Giovanni Vansanzio. Villa Borghese. 1607-1614. Roma.
Y las fortunas cambian de manos. A los Colonna, Orsini y Farnesio, suceden los Borghese, Doria, Pamphili y Barberini. Estos son los linajes de los papas del tiempo barroco. Por esto el palacio Borghese y el Barberini, así como el Doria-Pamphili, son las grandes mansiones de esta época.
Camilo Borghese ascendió al pontificado con el nombre de Paulo V en 1607. Durante los dieciséis años de su pontificado se afianzó en Roma el dominio de uno de los grandes mecenas de la época, su sobrino Scipione, que fue elevado al cardenalato. Scipione fue quien ordenó construir el magnífico Palacio Borghese en el Quirinal, ya citado, y la exquisita Villa Borghese, en las afueras de Roma, por la parte de la Puerta del Popólo, obra del flamenco Jan van Santen, cuyo nombre italianizado se convirtió en Giovanni Vansanzio. Todavía hoy esta villa es una de las glorias de Roma, con el encanto y pompa de su época. El arquitecto flamenco, llamado en Italia Giovanni Vansanzio, realizó esta soberbia mansión, que está rodeada de un gran parque cuya verja de entrada no conduce directamente al edificio: el artificio barroco exigía que la casa no pudiera adivinarse desde el exterior de la finca. La fachada se abre al paisaje mediante un pórtico flanqueado por dos cuerpos salientes, cuya austeridad representa la sobriedad clasicista frente a los excesos de Bernini.
Flaminio Ponzo y Carlo Rinaldi. Fachadas hacia al Largo della Fontanella Borghese y sobre el río Tiber del Palacio Borghese. 1670-1671. Roma.
Este mismo contraste se encuentra en la Villa Doria-Pamphili, en el Janículo, la segunda de Roma en extensión, superada sólo por la Villa Borghese. Después de sus puertas monumentales hay un extenso parque urbanizado con avenidas. Más adelante se encuentra la villa propiamente dicha, toda ella una deliciosa reminiscencia palladiana, con su jardín privado, y más allá la campiña romana. Los Pamphili, a quienes pertenecía la villa, lo mismo que el arquitecto Alessandro Algardi, que la había proyectado, tenían suficiente buen gusto como para conocer que el maravilloso paisaje de Roma es el más bello adorno que podían desear para su tranquila residencia rural. El arquitecto y escultor Alessandro Algardi se vio beneficiado por el acceso al solio pontificio en 1644 de Inocencio X, jefe de los Pamphili, que sustituyó a Urbano VIII, miembro de la familia rival de los Barberini. Bernini, que durante tantos años fue el arquitecto de estos últimos, fue destituido por Inocencio X, que encargó las obras en proyecto a Algardi y al Borromini.
Alessandro Algardi. Villa Doria-Pamphili. 1644. Roma
Interior de la Villa Doria-Pamphili.
Como los arquitectos barrocos poseían especial instinto para estimar las condiciones del terreno destinado a estos parques privados, cada villa de Roma tiene fisonomía propia. Y otra villa del último período del Barroco es la Villa del cardenal Albani, famosa igualmente por sus colecciones de mármoles antiguos. Asimismo, muchas de las villas de Frascati, el pueblo más inmediato a Roma, en los montes Albanos, son también barrocas.
El Palacio Barberini, en Roma, no es tan grande como el Borghese, pero su aspecto señorial está lleno de atractivos; le precede un jardín con una verja magnífica. Es la obra de los grandes maestros romanos del arte barroco: Maderno, Borromini y Bernini trabajaron en él sucesivamente.
Las obras fueron encargadas por Taddeo Barberini, sobrino de Urbano VIII, a Carlo Maderno. La planta se compone de un cuerpo central, profundamente abierto al exterior (realizado más tarde por Bernini), y dos alas que avanzan a ambos lados. El cuerpo central realizado por Bernini consta de un solemne pórtico con molduras dóricas sobre el que se alzan dos loggíe, la primera con pilastras jónicas, y la segunda corintias. Los arcos de este último piso producen un efecto óptico de perspectiva en profundidad gracias a estar construidos por dos arcos concéntricos, alzados sobre las dos bases de un trapecio simétrico, y unidos por planos inclinados respecto al de la fachada y por un tronco de cono.
Carlo Maderno. Exterior y escalera del Palacio Barberini. 1625. Roma.
A diferencia de los palacios renacentistas, los florentinos principalmente, es difícil encontrar dos palacios barrocos parecidos. Cada uno tiene su sello peculiar.
ResponderEliminarUn saludo.
Son todo un alarde de originalidad, de adaptación al espacio y al paisaje. Todos ellos son edificios cargados de personalidad.
ResponderEliminarBuen finde!!
Estas villas y palacetes, que sueño renacentista son!
ResponderEliminarUn beso, feliz fin de semana y gracias por compartir con todos nosotros estos siglos de oro.
Que hermosos... Que maravilla la villa Borghese, es como para quedarse a vivir en sus jardines :)
ResponderEliminarUn beso
Que hermosos... Que maravilla la villa Borghese, es como para quedarse a vivir en sus jardines :)
ResponderEliminarUn beso
Son de una belleza inigualable.
ResponderEliminarUn abrazo.
Querido Paco, ¡qué delicia de entrada con ese maravilloso encuentro inicial con la Villa Borghese, contenedor incomparable de contenido incomparable, para seguir después con todos esos otros tesoros romanos! En esta tarde lluviosa y desapacible en Galicia ha sido como un bálsamo cálido y reconfortante.
ResponderEliminarMil biquiños, carissimo.
Creo que cuando vuelva a Roma, me llevaré tus apuntes. A veces mira uno los sitios pero no los ve.
ResponderEliminarMagnífica tu entrada y tus explicaciones y magníficas las fotos que elegiste.
Un abrazo.
Estupendo post. Estaba pensando en comprarme uno pero no son lo suficientemente buenos para mi:-)
ResponderEliminarQue magnífica escalera.
Un abrazo. Te deseo un estupendo finde
De una gran belleza pero en cambio no se llevan toda mi admiración.
ResponderEliminarUn abrazo
Muy bellos y, me encanta esta escalinata que recargamiento pero con armonía.Cada uno en su estilo pero todos tienen mucha personalidad.
ResponderEliminarUn abrazo Paco feliz finde.
Nos encanta esta selección de palacios y ver los múltiples paralelismos y similitudes que palacios españoles tomaron de sus compañeros italianos.
ResponderEliminarUn saludo
Paco, maestro, tú no vives en Sevilla o sus cercanías, tú habitas el universo del arte. Eres un genio.
ResponderEliminarUn abrazo
Geniales!!!. En lo particular me encanta mucho Villa Doria, mi visita obligada siempre que voy por aquellas tierras.
ResponderEliminarSaludos
Son una maravilla y has hecho una buena selección.De todos ellos yo me quedo con villa Borghese y no sabría decir por qué.
ResponderEliminarQue tengas una buena semana
!Hola;Paco!
ResponderEliminarPues si q tuvieron muy buen gusto para elegir el maravilloso paisaje para construir Villa Doria-Pamphili.Es espectacular.
Hoy me siento afortunada,no tenia conocimiento todas estas historias y edificaciones,ha sido un placer leer toda esta información.
Muchos besitos y buenfinde,Paco.
!Hola;Paco!
ResponderEliminarPues si q tuvieron muy buen gusto para elegir el maravilloso paisaje para construir Villa Doria-Pamphili.Es espectacular.
Hoy me siento afortunada,no tenia conocimiento todas estas historias y edificaciones,ha sido un placer leer toda esta información.
Muchos besitos y buenfinde,Paco.
Que esplendor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una se queda con la boca abierta contemplando esta belleza. Estoy enamorada de la villa Borghese, definitivamente.
ResponderEliminarFeliz fin de semana
Bisous
Qué buen regalo el de hoy. Somos muchos que sentimos pasión por la ciudad de Roma y su formidable herencia artística.
ResponderEliminarAbrazos.
Amigo y compañero, en esos espacios casi ideales me ensueño y deleito, ¿esa gente creía en lo perfecto?
ResponderEliminarLo procuraron los poderosos, podían permitírselo, pero comparados con los de hoy, ummmm, gustos y paladares exquisitos, eran los tiempos.
Paco, si puedes visita mi última entrada a ver qué te parece.
Besitos envueltos en la espiral de Madermo. ¿Qué me dices de Palladio? uyyy.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarTengo un sueño por cumplir, ir a ver toda esta belleza y pasear por Roma en Vespa:))
ResponderEliminarEsa escalera es magnífica.
Buen fin de semana.
Un beso.
Quité dos, no sé porqué han salido tantos:((
ResponderEliminar"Lo maravilloso de aprender es que nadie puede arrebatárnoslo"
ResponderEliminarOs mestres... tão imprescindíveis!!! Obrigada por estar... como aprendo por aqui!!!...
Beijos e flores.
Efectivamente no carecían de gusto los Pamphili.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola!, preciosa muestra y veo en algunos comentarios que no pasa inadvertida la maravillosa escalera de Borromini.
ResponderEliminarEn esta ocasión me quedo con el Palacio Barberini por más de una razón y una de ellas es la escalera, siempre me gusta recordar cosas y más cuando parece que fue ayer cuando las vi y ha pasado mucho tiempo. Barberini es uno de los más significativos ejemplos del Barroco y me encanta su ubicación, también me gustan sus acristaladas galerías tan venecianas y su magnífica escalera que según parece por dibujos que se han conservado en su momento despertó diversas dudas y también mucho que ver entre la ruptura de Bernini y Borromeo y si está inspirada en la fabulosa escalera de Bramante no se puede pedir más.
Muchos recuerdos y siento mi larga ausencia.
Un beso.-
Hola!, muy bonita y representativa muestra y que yo en esta ocasión por varias razones me quedo con el Barberini, entre otras su ubicación, una obra tan impresionante y significativa del Barroco, su utilidad actual,sus maravillosas galerías acristaladas tan venecianas y magnífica escalera que no pasa inadvertida y que en su momento despertó diversas dudas y discrepancias entre Bernini y Borromeo y que está inspirada en otra brillante anterior obra de Bramante.
ResponderEliminarHe visto mi comentario anterior publicado y actualizo página y desaparece.
Decirte que siento mucho mi larga ausencia.
Paco, muchos recuerdos.
Un beso.-
Borromini!!...por fin veo el comentario.
ResponderEliminarFeliz domingo!
En mi único viaje a Roma decidí no visitar ninguno de estos magníficos palacios, entre otras cosas porque no había tiempo material para tanto. En todo caso siempre quedarán en la recámara para futuros viajes.
ResponderEliminarUn slaudo
Bello e impresionante, pero esa escalera... no se puede creer!!
ResponderEliminarEs imposible visitar todas estas maravillas. Que tú las traigas a nosotros y nos expliques con generosidad todos estos detalles, nos hacen posible casi palparlos.
besos y buen domingo, amigo Paco
El Barroco dejó verdaderas maravillas arquitectónicas como las que nos muestras, Paco.
ResponderEliminarEspléndido, como nos tienes acostumbrados.
Un beso.