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domingo, 5 de febrero de 2012

LEÓN BATTISTA ALBERTI

 Fachada de la Iglesia de San Andrés de Mantua. 1462.

Tras los inicios innovadores de Brunelleschi en Florencia, Alberti (1404-1472) era el arquitecto destinado a extender fuera de Toscana el estilo nuevo en arquitectura. Alberti es un teórico que representa el saber universal del genio renacentista, anticipando en medio siglo la aparición de Leonardo. Sobresalió en todas las artes, desde el atletismo a la música; ideó artilugios mecánicos y dedicó tratados a todas las artes.
De familia desterrada, pero florentina, Alberti reúnia a los conocimientos técnicos una vasta erudición, y además de sus construcciones, propagó el estilo con sus escritos. Sin un instinto arquitectónico tan extremado como el de Brunelleschi, era también muy práctico en construcción, conocía los escritos técnicos de los antiguos y tenía un gusto refinado para combinar elementos decorativos. El aspecto más innovador de sus propuestas consiste en mezclar lo antiguo y lo moderno propugnando de ese modo la praxis antigua y la moderna, que había iniciado Filippo Brunelleschi. Además, según Alberti: "...el artista en este contexto social no debe ser un simple artesano, sino un intelectual preparado en todas las disciplinas y en todos los terrenos". Una idea heredera del enciclopedismo medieval de los doctos, pero adaptada a la vanguardia humanista. Y como hombre de erudicción humanista (escribía en latín), no sólo trabajó en Florencia para la alta burguesía toscana (los Rucelai), sino que estuvo al servicio de los mecenas más importantes de su época: el papado en Roma, los Este en Ferrara, los Gonzaga en Mantua, los Malatesta en Rímini...
Frente a Brunelleschi, que es un práctico, Alberti es un diseñador teórico y especialista en remodelar edificios viejos. Su influjo fue más importante como teórico compaginando las enseñanzas de Vitrubio con las nuevas tendencias renacentistas. Su arquitectura se basa en las relaciones matemáticas (proporción áurea), en la proporción, en el número y en la extrema monumentalidad. Sus principales edificios son religiosos y sus primeros encargos remodelaciones de edificios medievales, enmascarándolos con portadas renacentistas.Los temas ornamentales de la antigüedad no eran suficientes para estas arquitecturas del humanismo, llenas de conceptos intelectuales de un sentido nuevo, que hubiese sido extraño para los antiguos; por esto la casual circunstancia de reunirse los conocimientos de arquitectura y construcción en la mente de un hombre de letras como Alberti, favoreció el desarrollo de la plástica de las nuevas representaciones figuradas. Alberti era un caballero prestigioso que unía la fama de su brillante conversación a las cualidades de un gran atleta (se dice que podía saltar con los pies juntos sobre la cabeza de un hombre). Además escribía comedias, componía música y pintaba, y estudiaba las ciencias físicas y matemáticas.

 Estatua de Alberti en la Galería de los Uffizi de Florencia.

Alberti nació en Génova, donde residía su familia (su padre era un rico comerciante, desterrado de Florencia por motivos políticos). Estudió en la Universidad de Bolonia diversas disciplinas (derecho, arquitectura, música, física, matemáticas, escultura, griego...). Fue ordenado sacerdote y llevó una exitosa carrera eclesiástica, residiendo bastante tiempo en Roma. Escribó obras en latín y en italiano, comedias, diálogos, libros filosóficos y tratados de arte. 
Alberti fue el primer teórico artístico del Renacimiento, una figura emblemática, por su dedicación a las más variadas disciplinas. Se mostró constantemente interesado por la búsqueda de reglas, tanto teóricas como prácticas, capaces de orientar el trabajo de los artistas; en sus obras menciona algunos cánones. En 1436 publica "De Pictura", obra en la que trata de acercarse a la pintura de Massaccio, Brunelleschi, Lippi y los innovadores florentinos, tratando de dar reglas sistemáticas a las artes figurativas, especialmente las geométricas y los colores; proporciona la primera definición de la perspectiva científica. Más adelante, en 1450, publica "De re aedificatoria", completo tratado de arquitectura en todos los aspectos teóricos y prácticos relativos a la profesión. Se trata de una obra no dirigida a especialistas, sino al gran público con formación humanística, tomando como modelo los "Diez libros de arquitectura" de Vitruvio. Está dividida en diez libros. En esta obra describe toda la casuística relativa a la arquitectura moderna, subrayando la importancia del proyecto, los diversos tipos de edificios siguiendo las funciones que deben desempeñar. En las páginas de esta obra defiende por vez primera el trabajo intelectual del arquitecto, como dibujante de planos e inventor de maquetas. Su misión será la de concebir mentalmente el edificio, confiando su ejecución mateial a los maestros de obras y albañiles. De hecho, los aparejadores Bernardo Rossellino y Marco di Pasti fueron los encargados de poner en pie los palacios urbanos y templos que proyectó. Por último, de 1464 es su tratado "De statua", en el que define la escultura tanto poniendo como quitando y añadiendo y expone las proporciones del cuerpo humano.

Portada de "De re aedificatoria" de Alberti.

Por encargo de la familia Gonzaga constuyó la iglesia de San Andrés de Mantua, simplemente con una planta de cruz latina y una  sola nave con una gran bóveda y una cúpula en el crucero. Así serán después la mayoría de las iglesias del Renacimiento. Para Alberti "el templo bien hecho y bien ordenado es el mayor y más principal ornamento de la ciudad". En San Andrés, el esfuerzo de la bóveda de medio punto sobre la nave única se halla contrarrestado por las capillas laterales que ocupan el lugar antes reservado a las naves laterales; aquí estas capillas se abren a la nave central mediante arcos alternativamente altos y anchos, y bajos y estrechos. La idea de Brunelleschi de construir las iglesias según el tipo de las basílicas clásicas de techo plano aparece rectificada por esta solución de León Battista Alberti, que será definitiva. Alberti va a buscar sus modelos en las construcciones abovedadas de las grandes termas romanas, que permiten dar mayor anchura a las naves. Las naves laterales han desaparecido, y las capillas abiertas a la nave central única, que han ocupado su lugar, se convierten en una serie de centros de interés secundario que acompañan a la gran nave y parecen darle aún mayor anchura.
La voluntad de introducir elementos de la antigüedad queda patente en su fachada, concebida nuevamente como un arco de triunfo y apeada sobre un podio, al igual que los templos romanos. Alberti armonizó las proporciones de la colosal protada, simultaneando el orden gigante en las pilastras de las calles laterales con el orden normal en las pilastras del arco principal. Arriba el frontón triangular que no llega a cubrir la nave central Las columnas han desaparecido también y han sido sustituidas por pilares gigantescos. San Andrés de Mantua, aunque desfigurado hoy por una profunda decoración interior, es un monumento de importancia decisiva, cuya disposición será imitada por todas las iglesias renacentistas y barrocas.




 
 San Andrés de Mantua. Interior, esquema de la fachada y planta.

Pero el primer trabajo que hizo en Mantua es la iglesia de San Sebasián. En 1459 es requerido a instancias de Ludovico Gonzaga. Su primera intervención en dicha ciudad es la iglesia de San Sebastián de Mantua, que empieza en 1460. Esta iglesia era privada para los Gonzaga; tiene planta de cruz griega, dividida en dos pisos, uno de ellos enterrado, con tres brazos absidiados alrededor de un cuerpo cúbico. El brazo anterior tiene delante un pórtico con cinco aberturas. En la fachada el arquitrabe con tímpano dividido sobrevolado por un arco siriaco, inspirado en el arco de Orange.


San Sebastían de Mantua. Fachada e interior. 


San Francisco de Rímini es un templo consagrado aparentemente al santo de Asís, pero en realidad está dedicado a glorificar al señor de Rímini, Segismondo Pandolfo Malatesta y a los suyos; así, se le conoce como el Templo Malatestiano, gravísimamente dañado por bombardeos aéreos en los años 1943 y 1944, uno de los edificios más extraordinarios de la época. El tirano Malatesta quería reunir en este edificio las cenizas de sus antepasados, las suyas y las de su amanteIsotta, así como la de artistas y poetas que honraban su corte.
Exteriormente apenas tiene decoración; sólo en las fachadas laterales hay unos nichos en arcos de medio punto para los sarcófagos de los capitanes que acompañaron a Malatesta en sus campañas, su bufón, su cronista y músico, y su poeta áulico. Esta serie de arcadas ciegas, separadas por fuertes pilares, recuerda más que cualquier otra construcción del siglo XV la arquitectura romana de los Flavios. La fachada principal del templo de Rímini (iniciada en 1446 y aún sin terminar) fue la primera de Europa en la que el arco de triunfo romano se utilizó para la arquitectura religiosa. No hay duda que Alberti estaba obsesionado, muchísimo más que Brunelleschi, por resucitar la antigüedad clásica. En el interior lo que hizo es bastante para causar admiración; a cada lado de la nave central, capillas profusamente decoradas mediante relieves con representaciones de las Virtudes, de los Planetas, de las Artes... Hizo una capilla para el sepulcro de la amante de Malatesta, la diva Isotta, y otra capilla para el propio Segismondo Malatesta.

 Templo Malatestiano en Rímini.

Todo en el Templo Malatestiano revela la gran renovación de conceptos que se realizaba en aquella hora del comenzar del Renacimiento. El cesarismo intelectual, la vida pagana que trataban de imitar hasta en sus estravíos, llevaba a estos primeros hombres modernos a ejecutar geniales extravagancias. Pero la maravilla del templo de Rímini es indiscutiblemente su decoración: los relieves, policromados con los colores del blasón de los Malatesta, azul y plata, contrastan aristocráticamente, con las partes de mármol, en su color blanco natural. Allí aparecen los trofesos, los triunfos de Malatesta, su monograma, las virtudes de Isotta... Segismondo Pandolfo Malatesta fue el típico tirano del Renacimiento, cruel, sin escrúpulos, pero fascinado por las artes y las nuevas ciencias, un gran mecenas.

 Templo de San Francisco o de Malatesta en Rímini.

Trabajó como arquitecto sobre todo para Giovanni Rucellai, comerciante y humanista, amigo íntimo suyo y de su familia. Por encargo de Rucellai, en 1456 proyecta la finalización de la fachada de la iglesia de Santa Maria Novella, que había quedado inacabada en el primer nivel de arcadas. Alberti se encontró con el problema de tener que integrar elementos de épocas anteriores: debajo estaban las tumbas flanqueadas por arcos apuntados y las portadas laterales, también apuntadas, en cambio en la parte superior ya estaba establecida la altura del rosetón en el que, en la parte inferior insertó en el centro una portada clásica, y colocó una serie de arquitos, con una franja de mármol para separar y enmascarar las contradicciones entre los dos niveles. El factor de unificación más poderoso entre ambas partes fue completar la composición con incrustaciones de mármol inspiradas en el románico florentino, como en la fachada de la iglesia florentina de San Miniato.
Por tanto, a la basílica gótica de Santa María (1456), le añadió una fachada de proporciones perfectas, dotada de sentido musical, asumiendo como módulo compositivo el cuadrado. Si nos fijamos en ella, dos cuadrados idénticos componen la parte baja. A continuación, sitúa un tercer cuadrado en medio del cuarpo superior para ocultar la nave central de la basílica, que era más alta y más ancha que las laterales. Finalmente, disimula la altura de las naves laterales con dos ménsulas o molduras. Esta solución de unir los dos cuerpos mediente alerones se convertirá en una constante arquitectónica durante los siglos XVI, XVII y XVIII.


 Fachada de la Iglesia de Santa María la Novella en Florencia.

En 1447 se le encarga la construcción del Palacio Rucellai. Dirigió los trabajos Bernardo Rossellino, siguiendo los dibujos y planos que había enviado Alberti. Más que el patio (patio central rectangular, dispuestas en él las puertas y columnas con la mayor simetría y con una escalera monumental), su intervención en él se centra en la fachada, sobre una base que imita el opus reticulatum romano, realizada entre 1450 y 1460, y formada por tres planos superpuestos, cobijadas por una amplia cornisa en saledizo, separados horizontalmente por cornisas que subrayan las separaciones horizontales; la superposición de filas de columnas con distintos órdenes tiene origen clásico, y se basa en el Coliseo: en el piso inferior o planta baja, columnas dóricas, jónicas en el piso noble o primero y corintias en el segundo piso. La última cornisa de este palacio es la primera que en Florencia sustituyó los viejos aleros de los palacios medievales. El palacio pasará a ser modelo para todas las siguientes construcciones de residencias señoriales. Con la fachada del Palacio Rucellai, Alberti creó un modelo de superposición de los órdenes clásicos que fue imitado durante más de 400 años. Alberti estimaba que las casas privadas de los mercaderes acaudalados deben tener la misma dignidad que los edificios públicos, pero sin ser ostentosas. deben llamar la atención por la comodidad y no por la apariencia. "A mí no me parece bien - dirá- los que en las casas de los ciudadanos particulares pusieron almenas y torreones, porque significan miedo y son de tiranos, ajenas a los ciudadanos pacíficos y a la república bien ordenada".

 
Palacio Rucellai de Rossellino, con planos de Alberti. Dibujo de Alberti de la fachada del
Palacio Rucellai.

Alberti, después de sus trabajos en Mantua y Rímini, pasó a Roma, adonde le reclamó el nuevo papa Nicolás V, erudito de gran renombre, quien, a pesar de haber nacido en Liguria, forma parte del grupo de humanistas de Florencia. Nicolás V tomó partido resueltamente por el Renacimiento florentino, y como su piedad sincera no despertaba sospechas, pudo abrir la iglesia, sin recelo de nadie, al humanismo renaciente. Es natural que el nuevo papa quisiera tener a su lado, para las grandes obras arquitectónicas que proyectaba, a un arquitecto florentino, y éste no podía ser otro que León Battista Alberti.
El Papa bibliófilo y el arquitecto humanista trazaron un proyecto quimérico de ciudad ideal, del que sabemos algo por los libros de Alberti: De re aedificatoria. El programa se redujo, naturalmente, pero la obra principal, que debía ser la nueva iglesia sobre el sepulcro de San Pedro, fue comenzada derribando la parte posterior de la venerable basílica vaticana. Alberti no hizo más que empezar los cimientos del nuevo ábside; sin embargo, la concienzuda dirección del gran florentino permitió un siglo más tarde a Bramante y a Miguel Ángel levantar los colosales muros que habían de sostener la cúpula actual de San Pedro.

Patio del Palacio Rucellai.



Para finalizar, unos videos sobre el arquitecto del Quatroccento, León Alberti:



17 comentarios:

  1. Una maravilla volver a Florencia de tu mano, pasear por algunos sitios emblemáticos. Quizás sea la ciudad más bonita de Italia. Me fascina. Preciosa es fachada de la Iglesia de Santa María la Novella Bss y buena semana para ti.

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  2. Tuve el gusto de visitar Florencia y poder ver en vivo y en directo la iglesia de Santa María la Novella, una preciosa y original fachada.
    Alberti es uno de los autores fundamentales para comprender el fenómeno del Cuattrocento italiano.
    Un saludo.

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  3. Este hombre era un auténtico revolucionario. Tanto el templo malatestiano como Santa María la Novella debieron de causar perplejidad en muchos. Rompían con todo. Y, desde luego, Florencia no sería lo mismo sin él.

    Buenas noches

    Bisous

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  4. A parte de lo que hizo en Florencia no le conozco nada más, pero me gusta mucho la iglesia de San Andrés de Mantua.
    Un abrazo y da gusto pasearse por esta riqueza del arte.

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  5. Estoy con problemas en la conexión y será por eso que no puedo ver los videos (volveré a por ellos...!!)
    El artículo interesantísimo, da muchas ganas de ver todas esas construcciones a la luz de tus palabras y conocimientos. Nos trasmites interés profundo e interesado por lo que hablas. Gracias, es un placer.
    Un fuerte abrazo

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  6. no tenía el gusto de conocer a este Alberti... el cual marcó la pauta de lo que iba a ser el prototipo del hombre renacentista...

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  7. Un gran teórico y con una influencia determinante en el transcurso del Renacimiento y no solo en Italia. Una de esas figuras imprescindibles de la historia del arte.

    Buena semana!!!

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  8. Es un ejemplo de sincretismo entre los modelos clásicos y una visión futurista de la arquitectura civil y religiosa. Por eso pasan siglos hasta la llegada de un nuevo modelo que lo supere.

    Saludos

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  9. No conocia a Alberti, estoy maravillada por su obsesion por la antigüedad clasica. Aprendi mucho hoy.
    Un abrazo.

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  10. ¡Y yo sin ver Florencia! :(

    Gracias, Paco, por llevarme aunque sea un poco

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  11. El listón colocado por Alberti tanto por su obra arquitectónica como por sus tratados fue difícil de sobrepasar. Aun con todo, siempre han sido sus tratados estudiados por los arquitectos como el padrenuestro. En todo caso fue un hombre plenamente renacentista por la variedad de disciplinas que manejaba, siempre ligadas al arte, eso sí.
    Saludos

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  12. Excepcional, me gusta mucho la obra de Alberti.

    Desconocía que había estudiado en tantas aéreas. Ya veo de donde su inmensa cultura.

    Saludos Paco

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  13. Hizo mucho y bueno, hasta los cimientos de San Pedro. Un saludo.

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  14. Grande, grande, grande. Sin duda uno de los grandes de la historia de la arquitectura occidental.

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  15. No conocìa a este hombre.

    Pero que talento.

    Cuanta belleza.

    Un abrazo.

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  16. Hola Paco, como no conozco Florencia,sus calles y sus iglesias, tanto arte acumulado. Me ha gustado pasearme por ella y conocer una parte de su historia.
    Muchas gracias
    Con ternura
    Sor.Cecilia

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