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jueves, 10 de marzo de 2011

BERNINI ESCULTOR

Bernini. Éxtasis de la Beata Ludovica Albertoni. Mármol. 1671-1674. Capilla Altieri-Albertoni.
Iglesia de San Francisco a Ripa. Roma.

La escultura del barroco italiano es prácticamente Bernini. Pasa lo mismo que con la escultura del S. XVI con Miguel Ángel. Había otros escultores, pero en general, el panorama de este siglo en Italia era mediocre, de un nivel bajo, y ahí es donde resalta el genio de Bernini. Excepto el maestro, los demás escultores no llegaron nunca a la maestría y la perfección de Bernini, destacando entre otros Esteban Maderna, influido por Benini, Francesco Mochi, Pietro Bernini y Pietro Tacca, florentino, excelente broncista que avanza hacia el realismo, que pasó a la fama por esculpir en España el Retrato ecuestre de Felipe IV en la Plaza de Oriente de Madrid.
La más importante en la escultura barroca es el Naturalismo y plasmar la realidad, pero sin idealización. La naturaleza se copia en todos sus aspectos. Se intenta sorprender a esa naturaleza en un momento concreto y pintoresco, en un segundo contenido y significativo. Los momentos más fugaces son la especialidad de Bernini. La fugacidad y el movimiento combinados, dinamismo pero no en potencia, como ocurría con Miguel Ángel, sino en acto.
La escultura barroca se diferencia de la renacentista en casi todos los aspectos: la renacentista es simétrica, frente a la barroca, asimétrica y con varios puntos de vista; la renacentista es plástica y volumétrica, mientras la barroca es pictórica y detallista; en el Renacimiento se busca el naturalismo idealizado, en el barroco el naturalismo pleno; el movimiento renacentista es estático o movimiento en potencia, frente al barroco que es dinámico y desequilibrado; en el Renacimiento se persigue el retrato idealizado, frente al retrato barroco, que es espiritual; la escultura renacentista consigue superficies tersas, frente a la barroca, con superficies de varias calidades. En la escultura barroca también se da el deseo de fuerza, de monumentalidad y de expresión que hay en la arquitectura barroca, pero es la escultura del movimiento. Frente al equilibrio y reposo del Renacimiento o la tensión interior, replegada sobre sí misma, del Manierismo, la escultura barroca va a proyectarse dinámicamente hacia fuera. Así, son frecuentes las composiciones en aspas, con paños flotantes por el viento y la gesticulación expresiva en manos y brazos. Se trata de representar las distintas calidades de las cosas, a través del mármol o el bronce.

Bernini. Rapto de Proserpina. Mármol. 1621-1622. Galeria Borghese. Roma.

En cuanto a los temas, los más representados son los religiosos, sobre todo, con apoteosis de santos y escenas de martirios o éxtasis y alegorías, como el triunfo de la fe. También se desarrolla extraordinariamente la escultura funeraria, rica y fastuosa, haciendo exaltación de lo humano y del carácter heróico, como una exaltación del poder del difunto. También hay esculturas ecuestres, llenas de ímpetu heróico, así como fuentes monumentales para embellecer las ciudades, casi siempre de carácter alegórico. En Italia el material utilizado por excelencia será el mármol. Además, la arquitectura se servirá de la escultura en el remate de los edificios, supliendo columnas y adosadas a los muros.
Junto a Bernini, cabe citar en Roma a otros dos grandes maestros que, aunque hubieron de sufrir su influencia, representan otra corriente estilística diferente: El primero es Francisco Duquenoy, flamenco de nacimiento, autor del gran San Andrés del Vaticano. El otro escultor es el boloñés Alessandro Algardi, formado en la escuela de los Carracci, quién concibe grandes relieves y escenas de solemne monumentalidad, cuidando extraordinariamente los detalles. Destaca su Degollación de San Pablo en Bolonia.

Gian Lorenzo Bernini (1598-1680) es la figura culminante del espíritu barroco italiano. Marca con su sello toda una época y basta su obra para comprender y sentir el barroco italiano. Es la figura más destacada del Barroco italiano. Hombre moderno de amplio espectro de actividades plásticas, se dedicó a la arquitectura y a la escultura sobre todo, aunque también fue dramaturgo, urbanista y diseñador de sus propios decorados y vestuarios. Hizo también arquitectura provisional o efímera. Bernini dominó todas las disciplinas artísticas, pero por encima de todo su vocación fue la escultura. Fue un hombre de genio precoz, se le atribuyen esculturas de gran calidad a los 10 y 11 años de edad. Tiene un virtuosismo innato de alta inteligencia práctica y una profunda sensibilidad emocional. Educado en el espíritu jesuítico, alcanza profundamente el sentido contrarreformista y refleja admirablemente las pretensiones del poder de la iglesia.
Gozó de una coyuntura histórica excepcional. Su vida fue una auténtica carrera de éxitos desde los 21 años en que es nombrado caballero. Era brillante y aristocrático en el trato, con un gran talento para crear con rapidez. Supo colmar los ideales creativos de su tiempo. Tenía una mentalidad práctica y representa el arte al servicio del poder. Aceptó la Contrarreforma y no cuestionaba la finalidad que pudiera tener sus obras al servicio de los grandes. Fue el protegido por excelencia de los Papas, sirvió a 8 Papas además de a Cardenales y al Rey Luis XIV de Francia. Fue el protegido de Urbano VIII, uno de los Papas con más personalidad (l623-1644). Aristocrática es también la única orden religiosa que le contrató: la Compañía de Jesús.

Bernini. Busto de Constanza Buonarelli. Mármol. 1635. Museo Nacional
del Bargello. Florencia.


Para conocer la actividad de Bernini como arquitecto, pueden consultar esta entrada.


Bernini había nacido en Nápoles y se había formado en Bolonia en la escultura manierista. Se formó con su padre que era escultor y en sus primeras obras se aprecia el manierismo florentino. Cuando se estableció en Roma aprendió la escultura helenística del Vaticano y la pintura del S. XVI, sobre todo a Miguel Ángel. Su actividad más continua es la de escultor. Sólo pintó de 1620 a 1630, realizando buenas obras por su dominio del dibujo y del color. Influido por el papa Urbano VIII cursó estudios de arquitectura porque quería que Bernini fuera su Miguel Ángel. Como arquitecto no haría obras importantes hasta 1658. Anteriormente se formó con la arquitectura de su entorno y fijándose sobre todo en la de Borromini.
Los rudimentos de la profesión los adquiere con su padre, que en 1605 se traslada de Nápoles a Roma. A partir de entonces, el joven Bernini copia las antigüedades grecolatinas del Vaticano y admira el arte de Miguel Ángel. Años después sus contemporáneos lo consideraran el Miguel Ángel del siglo XVII. Su técnica será perfecta y su virtuosismo genial lo desarrolla desde la juventud. A él le atrae lo decorativo, la exuberancia y el misticismo. El modelado de la curva y la multiplicidad de planos conducen a la aparatosidad y la conmoción. Su virtuosismo es excepcional al hacer que el mármol se convierta en carne, telas o vegetales. Sus características principales serán el movimiento exaltado y en plena acción, la búsqueda de calidades texturales, la violencia expresiva y un profundo naturalismo. El material que utilizó fue el mármol y tanto las figuras aisladas como los grupos tendrán un punto de vista frontal.


Bernini. Apolo y Dafne. Mármol. 1622-1625. Galería Borghese. Roma.

La etapa juvenil de su producción corresponde a los encargos mitológicos y bíblicos del cardenal Borghese para decorar su villa. Son obras influidas por la línea serpentinata del manierismo, en las que da rienda suelta al virtuosismo técnico en el tratamiento de la textura de la piel, y al estudio psicológico de los héroes griegos y judíos, y ello lo hace estudiando la estatuaria helenística. Entre estas obras, destacan Eneas y Anquises, el Rapto de Proserpina, La cabra Amaltea, Hermafrodita dormido y Apolo y Dafne. Esta última fue realizada entre 1622 y 1625. Representa un tema mitológico inspirado en Las Metamorfosis de Ovidio. El tema representado es el momento crucial: Apolo toca a Dafne y a ésta le empiezan a salir de los cabellos ramas y hojas de árbol y de los pies raíces de laurel. Bernini en esta escultura sienta las bases de la escultura barroca. Capta el instante fugaz, dinámico de la naturaleza real. Este dinamismo se acentúa con la carrera, los dos van corriendo y Apolo está asiendo a Dafne. Es un bloque asimétrico con un pie y un brazo fuera del bloque, en una postura de total desequilibrio; se forman así dos esquemas diagonales, uno con el brazo de Dafne y la pierna de Apolo y otro paralelo con el pelo de Dafne y el brazo de Apolo. Este es un buen ejemplo de escultura de ensamblaje, frente a la escultura de quitar lo que sobra que realizaba Miguel Ángel. Hay unos efectos pictóricos en los plegados agitados por el viento al igual que el cabello de Dafne.

Bernini. David. 1623. Mármol. Galería Borghese. Roma.

También de la primera fase es la obra David, de 1623. Es donde Bernini da el paso definitivo hacia el Barroco, pues ya no tiene ningún rasgo manierista. Está inspirada en el David de Miguel Ángel, aunque su concepción es radicalmente distinta. El material es el mismo (mármol de Carrara), la escala es diferente, mucho más pequeña la de Bernini, pero más diferente es la concepción: del movimiento en potencia de Miguel Ángel se pasa al movimiento en acto de Bernini; éste capta el momento fugaz con el rostro contraído por la fuerza, con los labios mordidos. Está narrando el momento más representativo, en el que va a lanzar la piedra, con el ceño fruncido y los ojos hundidos, la cabeza vuelta. Hay otra vez un eje diagonal, asimétrico y con diferentes puntos de vista, aunque siempre hay uno que es más importante que los otros.
En 1624 era elegido Papa su amigo Urbano VIII y Bernini inicia la época llamada Alto Barroco, que se caracteriza por la importancia conferida al ropaje para apoyar el impacto emocional. Las telas revolotean y se arrebujan en grandes masas de efecto claroscurista, que le permiten policromar la imagen con la luz. Su obra maestra de este momento es el San Longinos en el Vaticano.

Bernini. San Longinos. Mármol. 1629-1638. Basílica de San Lorenzo del Vaticano. Roma.

Entre 1640 y 1654 se desarrolla el Periodo Medio, el más creativo de su carrera. Son los años del pontificado de Inocencio X, alcanzando la cima de su arte, unificando todas las artes y logrando el supremo espectáculo de la teatralidad barroca. Ello se aprecia en el interior de un templo con el Éxtasis de Santa Teresa en la iglesia carmelita descalza de Santa Maria della Victoria de Roma, en la Capilla Cornaro. Esta capilla se llamó la del Cornaro porque así se llamaba el encargante y está toda la capilla decorada en función de esta estatua.. Los miembros de esta familia asisten al prodigio de la transverberación de la Santa de Ávila desde dos palcos abiertos en los laterales de la capilla. Con esta obra supo Bernini lograr unos efectos escenográficos alucinantes, irreales por la luz y el volumen, sin límites definidos y todo para plasmar el clímax de la Santa en la estatua. Ese efecto luminoso hace que las figuras parezcan suspendidas en el aire. Integra el conjunto la pintura, la escultura y la arquitectura: pintura en la policromía de la estructura arquitectónica y arquitectura en el hueco por donde entra una luz cenital, dedicada toda a la escultura. Santa Teresa está recostada sobre unas nubes y elige, como el momento preciso, el clímax emocional de la Santa, en pleno arrebato místico, donde se representa todo el sentimiento teatral y escenográfico del barroco. El ambiente supranatural se aumenta por esa luz cenital que no proyecta sombras, que resbala por los rayos dorados y que simboliza la divinidad iluminando al conjunto. Pero esa luz es captada de diferente manera por la Santa que por el ángel, por la diferente textura de sus ropajes, el mármol está labrado de diferente forma, pulido y rugoso y la luz influye de diferente manera en cada superficie. El ángel que acaba de bajar del cielo está sonriente, con el dardo divino que penetró el pecho de la Santa en el momento del éxtasis, pero su plegado es distinto al de la Santa porque el ángel acaba de descender y lleva el vestido pegado al cuerpo siguiendo la técnica de paños mojados. En la Santa el paño es más pesado, con un plegamiento más tosco, más acartonado. Las únicas partes del cuerpo de la Santa que sobresalen del vestido son: la cabeza, la mano izquierda y un pie. El cuerpo quiere ocultarlo porque en el Barroco no interesa, pero se muestra debajo de ese tejido como un cuerpo relajado, pesado, en unión amorosa con Cristo, en éxtasis místico. Tanto el pie como el brazo caen hacia abajo. Parece como si todo el cuerpo fuera elevándose sin esfuerzo por encima de esa nube.


Bernini. Éxtasis de Santa Teresa. Mármol. 1647-1652. Capilla Cornaro. Iglesia de
Santa María della Vittoria. Roma.

También como muestra del sentimiento religioso es su obra Beata Albertoni moribunda, donde vuelve a insistir con idéntica maestría en el tema del alma deshecha en el éxtasis.
Como gran decorador urbano, realiza un conjunto deslumbrante de fuentes en Roma. Bernini erigió una fuente rústica monumental en el corazón del urbanismo romano, es la Fontana de los cuatro ríos en Plaza Navona de Roma, frente a la Iglesia de Santa Inés de Borromini. Allí aparecen las representaciones fluviales del Danubio, del Ganges, del Nilo y del Río de la Plata, en alusión a las cuatro partes del mundo entonces conocidas. Esta obra monumental trata de exaltar a la iglesia, Pontificado y a la familia del Papa Inocencio X, cuyo palacio se alza en la misma plaza.

Bernini. Fuente de los cuatro ríos. Travertino y mármol. 1648-1651. Plaza Navona. Roma.

Bernini también dio forma al monumento funerario papal en el Sepulcro del Papa Urbano VIII en el Vaticano, donde pone de manifiesto el sentimiento escenográfico del barroco, el cual será muy imitado en épocas posteriores. Está situada en el ábside de la Basílica de San Pedro. Allí sistematizó tres ideas integradas en un esquema claro y muy clásico, tres ideas jerarquizadas y contrastadas con distintos materiales: el personaje se representa en la parte alta en bronce, el sarcófago donde se recogerían los restos del santo también en bronce y, por último, las figuras o emblemas en mármol: las dos virtudes recostadas, la justicia y la caridad en forma de alegorías clásicas. El esquema es piramidal y el Papa es el vértice, sentado como si estuviera vivo, en actitud de arenga y dominando a la muerte física. Las dos alegorías se disponen a los dos lados del sarcófago. Encima del sarcófago hay un esqueleto que simboliza a la muerte, y que está arrancando el cartel del Papa Urbano VIII. En su vejez, en el Mausoleo del Papa Alejandro VII, reelabora el mismo esquema, colocando al Papa en oración y dramatizando aún más el grupo de las alegorías.

Bernini. Sepulcro de Urbano VIII. Mármol y bronce. 1627-1647. Basílica de
San Pedro del Vaticano.

Bernini. Sepulcro de Alejandro VII. Bronce y mármol. 1671-1678. Basílica de
San Pedro del Vaticano. Roma.

En el retrato demostró dos condiciones: un conocimiento perfecto del retrato romano y a la vez un realismo en el retrato individualizado. El naturalismo característico del barroco favorece el arte del retrato, que, aunque practicado en el Renacimiento, no había tenido gran predicamento. Es especialmente representativo el Busto de Constanza Buonarelli. Resolvió el problema del pecho cortado en los retratos de busto mediante la colocación de ropajes flotantes que envuelven los hombros y cuya solución estaba pendiente desde la época imperial Roma, según se observa en el Retrato del duque Francisco I d´Este. También realizó el Retrato de Luis XIV, ya que estuvo trabajando para él en la corte de Versalles. Destaca por la vivacidad de rasgos, así como el virtuosismo en los ropajes. Esta obra fue decisiva para los retratistas franceses de fines del siglo, por su tono de altivez y distanciamiento heroico.

Bernini. Busto de Luis XIV. Mármol. 1655. Museo Nacional de Versalles. París.

También impuso con la imagen de Constantino el Grande (1654), situado en el rellano principal de la Scala Regia del Vaticano, el nuevo tipo de monumento ecuestre, con el caballo en corveta y el personaje heroizado.
Hacia 1665, durante el pontificado de Alejandro VII, Bernini evoluciona hacia el estilo tardío, buscando el expresivísimo y la espiritualidad, tan típica en la etapa final de los grandes maestros italianos, según vimos en Donatello y Miguel Ángel. Las figuras se alargan y los ropajes se retuercen y agitan, como muestran los Ángeles con los atributos de la pasión, que decoran las barandillas del Puente de Sant´Angelo, modelados entre 1668 y 1671.

Bernini. Ángeles con atributos de la pasión. 1668-1671. Mármol. Puente de Sant´Angelo. Roma.



Terminamos con un video resumen de ArteHistoria sobre la escultura de Bernini:






Bibliografía.

-Marías, Fernando: "Gianlorenzo Bernini". Historia 16. Col. "El arte y sus creadores, 20". Madrid, 1993.
- Pijoán, José: "Bernini". En "Arte de los siglos XVII y XVIII en Europa". Summa Artis, Vol. VIII. Espasa-Calpe, 2004
- Wittkower, Rudolf: "Gian Lorenzo Bernini. El escultor del barroco romano" Alianza. Madrid, 1990.
- Wikipedia.




22 comentarios:

  1. Bernini es a la escultura barroca, lo que Velázquez es a la pintura. Dos dioses de las artes convertidos en hombres que lograron casi la perfección. La gran y apoteósica Roma barroca no habría existido sin Bernini...me quedo con el extásis de Santa Teresa y Apolo y Dafne.

    Un saludo.

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  2. ¿Cómo pudo trabajar el mármol convirtiéndolo en ropajes verdaderos, casi delirantes, como si trabajara telas, añadiendo, a veces,texturas diversas en los colores? ¿Cómo pudo reflejar el éstasis y el misticismo? Casi vuela Dafne huyendo de Apolo, pero sus dedos, sus pies, finísimas ramas y hojas de laurel...Bajo la tumba del Papa Alejandro, escondida en un cortinaje marmóleo, la muerte pelada en bronce nos invita a pasar la puerta. Bernini barroco, el escultor, el arquitecto.
    Me quedo con el ángel de la flecha, enigmático, perverso, equívoco, bellísimo, del éxtasis de Sta. Teresa. En plan divertido, con el elefante subido sobre un obelisco de la plaza Minerva. En plan citar a otro maestro, la delicada y sutil Santa Cecilia (Trastevere) de Stefano Madermo.

    Amigo Paco, siempre un grato placer visitarte.

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  3. Ese Apolo y Dafne es una de mis favoritas, sin duda. El efecto de los cabellos agitados por el viento es una maravilla. Ya lo creo que Bernini es la perfección, y la figura culminante del barroco italiano.

    Y mire por dónde me encuentro también aquí con Luis, jiji. Me persigue.

    Feliz dia

    bisous

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  4. Espectacular.

    Bernini, nada menos.

    Uno ve la obra de esta gente, y no entiende a los "criticos" actuales, que ensalzan a gente tan mediocre, por estos dìas.

    Bo se entiende.

    Un abrazo.

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  5. Mi escultor preferido. Sin duda el amigo Lorenzo es el autor de varias de las más grandes obras que jamás se hayan esculpido. El rapto de Proserpina (Perséfone para los amigos) hace el milagro de convertir al tacto la piedra en piel y los "extasis" místicos son auténticos orgasmos terrenales.
    Un saludo.

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  6. Ese barroquismo de Bernini es perfecto. A todas esas esculturas que nos propones solo les falta hablar.
    Excelente el Éxtasis de la Beata Ludovica Albertoni
    Maravillosas figuras de pasión...

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  7. Y a propósito de Bernini, no podía faltar la respuesta de un alumno a una pregunta sobre artistas del barroco italiano: "Bernini, Borromini y Berlusconi". Hombre, algo "artista" o payaso si es un poco. Jejeje.
    Un saludo.

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  8. En Bernini el mármol se hace carne, cada figura plasmada imita la esencia humana y le otorga el alma como forma de arte, ¿qué más se puede pedir?

    Maravilloso, imperecedero.

    Gracias por tu amor al arte.

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  9. Este hombre elevó su escultura a la categoría de obra maestra, codeándose con los maestros clásicos de Grecia y Roma y poniéndose a la altura de Miguel Ángel. Sobre todo llama la atención de él las cualidades táctiles, a parte de otras muchas que ya nos relatas en tu entrada. Para mí es uno de mis escultores favoritos, al igual que lo es Luis Salvador Carmona en España.

    Abrazos

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  10. Me ha gustado mucho tu exposición sobre Bernini.

    Impresionante los sepulcros y el éxtasis de Santa Teresa.

    Saludos Paco.

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  11. Tienen sus obras una sensación de movilidad absoluta e increíble. Captaba los movimientos y eso yo lo veo difícil. Es como dar esa sensación de vida y realidad a una pintura.
    Besos Paco.

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  12. Impresionante Bernini, mil veces he visto sus esculturas en libros y cuando las contemplé al natural eran mejores todavía, genio de los genios, como bien dice Carolus, Bernini es a la escultura lo que Velázquez a la pintura. Aquél que construyó sepulcros grandiosos, yace sin embargo bajo una modesta lápida en la Basílica de Sta. María la Mayor en Roma.

    Estupenda entrada amigo :-)

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  13. Como llego tarde solo exclamaré: Ahhhh Bernini, ¡¡como puede ser posible tanta perfección en la escultura!!. Un fuerte abrazo.

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  14. Personalmente el barroco no termina de llenarme, me resulta un poco recargado, sin embargo en escultura es diferente, me parece muy delicado y expresivo. Bernini naturalmente un maestro.
    Como siempre una magnífica entrada.
    Un beso Paco

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  15. Aciertas de pleno con la diferenciación entre Miguel Angel y Bernini: el acto en potencia y el instante preciso. Mis gustos se inclinan más hacia el Renacimiento, pero Bernini es un artista grandioso.
    Abrazos, Paco

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  16. Amigo Paco, tu blog es una verdadera delicia, estoy cansada, pero me ha devuelto el interés y el sueño se ha esfumado.
    Esas esculturas son eternamente vivas.
    Gracias
    Con ternura
    Sor.Cecilia

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  17. Poder contemplar en persona "Apolo y Dafne" es uno de los recuerdos artísticos más gratos que tendré siempre. Impresionante.

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  18. Aunque normalmente cuando a algún famoso artista se le cita con el nombre de otro grande habido antes, parece que se le pone, en su grandeza, en un lugar secundario; pero en este caso llamar a Bernini el Miguel Angel del siglo XVII no debe ser así, sino un premio. La muestra que nos enseñas de su obra es impresionante. Un saludo, Paco. Siempre aprendiendo contigo.

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  19. Magnífica entrada para este maravilloso escultor, inolvidable. Imposible ir a Roma y no contemplar sus obras. Tanto la de la Beata Albertoni como la de Santa Teresa son absolutamente fascinantes, dan ganas de tocarlas. Gracias por regalos tan exquisitos como éste. Un abrazo.

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  20. Bernini es ciertamente un escultor en grado sumo, uno de los más grandes de la Historia del Arte. Hace unos meses utilicé precisamente el Éxtasis de Santa Teresa en una presentación en la que tuve que hablar sobre el lenguaje no verbal y señalar como, en ocasiones, una misma expresión puede interpretarse de formas diferentes.

    En este caso un creyente verá un éxtasis místico mientras que el que no lo sea probablemente lo asociará a algo más terrenal.

    Buen finde!!

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  21. ¿Qué más se puede añadir de una figura tan genial y con una obra tan extraordinaria?...Creo que una de mis primeras fotos en Roma fue en la Plaza Navona y la recuerdo como si fuera ayer.
    Magnífica entrada!

    Que tengas un feliz fin de semana.
    Un beso.

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  22. Hola a todos, ¿alguien me podría decir los nombres de los personajes que aparecen en los dos palcos por los lados de la Sta Teresa?
    Gracias.
    Magnífico blog

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Deja tu opinión; me es muy válida. Gracias.