Pedro Machuca. Palacio de Carlos V en la Alhambra de Granada. Patio interior. 1528.
En España, como en el resto de Europa, el renacimiento italiano llegó con el paso de la centuria. Esta penetración del renacimiento italianizante se vio favorecida por las intensas relaciones políticas que los Reyes Católicos y Carlos I tuvieron con Italia: en la primera mitad, el emperador Carlos conquistó Nápoles y Sicilia y lucho contra los franceses por el Milanesado. Si a ello sumamos la creciente influencia mundial de la corona española después de obtener la unidad peninsular y el apoyo moral y económico del descubrimiento de América, tenemos que España nunca fue tan internacional en la Historia. Todo esto influyó en la penetración oficial y desde arriba del Renacimiento.
Pero la situación social y religiosa de España supuso un freno a esta apertura paganizante. El baluarte espiritual, el "centinela de Europa" frenaba a nivel popular la introducción del Renacimiento. Se produce así una disociación entre la nobleza cortesana con el rey, con una mentalidad más abierta porque son los únicos que tienen libertad, y el pueblo, inculto y sometido a la Inquisición.
Estas pervivencias de pensamiento medieval se identificaron con formas artísticas del Gótico, las cuales estaban fuertemente arraigadas en España. Además la influencia musulmana en el arte mudéjar también frenaba el nuevo estilo (los trabajadores mudéjares trabajaban más barato y con materiales más baratos). Así una mezcla de Gótico final, mudéjar y las primeras formas decorativas del Renacimiento forman el Estilo Reyes Católicos. Por eso el Renacimiento penetrará poco a poco, desde arriba, y a lo largo del silo XVI, será digerido y asimilado por la cultura e idiosincrasia hispánica, produciendo un Renacimiento diferente, español.
Pero la ausencia de una burguesía humanista y la falta de mecenas como en Italia, hará que el Renacimiento español se produjera en el seno de la Corte, la alta Iglesia, siguiendo la moda del Papa y la Monarquía, y no como resultado de una evolución cultural del país. Estas clases altas impulsarán el Renacimiento en medio de un pueblo aún gótico y el nuevo arte será instrumentalizado por estas clases altas al servicio del poder. Esto sucede hasta que la cultura popular vaya acostumbrándose a este nuevo estilo y lo haga suyo. Por tanto, en España se subraya de un modo especial la continuidad Edad Media-Renacimiento por la pervivencia de formas de poder, propiedad y mentalidad medievales en los siglos XV y XVI.
En el terreno del arte conviven, durante largo tiempo las formas artísticas góticas y mudéjares, combinadas con las nuevas formas renacentistas italianas, cuya entrada se ve facilitada por la intensa relación de los puertos mediterráneos españoles con Italia a lo largo de la Baja Edad Media. Además, a ello contribuyó la llegada de artistas italianos para trabajar en la Península Ibérica; la educación de españoles en Florencia, Roma y Nápoles; la importación restringida de sepulcros, portadas y fuentes genovesas; y la masiva llegada de libros de arquitectura y estampas grabadas (Vignola, Palladio o Serlio).
Palacio del Infantado, patio interior. Guadalajara.1480-1483. Estilo Reyes Católicos.
La arquitectura española del siglo XV evoluciona desde una claridad de formas y una moderada ornamentación a una floración decorativa exultante, que se acentuará hasta el extremo en el período de los Reyes Católicos. Es todo este período el gótico florido se irá combinando con elementos mudéjares. La decoración va desdibujando las formas arquitectónicas, repite sistemáticamente los yugos y las flechas, las efes e ies iniciales de los nombres de los monarcas, calificándose esta etapa híbrida Estilo Reyes Católicos, observándose en edificios como el Monasterio de San Juan de los Reyes en Toledo, el Palacio del Infantado de Guadalajara o la Fachada de la iglesia de San Pablo en Valladolid. Pero, en general, la arquitectura española del siglo XVI podemos dividirla en tres etapas, que coinciden con los tres tercios del siglo.
En los últimos años del siglo XV y durante el primer tercio del S. XVI la producción arquitectónica manifiesta una dualidad formal: mientras la estructura del edificio continua siendo gótica, el Renacimiento se deja sentir en lo decorativo y superficial. Así se configura un estilo protorrenacentista denominado tradicionalmente Plateresco, por lo similar con la labor de orfebres y plateros y por su gran minuciosidad.
Durante el segundo tercio del S. XVI esta abundante decoración fue desapareciendo en busca de una mayor austeridad ornamental, mientras aumenta la preocupación por el Renacimiento conceptual, por la esencia de las formas, se busca una mayor claridad. en las formas y en los diseños liberándose así de los lastres goticistas. Así se dio paso al Purismo, donde no faltan a veces elementos manieristas de concepto sintonizando con lo que se esta haciendo en Italia.
En el último tercio del S. XVI se pasó de un estilo purista a una austeridad extrema, concediendo total primacía a los elementos estructurales del edificio, desnudos de toda ornamentación, sintonizando con lo que Vignola y Palladio realizaban en tierras italianas. Tan solo se dio entrada a algunos componentes manieristas para aliviar la monotonía constructiva. Es el llamado estilo Herreriano porque fue el valenciano Juan de Herrera el mejor en esta época, también llamado Escurialense porque su mejor expresión es el Monasterio de El Escorial.
Fachada de la Universidad de Salamanca. 1519-1525.
El Plateresco es un término acuñado en el siglo XVII por el analista sevillano Diego Ortiz de Zúñiga, al detectar la semejanza existente entre la decoración de los edificios hispalenses de la primera mitad del siglo XVI y la labor de orfebres y plateros. Hay un predominio de decoración arquitectónica: grutescos, medallones, columnas abalaustradas. Se desarrolla en la etapa del reinado de Carlos I, y más concretamente, en el primer tercio del XVI. Es un estilo mucho más escultórico que arquitectónico, ya que la estructura de los edificios sigue siendo gótica, lo que cambia es la decoración, por lo menos en las obras más cercanas al principio del siglo, ya que no hay un corte radical entre el Gótico Reyes Católicos y lo que ahora llamaremos Plateresco.
Se caracteriza por el predominio de lo ornamental, sin conexión con lo estructural, emparentando con las obras de la Lombardía (Cartuja de Pavía) y superándolas en decoración. Básicamente, lo plateresco es un uso incontenible de los elementos decorativos: columnas abalaustradas, medallones, emblemas heráldicos, remates de edificios con cresterías y candelabros, figuras humanas entrelazadas con animales y tallos formando figuras fantásticas, lo que se llama grutescos, uso que revela influencias italianas y creaciones genuinamente españolas y que se dan de forma simultánea. Los elementos estructurales son clásicos: columnas y pilastras corintias o compuestas, arcos de medio punto, bóvedas de crucería, pero también de cañón o acasetonadas, paramentos almohadillados..., pero se muestra reacios al sentido de las proporciones clásicas, usándose muchos elementos con mucha libertad, cubriendo por entero la decoración las superficies.
Destaca en esta época el arquitecto Lorenzo Vázquez, verdadero introductor de este Renacimiento ornamental en Castilla, donde incorpora el paramento almohadillado de los palacios florentinos, con su portada del Colegio de Santa Cruz en Valladolid (1491). En esta obra todavía se utilizan ventanas góticas en la fachada, pero se introduce ya un paramento almohadillado y demás decoración renacentista. El interior es gótico pero la fachada es híbrida, estructurado en dos pisos y adornada de columnas con un frontón indefinido, curvo, titubeante entre lo gótico y lo nuevo. Pero las proporciones y la estructura del edificio son aún góticas. También realiza el Palacio de Cogolludo en Guadalajara (1495).
Más avanzado el siglo XVI pero en el primer tercio se impone el foco salmantino que se caracteriza por la abundante decoración merced al empleo de la piedra tostada de las canteras de Villamayor, fácil de labrar con minuciosidad y de agradable tonalidad. Con ella se realizaron auténticos tapices ornamentales como la Fachada de la Universidad de Salamanca, realizada en 1519-25 por un autor desconocido. Distribuida en tres calles y cuerpos como un retablo (fachadas retablo), posee un complejo programa iconográfico, llenos de filigranas florales, medallones, arcos carpaneles, grutescos, escudos..., predominando el horror vacui. Se le puede considerar el prototipo de la arquitectura plateresca española.
Juan de Álava. Fachada de la Iglesia de San Esteban. Salamanca.
También destaca en Salamanca Juan de Álava, autor de la Fachada de la Iglesia de San Esteban, fachada en arcosóleo con interior en retablo, con doseletes góticos y profunda decoración. Su interior es de una sola nave, de estructura totalmente gótica. Otra obra suya es la Catedral de Plasencia (Cáceres). También en Salamanca está La Casa de las Conchas, obra de Rodrigo Gil de Hontañón, una de las pocas casas civiles y nobiliarias, de estructura gótica y distribución ornamental de ritmo mudéjar en la fachada, pero incorporando elementos platerescos en los arcos de las ventanas y en las molduras de las esquinas.
Después de Salamanca, el foco más importante de plateresco es Toledo, donde confluyen los ecos del último gótico con las aportaciones ornamentales italianas más una importante influencia mudéjar, configurando todo ello el llamado Estilo Cisneros, una especie de Renacimiento nacionalista mudéjar, coincidente con el pontificado del susodicho cardenal. Destaca el arquitecto Pedro Gumiel, autor de la Sala Capitular de la Catedral de Toledo, con artesonado mudéjar, y el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, donde abundan yeserías y artesonados mudéjares pero con ornamentos renacentistas.
También en Burgos hallamos buenos ejemplos platerescos, destacando Diego de Siloé, que llevó a cabo la Escalera Dorada de la Catedral de Burgos, manifestándose como un fino ornamentalista de grutescos.
Diego de Riaño. Fachada del Ayuntamiento de Sevilla.
En Sevilla debe destacarse el Ayuntamiento de Sevilla, obra de de Diego de Riaño, quién también trabajó en la Sacristía de la Catedral de Sevilla, de tono más avanzado en clasicismo. También en el primer tercio del siglo pueden señalarse en Sevilla evidentes restos de mudejarismo, como en las sevillanas Casas de las Dueñas y Casa de Pilatos.
Conforme avanza el siglo XVI, se abandona la ornamentación del plateresco y se busca una mayor austeridad y más claridad estructural, anulando conceptos góticos. Así se dio paso a Purismo, también llamado Romanismo. Este cambio se aprecia sobre todo en el segundo tercio del siglo, especialmente en los años centrales del siglo. Ahora, lo propiamente espacial prevalece sobre lo ornamental, y ello es así por una mayor preparación técnica de los arquitectos. El Purismo supone ya la asimilación de las proporciones clásicas y aplicarla s despojadas de adornos. En una palabra, trasplantar a España el severo diseño de Brmante. Gana la intensidad del relieve pero ciñéndose a los encuadres de los vanos y a los elementos arquitectónicos en lugar de abarcar toda la superficie de los muros. Las bóvedas góticas de los edificios se sustituyen por bóvedas ovaladas y vaídas o de cañón con casetones, la decoración esculpida aumenta de volumen, haciéndose casi corpórea y se valoran los espacios lisos. El arco más utilizado es el de medio punto, teniendo los edificios el aspecto de severa monumentalidad y equilibrio.
Alonso de Covarrubias y Enrique Egás. Hospital de Santa Cruz. Toledo.
El primero en iniciar este cambio es Alonso de Covarrubias en Toledo, el cual al principio continua el estilo de Lorenzo Vázquez, en obras como el Hospital de Santa Cruz en Toledo, con una fachada recargada de estípites y grutescos propios del plateresco y concediendo mucha importancia a la escalera que une la primera y la segunda planta del edificio, con una abalaustrado profundamente decorada. La planta es ya renacentista de cruz griega con un artesonado mudéjar. Pero poco a poco fue abandonando esa decoración para hacer obras más puristas como el Alcázar de Toledo, de gran sobriedad, con cuatro fachadas renacentistas y poco decoradas y un patio central también desornamentado y muy clásico. También de él es el Hospital de Afuera o Tavera de Toledo. Este hospital tiene una fachada al estilo palaciego del palacio florentino, diferentes sillares por pisos y una portada estrecha y sencilla. Anuncia ya lo herreriano, por la sobriedad, clasicismo y desnudez decorativa. También es de Cobarrubias la Puerta Nueva de Bisagra de Toledo, de torres gótico-defensivas pero una portada muy purista, con la decoración del dovelaje, el sillar y el escudo real encima. Es concebida como arco triunfal.
Rodrigo Gil de Hontañón. Fachada de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid).
Igual evolución se aprecia en Rodrigo Gil de Hontañón. Destaca en su producción la elegante Fachada de la Universidad de Alcalá de Henares, cuyo contraste con la salmantina refleja el camino recorrido en tan solo tres décadas. La poca decoración se concentra ahora en torno a los elementos arquitectónicos: frontones, líneas de imposta, aunque aún vemos la abalaustrado de pináculos estilo Reyes Católicos, que tanto gustaba entonces y que se resignaban a perder. A pesar de contener elementos platerescos, cede mucho espacio al muro liso. También es obra suya el Palacio de Monterrey en Salamanca, construido en 1539, de sobrias fachadas pero con abalaustrada goticista (cresterías de exquisito refinamiento) y con una torre muy sencilla y más bien baja.
En Andalucía los principales focos arquitectónicos fueron Granada y Jaén. En Granada destacan los arquitectos Diego de Siloé y Pedro Machuca, mientras en Jaén, Andrés de Vandelvira. Pedro Machuca construyó en 1528 el Palacio de Carlos V en la Alhambra de Granada, probablemente el más clasicista de los edificios renacentistas españoles, con plena influencia bramanesca. Su planta es cuadrada pero inscribiendo un círculo (Manchuca estaba al tanto de las novedades manieristas que procedían de Italia). La fachada plana que da paso a un círculo intenta engañar la estructura interior. La fachada tiene una clara influencia de Bramante y contrasta por su austeridad con la decoración nazarí; su decoración es arquitectónica, con un sillar muy almohadillado, columnas y frontones. El concepto de patio interior es muy novedoso pero sintoniza con la fachada por su austeridad: columnas que soportan un entablamento, vanos adintelados, clasicismo puro. El patio es totalmente circular, de dos pisos, porticado con columnas superpuestas (dóricas y jónicas) Machuca se planteó aquí sólo problemas estructurales.
Diego de Siloé. Interior de la Catedral de Granada. 1528.
Diego de Siloé trabajó en Toledo y Burgos, pero en 1528 marchó a Granada donde se le encomendó terminar la Catedral de Granada. Iniciada por Egás en estilo gótico, Siloé debió someterse a una planta ya impuesta, pero sometió el templo a una serie de modificaciones para adaptarlo al gusto de la época por encargo real. Tiene una planta de cinco naves de la misma altura en planta de salón para organizar un espacio unitario al gusto renacentista, con una cabecera semicircular unida a todas las naves y sin crucero. Se cubre con bóveda de crucería gótica estrellada porque aún gustaban mucho para cubrir grandes catedrales. La cabecera es renacentista así como esos dobles soportes. Hay una cúpula en el centro y un deambulatorio alrededor. Es una mezcla entre planta centralizada y de cruz latina (planta de salón). La utilización de Siloé de esta especie de martyrium en la cabecera respondía a dos motivos: servir de panteón real a Carlos V y halagar al Cabildo. Pero las novedades de Siloé en este templo no se limitan a la gigantesca cabecera, sino que en los soportes de las naves ofrece otra importante solución: los pilares, de proporciones vitrubianas, llevan sobre el capitel un tramo de entablamento y, encima, otros pilares de menores proporciones para elevar su altura. Con estos suplementos se llegaba a las bóvedas y no se perdía la proporción armónica. Los nervios de las bóvedas de crucería se recogen en ménsulas para que no bajen por la columna hasta abajo y no den esa sensación de elevación desproporcionada que daba el Gótico.
Esta obra maestra del Renacimiento español influyó mucho en la Catedral de Málaga, también trazada por él, con una fachada muy esquematizada en líneas horizontales y verticales con arcos inscritos en el adintelamiento. También hizo Siloé la Catedral de Guadix. Este estilo de catedral renacentista se exportará desde Andalucía a Hispanoamérica: catedrales de Guadalajara, Cuzco y Lima.
Andrés de Vandelvira. Iglesia de El Salvador. Úbeda (Jaén). 1540-1559.
En Jaén trabajó Andrés de Vandelvira, arquitecto de padres flamencos, que continúa los postulados de Diego de Siloé, aunque más manierista que éste, y produce admirables edificios religiosos y civiles, entre los que destacan la Iglesia de El Salvador de Úbeda, el Hospital de Santiago en Úbeda y la Catedral de Baeza. Pero su obra más importante es la Catedral de Jaén, de 1540, donde ensaya las cúpulas vaídas, y donde la decoración es puramente arquitectónica.
En Sevilla, el arquitecto Hernán Ruíz puede considerarse purista, y allí realiza el Hospital de la Sangre, así como el remate o Giraldillo de la Giralda de Sevilla.
Estaré unos días fuera de la circulación, por el puente de Andalucía, así que no podré estar en contacto con mis amigos blogueros. Nos vemos el martes y buen fin de semana para todos/as.
Estaré unos días fuera de la circulación, por el puente de Andalucía, así que no podré estar en contacto con mis amigos blogueros. Nos vemos el martes y buen fin de semana para todos/as.
En primer lugar, felicitarte por otra estupenda entrada como ya es habitual en ti.
ResponderEliminarY en segundo lugar, una serie de apreciaciones, no como profe sino como mero espectador.
Por razones de gusto estético personal no es el Plateresco uno de mis preferidos. El patio del Infantado en Guadalajara, por ejemplo, no me causa un especial entusiasmo ante su contemplación. En esto del Arte pasa como con la Literatura. Hay gente que le gusta Unamuno pero no Pemán (No pretendo comparar, es un simple ejemplo).
Sobre el Palacio de Carlos V en Granada te diré que me causó mala impresión, no por el edificio en sí, sino por su ubicación al lado de la Alhambra en plan plaza de toros. No me gusta ese lugar para su emplazamiento.
Y sobre la fachada de la Universidad de Salamanca, buenos ratos me pasé intentando descubrir la rana hasta que la encontré. Ya sabes que en esa bella ciudad hay una leyenda sobre la suerte buena o mala de los alumnos en los exámenes si descubren o no la famosa rana, que no voy a decir encima de dónde está para no dar pistas a posibles estudiantes poco dados a os libros.
Un saludo.
Ah, pues mire usted, no sabia yo por qué se llamaba plateresco el estilo. Muy interesante haberlo aprendido hoy.
ResponderEliminarA mí sí que me gusta el plateresco. Y a decir verdad encontré bien prontito la rana en Salamanca :)
Oiga, en mi caso funcionó: así fueron luego las notas.
Buenas noches
bisous
Como siempre genial y completa tu descripción. He estado en todos los sitios que muestras , así que hoy me has hecho un rato feliz. Ubeda y Baeza dos Joyas. Salamanca y Granada maravillosas. Mi sobrina es profesora en a Universidad de Alcalá de Henares.
ResponderEliminarUn abrazo y que tengas un lindo finde
Muy buen artículo, una verdadera lección en realidad, sobre el arte Plateresco e Isabelino. Qué disfrutes de tus minivacaciones. Un saludo.
ResponderEliminarExcelente.
ResponderEliminarMi antiguo colegio, està construido en este estilo.
Hermoso.
Un abrazo.
Me pasaba como a Madame que desconocía el nombre del estilo. He visto la Catedral de Málaga que siempre me impresiona en cada visita.
ResponderEliminarNo se cuantas veces he pasado por la puerta de bisagras en Toledo...
Excelente artículo. Aunque el calificativo se queda corto ;D
Saludos Paco
Tengo el privilegio de vivir cerca de una ciudad que podríamos llamar la ciudad modelo del plateresco español (con permiso de Úbeda y Baeza, claro, a las cuales no tengo el gusto de conocer nada más que por fotografías): Salamanca. Así es que la entrada ha sido como un redescubrimiento para mí, un paladeo tranquilo sobre el significado de esos edificios caracterizados por la esplendidez de sus grutescos y su decoración invadiendo las fachadas.
ResponderEliminarBesos
Impresiona el palacio de Carlos V en la Alhambra,fresco en mi memoria, y excelente el trabajo de mi paisano Andrés de Vandelvira, manchego de nacimiento y por ende de Alcaraz.
ResponderEliminarExcelente trabajo sobre esta preciosa etapa del plateresco...
Saludos¡
¡Soberbio artículo, sí señor! La explicación de cómo el primer renacimiento se va enquistando en el gusto del gótico final sin cambios revolucionarios me ha gustado. El gótico tardó mucho en desaparecer, sobre todo en Castilla, donde se siguieron haciendo bóvedas de crucería en muchas iglesias en el siglo XVI y más adelante.
ResponderEliminarEs curioso que una obra paradigmática del plateresco como la fachada de la Universidad de Salamanca se siga sin conocer su autoría. Y en lo que no estoy de acuerdo es en relacionar a Rodrigo Gil de Hontañón con la Casa de las Conchas.
¡Espero que disfrutes del puente!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarUnas corecciones de carácter histórico Paco. Nápoles y Sicilia no fueron conquistadas por Carlos V. Nápoles fue incorparado a la Corona Aragonesa por Alfonso el Magnánimo que creó una dinastía independiente en la persona de su hijo don Ferrante que inauguró la serie de reyes aragoneses de Nápoles hasta la invasión francesa y el posterior acuerdo de reparto entre Luis XII y Fernando el Católico que finalmente se hizo con la totalidad del reino gracias a la intervención de Gozalo Fernandez de Córdoba, el Gran Capitán. Sicilia entró en poder de la Corona Aragonesa en 1282 tras las vísperas sicilianas, incorporándose posteriormente a la Monarquía Hispánica tras el matrimonio de los RRCC.
ResponderEliminarEl Milanesado en cambio sí fue conquistado por Carlos V en 1535.
Posterioemente una opinión personal, ¿podemos considerar al Palacio de Carlos V de Granada como el primer edificio renacentistas español de influencia italiana? los otros que citas me parecen más de influecia española, de ese gótico tardío típico de los RRCC.
Un saludo.
Hola Paco
ResponderEliminarCómo siempre este blog me maravilla, es que tiene tanto para aprender!
Lamento tener poco tiempo para disfrutar de él como se debe. Apenas puedo darle una mirada!
No importa, siempre está aquí para cuando puedo!
Te felicito!
Un beso
DG
Carolus: totalmente de acuerdo en el apunte histórico que haces: mi intención era decir que el Emperador (Carlos V) afianza el dominio español en el sur de Italia (Napoles y Sicilia), que habían sido conquistados en la Edad Media en la gran expansión mediterránea de la Corona de Aragón, y añade el Milanesado, en sus luchas con Francisco I de Francia. Enorme error el mío y la pena que he tardado mucho en corregir por estar fuera, pero siempre agradezco los detalles de los amigos, como es el caso de Carolus.
ResponderEliminarEn cuanto a la pregunta de si se puede considerar el Palacio de Carlos V como el primer edificio renacentista de influencia italiana, decir que, efectivamente, si el plateresco es un estilo afianzado en la tradición monárquica hispana, el purismo o romanismo, es el que aporta las innovaciones arquitectónicas italianas, en concreto de Bramanate, y el palacio que manda a construir el Emperador en la Alhambra es la primera muestra de la nueva manera de hacer arquitectura.
Espero haber aclarado tus dudas, Carolus y desearles a todos una feliz semana, además de agradecer sus opiniones.
Hola, paso a saludarte por el interesante articulo, quería dejar mi pregunta acerca de la posicion del arte mudejar frente al estilo renacentista recien llegado, porque se mantuvo?
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