Diego de Riaño. Fachada del Ayuntamiento de Sevilla.
En España, como en el resto de Europa, el renacimiento italiano llegó con el paso
de
la
centuria. Esta penetración del renacimiento italianizante se vio favorecida por las intensas relaciones
políticas que los Reyes Católicos
y Carlos I tuvieron con Italia: en la primera mitad,
el emperador Carlos conquistó Nápoles y Sicilia y lucho contra los franceses
por el Milanesado. Si a ello sumamos la creciente
influencia mundial de la corona española
después de obtener
la unidad peninsular y el apoyo
moral y económico del
descubrimiento de América,
tenemos que España nunca fue
tan
internacional
en
la Historia. Todo esto influyó en la
penetración oficial y desde arriba del Renacimiento.
Se produce así una disociación entre la nobleza cortesana con el rey, con una mentalidad más abierta porque son los únicos que tienen
libertad, y el pueblo, inculto y sometido
al la Inquisición.
Pero la situación
social y religiosa
de España supuso un freno a esta apertura paganizante. El baluarte espiritual, el "centinela de Europa" frenaba a nivel popular la introducción del Renacimiento. Estas pervivencias de pensamiento medieval se identificaron con formas artísticas del Gótico,
las cuales
estaban
fuertemente arraigadas en España. Además
la influencia
musulmana
en
el
arte
mudéjar también frenaba el nuevo estilo (los trabajadores mudéjares
trabajaban
más barato y con materiales más baratos).
Así una mezcla de Gótico
final, mudéjar
y las primeras formas decorativas del Renacimiento forman el Estilo Reyes Católicos. Por eso el Renacimiento penetrará poco a poco, desde arriba,
y a lo largo del siglo XVI será digerido y asimilado.
Por tanto, en
España se subraya de un modo especial la continuidad Edad Media-Renacimiento
por la pervivencia de formas de poder, propiedad y mentalidad medievales en los
siglos XV y XVI. El en terreno del arte convive durante largo tiempo las formas
artísticas góticas y mudéjares, combinadas con las nuevas formas renacentistas
italianas, cuya entrada se ve facilitada por la intensa relación de los puertos
mediterráneos españoles con Italia a lo
largo de la Baja Edad
Media. Además, a ello contribuyó la llegada de artistas italianos para trabajar
en la Península
Ibérica; la educación de españoles en Florencia, Roma y
Nápoles; la importación restringida de sepulcros, portadas y fuentes genovesas;
y la masiva llegada de libros de arquitectura y estampas grabadas (Vignola,
Palladio o Serlio).
Diego de Riaño. Ayuntamiento de Sevilla.
En los últimos
años
del
siglo
XV
y
durante
el
primer tercio del S. XVI la producción
arquitectónica manifiesta
una
dualidad
formal: mientras la estructura del edificio continua
siendo
gótica, el Renacimiento se
deja sentir en lo decorativo
y
superficial. Así se configura
un
estilo
protorrenacentista denominado tradicionalmente Plateresco, por lo similar con la labor de orfebres
y plateros y por su gran minuciosidad. A este estilo se le ha llamado, tambien, Protorrenacimiento, Gótico plateresco y estilo Príncipe Felipe.
El plateresco es un término acuñado en el siglo XVII por el
analista sevillano Diego Ortiz de Zúñiga, al detectar la semejanza existente
entre la decoración de los edificios hispalenses de la primera mitad del siglo
XVI y la labor de orfebres y plateros. Hay un predominio de decoración arquitectónica: grutescos, medallones, columnas abalaustradas. Se desarrolla en la etapa del reinado de
Carlos I, y más concretamente, en el primer tercio del XVI. Es un estilo mucho
más escultórico que arquitectónico, ya que la estructura de los edificios sigue
siendo gótica, lo que cambia es la decoración, por lo menos en las obras más
cercanas al principio del siglo, ya que no hay un corte radical entre el Gótico
Reyes Católicos y lo que ahora llamaremos Plateresco.
Se caracteriza por el predominio
de
lo
ornamental, sin conexión con lo estructural, emparentando con las
obras de la Lombardía (Cartuja de
Pavía) y superándolas en decoración. Básicamente, lo plateresco es un uso
incontenible de los elementos decorativos: columnas abalaustradas, medallones,
emblemas heráldicos, remates de edificios con cresterías y candelabros, figuras
humanas entrelazadas con animales y tallos formando figuras fantásticas, lo que
se llama grutescos, uso que revela influencias italianas y creaciones genuinamente
españolas y que se dan de forma simultánea. Continúan elementos góticos como los pináculos, fachadas divididas en tres cuerpos, fachadas-retablos, hornacinas, etc. Los elementos estructurales son
clásicos: columnas y pilastras corintias o compuestas, arcos de medio punto,
bóvedas de crucería, pero también de cañón o acasetonadas, paramentos
almohadillados..., pero se muestra reacios al sentido de las proporciones
clásicas, usándose muchos elementos con mucha libertad, cubriendo por entero la
decoración las superficies.
Los núcleos fundamentales del Plateresco son Salamanca y Valladolid (con arquitectos como Lorenzo Vázquez, Rodrigo Gil de Hontañón o Juan de Álava), Toledo (Pedro Gumiel), Burgos (Diego de Siloé) y Sevilla.
Precisamente en esta entrada, nos vamos a centrar en la producción artística en la ciudad andaluza.
Diego de Riaño. Detalles ornamentales del Ayuntamiento de Sevilla.
La llegada de las formas platerescas a Sevilla va unida a la del cántabro Diego de Riaño (afincado en Sevilla desde 1523),
cuya labor parece fluctuar entre obras del más absoluto goticismo, en
buena parte heredadas, y creaciones de marcada impronta italianizante
cuya erección final escaparía a su competencia, por lo breve de su
actividad.
Comenzadas en 1526 y sembradas de adiciones y reformas que
desvirtúan su aspecto original, las Casas Consistoriales de Sevilla (Ayuntamiento) son
el primer edificio hispalense que muestra una imagen decididamente
renacentista, merced a la articulación apilastrada de su fachada, en la
que fluyen con contención las formas ornamentales, integrando medallones
de Hércules y Hebe, de Carlos I e Isabel de Portugal,
o de Julio César, de Marte y de Minerva, junto a motivos alegóricos, en
exaltación de la ciudad y del emperador, al tiempo que en las puertas
del Apeadero y en la Sala Capitular otros elementos iconográficos
muestran el edificio del Ayuntamiento como Templo de la Justicia. La
labor de Riaño, que dio la traza original, quedó ceñida a lo que hoy son
las dos áreas góticas del edificio, y es difícil determinar hasta qué
punto Juan Sánchez fue fiel a sus diseños. En este proyecto trabajó Riaño
hasta 1534, año de su fallecimiento.
Se proyecta en lenguaje clásico cargado de alto contenido simbólico,
empleando elementos estructurales ornamentados con una rica y delicada
decoración de grutescos y una selecta iconografía. Entre lo mejor del
conjunto destaca el basamento en que se apoya el edificio, el rigor en
la composición y las cuidadas proporciones, con un interior donde
sobresalen el Apeadero y la Sala Capitular, que presenta una soberbia
bóveda artesonada con figuras de reyes. Las fachadas se desarrollan con marcada horizontalidad articuladas
mediante una composición arquitectónica precisa, con dos plantas
recubiertas tanto al exterior como al interior de relieves platerescos
de vibrante talla escultórica y grutescos de acento florentino, y con
escudos heráldicos y emblemas alusivos a la justicia, la armonía y el
buen gobierno.
En la planta baja se situan la Sala del Apeadero (acceso al edificio), con elementos híbridos entre el gótico y el plateresco; el Antecabildo con la escalera, y el Cabildo bajo o Sala Capitular, con una magnífica bóveda casetonada. Junto al Arquillo, y sin comunicación con las anteriores, está la Sala del Juzgado de Fieles Ejecutores.
La escalera desemboca en el vestíbulo de la planta alta. Aquí están la
Biblioteca, desde la que se accede a la Sala Capitular alta, cubierta de
artesonados de madera, y la sala del Archivo.
En 1528 Riaño es nombrado Maestro Mayor de la Catedral Hispalense. Como maestro mayor de la Catedral de Sevilla
sus primeras ocupaciones consisten en acabar algunas obras iniciadas
por sus antecesores, y entre ellas, las capillas de alabastro de los
flancos del coro, donde trabajó Juan Gil de Hontañón.
En la Sacristía de los Cálices habían intervenido Alonso Rodríguez y el propio Hontañón, siendo luego replanteada por Riaño en 1530, englobándola en el conjunto de edificaciones que ocuparía el ángulo suroriental de la catedral.
En la Sacristía Mayor de la Catedral de Sevilla,
libre de prexistencias góticas anteriores, demuestra Riaño su dominio
profesional, apartándose de esquemas tradicionales y recurriendo al tema
de los espacios centralizados. Entre sus elementos constructivos
destacan las columnas acanaladas, con grutescos y entorchadas, por ser
las primeras de carácter monumental de la arquitectura sevillana, así
como las ventanas elípticas, auténtica novedad en la construcción
española.
También la gran bóveda semiesférica trasdosada y su decoración
clásica, así como el monumental muro que sirve de fachada a la Sacristía
y dependencias paredañas, la primera fachada renacentista religiosa de
orden gigante del arte sevillano.
Diego de Riaño. Cerramiento lateral de la Catedral de Sevilla.
Diego de Riaño. Sacristía Mayor y Sacristía de los Cálices. Catedral de Sevilla.
Es el
vizcaíno Martín de Gaínza, colaborador y continuador de Riaño en las
obras catedralicias, quien todavía a mediados de siglo dota a la Capilla
de los Reyes de la Catedral de Sevilla de una pintoresca y algo rancia definición ornamental, con
gigantescos balaustres aplanados, arcosolios murales de afiligranado
enmarcamiento, honacinas-tabernáculo dobles y arracimada ordenación de
imágenes en la venera de su exedra.
Un edificio sevillano que puede considerarse plateresco es la Casa de Pilatos o Palacio de Medinaceli, obra iniciada por el Adelantado Mayor de Andalucía, Pedro Enríquez de Quiñones, y continuada por su hijo, Fadrique Enríquez de Ribera y su nieto, Per Afán de Ribera. El edificio es una combinación de los estilos renacentista italiano y el mudéjar español. Es considerada prototipo de palacio andaluz. Entre los años 1518 y 1520 realizó un viaje de peregrinación a la ciudad
santa de Jerusalén, en el que atravesó toda Italia, y en el que quedó
profundamente impresionado del arte renacentista que imperaba en las
ciudades italianas. A su regreso trasladó esas maneras renacentistas que
había observado a la Casa de Pilatos, combinando el estilo renacentista
italiano con el mudéjar sevillano, en las ampliaciones que realiza del
palacio, ocupando varios solares anexos al mismo.
Casa de Pilatos de Sevilla. Patio central.
Se accede a través de un portal de mármol, realizado por Antonio María Aprile en 1529 en Génova, de estilo renacentista y rematado por una crestería gótica que parece ser fue traída del palacio que los promotores del edificio tenían en Bornos, y dando la sensación de que se viajara en el tiempo cuando se entra al Patio Principal, típico patio andaluz, donde una fuente hace de centro y lo guarda con celo la diosa Palas representada en dos estatuas
situadas en ambos ángulos y que a su vez todo es observado por
veinticuatro bustos entre emperadores romanos y españoles y otros
personajes relevantes (Mario, Marco Agripa, Valerio, Trajano, Tiberio,
Vitelio, Lucio Vero, Antonio Pío, Marco Tulio Cicerón, Carlos V, Turita,
Aníbal, Scipión el Africano, Calígula, Máximo, Tito, Quirino, Rómulo,
Filipo, Adriano, Marco Aurelio, Vespasiano, Máximo y Marco Aurelio;
procedentes de las ruinas de Itálica)
que se distribuyen a lo largo de las galerías bajas del patio. Desde
este patio se llega a dos jardines maravillosos que están engalanados
con artesonados, y un pabellón, ambos en el jardín chico, también son
admirables los zócalos y las rejas de estilo plateresco.
La escalera por la que se sube al piso superior está decorada con
admirables zócalos de azulejos y su techumbre es una cúpula de madera
apoyada con trompas de mocárabes, hecha por Cristóbal Sánchez.
Como la mayoría de estos centenarios edificios también posee una capilla, de estilo gótico con decoración mudéjar plagada de antigüedades y numerosos manuscritos. A través de todo el edificio se puede sentir lo influenciado que
estuvo su hacedor y gran admirador que fue de otros estilos por sus yeserías y bajorrelieves representativos de hechos de la antigüedad mezclado con una preciosa azulejería.
Está considerado como el mejor edificio nobiliario andaluz constituyendo un ejemplo de la arquitectura sevillana del siglo XVI.
Casa de Pilatos de Sevilla. Portada principal de acceso y estatua de Palas Atenea.
Obras de más explícita dimensión
plateresca hay no obstante en la provincia de Sevilla, como la Casa de los Marqueses de Cárdenes en Ecija o la Iglesia de Constantina.
Casa de los Marqueses de Cárdenas. Écija (Sevilla).
Viniendo del Barrio de Santa Cruz, en dirección a Sierpes, nada más pasar la catedral ya se vislumbra a lo lejos el imponente edificio del Ayuntamiento. Para mí, siempre que iba a visitar a mis abuelos, era obligado pasar por delante de este singular edificio.
ResponderEliminarUn saludo.
Resulta muy chocante observar el Ayuntamiento de Sevilla en ese debate de la piedra entre el plateresco y el silencio.
ResponderEliminarUn abrazo
Me he quedado como se dice bugalmente con la boca abierta, que preciosidad de ayuntamiento, bueno sin dejar de hablar de las casas de Pilatos y Marqueses de Cárdenas.
ResponderEliminarUn abrazo y cuando hay por admirar en este mundo
Vwedaderas joyas de esa preciosa Sevilla, a la que la queda divino el plateresco como echo para ella.
ResponderEliminarUn abrazo.
Magnìfico post, como siempre querido Paco,
ResponderEliminarOrnamentos, simbolismo, que belleza, me fascinò, esas imponentes fachadas, los patios y jardines, y Palas Atenea.....que màs puedo puedo pedir?
Un abrazo.
Son edificios que dejan huella por este adornaje con tanta filigrana en piedra.Otro que me encanta y, ademas es muy entrañable por los recuerdos que me aporta.Es la casa de las Conchas en Salamanca.
ResponderEliminarUn abrazo feliz día.
De todos los ejemplos de los que nos hablas en esta entrada me falta por apreciar el renacimiento de Écija. En todo caso, el ayuntamiento sevillano podría ponerse perfectamente a la obra de los artistas más avezados del plateresco salmantino que tanto estoy acostumbrada a ver, sólo que en este caso la piedra es más blanquecina que la dorada de Villamayor.
ResponderEliminarUn saludo
Hola Paco:
ResponderEliminarMe gusta mucho Sevilla. La plaza España es genial, pero el ayuntamiento tiene un no sé que me atrae mucho. Las veces que he estado en Sevilla es paso obligado por el ayuntamiento.
Y obviamente la Catedral.
Saludos
Impresionante, Sevilla, siempre impresionante.
ResponderEliminarMuy buen análisis del plateresco en general y del sevillano en particular. Generalmente las explicaciones sobre este estilo (si es que es estilo o simple "moda" decorativa- el Renacimiento en España es aún susceptible de revisión) se centran únicamente en Salamanca y algún otro ejemplo aislado de la Península. Ciertamente, como han comentado, el ayuntamiento de Sevilla es un edificio increible, visita obligada, que capta al visitante desde la lejanía.
ResponderEliminarUn saludo,
Anónimo Castellano
Explicas tan bien el arte que francamente me dejas sin palabras.Agradecerte tan sólo poder aprender de tí.
ResponderEliminarSaludos
Mire qué cerquita se ha quedado esta vez. Hoy tiene todo ese arte a la vuelta de la esquina. Seguro que sus alumnos apreciarán especialmente la clase de hoy, y que en adelante mirarán con ojos nuevos los edificios que ya les eran tan familiares.
ResponderEliminarFeliz día
Bisous
Espectacular. La cuarta foto justifica por si sola el nombre del estilo: verdaderamente parece un trabajo de orfebrería.
ResponderEliminarAbrazos, Paco
Querido Paco, me alegra ver cómo se respira en esta entrada el orgullo por el patrimonio propio, y no es extraño tratándose de joyas tan imponentes como las que nos traes. Por estos lares gallegos no es mucho lo que tenemos de plateresco, pero, sin duda, para muestra, un botón, porque es extraordinaria: la fachada del Hostal de los Reyes Católicos, hoy Parador, y una de las cuatro magníficas fachadas que compiten en belleza y elegancia en la Plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela.
ResponderEliminarUn gustazo aprender contigo, maestro.
Mil bicos gallegos con sabor a plateresco.
Conozco el ayuntamiento, pero, vaya, no caí en la cuenta de que una parte, de la de Demetrio Ríos, está sin tallar. Siempre interesantes tus artículos.
ResponderEliminarUn abrazo Paco.
Sensacional estilo, estimado Paco.
ResponderEliminarUn abrazo grande y rosas para vos en este dia especial del amor y la amistad.
http://upload-pics.org/images/40574069280472888541.jpg
Conozco el plateresco de Salamanca, pero me ha resultado muy interesante y de gran ornamentación el de Sevilla.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Ver Sevilla de esta manera es muy interesante.Enhorabuena me ha gustado mucho tu blog,con tu permiso me quedo por aquí echando un vistazo.Un saludo desde Almería.-
ResponderEliminarhttp://visual-anjespinosa.blogspot.com.es/
Reconozco que en Plateresco estoy un poco pez:-( Menos mal que estás tú para enseñar.
ResponderEliminarUn abrazo y disfruta del finde
Que ornamentos espectaculares !!!
ResponderEliminarTe deseo que tengas un muy buen fin de semana, que logres que los buenos momentos sean placenteros, a pesar de factores externos.
Cariños
Aquí vamos aprendiendo un poco más de estilos:))
ResponderEliminarEse ayuntamiento es una joya. Labrar así la piedra es una verdadera obra de arte.
Me gusta mucho Sevilla. He estado en varias ocasiones.
Buen fin de semana.
Un beso.