En septiembre de 1986 se inauguraba el Museo de Arte Romano de Mérida, en un modélico edificio diseñado por Rafael Moneo, para albergar la gran colección de retratos, estatuas, mosaicos y diversos objetos romanos. Tras largos años de excavaciones practicadas en el solar de lo que fue la colonia Augusta Emerita, era muy necesario que esta ciudad pudiera contar con unas instalaciones museísticas lo suficientemente amplias y capaces de presentar todas y cada una de las facetas que definieron la vida cotidiana de los provincianos romanos de estas tierras. Este nuevo Museo venía a sustituir al vetusto museo ubicado en la iglesia de Santa Clara desde 1843, heredero a su vez de un anterior Jardín de Antigüedades.
En la actualidad las colecciones del museo recogen más de 37.000 fondos. De ellos sobresalen los comprendidos en la sección de escultura, mosaicos y numismática. Asimismo existe una buena representación de objetos de cerámica y vidrio.
La ubicación que se eligió en Mérida para el emplazamiento del Museo estaba clara: debería estar junto al conjunto monumental más representativo de la ciudad: el constituido por el Teatro, el Anfiteatro y la Casa del Anfiteatro, lo que propiciaría la afluencia de visitantes. Además, la presumible importancia arqueológica del solar daría lugar a nuevas ruinas que se incorporarían al nuevo Museo. Así, las excavaciones arqueológicas realizadas al efecto no defraudaron y fue posible recuperar un lienzo de la cerca murada colonial, un tramo del acueducto de San Lázaro, una calzada romana, unas estructuras domésticas y diversas tumbas que formaban parte de la denominada necrópolis oriental de Emerita. Todos estos restos, una vez consolidados, se conservan y se pueden visitar en un nivel inferior del museo, en una especie de cripta.
Restos de calzada romana
La cercanía del emplazamiento del Museo al conjunto Teatro-Anfiteatro, por otra parte, ha permitido (respetando la arqueología de la zona) la construcción de un túnel de unión entre ambos conjuntos, lo que ha supuesto un acierte, ya que con ello se marca la unidad entre los notables edificios de espectáculos y el campo de ruinas conservadas en la cripta, facilitándose así su lectura.
La colección visigoda, dependiente siempre del Museo Nacional de Arte Romano, fue configurada a finales de 1986 en las dependencias de la Iglesia de Santa Clara. Fue reestructurada en la medida de las posibilidades de la nueva sede a la espera de la instalación definitiva en un edificio de nueva planta, el futuro Museo Visigodo, que el Ministerio de Cultura construirá en los aledaños del teatro romano.
El Museo Visigodo dispone de servicios de almacenes, en los que se han adecuado tanto las piezas de gran formato, como las de pequeño formato; así como las que se encontraban ubicadas en el recinto de la Alcazaba.
Distribución de plantas y perspectiva axionométrica del Museo
El magnífico edificio diseñado por Rafael Moneo fue bastante polémico en su tiempo, ya que su grandiosidad, dentro de una difícil sencillez, no deja a nadie indiferente. Es cierto que la planta puede plantear ciertos problemas, sobre todo en lo relacionado con la funcionalidad de algunos servicios y con el almacenaje de piezas, pero los aciertos están a la vista: un gran espacio diáfano y limpio donde los juegos de luces, la contemplación de las piezas desde distintos planos y puntos de vista, la claridad expositiva, la diafanidad de sus vitrinas, etc., lo convierten en un gran avance museístico.
Una crítica muy generalizada en su tiempo fue la altura de las naves, ya que los arcos, en número de nueve, repiten las dimensiones del Arco de Trajano, singular monumento de la ciudad, tomado como arquetipo por su autor. La verdad es que a simple vista el Museo parece una obra grandiosa, excesivamente monumental, que empequeñece su contenido; pero luego el ojo se va habituando al edificio y a las muchas obras que llenan las paredes y muros. Éstos no están excesivamente vestidos, lo que conduciría irremediablemente a la fatiga del visitante, de la que se quiso huir a toda costa.
El edificio está construido básicamente por muros de ladrillos. Ocupa una superficie de 4,500 m2 y en planta dibuja un trapecio un tanto irregular. Sus cuatro fachadas son absolutamente diferentes. La occidental es dura y robusta, con unos altos contrafuertes que definen su carácter y cortan la enorme masa de ladrillo. Además, unas enormes cristaleras, que proporcionan una luz indirecta a la nave inferior, contribuyen a la quiebra de esa referida monotonía. La fachada se interrumpe para dar paso a un vano con jardín y tramo de una calzada romana, sobre la que se construyó la pasarela de unión del área de exposición con el edificio administrativo, donde se ubica la entrada principal del Museo, con el nombre arriba y sobre la que se dispone una hornacina con una estatua. Una puerta de bronce, con dos hojas, constituye un precioso cierre de la puerta principal y única para el público visitante.
La fachada meridional, de acuerdo con su función, adopta un carácter más íntimo, apreciándose la influencia de la arquitectura doméstica romana. En la fachada oriental hasta es posible intuir ciertas partes de la estructura interna del edificio. Aquí la plenitud del muro se ve interrumpida por vanos rectangulares y por el remate zigzagueante de los lucernarios a doble vertiente que se recortan en el aire. En el frente septentrional, donde se produce una repentina bajada, se soluciona con sencillez, con el acrecentamiento de los vanos, de algo más de media circunferencia, lo que, una vez más, permite romper el enorme macizo latericio.
Una vez traspasado el vestíbulo de entrada puede accederse a la nave principal del Museo, y podemos contemplar ese enorme ámbito tan espacioso, con sus arcos y cuya cobertura la marcan unos lucernarios que permiten la consecución de la luz natural que, en cascada, vine a invadir todas las zonas del Museo. Básicamente, el esquema es el de una arquitectura de muros de ladrillo con numerosos intervalos en forma de vanos. Esta gran nave dispone de muros transversales en los laterales, que permiten disponer de corredores y pasarelas perpendiculares, con nuevos materiales menores expuestos, además de permitir nuevas visiones de la nave central en altura.
Teniendo en cuenta las más de 37.000 piezas que reúne la institución, su variado carácter y lo excepcional de muchas de ellas, se pretendió la presentación en esquema de la vida cotidiana de la ciudad de Augusta Emérita. Por otro lado, la importancia del yacimiento han conseguido hacer en Mérida el más importante Museo de Hispania romana. La exposición, siguiendo criterios eminentemente didácticos, está estructurada en tres alturas o niveles, además de una cripta subterránea.
cripta
La cripta. Las necesarias excavaciones arqueológicas previas a la construcción del edificio del museo, aportaron interesantes restos muebles e inmuebles relativos a distintos aspectos de la ciudad. Estos restos se integran en el recorrido del museo como una sala más, con el atractivo de introducir al visitante en el contexto arqueológico de la Mérida romana, cuyos objetos se han visto en las restantes salas. Allí se puede ver un tramo de la conduccíon hidráulica de la ciudad, así como un túnel que comunica el Museo con el Teatro y Anfiteatro. También hay restos de la calzada romana, de los muros de varias casas, conteniendo una de ellas dos sepulcros. Al fondo, se conservan cuatro columnas de mármol blanco pertenecientes al peristilo de otra vivienda, en cuya parte central se sitúa el estanque, con pavimento de mortero.
La planta baja es la de mayores dimensiones con dos zonas bien diferenciadas: una, a la izquierda, con espacio y estructura idóneos para la colocación de grandes esculturas y de pavimentos de mosaicos y otra, a la derecha, en forma de nave transversal, en la que con un criterio axial, se exponen numerosas piezas de todo tipo, sobre pedestales o en pared. Cada espacio de la planta baja expone una materia específica de la vida cotidiana emeritense, en especial, aspectos de la vida oficial y privada de la colonia. En los tres primeros espacios o sales se presentan diversos pormenores relacionados con los edificios de espectáculos, cuyas ruinas constituyen lo más sobresaliente del conjunto monumental emeritense (destaca lo excavado en el Teatro). En la sala I no faltan testimonios muy significativos del Anfiteatro y Circo: lápidas conmemorativas de la Inauguratio del Anfiteatro y la restauración del Circo, pinturas de la balaustrada alusivas a los ludi circenses, etc. En la sala II está representado todo lo relacionado con el culto imperial, destacando la importante galería de retratos imperiales de Augusto, Agripina, Tiberio... Por fin, en la sala III, la historia arquitectónica del Teatro, con la presencia de un sacrarium dedicado a glorificar al emperador.
Finalmente, al Foro se han asignado las últimas salas: VIII, IX y X. Las excavaciones en el Templo de Diana y en el pórtico anejo dieron como resultado el descubrimiento de importantes estructuras que nos acercan al carácter de esa área forense para uso de la civitas. Del Foro proceden también las estatuas de personajes togados, cuyos cuerpos, al menos, fueron obra del escultor Caius Aulus. Al mismo conjunto pertenecían clípeos o medallones con figuraciones de Júpiter Ammón y Medusa, y que formaban la decoración del ático de ese pórtico, junto a cariátides que flanqueaban los medallones. La situación de estas singulares piezas en el fondo de la gran sala resulta francamente espectacular. Capiteles, diversos elementos de arquitectura, etc., completan la exposición.
Ceres
La casa romana o domus ocupa la decoración de la sala VII. En el ámbito situado a la izquierda de la nave central puede apreciarse un magnífico pavimento de mosaico con el conocido episodio del rapto de Europa. A la derecha de la nave central se ha reconstruido una habitación correspondiente a una casa romana. Fue descubierta en la calle de Suárez Somonte y proporcionó este excepcional conjunto pictórico.
La decoración parietal está distribuida en cuadros casi rectangulares ocupados por escenas cinegéticas y circenses: la figura de un auriga vencedor sobre su cuadriga; un episodio de la caza del ciervo, al que acaba de dar muerte un jinete; una escena de doma; una estrella; un momento de la caza de la liebre, que es apresada por un lebrel ante la atenta mirada del cazador a caballo; finalmente, en un precioso escorzo, un auriga en el momento de esperar la señal del magistrado para dar comienzo a su frenética carrera en torno a la spina del circo. El zócalo de la pared imita lastras de mármol jaspeado.
La planta intermedia está dividida en nueve salas. En semipenumbra, se ordenan diversas vitrinas de pared en dos cuerpos, y expositores –bandeja que contienen piezas de pequeño formato-, producto de las artes industriales atestiguadas en Emerita. La cerámica, el vidrio, los objetos de hueso, sin olvidar una modesta pero importante colección de orfebrería y la numismática, se exhiben con todo tipo de lujo de detalles y las explicaciones pertinentes. La cerámica, sin tener la espectacularidad de otras producciones artísticas o artesanales, es, sin duda, el elemento arqueológico que mejor puede documentar el ambiente humano de la sociedad antigua. Su abundancia, variedad de formas, estilos y técnicas, proporciona importantes datos de tipo económico, religioso, social e incluso político, sin olvidar los aspectos cronológicos y técnicos, acrecentados considerablemente en los últimos años gracias a los avances registrados en los estudios ceramológicos. La cerámica romana está representada en las salas IX, VIII y VII. Hay lucernas en la sala VII. En la sala VI hay una reconstrucción de un columbario. La industria y la artesanía del hueso se pueden ver en la sala V, mientras que el vidrio está presente en la sala IV. Por último, la numismática y pequeños objetos de orfebrería están colocadas en las salas III y II.
La planta superior del Museo es idónea para presentar en ella otras series, dentro de su contexto, de lápidas, esculturas y mosaicos, que a esta altura pueden ser contemplados perfectamente, aunque existe la posibilidad de poder examinarlos a baja y media altura. La magnífica luz cenital realza considerablemente piezas escultóricas, tales como la serie de retratos de la escuela emeritense, o inscripciones sobre lápidas, aras o cipos. Muestra, en su conjunto, este último piso del Museo, otras facetas de la vida romana en Augusta Emerita.
La sala I comprende la exposición de aquellos documentos, epigráficos esencialmente, que se refieren a cargos públicos de la administración provincial o de la local. La visión del gran mosaico de Las Tiendas resulta espectacular por sus grandes dimensiones y por la calidad de sus cuadro central con escena cinegética (caza del jabalí) relacionada con el ciclo de las Estaciones. El segundo apartado está asignado a mostrar el territorio de la colonia Augusta Emerita. En la sala se recogen documentos arqueológicos procedentes de la excavación de diversas villas de esta entidad territorial.
Mosaicos
Monedas y lucernas romanas
Por fin, la sala VIII está dedicada a la Mérida paleocristiana y visigoda. En la sala se exponen diversos testimonios de las etapas paleocristiana y visigoda que constituyen el nexo de unión de este museo con la sección de arte y cultura visigoda (antigua iglesia del Convento de Santa Clara), en la que se recogen los más importantes restos emeritenses correspondientes a este período. Se exponen vidrios, lucernas, dinteles, lápidas sepulcrales, inscripciones y un extraordinario mosaico con aurigas victoriosos en las carreras de cuádrigas.
Disco de Teodosio
Dejamos, a continuación, algunos datos útiles para los que quieran o puedan visitar el museo, así como un video de fotografías del Museo de Mérida:
Museo Nacional de Arte Romano
C/ José Ramón Mélida, s/n.
06800 MERIDA
Teléfono: 924.31.16.90/ 31.19.12
Fax: 924.30.20.06/924.38.71.05
Horarios:
•Martes a sábado:
Del 8 de diciembre al 14 de febrero: 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 18:00
Del 15 de febrero al 30 de junio:10:00 a 14:00 y de 16:00 a 21:00
Del 1 de julio al 30 de septiembre: 09:30 a 15:30 y de 17:30 a 20:30
Del 1 de octubre al 7 de diciembre: 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 21:00
•Domingos y festivos:
10:00 a 14:00
Cerrado todos los lunes del año. Además 1 de enero, 1 de mayo, 24, 25 y 31 de diciembre y dos festivos locales.
Tarifas:
- Normal: 3 euros
- Reducida: 1.50 euros
- Gratuita: sábados tarde, domingos mañana y los siguientes días: 18 de abril (Día del Patrimonio Mundial), 18 de mayo (Día Internacional de los Museos), 12 de octubre (Fiesta Nacional de España), 6 de diciembre (Día de la Constitución Española).
También es gratuita para menores de 18 años, mayores de 65 años, pensionistas, desempleados, portadores del Carnet jóven, estudiantes universitarios y personal docente.
Página web:
http://museoarteromano.mcu.es/
- Reducida: 1.50 euros
- Gratuita: sábados tarde, domingos mañana y los siguientes días: 18 de abril (Día del Patrimonio Mundial), 18 de mayo (Día Internacional de los Museos), 12 de octubre (Fiesta Nacional de España), 6 de diciembre (Día de la Constitución Española).
También es gratuita para menores de 18 años, mayores de 65 años, pensionistas, desempleados, portadores del Carnet jóven, estudiantes universitarios y personal docente.
Página web:
http://museoarteromano.mcu.es/
Cabeza de ciudadano emeritense
Uno de los mejores museos de España y, bajo mi punto de vista, el mejor dedicado a arte romano. Tuve la oportunidad de visitarlo cuando estuve en Mérida y lo recomiendo absolutamente.
ResponderEliminarUn saludo amigo.
Cuanta riqueza hay en ese museo tan poco conozco. Creo que Mérida está tan olvidada como Lleida. Vale la pena visitar ese museo. Que bien que dejes tanta información sobre él ya que a principios de diciembre estoy de viaje por trabajo en Badajoz y una escapadita tampoco está de más.
ResponderEliminarBesos Paco.
Tengo la suerte de conocer ese museo, monsieur. Yo tambien lo recomiendo. Ya que toda Merida viene a ser un museo, no merecía menos que este edificio. En mi opinion es un gran trabajo el de Moneo.
ResponderEliminarFeliz dia
Bisous
¡Hola Paco!
ResponderEliminarDan ganas de coger algún vehículo en una escapada y adentrarse en el Museo de Mérida, que debe de ser una preciosidad con todo lo que contiene y lo que nos explicas. Una ciudad muy importante que guarda una gran riqueza de la antigüedad, de como vivían nuestros antepasados. Merece la pena que se preocupen de que no se deteriore todo ésto. Vendré otra vez a terminar de leer tu post que me parece interesantísimo. Un abrazo.
El museo de Mérida es una maravilla. Yo suelo ir al teatro romano cada dos años aproximadamente. Allí he podido ver Ítaca, Miles Gloriosus y este verano El avaro de Moliere por Juan Luis Galiardo. Todo un lujo. De paso siempre me doy un garbeo por la ciudad y por el museo del señor Moneo. Tampoco falta la visita obligada, antes de la función, a un buen plato de ibérico y queso de la tierra.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Paco, esta completísima entrada sobre el Museo de Mérida y todas sus maravillas, ha hecho que decida ,que sea mi próxima visita cultural, estoy deseando ver esos preciosos mosaicos, ya ves que no solo nos ilustras, nos incitas a viajar, abrazos.
ResponderEliminarDe visita totalmente imprescindible. No sólo Mérida posee ruinas de importancia internacional como el Anfiteatro, Circo y Teatro, Foro, Templos, Murallas, Villas y Acueducto, Puentes y Termas, también uno de los Museos Romanos más completos de Europa. Y hay que decir que moneo acertó de pleno con esa arquitectura de ladrillo basada en arcos de medio punto, de gran inspiración romana.
ResponderEliminarSaludos
Un magnífico monográfico del arte romano que se puede ver en un no menos magnífico edificio. Un saludo.
ResponderEliminarHola Paco, como cada noche, vengo a desestrezarme, a enriquecer mi espíritu antes de quedarme dormida, maravillas como estas que muestras son invaluables en verdad.
ResponderEliminarSoy adicta a las ruinas.
Un cordial saludo