Praxiteles. Hermes con el niño Dionisos. Copia romana en Mármol (213 cm.). 350-330 a.C. Museo arqueológico de Olimpia.
Un hecho
histórico marcará a este período: las Guerras del Peloponeso, las cuales
terminaron por derrumbar los ideales culturales de la Atenas de Pericles. La
sociedad había perdido confianza en sus dioses a causa de la Guerra del Peloponeso. En
el ámbito artístico los dioses y los atletas seguirán siendo los protagonistas,
pero los primeros se prefieren más próximos al hombre; y los atletas los
mostrarán en actitudes menos heroicas, más cotidianas. Por tanto, estamos en una
época donde se desarrolla el espíritu crítico del siglo IV (sofistas,
desarrollo de la ética, Eurípides...). Por todo ello, se plasma en las
esculturas dedicadas a ellos un mayor realismo físico y psicológico, lo que
implica la imperfección. Se introducen además temas más privados, y no sólo
religiosos. Se acentúa el naturalismo y el individualismo, así como los
sentimientos en los rostros; el canon estético se estiliza y se van alejando
progresivamente las esculturas del idealismo y la belleza ideal, para
aproximarse a una realidad cada vez más individualizada y directa. Aparecen dos
tendencias en la plástica del siglo IV: la Charis praxiteliana, caracterizada por expresar
las emociones líricas, y el Pathos escopásico, que tiende a expresar el estado
dramático. Los artistas más destacados son Praxíteles, Scopas y Lisipo.
A la escultura de este período del siglo IV, que antecede a la dominación macedónica de Alejandro Magno, se le denomina el Clásico Sublime, en contraposición al Clásico Pleno del siglo V. Veámos los artistas más relevantes.
Praxíteles. Afrodita de Cnido. Copia romana en mármol. 350-340 a.C. Museo Nacional Romano. Palazzo Altemps. Roma.
Praxíteles fue hijo de otro escultor, Cefisodoto el
Viejo (autor de Irene y el niño Pluto), que le inculcó sus conocimientos sobre
anatomía. Praxíteles fue un escultor de transición, que cabalga entre el
clasicismo del siglo V y el realismo expresivo del siglo IV. Se interesó
también por el movimiento, que en sus obras adquiere una configuración muy
marcada: la curva praxiteliana, un contraposto acusado que desplaza hacia un
lado el eje de verticalidad, por lo que siempre se busca un punto de
apoyo. La pose es siempre la misma:
arquea el torso para apoyarse
en un objeto lateral formando una contraposto
exagerada, formando así una curva entre pierna, cadera y torso muy
pronunciada. Esa curva
se convierte en modelo:
la curva praxiteliana y será copiada
por muchos otros artistas posteriores. Además, Praxíteles (el cual intentó dar un aire psicológico a sus figuras,
una expresión sutilmente melancólica). intentó aproximarse a
la textura real de la piel, y por ello se le ha considerado inventor del
“Sfumato” (difuminado): las sombras entre los músculos se tratan con suavidad,
sin marcarse excesivamente, con realismo, es lo que se conoce por la “Charis
praxiteliana”. En su obra destaca las emociones líricas, la elegancia, la
suavidad y las formas blandas. También el tratamiento a mechones del cabello
procura un mayor naturalismo, que se extiende asimismo al resto de elementos
del conjunto escultórico: paños, objetos, etc. Una de las obras más conocidas,
y que se atribuye a Praxíteles, es la de Hermes jugando con el niño Dionisos.
Se introducen algunos elementos novedosos en la iconografía, como la
representación de Dionisos como niño, la escena intimista y anecdótica provista
de ironía (se sospecha que Hermes sostenía en su brazo derecho –el que falta-
un racimo de uvas que Dionisos quería). Se realizó aproximadamente hacia el 340 a.C. en mármol, y reúne
las características propias de Praxíteles. Se conserva el original. Prefirió los cuerpos de adolescentes modelados con suma delicadeza. En el Hermes de Olimpia la función de sustentación es compartida entre la
pierna de apoyo y el brazo que descansa en el tronco. Incluso cuando no hay punto de apoyo, como en
el Afrodita de Arles el cuerpo también se arquea en una contraposto acusada,
formando la curva
praxiteliana.
Praxiteles. Apolo Sauróctonos. Copiar romana en mármol. Mediados s. IV a.C. Galería Borghese. Roma.
La Venus de Cnido data del 360 a.C. Rompedora desde el
punto de vista iconográfica, puesto que constituye uno de los primeros desnudos
femeninos. Representa a Venus saliendo del baño, y se atribuye también a
Praxíteles. Es de mármol. La composición es muy similar a la de “Hermes con
Dionisos” (curva praxiteliana, realismo, punto de apoyo, sfumato...). es muy
sensual y grácil, y presenta un gran estudio anatómico. Venus, sorprendida al
salir del baño, tiene a su lado un jarro de perfumes y el manto plegado para
cubrirse. La diosa del amor se muestra imperturbable, como si nadie pudiera
verla, completamente ajena a la idea de cualquier presencia extraña,
represeanta a través de la belleza de su rostro y la hermosura de su cuerpo el
ideal de la belleza femenina. Fue encargada por los habitantes de la Isla de Cos, que luego la
rechazarían escandalizados, y acabó destinándose a Cnido. No se conserva la
original. La gracia y srenidad de la Afridita Cnidia motivó que fuera muy solicitada
por la clientela del mundo antiguo, reproduciéndose en infinidad de copias y
adaptaciones, que llegaran hasta la helenística Venus de Milo.
Obras de
juventud suyas son el Apolo
Sauróctonos , el Sátiro
en reposo y el Sátiro escanciador, donde ya
apuntan la fórmula de su estilo maduro: temas agradables, llenos de encanto,
tratados con suavidad y reflejados a través de un rítmico contraposto.
De Scopas se sabe que representa
las interioridades del alma, la psicología. Scopas también pertenece a este grupo
de transición, pero a él le
interesan más los estados de ánimo, pero con un carácter patético y atormentado que traduce su propio temperamento y las nuevas inquietudes del siglo que comenzaba. Es el “escultor de los
sentimientos, del “pathos”. Sus rostros presentan la expresión patética con
bocas entreabiertas, ojos hundidos y cuerpos en espiral o retorcidos. Era
natural de Paros, así que técnicamente poseía amplios conocimientos en el
trabajo del mármol, material en que realiza su producción. En la Ménade furiosa, retratada
en plena orgía, con un cabrito muerto sobre los hombros, vemos un cuerpo en movimiento
que se arquea tanto que casi llega a la convulsión, retorciendo el torso girando
cuello forzadamente hacia atrás, con la cabellera revuelta. El dinamismo y la
violencia de esta figura se alejan de los presupuestos clásicos y se acercan más al
helenismo.
Participó
en la elaboración de los relieves
del Templo de Halicarnaso. Su obra principal es el Meleagro. Se desconoce la fecha de su
creación. Utiliza el recurso de los pliegues de los paños para acentuar la
tristeza. Presenta la curva praxiteliana, y lleva en la mano una cabeza de
jabalí; a su lado hay un perro. Se puede decir que Scopas fue también un
escultor de animales.
Scopas. Meleagro y el jabalí de Calidón. Copia romana en Mármol. S. IV a.C. Museos Vaticanos (Museo Pío-Clementino). Roma.
Scopas. Cabeza de Meleagro. Copia romana en mármol. 340 a.C. Villa Médicis. Roma.
Scopas. Ménade danzante. Mármol. 330 a.C. Museo de Dresde.
Lisipo fue otro gran teórico
de la escultura, partiendo de los estudios de Policleto. Fue un escultor muy
fecundo, al que se le atribuyen más de 1500 esculturas. Él mismo investigó sobre
la naturaleza, imponiendo un nuevo canon más estilizado: “el canon de las ocho cabezas”.
Las cabezas de las esculturas son más pequeñas, y los miembros más esbeltos,
con lo que la figura entera se estiliza. Gran broncista, era de Sicióne
(Peloponeso), famosa por sus talleres broncistas. Lisipo aúna la charis
praxiteliana con el pathos de Scopas. Lisipo hace esculturas e imágenes de gran
realismo e instantaneidad, que se mueven en el espacio. Fue el escultor
predilecto de Alejandro Magno, que apreciaba la expresión de león con que supo
retratarlo, sin dejarse engañar por la suave mirada que animaba el rostro del
rey de Macedonia.
Lisipo. Apoxiomenos. Copia romana en mármol de un original griego en bronce. 340-330 a.C. Museos Vaticanos (Museo Pío-Clementino). Roma.
Canon de las ocho cabezas en el Apoxiomenos de Lisipo.
Su obra más
famosa es el Apoxiomenos, que representa a un atleta desnudo, que se
está quitando con un estrígilo o espátula los aceites y el polvo del cuerpo,
tras el ejercicio físico. El original debió ser de bronce, pero la copia
conservada es de mármol, y posterior a la época romana (se averigua por “la
hoja de pureza” que oculta sus genitales). No muestra al atleta en actitud
heroica, sino que prefiere un gesto más cotidiano, característica de la época.
Constituye el último ejemplo en la evolución iconográfica de los Kuroi. El
contraposto está muy bien estudiado, y puede observarse ya desde diversas
perspectivas perfectamente.
Otras obras
célebres son el Hércules Farnesio, escultura que destaca por su
anatomía vigorosa. El héroe aparece apoyado sobre un tronco y parece meditar
sobre los trabajos que los dioses le han encomendado. También destacables son el Hermes
atándose la sandalia, Venus
de Capua, Eros tensando el arco y el Ares Ludovisi.
Lisipo. Eros tensando el arco. Copia romana en mármol de un orignal griego. S. IV a.C. Museos Capitolinos. Roma.
Lisipo. Hércules Farnesio. Copia romana de un original griego. S. IV a.C. Museo Nacional Arqueológico de Nápoles.
Lisipo. Hermes atándose las sandalias. Copia romana de un original griego. S. IV a.C. Museo del Louvre. París.
Un último autor del siglo IV es Leocares, autor del famoso Apolo
Belvedere, con un gran desnudo del dios Apolo, así como de Artemisa
cazadora.
Tus publicaciones me hacen recordar las galerías y museos que he visitado, y a la vez completan la información olvidada o no aprendida.
ResponderEliminarUn abrazo
Y sigo aprendiedo.
ResponderEliminarMe enamora esa lánguidez algo mórbida de Praxiteles.
Nos vemos infatigable compañero. Besitos, compartimos el arte y alguna lectura inolvidable, por lo que veo.
Bellísimos cuerpos que aún en nuestros días son cánones de belleza.
ResponderEliminarLa belleza perdura a través de los siglos.
Un abrazo y buen finde
Ya lo decía Protágoras: el hombre es la medida de todas las cosas.
ResponderEliminarCreo que el "juguete" que enseña Hermes al pequeño Dionisos es un racimo de uvas.
Un saludo.
Completo, competo, completo. Por cierto, has visto algunha foto del Hercules Farnesio por detrás? Impresionante (con las manzanas incluídas)
ResponderEliminarCon la escultura griega podemos admirar por vez primera el canon de belleza antiguo sobre el que se asienta del mode de entender actual de lo que consideramos hermoso en el hombre y en la mujer. Bueno, quizá ahora las féminas gusten más delgadas, ¿no?
ResponderEliminarUn saludo
Después de la perfección de la escultura griega, no queda otro camino que lo figurativo o la copia.
ResponderEliminarUn abrazo, maestro.
Grecia clasica, Grecia sublime! pero si parece un milagro, es fascinante.
ResponderEliminarUn beso y felicidades por esta hermosa exposicion.
Una gran entrada y una fenomenal galería de estatuas. Menos mal que los romanos, aunque fuera en mármol, hicieron copia de casi todo.
ResponderEliminarSaludos.
Que lejos, culturalmente, estaba el pueblo griego de los demás. El mar y el comercio le dio carácter.
ResponderEliminarSaludos.
Los griegos de la Antiguedad eran ùnicos como escultores y filósofos, comerciantes, navegantes... Ha sido un placer leer y ver las fotos que has publicado, cuando estudie el arte griego me quedó grabado el "contraposto".
ResponderEliminarUn abrazo y feliz fin de semana
Impressionante a influência da época nas artes... bonita explanação desta fase antiga.
ResponderEliminarBoa semana, mestre.
Beijo carinhoso e flores.
°º✿♫
ResponderEliminarUma ótima aula.
Boa semana!
Beijinhos.
Brasil
°º✿
º° ✿♥ ♫° ·.
Esta é uma parte da história que sempre me fascinou. Principalmente a beleza e as perfeições dos traços das estátuas dos deuses gregos... magníficas. Parabéns, bela postagem! Um forte e quentinho abraço aqui do Brasil.
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