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jueves, 3 de febrero de 2011

LOS CONDOTIEROS DEL NORTE DE ITALIA


En una Italia de finales de la Edad Media, dividida en diversas repúblicas y estados independientes, las alianzas defensivas eran muy importantes, así como el de disponer de tropas efectivas que garantizasen la paz y las fronteras. Los condotieros  eran los capitanes de tropas mercenarias al servicio de esas ciudades-estado italianas desde finales de la Edad Media hasta mediados del siglo XVI. La palabra condotiero deriva de condotta, término que designaba al contrato entre el capitán de mercenarios y el gobierno que alquilaba sus servicios.
Los condotieros consideraban la guerra como un verdadero arte. Sin embargo, sus intereses no eran siempre los mismos que los de los Estados a cuyo servicio estaban. Buscaban riqueza, fama y tierras para sí, y no estaban ligados por lazos patrióticos a la causa por la que luchaban. Eran célebres por su falta de escrúpulos: podían cambiar de bando si encontraban un mejor postor antes o incluso durante la batalla. Conscientes de su poder, en ocasiones eran ellos los que imponían condiciones a sus supuestos patronos.

Leonardo da Vinci. Dibujo preparatorio para el Monumento a Francesco Sforza en Milán. 1497. 
Royal Library of  Windsor castle. Londres.

Resulta curioso que las dos únicas estatuas ecuestres que se conservan de los escultores florentinos se hallen lejos de Florencia, ambas en la Italia septentrional: en Padua y Venecia. Cuando más tarde otro florentino, Leonardo da Vinci, se proponga a su vez labrar una estatua ecuestre, será también al norte de Italia, en Milán, donde acudirá, llamado expresamente para erigir esta obra; allí hizo los proyectos y modelos de su famoso Cavallo, que quedó sin terminar. Eran, en realidad, los hombres más enérgicos de la Italia del Norte los que sentía el ideal heróico de los condotieros y jefes de mesnada; para los florentinos bastaba David derribando a Goliat.

Ahora analizaremos las dos más grandes representaciones de Condotieros en el Quatrocento italiano: la estatua ecuestre del Condotiero Gattamelata en Padua, de Donatello y la del Condotiero Colleoni en Venecia, de Andrea Verrochio.

Donatello. Monumento ecuestre al Condotiero Gattamelata. Bronce (340 x 390 cm.). 1447-1453. Plaza del Santo. Padua.

Desde 1443 le llegaron a Donatello diversos encargos en la ciudad de Padua, por lo que trasladó su residencia, dejando Florencia por un espacio de diez años. En esta nueva ciudad, encuentró Donatello un ambiente para su arte mucho más libre que el clasicismo humanista de Florencia.
El principal motivo de su estancia en Padua fue el erigir la estatua ecuestre del Condotiero Gattamelata, Erasmo de Narni. Considerado como un monumento más funerario que para glorificar al héroe, Donatello creó un cenotafio. Pero el escultor se propuso abondonar la estatua funeraria, típicamente veneciana, para erigir una escultura ecuestre como las que Roma destinaba a sus emperadores. Lo representó a caballo, según la tradición del Trecento, como se había realizado en pintura por Simone Martini  en unos frescos del Palacio Comunal de Siena y por Paolo Uccello en el cuadro pintado de John Hawkwood  de la catedral de Florencia. Sin embargo, en la escultura de tema ecuestre no se realizaba en sentido monumental desde la Antigüedad clásica, creyéndose que el escultor tomó como modelo la de Marco Aurelio de Roma. Se aprecia el arte antiguo por su tratamiento clásico,  en especial tuvo en cuenta la concepción griega que hace del caballo casi un igual del jinete, siendo una de sus esculturas más influyentes en otras posteriores realizadas por diversos artistas. 
La escultura presenta el momento en el que Gattamelata cabalga pausadamente, sobre su caballo (con clara evocación a los de San Marcos de Venecia). Gattamelata pasa revista a sus tropas, conteniendo con su mano un fogoso caballo soberbieamente esculpido. El personaje mira de frente desafiante y enérgico, su rostro está tratado como un retrato romano. El conjunto de jinete y caballo están colocados sobre un gran pedestal de dos pisos con relieves de angelillos dolientes y en dos de sus lados unas puertas de mármol, que imitan a los sarcófagos clásicos: las puertas de Hades.

Andrea Verrochio. Estatua ecuestro del Condotiero Bartolomeo Colleoni. Bronce. 1478-1488. 
Plaza de San Juán y San Pablo. Venecia.

Andrea del Verrocchio (su verdadero nombre era Andrea Cione, pero trabajó en el taller de orfebreria de Giuliano Verrocchi, de quién tomó el nombre). Fue orfebre (hizo las joyas y trofeos de los Medicis), escultor y pintor (con un taller importantísimo  donde se formaron pintores de la talla de Perugino, Leonardo da Vinci o Sandro Botticelli). Aprendió escultura  y colaboró con Donatello e intentó emular a su maestro haciendo una reinterpretación de l Gattamelata. En 1479 fue llamado a Venecia para realizar el monumento ecuestre del Condotiero Colleoni, salvador de la república de Venecia. Tras su muerte Alessandro Leopardo fue el encargado de fundir el caballo y de dar los últimos retoques a la obra. Hubo polémica pues Colleoni quería que la estatua estuviese en la plaza de San Marcos, pero la Serenísima república veneciana, siempre atenta a evitar el culto a las grandes personalidades, la erigió en una plaza más modesta, el Campo de San Giovanni e Paolo, que también tenía el topónimo de San Marco.
En esta obra ecuestre, Verrochio destaca el dinamismo de su Colleoni: la cabeza del caballo gira hacia un lado mientras el jinete se apresta sobre la montura con las piernas tensas y rectas, con el cuerpo en tensión y la cabeza ladeada en un contrapunto que unifica la relación con el caballo. En la exxpresión exagerada de furia y angustia del modelo, aparece ilustrado un profundo sentimiento de individualismo, y se refleja la crisis y el derrumbe institucional de las ciudades tras la invasión fancesa de 1454. El caballo de Verrochio se acerca más a los de la antigüeadad y otorga gran énfasis a la represeantación. Se puede ver la gran potencia que aparece grabada en el gesto y subrayada en el cuello y la mandíbula tensa del jinete. Portando casco y armadura, animado por una energía ardiante a la vez que contenida, la figura de Colleoni presenta una actitud desafiante de enorme fuerza expresiva.



Si comparamos los dos condotieros encontraremos grandes diferencias: a diferencia de la estatua del Gattamelata, marcada claramente por un movimiento pausado, unidireccional, Verrocchio se propuso realzar el dinamismo del representado; la cabeza del caballo se orienta hacia un lado mientras el jinete ladea la suya hacia el otro, con las piernas tensas, mostrando en el rostro una expresión de furia, de individualismo. Por otro lado, quizá la cabeza de Colleoni no posea la psicología, la introspección de la del Gattamelata (de hecho,  la cabeza del Colleoni, vista de cerca, es basta y apenas modelada, sin detalles), pero en el conjunto total de la obra, donde el caballo parece agrandarse y el jinete parece ser más alto montado sobre él, aquel supera en vitalidad al representado por Donatello. El Gattamelata es una visión llena de calma; el Colleoni de Verrochio es una figura atormentada, pese a su gallardía, por la duda respecto a la propia superviviencia y, por tanto, arrogante y teatral.
En otra de las pocas cosas que la estatua ecuestre de Verrochio supera a la de Donatello es ne la circunstancia de que encuadra mejor en el ambiente; la de Padua parece como perdida, colocada como está en un rincón de una plaza irregular, lo que sin duda es poco acertado. Mucho mejor colocada está colocada la del Colleoni en el centro de una amplia plaza de Venecia.

14 comentarios:

  1. Estos condottieros recuerdan lo leído hace muchos años en Burckhardt. A pesar de su aspecto fiero poco podrían haber hecho frente a un Gran Capitán.

    Saludos.

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  2. Muy bueno este estudio comparativo de los dos retratos ecuestres. No sabría con cual de los dos quedarme. El de Verrocchio impresiona más al ser más teatral, pero Donatello es Donatello.
    Saludos.

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  3. Personajes singulares y a veces siniestros, deben su inmortalidad a los grandes escultores italianos.
    Ya decía Maquiavelo en "El Príncipe", que no eran buena cosa los mercenarios porque no se movían por intereses patrióticos, sino sólo por el dinero.
    Una entrada estupenda como de costumbre.
    Un saludo.

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  4. Curioso nombre para un condotiero el de Gattamelata, eh monsieur? Jiji, no pega mucho, pero bueno.
    Me gustan los dos. No sé, tal vez me quede con el de Verrochio.

    Feliz tarde, monsieur

    Bisous

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  5. Digo lo que Orson Welles dijo ya, en Suiza, en 500 años de democracia, de neutralidad, estabilidad y paz, sólo llegaron a hacer el reloj de cuco; en Italia, en pocos años, en un entramado de ciudades-estado, divididas, enfrentadas y llenas de conflictos, surgió el maravilloso y excelso Arte renacentista. Excelente, como todo tu blog, estudio magistral. Un saludo merecido desde Arteparnasomanía.

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  6. Impresionantes monumentos para unos casi legendarios personajes. Los condottieri eran personajes que formaban parte del imaginario de la Italia de aquella época y que tendrían gran influencia en personajes del XVI y XVII como ejemplos a imitar. Me sigues regalando recuerdos de Italia amigo, conozco Venezia pero no Padova, aunque siempre he oído maravillas de la misma.

    Pronto, muy pronto, empezaré una serie de entradas dedicadas a la estatuaria de Carlos II en Italia, espero que te gustes ;)

    Un abrazo.

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  7. Que buen análisis comparativo. Es verdad que el duro rostro del Colleoni es un tanto artificioso, pero su postura y tensión en la montura es magnífica. Siempre aprendiendo cosas nuevas en tu blog. Un abrazo Paco.

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  8. Este análisis comparativo, hace que despierte mi interés ante ambas obras y preste mi atención tanto en el caso de los monumentos que describes como en otros, donde a veces detalles como el movimiento, el carácter y otros, pasan inadvertidos por mi ojo poco avezado a apreciarlos en su debida medida.
    Un fuerte abrazo, Paco

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  9. Muy buena entrada como todas las que nos presentas. No conocía yo la fasceta de chaqueteros que tenían. Como para fiarse.
    Un abrazo y feliz finde

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  10. ¡Hola Paco!
    No conocía estos datos de los condotiero, que fuesen unos mercenarios tan especializados en la guerra y que -no se casaban con nadie-, sino que atendían a sus propios intereses, no les enredarían con historias de morir por la patria, como a tantos y tantos soldados en esas terribles guerras que han sucedido a través de la humanidad.
    Me gusta esta unión en la escultura de las imágenes del caballo y del jinete, como si fuesen un todo en la obra, sin darle más importancia a una que a otra. En realidad cuando estaban batallando los dos actuaban en el mismo campo, con los mismos riesgos de perecer. ¡Cuánto le debe el humano a ese noble y fabuloso animal que es el caballo, y qué poco que se lo ha reconocido! ¿No te parece?
    Gracias por este post tan interesante. Un abrazo.

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  11. Hola Paco:

    Detalles de los condotieros que desconocía.

    Ambas estatuas me gustan. No sabría por cual decantarme.

    Saludos Paco. Espero que tus alumnos hayan pasado el examen de hoy

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  12. Hombres avezados en el campo de batalla, verdaderos generales herederos del Imperio Romano, aunque pagados al mejor postor. Mercenario era sinónimo de "chaquetero", pero entonces era simplemente un oficio. Cualquiera lo diría después de las estatuas que les erigieron los grandes maestros del cuatrocentto y cinquecentto italianos.

    Saludos

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  13. Llego tarde y me ha gustado recordar lo que había olvidado, pero hay una palabra, la del condotiero GATTAMELATA, que me transporta a mis años muy jóvenes, ese nombre me resonaba con fruición en mi mente, lo pronunciaba mil veces con placer. Gatta melatta, quizás re recordara a una gata suave y dulce o un helado con miel. No lo recuerdo pero si la sensación de gusto al pronunciar la palabreja en cuestión.
    En fin, cosas de críos. Es lo que tiene la vejez, que nos acerca a la infancia. Debe ser por que ya estamos más libres y tenemos tiempo muerto para recordar, claro, puestos a elegir, siempre lo más agradable duplica el placer. Un fuerte abrazo.

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  14. Son impresionantes estas esculturas de los Condotiero desprenden fuerza y soberbia con ese fiero aspecto. Claro que creo que son más admirables en escultura que por lo que hicieron históricamente, fueron realmente los maestros escultores los que los inmortalizaron. Me está encantando esta serie que estamos haciendo entre todos sobre esculturas ecuestres, ya sólo falta nuestro amigo Carolus para completar.

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