Cuan afortunado es el nombre que, de un modo casual, recibió este movimiento artístico que, como se verá, recibió su bautizo en una sala de exposiciones de París. Los pintores que lo impulsan, losfauves, es decir, las fieras, tienen claras intenciones rupturistas y no se muestran excesivamente cohesionados como grupo artístico. Son pintores que actúan como fieras que se han sentido enjauladas por las convenciones artísticas y que reaccionan creando un arte verdaderamente nuevo, cuyos rasgos definitorios son pocos y podrían resumirse en el aprovechamiento del color por encima de la forma y la actitud libre frente a la creación.
En 1905, en el Salón de Otoño de París, se encuentran reunidas las obras
de algunos artistas apenas conocidos o incluso totalmente ignorados:
Derain, Matisse, Rouault, Vlaminck, Manguin, Puy, Valtat. Obras de una
interpretación tan libre y de un colorido tan brillante que, con su
agrupación, se diría que constituyen una alegre provocación. Al entrar
el crítico Louis Vauxcelles en esta sala, en la que figura un bronce del
escultor Albert Marque representando a un niño con una sensibilidad que
recuerda a Donatello, no pudo por menos que exclamar: "Donatello parmi les fauves!"
(¡Donatello entre las fieras!). Al igual que ocurrió con los
impresionistas, aquel epíteto irónico sería adoptado muy pronto, con lo
que
el fauvismo, el primer vanguardismo del siglo, acababa de
ser bautizado. Pero solamente bautizado porque, de hecho, había nacido
con bastante antelación a esta fecha. Estos artistas ya llevaban algunos
años haciéndose notar, especialmente en el Salón de los Independientes.
Esta vez, el hecho de verles reunidos daba a su participación el
carácter de una manifestación colectiva y resaltaba la concordancia de
sus ideas.
Henri Matisse. La raya verde. Óleo sobre lienzo. 1905. Museo Real de Bellas Artes. Copenhague.
El fauvismo puede considerarse como uno de los
primeros movimientos de vanguardia del siglo, aunque la cohesión y el propósito
común del grupo de pintores que la forma es efímera: 1905-1910.
La verdad es que su origen se sitúa en los alrededores del año 1890, cuando Paul Gauguin y Vincent van Gogh, huyendo del impresionismo, intentaban expresar todo su apasionamiento con obras intensamente coloreadas. No cabe duda que la proclamación de Gauguin en PontAven sobre la importancia del color puro y su consejo:"... ¿esta sombra es más bien azul? Píntela de azul marino; ¿las hojas son rojas? Póngale bermellón..", origina la creación de un paisaje según estas reglas y se convierte en mensaje que, a partir de aquel momento, se titulará el "Talismán", en señal de devoción. Pintura y palabras que, recogidas y transmitidas por Sérusier a sus amigos de la Académie Julián, constituyen el punto de partida de esta nueva forma de concebir la pintura y de exigirle que alcance la máxima expresión. El apasionamiento de Van Gogh sigue esta misma línea y conduce a idénticas exasperaciones y parecidas libertades.
En el transcurso de los años siguientes, otros artistas se ven intensamente influidos por esos ejemplos, demostrando así que todo ello expresa las aspiraciones de una nueva generación. Efectivamente, casi todos los artistas a los que se hará referencia nacieron entre 1870 y 1880. Todos estos artistas, que estudiaron con Gustave Moureau, son Henri Matisse, André Dearin, Maurice de Vleaminck, Albert Marquet, Raoul Dufy, Georges Rouault (en sus inicios, luego siguió un camino expresionista), Henri Manguin, Charles Camoin y Jean Puy.
El fauvismo será un rechazo de los
convencionalismos y el descubrimiento de un lenguaje personal. Sin embargo, esta liberación no tendrá como base la apariencia de
desorden, de ingenuidad o de ignorancia, ni el rechazo de las
disciplinas de escuela. Muy al contrario, los artistas no reclaman
aquella libertad hasta que tienen plena conciencia de haber alcanzado
los medios necesarios para su oficio. Estos jóvenes pintores son
excelentes alumnos y trabajan conscientemente para aprender la técnica,
antes de aventurarse en innovaciones. Incluso Matisse, que daría pruebas
tan evidentes de independencia, prosiguió durante años su aprendizaje
como artesano escrupuloso, frecuentando asiduamente el Musée du Louvre,
estudiando a los grandes maestros, copiando sus cuadros, hasta el punto
de llegar a exponer en el tradicional Salón de la Société Nationa-le
des Beaux Arts.
La verdad es que su origen se sitúa en los alrededores del año 1890, cuando Paul Gauguin y Vincent van Gogh, huyendo del impresionismo, intentaban expresar todo su apasionamiento con obras intensamente coloreadas. No cabe duda que la proclamación de Gauguin en PontAven sobre la importancia del color puro y su consejo:"... ¿esta sombra es más bien azul? Píntela de azul marino; ¿las hojas son rojas? Póngale bermellón..", origina la creación de un paisaje según estas reglas y se convierte en mensaje que, a partir de aquel momento, se titulará el "Talismán", en señal de devoción. Pintura y palabras que, recogidas y transmitidas por Sérusier a sus amigos de la Académie Julián, constituyen el punto de partida de esta nueva forma de concebir la pintura y de exigirle que alcance la máxima expresión. El apasionamiento de Van Gogh sigue esta misma línea y conduce a idénticas exasperaciones y parecidas libertades.
En el transcurso de los años siguientes, otros artistas se ven intensamente influidos por esos ejemplos, demostrando así que todo ello expresa las aspiraciones de una nueva generación. Efectivamente, casi todos los artistas a los que se hará referencia nacieron entre 1870 y 1880. Todos estos artistas, que estudiaron con Gustave Moureau, son Henri Matisse, André Dearin, Maurice de Vleaminck, Albert Marquet, Raoul Dufy, Georges Rouault (en sus inicios, luego siguió un camino expresionista), Henri Manguin, Charles Camoin y Jean Puy.
Henri Matisse. Lujo, calma, voluptuosidad. Óleo sobre lienzo. 1905. Museo d´Orsay. París.
En los primeros años de nuestro siglo, su admiración por
Cézanne y el ejemplo de los neoimpresionistas le inducen a una actitud
menos prudente y provoca un escándalo con su absoluta intransigencia,
tanto en el empleo de los colores más brillantes como en el dibujo o la
composición. Considera que este género de investigaciones es la
finalidad de la pintura, y pone en tela de juicio aquella noción de
estricta imitación de la realidad que ha provocado los malentendidos
entre el artista y el público.
La rebelión fauve fue en realidad la primera expresión violenta de la pintura del siglo XX. Pero no introducian ningún concepto nuevo en la pintura; realmente se trataba de asimilar los experimentos de Gauguin, Van Gogh, Seurat y Cezánne, y al mismo tiempo destruirlos. Siguen pintando un mundo objetivo: retratos, bodegones, interiores, etc, temas ya trabajados por los Nabis, pero los desnaturalizan al liberar el color de su función descriptiva. El color cobra vida propia e independiente del dibujo, que queda sometido a su jerarquía. Con ello jerecerán inmediata influencia sobre la tendencia expresionista del arte modern.
- Interpretación lírica y emocional de la realidad con temas agradables de retratos o paisajes. Algunos prefieren los temas de la pintura al aire libre: vistas rurales o urbanas; otros prefieren interiores, desnudos, incluso la alegría del vivir.
- La profundidad desaparece y los volúmenes se perfilan con pinceladas fuertes y no con el claroscuro. La ruptura con la perspectiva tradicional es un hecho consumado. En defenitiva, se olvidan del modelado, del claroscuro y de la perspectiva.
- Otra característica de esta pintura es su intención de expresar sentimiento, algo que anteriormente intentaron los pintores Nabis. Esto hace que percibieran la naturaleza y lo que les rodea en función de sus sentimientos.
-Estamos ante un arte figurativo pero bastante antinatural.
La rebelión fauve fue en realidad la primera expresión violenta de la pintura del siglo XX. Pero no introducian ningún concepto nuevo en la pintura; realmente se trataba de asimilar los experimentos de Gauguin, Van Gogh, Seurat y Cezánne, y al mismo tiempo destruirlos. Siguen pintando un mundo objetivo: retratos, bodegones, interiores, etc, temas ya trabajados por los Nabis, pero los desnaturalizan al liberar el color de su función descriptiva. El color cobra vida propia e independiente del dibujo, que queda sometido a su jerarquía. Con ello jerecerán inmediata influencia sobre la tendencia expresionista del arte modern.
Henri Matisse. La alegría de vivir. Óleo sobre lienzo. 1906. Fundation Barnes. Merion.
Podemos resumir las características generales del fauvismo en:
-
Libertad absoluta en la utilización del color, hasta llegar a la
exaltación o la violencia, sin mezclas ni matices; el color se
independiza del objeto, haciendo un uso arbitrario de este respecto a la
naturaleza, cuyos resultados pueden ser rostros verdes, árboles azules,
mares rojos...
- Extrema simplificación de formas y elementos: los objetos y
contornos se perfilan con pinceladas gruesas, anchas, bastas y se rellenan con
manchas de color planas. Se emplea toques rápidos y vigorosos, trazos toscos y discontinuos, aunque se cree distorsión en las figuras: se persigue dar una sensación de espontaneidad.- Interpretación lírica y emocional de la realidad con temas agradables de retratos o paisajes. Algunos prefieren los temas de la pintura al aire libre: vistas rurales o urbanas; otros prefieren interiores, desnudos, incluso la alegría del vivir.
- La profundidad desaparece y los volúmenes se perfilan con pinceladas fuertes y no con el claroscuro. La ruptura con la perspectiva tradicional es un hecho consumado. En defenitiva, se olvidan del modelado, del claroscuro y de la perspectiva.
- Otra característica de esta pintura es su intención de expresar sentimiento, algo que anteriormente intentaron los pintores Nabis. Esto hace que percibieran la naturaleza y lo que les rodea en función de sus sentimientos.
-Estamos ante un arte figurativo pero bastante antinatural.
- Defendían una actitud rebelde, un intento de transgresión de las normas
con respecto a la pintura. Buscaban en definitiva, algo diferente, que
les hiciese avanzar en el ámbito artístico.
Henri Matisse (1869-1954) se sitúa en la cumbre del arte francés del siglo XX, ofreciendo simultáneamente un ejemplo de orden e imaginación, de disciplina y libertad. Sus sucesivas provocaciones son los descubrimientos continuados de un nuevo clasicismo francés y cuando proclama su esperanza de crear un arte lleno de calma que sea un descanso para el hombre fatigado por una jornada de trabajo, no hace ni una "boutade" ni una concesión al fácil bienestar, sino que -al contrario- expresa una severa voluntad de situarse en la cumbre de la serenidad. Hijo de un comerciante de granos, nació en Cateau-Cámbresis, al norte de Francia y estuvo estudiando leyes, empezando a estudiar pintura en una convalecencia de una apendicitis. Estudió en la Académie Julian, regentada por Adolphe-William Bouguereau, y después en L´Ecole des Beaux-Artes, en la clase de Moureau, como ya hemos comentado.
Los textos de Matisse y sus confidencias muestran las tensiones de su espíritu y el dominio de su espíritu sobre la obra. Sin embargo, ésta no refleja inquietud alguna; se sitúa más allá de las complejidades morbosas y tiene la elegancia de la perfección puesta al servicio del mejor clasicismo. En una época de búsquedas y también de incertidumbres, aporta el ejemplo de una completa realización con todas sus certezas.
Así Matisse aparece como un gran revolucionario, pero no como un rebelde, puesto que su aparente facilidad es la respuesta a los problemas que se ha planteado a sí mismo. Entre los grandes arabescos que ritman las composiciones de Alegría de vivir (1907-1908) o los de la gran composición de la Fundación Barnes sobre el tema de La Danza (1932-1933) y los papeles recortados del fin de su vida, hay una indiscutible unidad que no tiene nada que ver con un estancamiento. Igualmente, entre las escenas de interiores de Niza (hacia 1919) y los dibujos realizados sobre los muros de la capilla de Saint Paul de Vence (hacia 1950) hay la misma atmósfera de meditación silenciosa. Sin embargo, pese a sus constantes, el arte de Matisse es una incesante reinvención para llegar a lo más profundo de sí mismo, y por ello es, hasta la última obra del artista, de una agudeza casi mágica.
Las obras más representativas de Matisse del fauvismo son:
Henri Matisse. Estudio en rojo. Óleo sobre lienzo. 1911. MOMA. Nueva York.
Henri Matisse (1869-1954) se sitúa en la cumbre del arte francés del siglo XX, ofreciendo simultáneamente un ejemplo de orden e imaginación, de disciplina y libertad. Sus sucesivas provocaciones son los descubrimientos continuados de un nuevo clasicismo francés y cuando proclama su esperanza de crear un arte lleno de calma que sea un descanso para el hombre fatigado por una jornada de trabajo, no hace ni una "boutade" ni una concesión al fácil bienestar, sino que -al contrario- expresa una severa voluntad de situarse en la cumbre de la serenidad. Hijo de un comerciante de granos, nació en Cateau-Cámbresis, al norte de Francia y estuvo estudiando leyes, empezando a estudiar pintura en una convalecencia de una apendicitis. Estudió en la Académie Julian, regentada por Adolphe-William Bouguereau, y después en L´Ecole des Beaux-Artes, en la clase de Moureau, como ya hemos comentado.
Los textos de Matisse y sus confidencias muestran las tensiones de su espíritu y el dominio de su espíritu sobre la obra. Sin embargo, ésta no refleja inquietud alguna; se sitúa más allá de las complejidades morbosas y tiene la elegancia de la perfección puesta al servicio del mejor clasicismo. En una época de búsquedas y también de incertidumbres, aporta el ejemplo de una completa realización con todas sus certezas.
Así Matisse aparece como un gran revolucionario, pero no como un rebelde, puesto que su aparente facilidad es la respuesta a los problemas que se ha planteado a sí mismo. Entre los grandes arabescos que ritman las composiciones de Alegría de vivir (1907-1908) o los de la gran composición de la Fundación Barnes sobre el tema de La Danza (1932-1933) y los papeles recortados del fin de su vida, hay una indiscutible unidad que no tiene nada que ver con un estancamiento. Igualmente, entre las escenas de interiores de Niza (hacia 1919) y los dibujos realizados sobre los muros de la capilla de Saint Paul de Vence (hacia 1950) hay la misma atmósfera de meditación silenciosa. Sin embargo, pese a sus constantes, el arte de Matisse es una incesante reinvención para llegar a lo más profundo de sí mismo, y por ello es, hasta la última obra del artista, de una agudeza casi mágica.
Henri Matisse. La Danza. Óleo sobre lienzo. 1910. Museo del Ermitage. San Petersburgo.
- La raya verde (1905), donde aparece la representación de una mujer absolutamente degradante para un espectador común, irracional estéticamente e incluso inmoral en el plano ético, ya que se manipulaba grotescamente la imagen de una persona, creada a semejanza divina. Aquello no podía considerarse pintura.
- Lujo, calma, voluptuosidad (1905), título tomado de unos versos de Baudelaire. Se relaciona esta obra con las Bañistas de Cézanne en el concepto formal y con la moda del mito arcádico en cuanto al tema. Esa Arcadia feliz, donde los pastores, integrados en la naturaleza, dedican las horas muertas a la danza, la música y las justas poéticas, había sido recuperada por el Renacimiento y el Clasicismo francés.
- La alegría de vivir (1906) es la obra cumbre de estos años y el arranque de una serie de estudios de relación entre espacio y figura, línea y color.
- Armonía en rojo (1908). Se trata de un nuevo interior con mesa de comedor, pero con un mundo extraño, donde la mesa y la pared forman un todo con el mismo color rojo sin gradaciones. Se prescinde totalmente de la perspectiva, si bien los ramos que se pegan a las superficies tratan de indicar el límite de los objetos.
- Estudio en rojo (1911). Ahora Matisse propone la total contracción del espacio mediante el color. Con unas líneas claras simplemente, hechas como en reserva, delimita suelo y objetos. Sin producir roturas en el objeto visual, el artista controla el espacio pictórico de modo parelelo a como están haciendo los cubistas.
- Odaliscas (serie de los años veinte), donde tras una etapa figurativa tras la Gran Guerra, vuelve al derroche decorativo.
- La danza (1910), una nueva síntesis de figura y fondo y colores estridentes.
Otras obras son Mujer con sombrero (1905), Desnudo azul, Bodegón con peces rojos (1911) o La blusa rumana.
- Lujo, calma, voluptuosidad (1905), título tomado de unos versos de Baudelaire. Se relaciona esta obra con las Bañistas de Cézanne en el concepto formal y con la moda del mito arcádico en cuanto al tema. Esa Arcadia feliz, donde los pastores, integrados en la naturaleza, dedican las horas muertas a la danza, la música y las justas poéticas, había sido recuperada por el Renacimiento y el Clasicismo francés.
- La alegría de vivir (1906) es la obra cumbre de estos años y el arranque de una serie de estudios de relación entre espacio y figura, línea y color.
- Armonía en rojo (1908). Se trata de un nuevo interior con mesa de comedor, pero con un mundo extraño, donde la mesa y la pared forman un todo con el mismo color rojo sin gradaciones. Se prescinde totalmente de la perspectiva, si bien los ramos que se pegan a las superficies tratan de indicar el límite de los objetos.
- Estudio en rojo (1911). Ahora Matisse propone la total contracción del espacio mediante el color. Con unas líneas claras simplemente, hechas como en reserva, delimita suelo y objetos. Sin producir roturas en el objeto visual, el artista controla el espacio pictórico de modo parelelo a como están haciendo los cubistas.
- Odaliscas (serie de los años veinte), donde tras una etapa figurativa tras la Gran Guerra, vuelve al derroche decorativo.
- La danza (1910), una nueva síntesis de figura y fondo y colores estridentes.
Otras obras son Mujer con sombrero (1905), Desnudo azul, Bodegón con peces rojos (1911) o La blusa rumana.
Henri Matisse. Mujer con sombrero. Óleo sobre lienzo. 1905. Colección particular.
Henri Matisse. Bodegón con peces rojos. Óleo sobre lienzo. 1911. Museo del Ermitage. San Petersburgo.
_________________________________________
Para acabar, dos videos: uno sobre el fauvismo en general, y otro sobre la obra de Henri Marisse:
No están entre mis favoritas estas corrientes, pero he de reconocer que tal vez fuera un camino necesario que había que emprender desde un punto de vista estético en busca de nuevas formas y, sobre todo, técnicas, en una Europa que se encaminaba hacia una crisis bélica terrible.
ResponderEliminarUn saludo.
Me gusta Matisse, hay que entender su obra y el contexto histórico, si cualquier pintor hiciera hoy cuadros como esos en cualquier academia lo tacharían de artista mediocre.
ResponderEliminarBuenos días, amigo Paco:
ResponderEliminarPosiblemente el Fauvismo sea una de las Vanguardias Históricas más importantes, dentro de la cual Matisse siempre estuvo a mucha distancia de los demás componentes, como el arrepentido Derain o Vlaminck. No hay más que ver hasta dónde llegó este, siendo al único a quien Picasso le miraba con respeto.
Me parece un movimiento imprescindible para la explicar la ruptura con la mímesis y un buen anticipo de la abstracción.
Un saludo y que disfrutes del día.
Maravilloso, me encanta Matisse, precisamente!
ResponderEliminarY qué fácil lo hace usted con sus explicaciones. Da gusto.
Feliz día
Bisous
Hoy seguimos disfrutando con las entradas de tu blog.
ResponderEliminarImprescindibles las explicaciones para conocer los entresijos del Movimiento.
Un abrazo
Matisse es siempre impactante, me encanta su fuerza y la seleccion de obras que nos presentas, es maravillosa.
ResponderEliminarUn abrazo grande.
El color por encima de la línea era su máxima.En la época que surgió este movimiento:fuerza, efectividad, surgió por una necesidad de darle fuerza a la pintura por eso este excesivo cromatísmo.
ResponderEliminarUn saludo Paco feliz semana.
El fauvisnmo viene a ser una evolución de las propuestas de Gauguien y Van Gogh, que no de Cezanne, cuyo testigo sería tomado por los cubistas. Hace poco hicieron una exposición muy buena en La Alhambra sobre Matisse en Granada y la influencia que tuvo el arte oriental del sur de España en su obra. No tuve ocasión de poder visitarla, pero seguro que aportó una visión interesante de los motivos orientales en su obra.
ResponderEliminarUn saludo
Como me gusta Matisse!
ResponderEliminarGRacias Paco por ésta fabulosa entrega y gracias por tus visitas, siempre tan cálidas y oportunas.
Besos y abrazos.
Te dejo un regalo:
Matisse
Lo que estos colores
nos reclaman
es sólo una palabra:
gracias.
Nunca los frutos
llegaron a la boca
tan frescos.
Nunca la desnudez
estuvo al alcance de la mano
tan desnuda y redonda,
la inocencia tan cerca
de la luz que viene
del ojo de los cristales.
Y nunca el verde
fue tan húmedo y tan suave,
la sangre tan roja,
el azul tan maduro,
tan lavado y tan limpio
de las impurezas que a veces
le cubren el perfil.
Y tampoco nunca el rosa
fue más rosado,
como si el mundo fuese sólo
un botón de esas flores que
o no se desmayan
o no se marchitan
o, simplemente,
nunca se deshojan.
Y nunca una golondrina
encontró lugar más abrigado
donde hacer su nido.
Albano Martins
Nos adentramos en las últimas entradas en la evolución de los movimientos pictóricos (y algo más que pictóricos) que arrancan en el final del XIX y continúan en el XX. Una lección continuada que sigo con interés.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy interesante. Me gusta Matisse, aunque no esté entre mis preferidos.
ResponderEliminarUn saludo.
Querido Paco, ¡qué extraordinaria manera de aproximarnos al Arte! Toda una lección para los que nos declaramos tus alumn@s en las aulas de internet!
ResponderEliminarMil bicos, caro.
Reconozco tu magnífico trabajo, admito el arte de estos grandes pintores y los respeto, su creatividad, pero no son estos pintores ni sus cuadros los que me entusiasman.
ResponderEliminarYa lo dije en el anterior post, soy clásica salvo excepciones.
Bss
Magnifica entrada, aprendemos un monton con tus lecciones.
ResponderEliminarQué grande!!!
ResponderEliminarAunque conozco la obra de matisse, desconocía los entresijos de su movimiento.
ResponderEliminarNo es propiamente de los que me gusten, pero resulta interesante
Siempre ameno Paco.
Saludos
Me gustan esos colores puros y vivos del fauvismo.
ResponderEliminarUna entrada que he leído con mucho interes.
Saludos
Ayer jueves estuve con un grupito en Málaga visitando el Thyssen y el Picasso: ¡cómo me hubiera gustado ir en tu compañía! Cierto que lo disfruté mucho, pero te tuve presente en todo instante.
ResponderEliminarUn abrazo.
¸╭•⊰✿¸.
ResponderEliminarBom domingo!
Beijinhos.♡ღ
•*✿⊱╮ღ
No entiendo mucho de arte ni de pintura pero le agradezco sus palabras sencillas para explicar a este autor. La lectura me ha enganchado. Podría seguir leyendo y aprendiendo cosas nuevas si lo encontrará tan bien explicado y entretenido a como las expone usted. Gracias y un saludo.
ResponderEliminar