y de la superstición en las mentalidades. Todos los dibujos retratan a la perfección esa España del siglo XVIII, encerrando en sí mismos lo que podría ser y no es. Para ello es también capital comprender las ideas de Jovellanos.
Por ejmplo, de él parte la idea del "Sueño de la razón". Para mí puede también ser explicado como que la ignorancia (el sueño de la razón) provoca el miedo al cambio (político, social...), relacionado también con las creencias religiosas que sumen a la sociedad en la superstición.
Muy interesante es también el grabado del hidalgo y sus ancestros, símbolo de que el poder político está en realidad en las manos inadecuadas. Hay que tener en cuenta que Goya y sus amigos (Moratín, Jovellanos, Meléndez) eran firmemente demócratas, influenciados por la Revolución Francesa e incluso declaradamente "afrancesados" durnate la guerra de Independencia. Moratín y Goya acabarían sus días en Burdeos, Jovellanos sería encarcelado.
Y no escribo más, que me enrollo mucho, jejej
Un besazo
Excelente entrada amigo Paco...esta serie de litografías de Goya siempre me han apasionados pues reflejan a la perfección la sociedad española de la época con todos sus fantasmas y miedos, además nos permiten ver todo aquello que perturbaba la mente del genio aragonés.
Un saludo.
Hola Paco: muy interesante tu entrada sbre las estampas de Goya. Y especialmente acertada la inclusión del video-fragmento de la película "Los fantasmas de Goya".
Yo soy grabador y he aprendido del mismo algo nuevo: la fórmula para ubicar en el "registro" el papel semihúmedo sobre la plancha, sin necesidad de hacer marcas.
Aprovecho para comentar que hace una década realicé un cursillo de calcografía en Fuendetodos, en la casa natal de Goya, que además de Museo tiene una tiendecita muy coqueta y en la misma adquirí dos obras de Los Caprichos en versión "laig", pero con la huella de estampación y calidad del papel similar a los originales. Lo comento esto por si alguien desea tener en casa un "grabado" de Goya, su precio actual puede que no supere los veinte euros. Posiblemente se los envien contra reembolso, es cuestión de indagar.
Agradecerte tus artículos, a los que accedo con cierta periodicidad. Evaristo Hurtado
Hola Paco, empiezo por el final: la dedicatoria, gracias por la parte que me toca. Después, el vídeo, me ha hecho recordar las clases de grabado de la Facultad. El grabado es una técnica muy gratificante, delicada, para los minuciosos, siempre es emocionante esperar el paso del tórculo y descubrir cómo han quedado las imágenes sobre el papel.
Respecto al tema que tratas hoy, Goya encontró con los grabados un instrumento en el que se sintió libre de presiones, asombra la modernidad de los temas, del trato a los personajes, en eso fue verdaderamente afortunado, y mucho más el público que a lo largo de los años lo hemos podido disfrutar.
Gracias por explicarnos tan bien este tema, he leído cosas que desconocía, como siempre.
Saludos y hasta pronto.
Hola Paco, te agradezco mucho el comentario que has dejado en mi blog, ya que todavia no soy profesora, sino opositora, y preparo el blog para la defensa de mi programación y unidades didácticas. Me has dado muchos ánimos para seguir con mi tarea al mencionar la calidad de las actividades que preparo y por supuesto son actividades para compartir con todos los profesores que tan buena labor haceis por la blogosfera.Un saludo y pásate por el blog cuando quieras (ya he puesto lo de seguidores).
Curiosos caprichos los de Goya, sumamente criticos. Debio de despertar las iras de mas de uno, desde luego.
Siempre me ha gustado especialmente el que lleva la inscripcion de "el sueño de la razon produce monstruos". Me impresiona desde niña, y me ha hecho reflexionar sobre esa frase muchas veces.
Feliz fin de semana, monsieur
Bisous
CAYETANO: Goya es goya, irrepetible. En sus grabados, y especialmente en los Caprichos, es donde saca su mundo interior, sus fantasías, sus recreaciones oníricas que le atormenta... Es el Goya más auténtico y el verdadero precursor del arte contemporáneo.
CARMEN: Llevas mucha razón en todo lo que dices: es imprescindible conocer el momento histórico de cambio de mentalidades para conocer la personalidad y la temática de Goya. Es muy acertada tu interpretación del Sueño de la Razón, la comparto totalmente. Muchas gracias por tus aportaciones.
CAROLUS II: Sé que le gustaría esta entrada de Goya. Es verdad que el maestro nos deja una auténtica semblanza de la sociedad en la que vive, así como todo lo que le molesta de ella y detesta y desea cambiarla.
EVARISTO: Muchas gracias por pasarte por aquí de nuevo y celebro que te haya gustado el fragmento de la película. A mí también es lo que más me gustó. Gracias por el detalle de la casa-museo de Goya, por si alguién quiere adquirir un grabado del aragonés.
JULIA: Así es, los caprichos son todo un reflejo de su personalidad y de las circunstancias que le tocó vivir. Bienvenida.
CLARA: Ya te dije que tu blog es muy bueno y tienes unas actividades y entradas muy bien escogidas y acertadas. Que tengas suerte y que pronto seas una compañera más.
DAMA MASQUÉE: A mí también me impresionó ese grabado desde que lo ví la primera vez. Bisous.
Querido Paco:
Una bellísima y excelente exposición sobre los Caprichos de Goya, siendo una obra tan precursora, valiente e inquietante. Dentro de un universo tan personal, en los Caprichos, Goya nunca se olvida de clamar ante la injusticias y de denunciarlas con todo el dolor de la visión de un artista y con su sensibilidad exquisita.
Me conmueve y me sacuden en un rapto los Caprichos.
Paco, oportuna es la dedicatoria tratándose tu entrada de un autor tan comprometido y tan luchador contra los horrores de la sociedad.
Así, que recojo ese espíritu republicano y lo celebro contigo:
¡Salud y República, compañero!
Hola Paco. Te cuento que por estos días en Montevideo están en exhibición "Los Caprichos" de Goya. Una gran oportunidad para acercarnos a una de las series de grabados más importantes del maestro aragonés. Realicé una entrada en mi blog comentando la muestra y agregué un enlace a esta excelente entrada de tu blog.
te mando mis saludos y te felicito por tu trabajo
Hola Paco, este espacio de Goya es impresionante, a parte de porque es uno de mis artistas favoritos por este ultimo video de los gravados de Goya es muy curioso, me he quedado impresionada al verlo que envidia de artista,bueno aunque todos los artistas son dignos de envidia.Verdad¿?^^
Bueno Adios!!^^
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