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viernes, 9 de septiembre de 2011

EL COLECCIONISTA DE ARTE JOSÉ LÁZARO GALDIANO


 José Lázaro Galdiano es, probablemente, el coleccionista español  más controvertido del siglo XX. Su museo en Madrid, heterogéneo y desigual, es fiel reflejo de su propia personalidad. En este post, no queremos hacer un recorrido por su museo madrileño (que será tema de otra entrada), sólo una pequeña semblanza biográfica, para conocer algo más del personaje.

Nacido en Baite (Navarra) en 1862 y fallecido en Madrid en 1947, Lázaro Galdiano fue la personalidad más destacada y menos reconocida del coleccionismo español durante la primera mitad del siglo XX. Según Gaya Nuño, al final de sus días tenía fama de “viejo huraño, arbitrario y esquivo con las gentes” y su vida sigue llena de sombras. Murió retirado y solitario, en lucha permanente con sus propios fantasmas y amargado, sin duda, por no haber obtenido el reconocimiento social y científico que creía merecer.
Hombre independiente y altanero, Lázaro estudió Derecho y Filosofía y Letras, siendo nombrado a los veintiún años secretario de la sucursal del Banco de España en Barcelona, en donde, además de cultivar el periodismo, se inició en el comercio de las obras de arte y fue secretario de la Exposición Universal de 1888. En ese mismo año se instaló en Madrid, iniciando una brillante carrera como hombre de negocios y editor. En 1889 fundó La España Moderna, quizá la revista cultural más importante de su época, y después crearía la editorial del mismo nombre, la Revista Internacional y la Biblioteca de Jurisprudencia, Filosofía e Historia. Paralelamente inició en su casa de la Cuesta de Santo Domingo una colección de obras de arte que no dejaría de crecer hasta el momento de su muerte. En febrero de 1899, Rubén Darío describió ya la vivienda de Lázaro como “una casa que es al mismo tiempo un museo” y consta que, hacia 1900, nuestro personaje había adquirido ya algunas de las piezas más preciadas de su colección.

La época de esplendor de este mecenas sería, sin embargo, la de la década  anterior a la Gran Guerra, cuando, tras casarse en 1903 con Doña Paula Florido, una madura y riquísima viuda bonaerense, construyó el palacete de “Parque Florido” (terminado en 1908 y hoy sede de su museo), y al disponer de dos importantes fortunas, pudo colmar sus sueños de coleccionista. En 1913 su colección de pinturas, reproducida fotográficamente por Lacoste, comprendía 466 obras.  Y a sus pinturas y dibujos se unían las esculturas, armas, medallas, libros, marfiles, miniaturas, muebles, tapices, abanicos y todo tipo de objetos artísticos. Todo ello configuraba una colección miscelánea y heterogénea que era muy del gusto de la época, pero, a la vez, terriblemente desigual desde el punto de vista cualitativo.
En el primer cuarto de siglo Lázaro estuvo en la cima. Durante unos años fue miembro del Patronato del Museo del Prado (del que saldría dando un portazo), hizo frecuentes viajes al extranjero volviendo siempre cargado de obras de arte y, polemista nato, denunció en los periódicos diversos atentados contra el patrimonio artístico al tiempo que escribió algunos artículos de carácter erudito. En 1921 fue incluso elegido Presidente del Congreso Internacional de Historia del Arte que se celebró en París. Poco después se produciría un creciente alejamiento de las esferas oficiales y de las instituciones y círculos artísticos reconocidos, ante los que tuvo siempre una arrogante posición de desafío. Exiliado durante los años de la República y la Guerra Civil, tras la muerte de su mujer en 1932 se encerró en sí mismo y el coleccionismo se convirtió para él en su único vivir, en una actividad compulsiva que le llevó a extremos cercanos a lo patológico.

 Exterior del Museo Lázaro Galdiano en Madrid.

Al poco de su muerte, tras haber donado al país su palacete y sus colecciones, el prestigioso Sánchez Cantón escribió, con desdén, que “en la colección Lázaro la abundancia es nociva para el disfrute. No estuvo bien esa herida, pero es cierto que uno de los rasgos más característicos de la colección de Lázaro Galdiano es su ansía por  poseer, por atesorar, por encima de la emoción estética. Es verdad también que otro rasgo de su carácter, la autosuficiencia, le llevó con cierta frecuencia a cometer errores que, magnificados por la envidia y el rencor, extendieron pronto un manto de sospecha sobre gran parte de sus adquisiciones.
En la actualidad el Museo Lázaro Galdiano sigue estando en el palacio de Parque Florido, en la calle Serrano de Madrid. Siempre sintió Lázaro veneración por Francisco de Goya. En 1905 encargó a Eugenio Lucas que le decorara los techos de su casa con obras alusivas al pintor aragonés; también editó en castellano en 1909 la monografía que el alemán Valerian Von Loga había publicado en Berlín seis años antes sobre Goya. Y en la primavera de 1928, al cumplirse el primer centenario de la muerte del gran artista en el exilio de Burdeos, organizó en la Casa madrileña del periódico ABC, una exposición con obras de su propiedad (cuadros y cartas), titulada “Don Francisco de Goya, sus precursores y contemporáneos", escribiendo además el prólogo del catálogo.

 Una de las salas del Museo Lázaro Galdiano

Sin embargo, hoy pasados los años y cuando su nombre es conocido por todos gracias al espléndido museo que legó, estamos obligados a recordar no sólo sus errores sino también sus indudables aciertos. Lázaro fue el primer coleccionista interesado por los primitivos españoles del siglo XV, el que redescubrió y dio a conocer internacionalmente al pintor romántico Eugenio Lucas, el hombre que reunió la colección más interesante de pintura inglesa en España, y, sobre todo, el creador de uno de los conjuntos más fascinantes del coleccionismo español contemporáneo. Un conjunto, es verdad, heterogéneo y desigual, hecho de obras maestras, de otras menos que medianas e, incluso, de falsificaciones. Pero que responde como pocos a la personalidad grande, enigmática y contradictoria de su creador, un hombre que, según confesó en una discusión sobre atribuciones, prefería sacrificar “la verdad ante la belleza antes que la belleza a la verdad”.

 Francisco de Goya. El aquelarre. Óleo sobre lienzo, a partir de un fresco (43 x 30 cm.). 1797-98. Múseo Lázaro Galdiano. Madrid.


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Basado en el artículo de ÁLVAREZ LOPERA, JOSÉ: “José Lázaro Galdiano”. Revista Conoce el arte. Año I. Número 2. Abril 1999.

18 comentarios:

  1. Este museo es espléndido y uno de los mejores y menos conocidos de Madrid. Ha sido recientemente actualizado en sus instalaciones y colección. Fantástica entrada, como siempre, querido Paco.

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  2. Un gran mecenas sin duda. Si todos los hombres ilustres copiaran de él, otro gallo cantaría.
    Un saludo.

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  3. Que espectacular.

    Y que miserable el "entendido", que lo criticò tan bajamente.

    Buen fin de semana.

    Un abrazo.

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  4. Un estupendo elenco de cuadros cuelgan de sus paredes. Semi esquina a la Calle Ferraz, he teb¡nido la ocasión de visitarlo un para de veces. La envidia es muy mala:)
    Un abrazo

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  5. Hubiera sido maravilloso haber hecho la visita al Lázaro Galdiano de tu mano, pero entonces no nos conocíamos y seguramente sería aún alumno de primaria. ¡Cuanta erudición! ¡Muchas gracias!

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  6. Hola Paco!! Un hombre muy singular y con una vida muy interesante. Sus aciertos y errores lo describe en pocas palabras: "la verdad ante la belleza antes que la belleza a la verdad”. Me encantó conocer esta personalidad de la cultura, no sabía que estaba casado con una mujer argentina. Como siempre tus post son maravillosos.
    besosssssss

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  7. Recién llegado, voy con algo de retraso en mis visitas, pero voy a comentar aquí a dos textos anteriores: primero al de tu regreso: Bienvenido, tras larga ausencia, y mis condolencias por la falta de tu colega, descanse en paz; y a ésta de Lázaro Galdeano, que me alegra mucho que la hayas publicado, porque no conozco este museo, y veo que merece la pena. Tomo nota para una próxima visita a Madrid. Un abrazo.

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  8. Soy un admirador de José Lázaro Galdiano sobre todo desde que visité su colección, enorme, variada y exquisita.
    Su fama de uraño en sus últimos años la atributo a la muerte de uno de sus hijastros y a la de su misma esposa en 1932.
    Recomiendo encarecidamente a quien no la conozca, que visite su colección, arropada por el incomparable marco del palacio construido en 1904 por orden del propio Lázaro Galdiano.

    Gracias por su entrada, como siempre magnífica :-))

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  9. No conocía este museo, me parece espectacular. Como es posible que no tenga más renombre. He oido de otros que claramente no llegan a la calidad de este.
    Me alegro que me lo haya descubierto...

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  10. Pues ganas entran de coger el tren un día, y pasar a visitarlo y recrearse en esa colección.Anotado queda para un rato de descanso...
    Saludos manchegos¡¡¡

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  11. Yo también lo anoto. Muchas gracias por tan buena información. Beso.

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  12. Un loco del arte que nos dejó una excelente colección variada y desordenada, pero excelente.

    Un abrazo.

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  13. Disfrutaría mucho visitando este museo.
    El tiempo ha llegado a perdonarle sus defectos y su legado hoy es para disfrute de todos. Al fin de cuentas su ánimo de posesión trocó en esa excelente colección.

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  14. No sabía de esta colección. Ni sabía de su existencia del Museo, estando tan cerca.

    Ya me pasare...Me ha llamado mucho la atención.

    No me actualizaba esta entraba el blogroll. Decía también que había sido eliminada...en fin ya no me extraña nada de blogger.

    Saludos

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  15. Estuve hace poco en el museo y me sorprendió la capacidad de Lázaro Galdiano de comprar objetos abundantes de todo tipo: desde cuadros, pasando por platería y orfebrería, marfiles, armas, tejidos, monedas, etc. Y lo gracioso es que su casa bien pudiera ser un museo en vida de su mecenas. Debía de ser impresionante de visitar entonces, en los años 40, por ejemplo. Aunque con el carácter agrio de este hombre cualquiera sabe. Lo mismo te bufaba por menos de nada.
    Saludos

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  16. Hola Paco! acabo de enterarme de varias cosas super interesantes como la vida y obra de este coleccionista incesante.
    Todo tu blog me encanta.

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  17. Me alegra tenerte nuevamente con nosotros, aunque eso signifique que terminaron vacaciones y viajes, pero siempre es un placer leerte por lo completo de tus blogs.

    Un fuerte abrazo.

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  18. Conocía el museo no así la vida de este señor
    Un beso

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