Fachada principal de la Hispanic Society de Nueva York.
La Hispanic Society of America es un impresionante museo situado a escasos quince minutos y pocas paradas de metro de Times Square, centro de Nueva York, bastante desconocido por el gran público. Fue creado a principios del siglo XX por el filántropo y millonario Archer Milton Huntigton; en su interior alberga la más amplia colección de obras de la cultura española que se pueda visitar fuera de España. También es uno de los pocos templos del arte que no sufre la epidemia de la masificación turística.
La Hispanic Society of América quedó inaugurada oficialmente el 20 de enero de 1908, en el centro de Broadway, entre las calles 155 y 156. Sólo cuatro años antes su fundador, Archer Huntington, había adquirido el terreno para dar contenido a su idea. “Mi museo debe condensar el alma de España a través de los trabajos de la mano y del espíritu. Quiero conocer ese país tal como es y expresarlo en mi museo. Es todo lo que puedo hacer. Si puedo hacer un museo como un poema, ha de ser fácil de leer”. Hoy, ese lugar es zona de acogida y hogar de miles de ciudadanos que se expresan en castellano, en diferentes versiones y tonalidades.
Archer Huntington, hijo único de uno de los hombres más ricos de América y enamorado de España desde niño, hizo de su vocación de hispanista la tenaz razón de su existencia. Empezó coleccionando sellos españoles, bastante antes de su primer viaje a la Península Ibérica, que data de 1892. Este primer viaje a España de Huntigton constituye un epílogo glorioso a la gran saga de los viajeros románticos (Doré, Laborde, Mérimée…) que hicieron en suelo hispano un arquetipo de ese género. Mientras España y los Estados Unidos guerreaban por Cuba, en 1898, Huntington viajaba por el Norte de la Península para descubrir y afirmar contra viento y marea, los insólitos valores históricos, sociales y artísticos de lo español
Una de sus máximas en el coleccionismo fue la de no expoliar el arte del interior de nuestro país, comprando siempre en el extranjero todo lo que tenía que ver con lo hispano.
Estatua de El Cid, delante de la Hispanic Society.
Galería central de la Hispanic Society, biblioteca y museo.
Huntington era gran admirador de la figura del Cid y estuvo mucho tiempo enfrascado en la edición y en el personaje del Mío Cid. Precisamente, desde 1927, la estatua ecuestre de Rodrigo Díaz de Vivar preside la plaza situada frente al museo, dando la bienvenida a todo aquel que se acerca a visitar la cultura española contenida en este espacio museístico.
La enumeración de los contenidos conservadas es bastante importante: 982 cuadros (Velázquez, Goya, El Greco, Rivera, Murillo, Zurbarán, Fortuny, Nonell, Rusiñol, Sorolla, Mir, Anglada Camarasa, Ramón Casas…), 6.800 dibujos, un total de 23.000 obras en el departamento del museo, que incluye pintura, escultura, artes decorativas, colonial, antigüedades… Pero aún hay más: 15.000 libros raros de antes de 1.700, unos 20.000 modernos (1700-1830), casi 250.000 manuscritos desde el siglo XII, 150.000 fotografías etnográficas, unos 18.000 carteles y grabados, el único primer ejemplar que queda de La Celestina, primeras ediciones del Tirant lo Blanc, 125.000 discos…
Uno de los cuadros iniciales es el Retrato de El Duque de Alba, de Antonio Mor, que se exhibe hoy como testimonio de los cuadros iniciales que componen la antológica recopilación. Tras el saludo al Cid, nada más franquear la puerta del palacio aparece una de las inquilinas más reconocidas, La Duquesa de de Alba que Francisco de Goya pintó en 1797 vestida de negro, con el atuendo de una maja. Se cuenta que su autor se la llevó consigo al exilio de Burdeos. Del artista aragonés cuelgan varias obras, como el Retrato del brigadier general Alberto Forastier (1804), pintado rápido encima de otro de Godoy.
Francisco de Goya. Retrato de la Duquesa de Alba. Óleo sobre lienzo (210 cm x 149 cm.). 1797.
El Retrato de Unamuno lo pintó su amigo Ignacio Zuloaga junto a piezas de papiroflexia, a la que era muy aficionado el escritor vasco. Le siguen Retrato de Pio Baroja y La santera de Ramón Casas.
En el recorrido surge otra de las maravillas: se ubica en la biblioteca y se trata el Mapa del mundo cartografiado en 1526 por Giovanni Vespucci, sobrino de Américo Vespucci, explorador que le dio nombre al Nuevo Mundo. Entre los cuadros de El Greco, sobresalen La Sagrada Familia y La Piedad. Al Greco le suceden los Velázquez, como Retrato de una niña, considerado una joya, una rareza en la obra del maestro. A su lado, otra cumbre velazqueña, el Gaspar Guzmán, Conde-Duque de Olivares. Otro cuadro muy interesante es Las chicas de Burriana, del barcelonés Anglada Camarasa, comprado del taller de París, uno de los cuadros más avanzados de la época.
El Greco. La piedad. Óleo sobre lienzo. 1575-1577.
Diego Velázquez. Retrato del Conde Duque de Olivares. Óleo sobre lienzo. 1624-1628.
No hay Picasso, Miró o Dalí. Ello se debe a que Huntington era un hombre de la época victoriana y su gusto, muy conservador, era de otra época. Buscaba lo castizo, lo tradicional y Picasso o Miró se habían convertido en pintores franceses. El magnate era del antiguo régimen, muy culto y conservador, y no le gustaba nada el arte abstracto.
Dejamos para el final la obra de Joaquín Sorolla y la relación de Huntington con el pintor valenciano. Este museo debe mucho a Londres y a una de sus galerías, la Grafton. Ahí fue donde Huntington descubrió en 1908 (el mismo año de la apertura de su museo) la obra de Sorolla. El millonario estadounidense consiguió que la exposición londinense se trasladara a la Hispanic Society, por donde pasaron 160.000 espectadores en poco más de un mes en 1909, siendo el espaldarazo definitivo de ambos hacia la fama.
El caso es que Huntington descubrió a Sorolla. Hizo algo más que comprar cuadros de este pintor, que los compró, como el espectacular Sol de tarde (Beaching the boat). En 1910 le propuso que pintara una serie de grandes retratos en formato gigante que reflejaran la historia contemporánea de España. Para instalar este trabajo monumental, el impulsor decidió añadir un nuevo edificio al principal. Sorolla, ya en plena madurez, se vio desbordado e incapaz de afrontar la documentación que requerían las escenas para un friso de 70 metros de largo por casi 4 metros de alto, en los que plasmar la historia de uno de los países más complejos de Europa. Rechazó la oferta. Huntington comprendió su error y volvió a formularle el impresionante reto, esta vez bajo el encargo de pintar las provincias de España y Portugal, con sus gentes y el espíritu de sus regiones.
Joaquín Sorolla. Fiesta del pan (de la serie "Visiones de España"). Óleo sobre lienzo (14 m. x
3,5 m.). 1913.
Sorolla filtró por su paleta la esencia misma de la España de las regiones y, con tremendo esfuerzo de síntesis, resolvió el encargo del magnate americano que hoy da fama universal y visitantes a la Hispanic Society de Nueva York. El encargo dio lugar a los 14 lienzos (1911-1919) que componen Visiones de España. La sala de su exposición se ha reformado (se reabrió en mayor de 2010). Durante el período de reforma, los cuadros han venido a España, donde se exhibieron en diversas ciudades (Madrid, Valencia, Sevilla…) y alcanzó más de 2,2 millones de espectadores.
La Visión de España reproduce el tipismo y lo castizo de la esencia hispana: los aragoneses de Ansó, los navarros del Roncal, los lagarteranos de Toledo, los tipos segovianos, el flamenco, la semana santa y los toros. Para los toros escoge la plaza de la Maestranza de Sevilla (al elegir la plaza más famosa, representa a todas las plazas), donde los toreros hacen el paseíllo; es tal el verismo de la imagen que se puede saber quien son los retratados, como Machaquito o Matías Lora, “la Rita”.
Joaquín Sorolla. La pesca del atún en Ayamonte (de la serie Las regiones de España). ÓIeo sobre lienzo. 1919.
En fin, un gran museo muy desconocido en la meca del Arte contemporáneo, en el Nueva York del MOMA, el Metropolitan o el Guggenheim. Este museo, en su totalidad, es como se uno se trasladara a cualquier territorio español, pero en Nueva York.
Para más información, consultar www.hispanicsociety.org
Archer Milton Huntington (hacia 1909).
Lo que me parece más admirable de todo es que los filólogos españoles tengan que recurrir a esta institución con tanta frecuencia siguiendo tesis y otras investigaciones. Yus aportaciones,Paco, siempre son grandiosas. Saludos.
ResponderEliminarUn trocito de cultura española en Nueva York, para que luego digan.
ResponderEliminarUn saludo.
No conocia esto.
ResponderEliminarGrandioso.
Un abrazo.
Hola Paco:
ResponderEliminarHe estado dos veces en ese museo. Como comentas, es poco conocido. Sin embargo su riqueza es comparble a la de cualquier museo de su estilo.
Tengo que buscar la foto que me hice en la estatua del Cid...
Saludos
Paco para mi la obra más interesante con la que cuenta Hispanic Society es la de la capilla ardiente de la reina Maria Luisa de Orleans, primera esposa de Carlos II, obra de Claudio Coello y datada en 1689. Aquí te dejo la imagen:http://imageshack.us/photo/my-images/97/lasexequiasdemaraluisado.jpg/
ResponderEliminarUn abrazo.
No conocía de nada este Museo, pero... ¡Vaya colección! Puedo entender la "desconfianza" de Huntington hacia la obra de Picasso, Dalí, etc: no cuadraba para nada con la imagen que el tenía de España
ResponderEliminar¡Me lo apunto para cuando se pueda!
Abrazos
Interesante. La fundación Bancaja trajo hace un par de años la obra de Sorolla, que estuvo expuesta muchos meses, aquí en Valencia y en otros lugares –creo que a Sevilla, también la llevaron- Magnífica. Sobre este gran hispanista, si te interesa, dije algo de él y de su segunda mujer, escultora, en una pequeña divagación en mi artículo “Viajes en tercera persona: Burgos” al mencionar la estatua del Cid, que hay en Burgos, que es réplica como la de Valencia, Sevilla y otras ciudades del original hecho por su esposa, contagiada del hispanismo de su esposo. Un saludo.
ResponderEliminarGracias Paco, tu espacio para mi es venir a aprender.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, sí le amo a los cuatro vientos-
Te dejo mi ternura
Sor. Cecilia
Supe de la existencia de esa sociedad hace unos años a través de un documental de televisión y me quedé muy sorprendido por lo que estaba viendo. Es una institución increíble en un edificio magnífico.
ResponderEliminarUn saludo!!
Paco, amigo, de vuelta al trabajo...espero que habrás disfrutado de tus vacacione.
ResponderEliminarAquí me tienes, admirada con esta colección en la cual no falta casi nadie del arte español.
!Qué gozada la série de Sorolla! Gracias por tus interesantísimos comentarios y por el paseo que nos regalas, !un placer!
Nos vemos, besitos. Natàlia
Añado, me enamora esa imagen en tu cabecera de Hopper, pintor de soledades.
ResponderEliminarGrandiosa y magnifica obra hizo Huntington. Quede impactada por esta maravilla.
ResponderEliminarUn abrazo.
Debe ser espectacular poder conteplar este resumen de la Historia del Arte español en tierras lejanas. Como impresionante fue poder admirar el gran trabajo de Sorolla sobre los pueblos de España atesorados allí y venidos al Prado en ocasión de la exposición que se hizo hace unos años.
ResponderEliminarSaludos
Gracias a todos por vuestros comentarios y opiniones. Desde la Terraza, leí tu artículo, pero paso a releerle de nuevo; Carolus, gracias por tu aportación y enlace. Buen final de semana a todos.
ResponderEliminarAllí se encuentran algunas de los más célebres obras de Sorolla y por desgracia debido a su hemiplejía el artista no pudo ver su gran obra finalmente expuesta en la Hispanic Society...pero tuvimos el enorme placer de disfrutarla en España...Qué maravilla, regresaron!...y yo las vi en Sevilla.
ResponderEliminarPrecioso artículo.
Recuerdos.
Un beso.-
El Maestro de la Luz, El Gran Sorolla, cautivó a grandes y pequeños. Con sencillez y maestría, despertó sueños en sus cuadros perfectos y luminosos. No me extraña que haya acabado allí, al igual que otro maestro, Goya.
ResponderEliminarInteresante tu entrada.
Saludos desde mis fiestas¡¡¡