Hardouin Mansart; Charles Le Brun y Andre Le Nôtre. Palacio de Versalles. París.
Las
motivaciones que los artistas franceses podían recibir para su creación
son muy diferentes a las que tenían los artistas en Italia. Francia ha
permanecido católica, pero su situación política en el siglo XVI le
hace atender más a los asuntos de estado que a los religiosos. Este país
se desembaraza del cerco hispano-austriaco y se convierte en la primera
potencia europea a mediados del siglo XVII.
En
el arte, el signo de Francia será el palaciego antes que religioso. La
arquitectura atenderá a los palacios y jardines, la pintura a escenas
míticas bucólicas y de genero y la escultura a los retratos e
inmortalización de personajes poderosos. Otro aspecto singulariza al
barroco francés de los demás barrocos europeos: opone los exteriores y
los interiores. El exterior se mantendrá en una línea de relativa pureza
clásica. El interior es todo lo contrario. Los espejos, los cielos
decorados, los muebles nos sumergen en un mundo refinadísimo y suntuoso.
Por otra parte, ya desde Luís XIV se fundan las Academias para que
orienten la creación artística hacia los fines políticos.
LA ARQUITECTURA BARROCA FRANCESA
A
comienzos del siglo XVII y bajo el reinado de Enrique II, la
arquitectura francesa se preocupa sobre todo de la utilidad y la
funcionalidad. La reconstrucción de Francia tras las Guerras de
Religión, y la necesidad de proteger a la burguesía, crea formas simples
y elegantes que obtienen gran éxito. La Plaza de los Vosgos y la del
Delfín, en París, son ejemplos de esa arquitectura sobria que pervive de
algún modo en tiempos de Luís XIII, aunque arquitectos que conocen lo
italiano y un deseo de magnificencia van introduciendo elementos nuevos:
es el caso del Palacio de Luxemburgo en París, construido para María de Medicis.
Palacio de Luxemburgo de París. Iniciado en 1615.
Pero
serán las obras de Lemericer y Mansart las que reflejan el eco de lo
romano, interpretado en un sentido de equilibrio y mesura muy franceses.
De Lemercier, protegido de Richelieu, es la Iglesia de la Sorbona de París, con cúpula y fachada inspiradas en la arquitectura romana; por su parte, François Mansart
realiza una importante serie de “Hoteles”, es decir, viviendas urbanas
para la alta burguesía o la nobleza, cómodos y elegantes.
Con
la llegada al trono de Luís XIV, el Rey Sol, y su intendente Colbert,
un deseo de magnificencia y reglamentación inunda la arquitectura
francesa. Se desea un arte fastuoso que exprese el esplendor del monarca
absolutista y del país, pero que a la vez, sea claro, lógico y sin
excesos. Los franceses ha procurado por largo tiempo considerar su arte
del siglo XVII como clásico y se habla de clasicismo francés. Luís Le Vau, autor del Palacio de Veau-Le-Viconte, y de la Fachada del Louvre, con gran columnata clásica, será el intérprete de los deseos del Rey. También Claude Perrault define en su obra el sentido constructivo clásico. Junto a Le Vau levanta la columnata de la Fachada exterior del Palacio del Louvre de Paris.
El deseo de completar el Louvre, hizo invitar a París a Bernini, pero
sus proyectos, demasiado ambiciosos (sus fachadas onduladas obligaban a
destruir todo lo existente) no fueron realizados, aunque sus dibujos
fueron muy utilizados después. Perrault fue un gran conocedor de
Vitrubio y sabe aplicar la solemnidad romana cinquecentista al espíritu
real francés de su tiempo.
Louis Le Vau - Palacio de Le Vau-Le- Viconte. 1655-58.
Jules-Hardouin Mansart, arquitecto de Luís XIV, levanta la Iglesia de los Inválidos de París.
Inspirada en El Escorial, emplea una cúpula miguelangelesca, pero más
airosa, tal vez la cúpula más bella de Francia. También diseñó la Plaza Vendôme de París, concebida como marco para una estatua ecuestre del rey.
Hardouin-Mansart - Iglesia de los Inválidos de París. 1671-76
El Palacio de Versalles
es el prototipo de la residencia áulica del Príncipe absoluto. Nada más
subir al trono, Luís XIV eligió este palacio como expresión de la
monarquía y de su propia persona. Muy pronto, el Palacio y la ciudad que
surgirá a su alrededor se convirtieron en un signo suntuario de
propaganda política. Inicialmente, Versalles había sido un pequeño
castillo, fabricado en piedra y ladrillo, que servía como pabellón de
caza. Su transformación barroco va acorde con su ocupación por Luís XIV,
primero como marco de sus fiestas, luego su vivienda y al final la
capital de Francia, en detrimento de París. Así, se transformó en una
ciudad con mansiones para los cortesanos, ministerios para los
políticos, cuarteles para la guardia y viviendas para los criados.
El Palacio de Versalles es la gran obra que consagra a Hardouin Mansart.
Aunque no es el único arquitecto, él es quien configura su planta y
alzados. De enorme extensión y con absoluto dominio de la horizontal, se
distribuye en tres cuerpos, pero en el inferior y el superior son
basamento y coronación del principal o planta noble. Todo el exterior es
magníficamente sobrio, sereno y majestuoso, y sobre todo armónico.
Mansart diseñó una monumental fachada, por cuyo interior corría la
soberbia Galería de los Espejos, obra del pintor y decorador André Le Brun.
Este decoró los espacios de la galería con mármoles polícromos y
trofeos dorados, pintando en el techo los gloriosos anales del rey.
Posteriormente, Mansart añadió dos alas en escuadra y nuevas
dependencias, como el invernadero de plantas exóticas, el Grand Trianon,
un pequeño palacete emboscado en los jardines y las Grandes y Petittes
Écuries, dos caballerizas reales. También levantó la Capilla Real, cuyo
interior es el paradigma del barroco francés de interiores. De dos
pisos, resulta muy esbelta, y sus mármoles blancos y sobredorados le dan
la buscada suntuosidad.
André Le Brun - Galería de los Espejos del Palacio de Versalles.
Pero
con Versalles se consigue una magnífica integración entre arquitectura y
naturaleza, a través de los esplendorosos jardines. André Le Nôtre
diseñó las tres avenidas de jardines que confluyen en el palacio, y las
calles radiales que se abren en la parte posterior en torno a un gran
canal. Aquí dispuso glorietas, fuentes, pérgolas emparradas entre
parterres y unidades boscosas. Los jardines de Versalles son el marco y
complemento ideal para el palacio, aunque a veces nos preguntamos si no
será el palacio el marco de los jardines. A partir de Versalles, tanto
el palacio como el modelo de jardín francés se extendieron por las
cortes europeas.
André Le Nôtre - Jardines del Palacio de Versalles
LA ESCULTURA BARROCA FRANCESA
La
escultura barroca francesa tiene esencialmente un carácter cortesano,
mitológico y decorativo. Aunque también hay escultura religiosa, su
importancia es menor. La misma razón que hace que en Francia el barroco
sea un arte palaciego hará que la escultura se dirija, principalmente, a
complacer a los poderosos. Los temas serán mitológicos, es decir, temas
gratos para la arquitectura real, pero también abundará el retrato.
En el reinado de Luís XIII no hay grandes figuras, destacando Jacques Sarrazín, quién hace las Cariátides del Pabellón del Reloj del Louvre, obra empapada todavía de clasicismo renacentista.
Jacques Sarrazin - Cariátides del Pabellón del Reloj del Louvre. París
En
tiempos de Luís XIV y en torno a la decoración de Versalles surgen los
dos escultores más importantes de Francia: Girardon y Coysevox. Ambos
conocen bien la escultura romana, y aunque admiran a Bernini, se
inspiran en los dibujos y esquemas compositivos de su compatriota el
pintor Poussin, a la vez que estudian la escultura antigua y el
clasicismo de Algardi.
François Girardon
trabaja principalmente sobre asuntos mitológicos que resuelve con
serenidad aún clásica pero con ese acabado de superficies delicado y
perfecto propio del siglo XVIII. En ese sentido su mejor obra es el
grupo del Apolo y las Ninfas, para Versalles, inspirados en el Apolo de Belvedere. Hizo el Sepulcro del Cardenal Richelieu, compuesto con serena perfección, y preparó una Estatua ecuestre de Luís XIV, destruida en la Revolución Francesa.
Girardon - Sepulcro de Richelieu - 1675-94
Antoine Coysevox
es de mayor fuerza creativa que Girardon. Gran retratista, recurre con
frecuencia a lo que era moda en Francia de retratar a los personajes
como seres mitológicos. El más interesante de estos retratos míticos es
el de María Adelaida de Saboya como Diana Cazadora.
Retrató a los más grandes personajes de las Cortes de Luís XIII y Luis
XIV y, por supuesto a los monarcas, con honda captación psicológica.
Realizó en el gran Relieve de estuco de Luís XIV a caballo, para el Salón de la Guerra de Versalles, y varias esculturas de ríos para el parque del palacio. El Mausoleo de Mazarino, también suyo, recoge la inspiración teatral italiana la interpreta de modo más clásico.
Al margen de París, está el más genial de los escultores franceses, Pierre Puget,
que es, además, el más auténticamente barroco, amigo del dramatismo, de
la tensión y de la violencia formal. Quedó muy impresionado al conocer
la escultura de Bernini, labrando en este mismo lenguaje sus primaras
obras como el San Sebastián de Génova. Ya en Francia madura su estilo
tornándolo más escultórico y acentuando el realismo sin olvidar un
cierto énfasis clásico. Logró enviar obras a Versalles, y una de ellas,
el Milón de Crotona, obra
tensa, inspirada en el Laooconte, gustó mucho y fue aceptada con
elogios, aunque otras obras suyas no tuvieron tanto éxito por su
barroquismo extremado.
Antoine Coysevox - Relieve en estuco de Luis XIV a caballo - 1689
Pierre Puget - Milón de Crotona - 1671-82
Voy a perder la cabeza con estas entradas de tanta cultura estetica, este blog es una amenaza para mi estabilidad mental, jeje...
ResponderEliminarMagnifica exposicion, estoy fascinada por tanta ostentacion, amor al fasto y magnificencia... el lujo y el refinamiento de la corte del Rey Sol y sus sucesores... que decirte? muchas gracias por entregarnos generosamente este momento de placer y embeleso total.
He vuelto a pasear por estos edificios emblemáticos de Paris. Mucha ostentación, lujo y riqueza. Pero ahi están para ser admirados por las futuras generaciones.
ResponderEliminarSiepre grato pasear de tu mano aunque sea por encima de las piedras:-)
Bss
Una maravilla tanto las fotos como tus textos.
ResponderEliminarMuchas gracias.
Un abrazo.
Son edificios magestuosos, los conozco y volvere a visitarlos 100 veces, pero prefiero el barroco italiano.
ResponderEliminarSaludos.
Qué maravilla Versalles. Todavía la recuerdo de cuando estuve en París.
ResponderEliminarY cuanto debe la bohemia francesa de artistas y pintores al arquitecto Mansart y a su gran invento, la buhardilla.
Un saludo.
Impresionante el barroco en Francia.
ResponderEliminarSalud.
Espléndida muestra de los fastos barrocos franceses, gracias compañero, un placer pasear por los jardines de Versalles en primavera.
ResponderEliminarEspero hacerlo en mayo por los no menos majestuosos de la reggia Caserta, la de Carlos III cerca de Nápoles.
Besito.
Me gusta mucho el sepulcro de Richelieu, que belleza!.
ResponderEliminarUn feliz día
Nos tiene muy mal acostumbrados, señor Hidalgo. Como siempre es un gusto refrescar conocimientos y descubrir cosas nuevas con usted.
ResponderEliminarQue tenga una buena tarde, sus amigos anónimos.
Un saludo.
Monsieur, qué maravilla, hoy me he sentido como en casa!
ResponderEliminarLa plaza de los Vosgos que usted menciona, antigua Place Royale, es uno de mis rincones favoritos sin ninguna duda. Y por supuesto mi debilidad por el château de Vau es enorme, porque además lo tengo asociado a acontecimientos apasionantes.
Bueno, bueno, si no ha faltado aquí ni un relieve del rey sol! Mire qué acogedor me ha resultado hoy su espacio :)
Feliz día
Bisous
Finalmente, Paco, las condiciones sociopolíticas, culturales y la fe, son el pórtico y la percha donde se cuelgan las manifestaciones artísticas. La arquitectura que nos presentas es de una belleza exquisita.
ResponderEliminarUn abrazo
El esplendor de la corte de Luis XIV permite este derroche de dinero en pro de agrandar el prestigio de la monarquía y en beneficio del arte. No me importaría poder viajar a Francia para poder disfrutar de ella in situ.
ResponderEliminarUn abrazo
Es de un refinamiento que nos deja en estado de conmoción estética. Y que pericia tenían, es un goce contemplar las obras que presentas hoy.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Impresionante y majestuoso. Como tu relato.
ResponderEliminarSiempre es un placer aprender de ti
Saludos.
Desde luego es deslumbrante la capacidad de trabajar la materia y crear formas de una perfección asombrosa.
ResponderEliminarAbrazos
Hola Paco:
ResponderEliminarMe gusta mucho versalles. es Impresionante estar bajo su techo.
Aunque si he de ser sincero, me parece más majestuoso el barroco italiano.
Saldos
El arte Barroco fue llamado en Francia el arte de los Jesuitas, pues construyeron varias iglesias en ese estilo la màs tipica de Paris es la Iglesia de Saint Paul y Saint Louis (se encuentra en el Marais) es la ùnica iglesia en Paris que no està orientada Este-Oeste, su entrada està en frente de la rue de Sevigné era una forma de atraer a los fieles, en esta iglesia predicaba el gran orador Bossuet, sus sermones podian durar oras, los señores enviaban a sus criados para que les cogieran sitio en la iglesia y al mismo tiempo les calentaban los bancos.
ResponderEliminarUn abrazo
Es un conjunto de elementos bien cordinados y por eso se realzan tantos estos edificios.Son elegantes y sobrios por fuera y los interiores esta decorados con suma elegancia y eso que aquí no se reflejan el mobiliario que es un punto a tener en cuenta.Eran decoradores,arquitectos,ebanistas,jardineros,pintores,escultores,orfebres:pero todos seguian una línea la coherencia en las formas y el buen gusto!.Se creo escuela y hoy en día es sinónimo de buen gusto!
ResponderEliminarUn abrazo.
Jjejeje Me he sentido como en casa de La Dame Masquée...
ResponderEliminarMaravillosas obras de arquitectura que marcaron su época, sólo hay que ver el Palacio Real de Madrid para comprender su influencia.
Abrazos, Paco
Bueno, condensar algo más de un siglo de arquitectura y escultura de un país en unas líneas es una tarea yo diría casi imposible y lo cierto es que lo consigues.
ResponderEliminarEstupenda entrada, amigo que nos pasea por ese París barroco de Louis Le Vau, de Lemercier, de Mansart...
Louis Le Vau me encanta. Es un barroco elegante y sin excesos- como tu bien dices -, muy acorde con el aire parisino. Su College des Quatre Nations, con la tumba de Mazarino, envidioso de la de Richelieu, es otra joya más unida a su obra del Louvre por un puente.
Un abrazo.
Una entrada estupenda. El barroco francés es muy interesante y, como a xibeliuss jar, al ver el sepulcro de Richelieu me he sentido en manos de la dame masquée... Y duele el mordisco del león al pobre Milón de Crotona. Un abrazo.
ResponderEliminarSí, sí, preciosos los palacios y las esculturas, sus arquitectos y sus escultores, pero quiero alabar también a los jardineros, de los que poco se dice y que hicieron maravillas como las que muestras en las fotos. También en España hay unos cuantos jardines dignos de encomio. Saludos.
ResponderEliminarQuerido Paco, abiertamente me alio con Dapazzi y Manuel, prefiero mil veces el barroco italiano; este francés tiene un nosequé de fría teatralidad para mi gusto.
ResponderEliminarMil bicos, caro.
Que buenos recuerdos me has traido. Conozco las fachadas que has puesto.París es una maravilla de arte por todos sitios. Versalles es espectacular.Sus jardines son una verdadera maravilla
ResponderEliminarBuen fin de semana.
Un beso
Uma arte muito elegante e preciosa... por certo, com um ar de exatidão.
ResponderEliminarBeijos.