Autorretrato con nimbo. Óleo sobre lienzo (79,5 x 52 cm.). 1889. Galería Nacional de Washington
Paul Gauguin es uno de los grandes pintores de finales del siglo XIX que, partiendo de la pintura impresionista, abrirá nuevos caminos en la historia del pintura contempránea. Por la agresiva utilización del color se le puede considerar un antecesor del fauvismo y del expresionismo. Sus temas llenos de símbolos y de significados origina la pintura de los Nabis e influye directamente en la pintura simbolista. También influye en la pintura Naif del siglo XX, por la utilización que hace de lo primitivo y por sus incursiones en los primitivos egipcios y en su culto al bizantinismo, los mosaicos, las vidrieras y las miniaturas.
En esta y en sucesivas entradas, intentaremos conocer la vida y la obra del genial pintor francés.
Eugéne-Paul Gauguin nació en París, en el barrio de Montmartre el 7 de junio de 1848. Por parte de su madre, Aline Marie Chazal, descendía de la nobleza española (Tristán de Moscoso), que se había trasladado a Perú en la época de la conquista de América. Su abuela materna fue Flora Tristán, destacada socialista utópica y activista por los derechos de la mujer. Su padre era un periodista de ideas republicanas, Clovis Gauguin, que por sus opiniones tuvo que abandonar París en vísperas del golpe de estado de Luis Napoleón en 1849. Así, la familia partió a Lima, pero en el transcurso del duro viaje, el padre sufre aneurisma y muere. Aline Gauguin, con sus dos hijos, Paul y Marie (dos años mayor) se aloja en la mansión campestre de su tio don Pío Tristán (muy bien posicionado, ya que un familiar era Presidente de la República), donde el pequeño Paul pasa su infancia en una situación de bienestar hasta los siete años. De esa infancia opulenta y casi tropical le quedaría una nostalgia infinita, que justificará sus posteriores viajes. Gauguin afirmaría después: "Tengo una notable memoria visual y todavíarecuerdo aquella época, nuestra casa y diversos acontecimientos; recuerdo el monumento de la Presidencia, la iglesia con la cúpula toda de madera tallada (...); vuelvo a ver a nuestra negrita que nos llevaba a la iglesia a rezar. Vuelvo a ver a nuestra sirvienta china, que sabía planchar tan bien".
El Sena con el puente del Jena. Óleo sobre lienzo (65 x 92 cn,). 1875. Museo d´Orsay. París.
Desnudo de mujer cosiendo. Óleo sobre lienzo (115 x 80 cm.). 1880. Ny Carlsberg Glyptotek. Copenhague.
De regreso en Francia (tras un golpe de estado en Perú), la familia Gaugin vive como exiliados y recurre al abuelo de Gauguin que vivía en Orleans. Mientras, el joven Paul pasó por el Seminiario de Orleans, siendo un mal alumno, siempre huraño y hosco, ya que el mundo de la escuela le esclavizaba, mientras él soñaba con un mundo más abierto. Mas tarde, se enrola en la marina mercante como marinero, tras suspender la admisión en la Escuela Naval, y recorre el mundo en barco, incluso participa en la Guerra Franco-prusiana, abandonando la marina tras la derrota francesa. En 1871 Gauguin regresa a París, tras la muerte de su madre, y gracias a la amistad de ésta con el rico hombre de negocios Gustave Arosa, lo contratan como dependiente de la agencia de cambio Bertín. Obtiene buenos dividendos en la bolsa y vive como acomodado burgués, casándose con la danesa Mette Gad.
En la capital francesa empieza a tener sus primeros contactos con el mundo del arte, como coleccionista y como pintor aficionado. En ello influye Gustave Arosa, fotógrafo y coleccionista de pintura moderna (Delacroix, Corot, Courbet o Pisarro). Conoce a un colega bursátil, Emile Schuffenecker, pintor, quién introduce a Gauguin en el mundo del arte y lo motiva hacia las actividades artísticas.
Gauguin sigue prosperando en la bolsa y continúa con su afición a la pintura, relacionándose con los pintores impresionistas, quienes le atraen por su rebeldía y el rachazo que suscitan en el público. Frecuenta sus exposiciones y colecciona obras de Cézanne, Pisarro, Sisley, Monet y otros. Entabla amistad con Camille Pisarro, de quién aprende el respeto a la naturaleza, el sentido del trabajo humilde y artesanal ante la realidad, la aversión hacia toda forma de academicismo, además de que tras observar la naturaleza, es preciso recrearla y no limitarse a representarla. Empieza a participar en las exposiciones de los impresionistas, siente una gran admiración por Cézanne, por la construcción rigurosa de sus obras, y por Degas, quién fue uno de sus primeros defensores "Está usted en el buen camino", le diría a Gauguin.
Sala en casa del artista en París. Óleo sobre lienzo (130 x 162 cm.). 1881. Nasjonalgalleriet. Oslo.
Su mujer Mette es consciente que la pintura está dejando de ser un pasatiempo para convertirse en una pasión que lo absorbe cada vez más. Intenta oponerse para reconducirlo a sus deberes como padre (tuvieron cinco hijos) y esposo, pero su actitud beligerante no hace sino aumentar las diferencias entre ambos. Es difícil comprender de por qué esa joven, de una familia excelente, de fe protestante, pudo enamorarse de un tipo como Gauguin, hosco, irascible, intratable, de temperamento fogoso y capaz de desencadenarse en cualquier momento. En los primeros años de los ochenta, la producción de Gauguin se orienta en dos direcciones casi opuestas: pintura de paisajes, donde es evidente la influencia de Pisarro, y naturalezas muertas e interiores, fruto de las enseñanzas de Degas. Ahora pinta lienzos en la línea impresionista, como "El Sena con el puente de Jena", "Agricultores de hortalizas en Vauguirard", "Desnudo de mujer cosiendo", "Sala en la casa del artista"..., que se caracterizan por el poderoso dibujo, colores apagados, fríos, tonalidades sordas y bajas y pincelada pastosa, que da sensación de profundidad y amplitud, pero también de inmovilidad. Su impresionismo es muy cercano al de Pisarro, más elaborado intelectualmente y alejado del motivo y de los efectos de luz y de atmósfera. En muchos de estos cuadros empiezan a aparecer motivos exóticos, como zuecos, cortinas y manteles argelinos, símbolos de las futuras aspiraciones primitivistas y exóticas del pintor.
En enero de 1883, tras la crisis financiera que hunde la bolsa de París, deja su puesto de trabajo (sin informar a su mujer) y decide dedicarse a tiempo completo a la pintura, devorado por el deseo exclusivo, casi maniaco, de pintar, que le hace olvidarse de sí mismo y de su familia. A finales de año se traslada la familia a Rouen, en Normandía, donde las condiciones de vida son más baratas que en París. No vende sus cuadros, se acaban los ahorros y se ve obligado a vender algunos de su colección.
En enero de 1883, tras la crisis financiera que hunde la bolsa de París, deja su puesto de trabajo (sin informar a su mujer) y decide dedicarse a tiempo completo a la pintura, devorado por el deseo exclusivo, casi maniaco, de pintar, que le hace olvidarse de sí mismo y de su familia. A finales de año se traslada la familia a Rouen, en Normandía, donde las condiciones de vida son más baratas que en París. No vende sus cuadros, se acaban los ahorros y se ve obligado a vender algunos de su colección.
Vacas en un pantano. Óleo sobre lienzo (81 x 65 cm.). 1885. Galleria d´Arte Moderna. Milán.
Poco después, su mujer, decepcionada, vuelve a Copenhague con sus cinco hijos. Gauguin se reúne un tiempo con su familia en Dinamarca, donde el pintor se ahoga en aquel ambiente con unas costumbres excesivamente rígidas, volviendo a París en 1885. Aquí, sus condiciones de vida llegaron a ser miserables: no tiene el apoyo del público ni de los marchantes, se lleva meses sin poder pintar al no tener dinero para pinceles ni telas, vive como un auténtico vagabundo y tiene que aceptar determinados trabajos como pegar carteles. Podía volver a la banca con una palabra suya, pero su terquedad era irreductible, convencido de la valía de su arte, la decisión de no abandonar la pintura era irreversible. En una carta a su mujer en 1886 afirma: "con este oficio no engordo (...) Me paso hasta tres días sin comer, y esto aniquila no sólo mi salud sino también mi energía (...) Ahora peso menos que tú; vuelvo a estar seco como un arenque, pero en compensación rejuvenezco (...) No sé donde acabaré; aquí vivo del crédito. La falta de dinero me desalienta profundamente y en verdad me gustaría que terminara. En fin, resignémonos y que pase lo que tenga que pasar: tal vez un día, cuando todos hayan abierto los ojos ante mi arte, un entusiasta me saque del fuego".
Su paleta se va haciendo más opaca y empieza a acercarse a lo exótico, en especial, el arte japonés. En 1886 participa en la octava y última exposición impresionista. Ahora su pintura se mueve en un orden de problemas y en una dirección no demasiado alejada de los neoimpresionistas como Seurat, el gran triunfador de aquella exposición. Aunque no comparte el rigor científico e intelectual de estos artistas, aplica un procedeimiento que parte de premisas similares, la oposición de los colores complementarios para obener una armonía por medio de los contrastes; y, en lugar de pequeñas pinceladas de puntitos de color puro usa grandes zonas de colores complementarios, yuxtapuestas de modo que se intensifiquen recíprocamente, y mantiene los tonos en la misma densidad para crear así con la pintura una "armonía sorda". Su pintura se empieza a separar de la de su maestro Pisarro. También se interesa ahora por la escultura en madera y fundición en bronce, y en sus esculturas hay influencias del arte japonés, las culturas precolombinas, del movimiento Arts and Crafts y los modelos neoclásicos.
Cuatro mujeres bretonas. Óleo sobre lienzo (72 x 91 cm.). 1886. Bayerische staatsgemälde-Sammlungen Neue Pinakothek. Munich.
Durante el verano de 1886 parte para una estancia de varios meses en la Bretaña francesa, estableciéndose en Pont-Aven. La decisión no es casual: intenta escapar del encorsetamiento burgués y buscando la pureza y lo primitivo del arte, que según él, está en la Bretaña francesa. Ese mismo año se había publicado "Un voyage en Bretagne", donde Flaubert y Du Camp elogian en los habitantes de la región un emejplo de la forma humana en su libertad originaria, tal como fue creada en el primer día del mundo. Gauguin necesita encontrar una tierra salvaje y misteriosa de la cual obtener nuevas fuentes de inspiración. Siempre mantuvo sus ideas de libertad e independencia en la pintura, siendo sus búsquedas insaciables, y esto es lo que se valora como fundamento del arte moderno. Los cuadros de este período se distinguen por la decisión de tratar los temas con un realismo triste, subrayado con unos colores densos y sordos, y por las composiciones anticonvencionales y encuadres poco habituales, marcadas líneas de contonrno, así como los delicados efectos de luminosidad. En estos lienzos suele representar los trajes típicos de las mujeres bretonas, con el uso decorativo de cofias blancas y faldas variopintas. Ejemplos son "Niños bretones bañándose" o "Cuatro mujeres bretonas".
En abril de 1887, en compañía de su amigo el pintor Charles Laval, Gauguin decide abandonar Francia, para irse a "vivir como un salvaje" y a trabajar al Golfo de Panamá. Allí Laval cae enfermo de malaria, se ven sin dinero y Gauguin tiene que trabajar como cavador en las obras del Canal de Panamá. Luego se trasladan a la Martinica, isla de las Pequeñas Antillas y Gauguin parece haber hallado por fin el paraíso soñado, que enseguida lo estimula a realizar dibujos y pinturas que representan la colorista vegetación y la exótica población del lugar, siempre con colores fuertes, enviando varias telas a Francia. Algunas de estas obras son "La recolección de frutas (bajo los mangos)" o "Idas y venidas". Gauguin presta mucha atención a los habitantes de la isla: los observa mientras trabajan, mientras descansan o se divierten. Analiza su maner de vestir, sus costumbres. Escucha sus conversaciones, mira como gesticulan y cómo se mueven en el campo ("Lo que me resulta más atrayente son las caras de la gente; todos los días hay continuas idas y venidas", escribió el pintor). Protagonista de estas pinturas es la naturaleza, una naturaleza exhuberante y salvaje que el artista admira con asombro e intensa emoción y lo hace sentirse en el paraíso. Se aleja totalmente de su anterior manera de pintar: la luz violenta y la variedad de la vegetación tropical lo llevan a simplificar la gama cromática y a utilizar tonos más vivaces y decididos, como el violeta, el púrpura e infinitos matices de verde, para acentuar los contornos de las figuras, la vestimenta y las actitudes. Pero también enferma de malaria y no tiene más remedio que regresar a Francia. En París conocerá a Theo Van Gogh, marchante y director de una galería, y a su hermano Vincent Van Gogh.
La recolección de la fruta. Óleo sobre lienzo (89 x 116 cm.). 1887. Museo Van Gogh. Amsterdam.
Aliviado por la venta de algunos cuadros por Theo, decide partir de nuevo para Pont-Aven en 1888. A Pont-Aven le seguirán muchos pintores, que le consideran como el profeta del nuevo lenguaje. Los poetas se interesan por su arte complicado y primitivo, claro y oscuro, bárbaro y refinado, siendo muy querido en el ambiente simbolista. Allí perfecciona, junto al pintor Émile Bernard y Paul Sérusier, el estilo llamado Sintetismo, ya que simplifica la realidad, pintando ya no del natural sino de memoria. También se llamará este estilo Cloisionismo, por la línea continua que delimita el color, como en las vidrieras góticas. Serán obras con colores planos y arbitrarios, antinaturalistas, encuadres insólitos, y donde todo es mágico y simbólico, todo dominado por la emoción. El espacio carece de profundidad. En los lienzos dominará la dimensión espiritual con sus evocaciones simbólicas y literarias. Gauguin buscaba con ello la síntesis de formas, el plasmar los signos, ideas y símbolos a través de formas y colores. Las influencias de Bernard suponen para Gauguin la manera de salir del naturalismo impresionista, que ya le venía estrecho. En contraposición al naturalismo de los impresionistas, Gauguin quiere, por tanto, "pintar no poniéndose ya delante del objeteo, sino extrapolando de la imaginación lo que le había impresionado". El artista ya no está abolutamente obligado a respetar la forma y el color de la realidad, sino que puede expresar libremente la síntesis elaborada por sus propias emociones.
La visión después del sermón. Óleo sobre lienzo (73 x 92 cm.). 1888. National Gallery. Edimburgo.
En 1888 pinta una de sus obras más significativas: "La visión después del sermón", en la que, con sencillez magistral, con una composición audaz y colores planos y contrastados, expresa, como pudiera hacerlo un primitivo, la lucha de Jacob y el Ángel, que una fila de bretonas de altas cofias cree ver tras oír su relato en la iglesia. La gran novedad de este cuadro es la coexistencia de un plano real y otro imaginario y la unión de ambos mediante recursos plásticos: las mujeres bretonas crean con sus cofias y sus perfiles un ritmo decorativo continuo, el árbol en diagonal divide en dos el prado rojo (se ve la arbitraria utilización del color), aislando la zona donde acontece la lucha bíblica. El pintor se inspira en las estampas japonesas, tanto en el motivo del combate (escenas de sumo del pintor Hokusai), como en el encuadre oblicuo y situándose detrás de las bretonas, como en la extensa superficie contorneada roja. En una carta que le envió el pintor a Van Gogh, describe el cuadro: "Creo haber conseguido en las figuras una gran sencillez rústica y supersticiosa. El conjunto es muy severo. La vaca debajo del árbol es mnúscula en relación con la realidad y está encabritada. Par mí, en este cuadro el paisaje y la lucha existen sólo en la fantasía de la gente que reza después del sermón, razón por la cual hay un contraste entre las personas de verdad y la lucha en el paisaje imaginario y desproporcionado".
Tras muchos requerimientos de Van Gogh desde la Provenza francesa, Gauguin cede y decide reunirse con él en Arlés, iniciándose una tormentosa convivencia. Pero esto lo dejaremos para la siguiente entrada.
13 comentarios:
Mi pintor favorito junto a Monet. Buena documentación y trabajada.
Un saludo.
Gaugin, todo un genio, un innovador, a veces hasta incomprendido por parte de la crítica. De todas formas me quedo con su faceta impresionista.
Un saludo.
Paco qué decir, Gaugin fue un adelantado de su tiempo, un espíritu libre que no se adaptó a vivir "enjaulado" y que estuvo siempre en busca de ese paraíso soñado, ese paraíso tropical y exhuberante que tanto influenció su pintura. Fue un incomprendido como dice Cayetano porque no se adaptaba a las reglas impuesta por la sociedad y el arte de la época, un loco, pero un loco genial...
Un saludo.
Por más que pincho en Gaugin 3, que aparece como nueva entrada tuya en la sección de mi blog "Blogs de Sociales y actualidad", no consigo visualizar más que esta entrada, Gaugin 1. Misterios del "internés" éste.
Un saludo.
Degas pronto vio que estaba en el buen camino, en efecto, y eso aunque no todo el mundo hubiera apostado por el en ese momento.
Ay su esposa, pretender meter en cintura a un artista! Y qué poco debían de irle los colores frios de Dinamarca. Bendita obstinacion la suya, al seguir empeñado en continuar con una actividad "con la que no engordaba".
Sera interesantisima la siguiente entrada que nos promete, monsieur, dada su tematica.
Feliz dia
Bisous
Qué interesantísimo post sobre el arte de Gauguin que has elaborado, me ha encantado. Gauguin es un pintor fantástico y fue muy valiente en esa decisión de escoger la pintura, aún cuando le supuso grandes contratiempos materiales y con la família. Expresa una gran libertad ya desde pequeño, cuando explicas lo acorralado que se sentía en la escuela.
Gracias Paco, buen domingo y saludos.
No sabía que Gauguien hubiese sido corredor de arte, quién lo iba a decir de este rompedor de la sociedad establecida...
El arte pictórico de Gauguin le hace elevarse como una de las cumbres de la Historia del Arte.
Un besito
Tengo el mismo problema que Cayetano, no consigo ver "Gaugun 3"...quien sabe...el internet espacial...
Perdón, quería decir "Gauguin", Aunque veo que no soy el único que he "bautizado" al pintor con otro nombre. Jejeje.
Sigo sin visualizar "Gauguin3". Cosa de "meigas".
Ante todo, quiero aclarar a Cayetano y su majestad, Carlos II, no hay tal entrada Gauguin 3, de momento. Esta mañana temprano cometí un error mientras preparaba Gauguin 3, y sin querer le dí a publicar en vez de guardar. Luego la eliminé, pero se ha quedado como la última publicación y aparece en los blogs que me tienen enlazados. Luego he estado todo el día de comuniones y ahora veo tales advertencias. No creo que lo pueda solucionar hasta que publique la próxima entrada, que será mañana. Espero que sepáis perdonarme.
Y a Carmen, quería decirle que no quería decir que Gauguin fuese corredor de arte, sino coleccionista. Su mentor Gustave Arosa si fue corredor y coleccionista.
Gracias a todos y todas por vuestras opiniones y sugerencias.
Me gusta como has ordenado las imágenes para poder apreciar perfectamente la evolución de Gauguin, hasta esa magnífica "Visión" que augura saltos aún más arriesgados.
Saludos
os recomiendo este vídeo, que aunque es de Van Gogh trata también de su relación con Gauguin:
http://www.youtube.com/watch?v=hbMU5fsfA18
Saludos...
Apasionante los devaneos entre posibilidades profesionales tan diversas, entre la Bolsa y la pintura. Una familia la suya extraña y poco convencional, primera pista para la formación del gigante.
Me voy a leer esa relación tormentosa con el otro gigante, Van Gogh.
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