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lunes, 15 de octubre de 2012

POLICROMÍA EN LA ESTATUARIA CLÁSICA

 Copia de la Atenea Lemnia de Fidias. S. V a.C.


Uno de los aspectos que más chocan y llaman la atención a los alumnos/as cuando se les explica la escultura clásica, es el hecho de que estuviera policromada y no con el blanco inmaculado del mármol que están acostumbrado a ver en los museos y las ilustraciones de los libros.
El hecho de la utilización del mármol o el bronce liso y pulimentado arranca en el Renacimiento y se generaliza en el Neoclasicismo del siglo XVIII, coincidiendo con los dos momentos en los que más se descubrieron esculturas griegas y romanas (excavaciones del Papa Julio II y las campañas arqueológicas de Pompeya, Herculano y otras ciudades del Mediterráneo).
Pero esta concepción no era así para el artista grecorromano. Éstos, en su afán por la representación naturalista y lo más parecida a la realidad, pintaban y daban el color mundano a sus creaciones, tanto en relieve como en la escultura de bulto redondo. Además, para que el parecido a la realidad fuese más evidente, colocaban algunos añadidos a sus realizaciones, tales como pasta vítrea en los ojos o láminas de metal en los labios. Uno de los grandes problemas de la escultura clásica es que la policromía no ha llegado hasta nosotros. A ello, habría que sumar otro problema añadido, la falta de muchos originales, especialmente helenos, pues, en muchos casos, sólo conservamos las copias que se hicieron en el mundo romano.

Copia del Augusto de Prima Porta. S. I a.C.

Por tanto, es evidente, y hasta natural, que hoy nos resulte realmente chocante la visión de estas obras, siempre acostumbradas a verla sin color, y no sólo chocante, también nos parece estridente y hasta de mal gusto, pero así se hacían en el mundo clásico.
Desde hace unos años se han realizado algunas importantes exposiciones, donde se nos muestran algunas de las grandes obras escultóricas de la antigüedad,  con la policromía origanal de las estaturas y relieves, recreándolos como eran siguiendo la documentación histórica. Algunas de estas exposiciones fueron la que se organizó en los Museos Vaticanos en 2004, titulada "Mil años de colores en la escultura antigua", así como la titulada "Dioses en color", expuesta en el Museo Nacional de Arqueología de Atenas en 2007, y que luego recorrió varias ciudades de la geografía europea.

En este post vamos a recoger algunas de estas reconstrucciones policromadas que se expusieron en dichas exposiciones, para que se pueda apreciar las grandes diferencias con las obras que hoy vemos en los museos y estudiamos en los libros:




 Reconstrucción de los relieves del templo de Afaia en Egina. 500 a.C.


Dama de Auxerre. S. VII a.C.

Koré del Peplo. S. VI a.C.

Atenea Parthenos de Fidias. S. V a.C.


Apolo Parnopios de Fidias. 450 a.C.

























Busto de Calígula. S. I d.C.


24 comentarios:

  1. La verdad es que llama la atención la viveza de los colores sobre todo porque utilizaban, casi exclusivamente, colores primarios que combinados derrochan excesivo colorido.
    Interesante entrada, Paco !!!
    Un fuerte abrazo, amigo!!!

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  2. Me sorprende mucho, pensaba que eran blancas estas estatuas, solo alguna vez había visto alguna dorada, pero pensándolo, aunque choca, es normal.

    Un abrazo.

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  3. Con mucha frecuencia, lo que creemos pertenecer a la vieja tradición y "se viene haciendo desde siempre", ese "siempre" tiene cien años o algo más. Realmente resulta chocante ese colorido donde no lo imaginamos; más parece como una película en blanco y negro coloreada.
    Un abrazo.

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  4. Si que es curioso reconozco que cuando las estudiaba fue realmente sorprendente descubrir esos colores vivos y chillones pero claro todo en su contexto cuadra
    Un placer caballero

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  5. Siempre desconcierta un poco este tipo de retoque, pero es solo la impresion de un primer momento luego, se puede disfrutar muy bien. Es otra opcion.
    Un beso.

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  6. Tuve ocasión de ver. en los Museos Vaticanos, una exposición sobre este tema con el título "I colori del bianco" donde estaban algunas de las piezas cuyas fotografías incluyes. La verdad que cuesta acostumbrarse no tanto por la brillantez de los colores, que resultan encantadores, sino por los retratos... Este de Calígula se exhibía el original al lado de la recreación con el colorido y, la verdad, parecía un maniquí del corte inglés. Ay, nos hemos acostumbrado a la belleza nívea del mármol y nos cuesta, nos cuesta ver algunos colores.

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  7. Me quedo con el blanco o gris de la piedra. Soy más clásico que los clásicos.
    Un saludo.

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  8. Hola Paco:

    Muy bueno. Sabía algo sobre esto, pero siempre pensé que era los menos y no lo cotidiano

    Saludos Paco

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  9. A mi especialmente me han gustado los vestidos de la Dama de Auxerre y Koré del Peplo, aunque prefiero las clásicas.
    Un abrazo

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  10. Nunca me han parecido ni estridente ni de mal gusto la policromía en las esculturas siempre y cuando se siga con la más fidelidad el original clásico, cosa que, como bien explicas, es muy difícil de determinar.

    Me apunto a tus espléndidas clases, Paco.
    Un beso y buena semana.

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  11. Bueno para ser sincero, asimilo bien la policromía en la figuras románicas y góticas, pero estas sobre esculturas clásicas, de tan vívidos colores, en algún caso se me antoja más un ninot de falla que otra cosa. Te lo dice un valenciano. Bueno quizás haya exagerado un poco..., pero no mucho.
    Un saludo

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  12. Cierto amigo Paco, así estaban en tecnicolor, nos cuesta apartarnos del delicado mármol incoloro, puro y sereno.
    La "visión" que tenemos de la antigüedad está hecha por dósis de idealización y sueños.
    De todos modos, dicen, para que nos quedemos más tranquilos, que acabados de pintar se veían así, luego...la pátina del tiempo y el material poroso, ejercían cierta difuminación en los colores volviéndolos más mórbidos...se non è vero, è ben trovato.
    Gracias por tu visita, !salve! y gracias por estas entradas magníficas.

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  13. Resultaban excesivamente chillonas, y, desde luego, cambian un tanto la impresión. Caminar por la antigua Roma o Atenas debía de ser un paseo muy colorido!

    Feliz día

    Bisous

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  14. Al comienzo choca un poco cuando se ven las estatuas con color, pero son preciosos sus decorados a pesar de sus colores chillones, en Francia (en verano) hay ciudades que decoran las fachadas de las catedrales goticas con luces de colores, son una maravilla (ultimamente tengo mucho trabajo y no tengo tiempo para pasarme)
    Un abrazo

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  15. Me quedo con el blanco y negro, hay cosas que mejoran con la edad, nunca mejor dicho.
    SALUDOS.

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  16. Querido Paco, en cada visita a Roma, en los Museos Vaticanos, delante del Augusto Prima Porta, me rechina el panel que junto a la estatua muestra la reconstrucción original en tecnicolor; no termino de hacerme a la idea. ¡Me cuesta hasta hacerme a la policromía original del Pórtico de la Gloria, mira tú!
    Mil bicos, amigo.

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  17. Como en todo unas están bien hechas y otras me gustan menos. Las muy coloristas la verdad es que no me atraen nada y si los colores fríos.
    Un abrazo

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  18. Buenos días Paco, qué horror, qué cosa más kitsch...La verdad es que tenemos una imagen demasiado idealizada del arte griego....
    Gran post! Saludos

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  19. Es sorprendente verlos así, y la verdad, no tenía LA MAS PALIDA idea de que fuera así. Te diría que parecen más irreales que de la forma tradicional (me hizo gracia el comentario de Isabel Barceló, amiga de la casa, al decir que parece un maniquí...)

    Tu aporte siempre apreciado de esta eterna curiosa que le gusta aprender.

    besos

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  20. Soy más partidaria de la estatua clásica sin policromía.Comparando ambos estilos, me quedo con la costumbre de como la he visto siempre. Un saludo de tu alumna más querida. Un abrazo

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  21. Estupenda entrada, Paco. Por mucho que intelectualmente lo tenga aceptado, a mí me cuesta reconocer las esculturas ya conocidas bajo la capa de colorines... o imaginar pintadas las paredes del románico.
    Se ha comparado más arriba con una película en b/n coloreada... pero es justo al revés.
    Un abrazo, Paco

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  22. Nos choca porque tenemos una visión un tanto sacralizada y solemne del arte clásico. Es justo que fueran coloreadas, seguramente a los coetáneos de las obras que muestras, dejar la piedra sin pintar les parecería el colmo de la sosez.

    Un abrazo.

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  23. Los templos de blanco mármol, relucientes e impolutos al sol, al igual que la palidez de las estatuas clásicas son visiones erróneas de un arte colorista y vivo que intentaba recrear la realidad lo más fielmente posible. El cuerpo humano no es blanco, sino que la piel, el pelo o los ojos se distinguen por sus colores. Así los griegos y romanos dotaron sus esculturas y elementos arquitectónicos de vivas tonalidades siguiendo este principio. El tiempo se ha encargado de empalidecerlos.
    Un saludo

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  24. También a mí me ha sorprendido ver la belleza y el colorido de las estatuas en esa época, algo lógico si nos ponemos a pensar, pero muchas veces nos dejamos llevar por lo que vemos sin pensar en nada más.
    Un abrazo.

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