TIZIANO DANAE.
Versión de Dánae de Tiziano de 1553. Museo del Prado.
Si en el siglo XV la mitología cumplió una función de ser una enseñanza didáctica-moral para instruir a jóvenes virtuosos, además de enlazar el mundo clásico con la doctrina cristiana, en el Cincuecento la representación de los mitos clásicos va a dar un paso más y servirá para escenificar ideas y actitidues explícitas y modelos de belleza anatómicas que, difícilmente, podrían llevarse a cabo fuera de estas coordenadas (mucho más en sociedades tan cerradas y contrarreformistas como la España imperial de Felipe II).
No quiero en esta entrada ceñirme a hacer un comentario estilístico de una obra concreta; me centraré en el estudio de la Dánae (o las Dánaes) de Tiziano, pero también lo ampliaré a todas las representaciones de este mito en el arte, así como a algunas obras mitológicas del artista veneciano.
EL MITO DE DÁNAE
Dánae era la hija del rey de Argos, Acrisio, quién supo por el oráculo de Delfos que moriría a manos de un nieto suyo, hijo de Dánae. Para evitar esta aseveración, recluyó a su hija en una cámara subterránea o en una torre de bronce, totalmente sellada. Sin embargo, el todopoderoso Zeus, el más enamoradizo de los dioses, se enamora de ella y trata de poseerla recurriendo a una de sus múltiples engaños o metamorfosis con mortales ( se convierte en cisne para unirse a Leda, adopta la apariencia de Anfitrión para poseer a su esposa Alcmena, se transforma en toro manso para amar a Europa, en la mismísima diosa Ártemis para yacer con su ninfa Calisto...). En este caso Zeus se transforma en una fina lluvia de oro y se cuela por una hendidura del techa, seduciendo y penetrando a la jóven (como dios todopoderoso podía haber forzado la cámara, pero lo hizo así para evitar suspicacias de su celosa esposa, Hera, y para fastidiar al rey Acrisio).
De esta unión nació el héroe Perseo. Según unos autores, durante algún tiempo Dánae crió a su hijo en secreto, otros dicen que justo después de dar a luz, Acrisio descubrió la verdad. Tras conocer la espantosa noticia encerró a su hija junto con el niño en un arca o cofre y los arrojó al océano. En lugar de ahogarse, las olas los llevó a la isla de Sérifos o Cérifos (Cícladas), donde fueron recogidos por un pescador (la leyenda latina, a diferencia de la griega, situará el desembarco en la costa del Lacio donde Dánae se casará con Pilumno y fundará la ciudad de Ardea). Más tarde, el rey Polidectes se enamoró de Dánae y trató de alejar a Perseo, haciéndole prometer que traería la cabeza de una de las górgonas, que petrificaban a quién las mirase (las aventuras del valeroso Perseo darían para dos o tres entradas más). De regreso a Sérifós con Andrómeda, Perseo se venga del rey (quién había tratado de violar a su madre) y lo petrifica con la cabeza de la górgona Medusa. Con Dánae, viaja a Argos, huyendo Acrisio al recordar el oráculo. Pero, el viejo rey al asistir en Larisa a unas competiciones atléticas donde Perseo participaba como atleta, fue mortalmente golpeado por un mal lanzamiento de disco efectuado por Perseo. Accidentalmente se cumplía la predicción de Delfos.
HERENCIA DEL MITO
El mito de Dánae está muy difundido en la literatura griega (Hesíodo, Apolodoro de Rodas, Píndaro...), pero también en la latina, pues lo encontramos en Ovidio (libro IV de las "Metamorfosis"), Pausanias, Sexto Propercio ("Elegías"), Virgilio ("Eneida") y en las "Odas" de Horacio. Incluso en la Edad Media, San Agustín recupera este pasaje en el Libro I de sus "Confesiones" como un ejemplo ilustrativo de la influencia perniciosa de la literatura y la mitología paganas.
En el cine, la película de Desmond Davis "Furia de Titanes" (1981) arranca con el momento de arrojar el cofre a las aguas por Acrisio.
En el mundo de las artes plásticas el tema despertó interés desde la misma época clásica, como en vasos griegos de figuras rojas, hasta la actualidad (Burne-Jones, Matisse, Klimt, Schiele), pasando por los grandes lienzos de los pintores renacentistas y barrocos (Corregio, Tiziano, Tintoretto, Gaspar Becerra, Rembrandt, Boucher, Tiépolo...). Veamos algunas de estas representaciones:
Crátera del pintor Triptolemo. 450 a.C. Hermitage. San Petersburgo J. Gossaert (Mabusse). Danae. 1527. Alte Pinakothek.
Munich.
Corregio. Dánae. 1530. Galería Borghese. Roma. Gaspar Becerra. Dánae recibiendo la lluvia de oro. 1565. Fresco
del Palacio Real de El Pardo. Madrid
Tintoretto. Dánae. Museo Bellas Artes. Lyon Rembrandt. Dánae. 1636. Hermitage. San Petersburgo. P
Artemisia Gentileschi. Danae. 1612. Museo de Arte de San Luis (EEUU)
Goltzius. Dánae y la lluvia de oro. 1605. Museum of city Los Angeles. // F. Boucher. Dánae. 1756. Museo Helsinki
Gustav Klimt. Dánae. 1907. Colección Privada. Graz (Austria) H. Matisse. Dánae. Colección privada
Egon Schiele. Dánae. 1909. Museo de Arte de Lugano (Suiza) // A. Rodin. Dánae (Puertas del Infierno). 1880-1917.
Museo Rodin. Paris.
Las primeras representaciones del tema aparecen en las pinturas de las cerámicas griegas de figuras rojas, donde aparece a la muchacha, recostada y semidesnuda, recibiendo las monedas de oro en su ser. En Roma también aparece la misma escena, así como otras de la vida de Dánae, con un carácter más narrativo, tanto en las paredes de las casas como en los lumpanares pompeyanos.
En la Edad Media el tema es censurado, pero a finales de la misma, se empieza asimilar a Dánae con la Virge María, por el hecho de concebir sin intervención directa de hombre (espíritu santo), tal como aparecen en algunos códices miniados y en la pintura de Gossaert.
En el Renacimiento se vuelve a la reproducción de la escena mitológica en sí, destacando todos los amores de Zeus y el gusto por el desnudo. Ya en el Manierismo y el Barroco aparecen nuevos matices, tales como el gusto por la riqueza de joyas, vajillas... (de hecho, Goltzius presenta a Dánae como una auténtica prostituta que se vende por oro), así como la teatralidad de la escena, con grandes cortinajes y mobiliario. El Rococó volverá a utilizar el tema pero desde una vertiente totalmente sensual y sugerente, para disfrute de los sentidos (Boucher). Ya en el siglo XIX retoman el tema los pintores prerrafaelitas, pero serán los simbolistas o modernistas quienes más la representen, con una indudable carga erótica, donde la joven se ve penetrada por la lluvia de oro, deleitándose y gozando con ello (Klimt).
EL PINTOR: TIZIANO
Tiziano Vecellio (1487?-1576) es el pintor más representantivo y el maestro indiscutible de la rica escuela veneciana, caracterizada por el gusto por el color y los tonos cálidos, la importancia del detalle y los temas secundarios, la exaltación de la riqueza y el lujo y la contemplación poética del paisaje y los matices de las luces. Tiziano es el máximo representante del clasicismo en el Cinquecento veneciano. Un movimiento iniciado por su maestro Giorgione y que él renovó con composiciones más monumentales y colores más suntuosos y brillantes. Hijo de un noble venido a menos de los Alpes, se formó en el taller de los Bellini y fue discípulo de Giorgone (a quién imitó en su juventud, llegando a confundirse sus obras con las de aquel), llegando a ser un pintor de éxito, solicitado por todas las cortes italianas (Venecia, Ferrara, Roma...), incluso europeas (Alemania y España). Vasari dijo de él:
"A su casa de Venecia han acudido todos aquellos príncipes, literatos y pro-hombres que en su tiempo fueron o estuvieron en Venecia, ya que él, además de la excelencia de su arte, fue amabilísimo, de gran humanidad y de costumbres y modales muy afables".
Y también afirma:
"Tiziano fue sanísimo y afortunado como ningún otro igual suyo lo ha sido nunca; y no recibió del cielo más que favores y felicidad"
No dejó de trabajar nunca ni experimentó cansancio ni crisis emocianales, muriendo en 1576 por la peste que asolaba Venecia.
Su pintura experimentó una evolución notable (debido a su longevidad), pero siempre se preocupó por el efecto dramático de los contrastes, envolviendo en sus obas en tonalidades de color calientes, cortadas por blanco y azul. Así, su pintura es colorista, solomne y lujosa (pintor de la grandeza cortesana y el lujo veneciano). Trató todos los temas y géneros fueron tratados por él con igual maestría: temas religiosos, mitológicos y alegóricos, paisajes y retratos (solemne, de cuerpo entero con pertinaz estudio psicológico). Su pintura evoluciónó de la seguridad del color juvenil hacia una factura cada vez más pastosa, más gruesa, en la que la mancha parece deshacer la forma.
Tiziano enviudó de su mujer Cecilia (fue su modelo y concubina, con la que tuvo dos hijos y luego se casó con ella para legitimarlos, teniendo dos hijas más, pero a la que amó profundamente) en 1530.
LAS DÁNAES
Todos los contemporáneos están de acuerdo en que Tiziano permaneció casto en su viudedad. Sin embargo, observando la serie de pinturas de Dánae y la lluvia de oro (hizo hasta seis versiones del mismo tema, ), y de Venus recostada, intrigan por su excesiva voluptuosidad, ya que las pinturas de Dánae podrían ponerse como ilustraciones de un tratado de fisiología sexual. Su tremenda belleza hace perdonar su evidente erotismo; sólo un artista genial podía permitirse aquella exhibición de sensualidad y de sugerencia explícita. Ya Corregio y otros pintores había representado Dánea en el acto de recibir a Zeus (o Júpiter) en forma de polvo dorado, pero las representaciones de Dánae de estos era una mujer más jóven, aturdida y avergonzada, pasiva ante el atrevimiento divino, casi excusándose de haber sido elegida por el Dios. Así, la Dánae de Gossaert aparece cubierta con un manto azul y su cara de resignación, hace que se vea en ella la misma representación de la Virgen María. Las Dánae de Tiziano son auténticas cortesanas o concubinas retratadas en estado de embriaguez amoroso; y no quieren esconder que el el oro quien las ha seducido. Por tanto, Tiziano innova profundamente en la temática mitológica y se adelanta a su tiempo, anticipando la sensualidad y sugerencia de los desnudos de los pintores del Barroco y del simbolismo.
LAS DÁNAES
Todos los contemporáneos están de acuerdo en que Tiziano permaneció casto en su viudedad. Sin embargo, observando la serie de pinturas de Dánae y la lluvia de oro (hizo hasta seis versiones del mismo tema, ), y de Venus recostada, intrigan por su excesiva voluptuosidad, ya que las pinturas de Dánae podrían ponerse como ilustraciones de un tratado de fisiología sexual. Su tremenda belleza hace perdonar su evidente erotismo; sólo un artista genial podía permitirse aquella exhibición de sensualidad y de sugerencia explícita. Ya Corregio y otros pintores había representado Dánea en el acto de recibir a Zeus (o Júpiter) en forma de polvo dorado, pero las representaciones de Dánae de estos era una mujer más jóven, aturdida y avergonzada, pasiva ante el atrevimiento divino, casi excusándose de haber sido elegida por el Dios. Así, la Dánae de Gossaert aparece cubierta con un manto azul y su cara de resignación, hace que se vea en ella la misma representación de la Virgen María. Las Dánae de Tiziano son auténticas cortesanas o concubinas retratadas en estado de embriaguez amoroso; y no quieren esconder que el el oro quien las ha seducido. Por tanto, Tiziano innova profundamente en la temática mitológica y se adelanta a su tiempo, anticipando la sensualidad y sugerencia de los desnudos de los pintores del Barroco y del simbolismo.
Dánae. Museo Nacional di Capodimonte. Nápoles y Dánae. Museo Hermitage San Petersburgo.
Sólo en una versión, la primera de 1545 que se conserva en el Museo de Nápoles, por encargo del Cardenal Alejandro Farnesio, aparece Eros o Cupido, dios del amor, que recoge algo de la lluvia de oro flotante. Curiosa es la anécdota en la que Miguel Ángel vió la obra en Roma, comentando:
"Es una lástima que en Venecia no se aprendiera desde un principio a dibujar bien, y que aquellos pintores no dominaran mejor el estudio. Siendo así que si este hombre fuera asistido por el arte y por el dibujo como lo es por la naturaleza...".
En la otras versiones ya aparece una sirvienta que recoge en la falda algunas monedas sobrantes, desparramadas. Constancia asegurada de que son obras de las manos de Tiziano sólo están la de Nápoles y la del Hermitage; menos seguridad hay en las dos versiones de Nueva York y en la de Viena, ya que se hicieron muchas copias de esta obra, incluidas las que se enviaron al emperador Maximiliano (Viena).La Dánae del Prado, considerada la más bella y sensual, se inscribe dentro de una serie de obras mitológicas (como "Venus y Adonis" y "Venus con el organista") que el pintor veneciano realiza para el rey de España, Felipe II, que desde los años cincuenta hasta su muerte fue su principal cometente. Existe una abundante correspondencia entre ambos, llamando a estas obras mitológicas "poesías". El rey exige imaginación, creatividad y hasta poco decoro a la hora de interpretar las fuentes ("Metamorfosis" de Ovidio). Pero en otros momentos, el pintor de Venecia se muestra más prosaico y exige a Su Majestad que no se retrase en el pago de sus honorarios.
La escena la conforman dos mujeres: una mujer desnuda, tumbada en la cama, con las piernas dobladas, en actitud totalmente relajada y otra mujer, anciana, vestida de manera que enseña la espalda, que levanta con las manos un delantal. Del cielo llegan unas nubes que, primero se ennegrecen y después se tornan doradas. De esta masa vaporosa caen monedas o polvillo de oro, el dios Zeus metamorfoseado para poseerla. Cerca de la mujer desnuda yace un perro pequeño. El refugio de bronce donde la encerró su padre es aquí un espacio oscuro, con cortinajes rojos haciendo de dosel del lecho. A la derecha se observa el muro del lugar en el que está encarcelada la princesa.
Dánae ocupa el tercio izquierdo de la tela y la sirvienta el tercio derecho. En esta división en tres franjas verticales, la central corresponde a la lluvia, al espacio de encuentro.El mismo cuerpo de Dánae traza una diagonal, de la cabeza a los pies, que casi sigue la división en diagonal de la tela. De esta manera, el gesto de la pierna que se estira y abre adquiere un movimiento sensual que nos remite a una mejor acomodación y la búsqueda de una postura placentara para recibir Zeus; nada de oposición, nada de sorpresa, nada de resignacion, goce y entrega pura. El cuadro tenía una utilidad práctica: permitir la contemplación de un desnudo atrevido, que expresa el deseo sexual, bajo una forma artística que excusa la actitud pecaminosa (el cuadro estaba en una sala real de acceso muy restringido a los hombres de mayor confianza del rey).
Pero no se trata sólo de un desnudo de tema mítico cargado de alusiones explícitas al deseo sexual y a la amante que ofrece amor a cambio de una recompensa. Todo incita al deseo sexual: la piel pálida y clara de Dánae, muy femenina, rodeada de blanco, la boca entreabierta, con el pelo revuelto cayéndole sobre un pecho, la mano izquierda reposa entre la ingle y su sexo, pero no topándolo ni escondiéndolo, la actitud juguetona con el perrito (alusión a las cortesanas); lleva pendientes, una pulsera y un anillo. No se trata de una postura púdica y Dánae, que mira hacia arriba, hacia la manifestación divina, parece abandonarse, complaciente y entregada a la presencia de Zeus, sin ocultar los placeres que ello le provoca, Y luego tenemos la magnífica transición del color: de la piel blanquecina de la jóven a la nube dorada encima, y el color oscuro y masculino de la sirvienta o celestina. Un estudio radiográfico confirma que Tiziano pintó la Dánae sin dibujarla antes. Las figuras parecen no tener peso y que flotan en la sobra dorada, donde se armonizan los más ricos tonos de marrones, rojos y grises en un centellear de cielos de un azul intenso. En la obra, juega además, para mayor resalte de la protagonista, con una típica oposición de contrarios entre la protagonista y la figura adjunta o criada; así, si Dánae es joven, la figura complementaria es vieja, si aquélla irradia luz, ésta oscuridad, si aquélla está desnuda, ésta vestida, e incluso compositivamente se advierte la oposición, con una figura reclinada hacia atrás (Dánae) y la otra inclinada hacia adelante.
OTRAS "POESÍAS" DE TIZIANO EN ESPAÑA
La Dánae del Prado demuestra el gusto del jóven rey Felipe II por este tipo de desnudos, que en nada afectaban a su religiosidad y ascetismo. Al contrario del puritanismo hipócrita de otros reyes posteriores (Felipe IV), que a punto estuvieron de acabar con estas pinturas, conformándose con esconderlas en la Academia de Bellas Artes, apartada hasta 1827.
Los cuadros que Tiziano pintó inspirándose en Las Metamorfosis de Ovidio para decorar una cámara privada de Felipe II fueron denomimados por el propio pintor con el nombre de poesías. El tema era común a todas ellas: el erotismo y la belleza de la mujer desnuda vista desde ángulos diferentes. Al principio iban a ser cuatro; luego las pinturas fueron seis, relacionadas entre sí por parejas.
Pero no se trata sólo de un desnudo de tema mítico cargado de alusiones explícitas al deseo sexual y a la amante que ofrece amor a cambio de una recompensa. Todo incita al deseo sexual: la piel pálida y clara de Dánae, muy femenina, rodeada de blanco, la boca entreabierta, con el pelo revuelto cayéndole sobre un pecho, la mano izquierda reposa entre la ingle y su sexo, pero no topándolo ni escondiéndolo, la actitud juguetona con el perrito (alusión a las cortesanas); lleva pendientes, una pulsera y un anillo. No se trata de una postura púdica y Dánae, que mira hacia arriba, hacia la manifestación divina, parece abandonarse, complaciente y entregada a la presencia de Zeus, sin ocultar los placeres que ello le provoca, Y luego tenemos la magnífica transición del color: de la piel blanquecina de la jóven a la nube dorada encima, y el color oscuro y masculino de la sirvienta o celestina. Un estudio radiográfico confirma que Tiziano pintó la Dánae sin dibujarla antes. Las figuras parecen no tener peso y que flotan en la sobra dorada, donde se armonizan los más ricos tonos de marrones, rojos y grises en un centellear de cielos de un azul intenso. En la obra, juega además, para mayor resalte de la protagonista, con una típica oposición de contrarios entre la protagonista y la figura adjunta o criada; así, si Dánae es joven, la figura complementaria es vieja, si aquélla irradia luz, ésta oscuridad, si aquélla está desnuda, ésta vestida, e incluso compositivamente se advierte la oposición, con una figura reclinada hacia atrás (Dánae) y la otra inclinada hacia adelante.
OTRAS "POESÍAS" DE TIZIANO EN ESPAÑA
Los cuadros que Tiziano pintó inspirándose en Las Metamorfosis de Ovidio para decorar una cámara privada de Felipe II fueron denomimados por el propio pintor con el nombre de poesías. El tema era común a todas ellas: el erotismo y la belleza de la mujer desnuda vista desde ángulos diferentes. Al principio iban a ser cuatro; luego las pinturas fueron seis, relacionadas entre sí por parejas.
Junto a la Dánae ya analizada, que representa a una mujer desnuda de frente, se complementaba con "Venus y Adonis" (1553), en el que la figura femenina aparece de espaldas. También este cuadro se inspira en un pasaje de Ovidio en el que la diosa intenta retener a su amante, el cual se muestra esquivo, con un atmósfera cálida y sugestiva.
La idea de la complementariedad de los cuadros se ve clara en los titulados "Diana y Calisto" y "Diana y Acteón" (ambas en la National Gallery de Edimbugo). Estos giran en torno al mismo tema, la venganza desproporcinada de la diosa, tanto a su ninfa por yacer con Zeus, como al cazador que osó verla desnuda; tienen ambas el mismo tamaño y las mismas tonalidades. La inserción del mito en la naturaleza es similar, la presencia de la arquitectura, los cortinajes…; todo estos detalles hacen, sin duda, de los dos lienzos una pareja inseparable, con cierto regusto manierista.
Lo mismo ocurre con los cuadros "Perseo y Andrómeda" (hoy en la Colección Wallace de Londres) y "El rapto de Europa" (Isabella Steward Gardner Museum de Boston). En el primero de estos dos cuadros Tiziano representa la lucha de Perseo contra el monstruo, mientras una estilizada Andrómeda encadenada a las rocas contempla el enfrentamiento. El joven se muestra en un escorzo forzado, mientras la luz resbala por el cuerpo de la doncella haciéndola muy sensual, quedando el resto en penumbra. En el segundo cuadro, la violencia del rapto ha sido remarcada por el maestro al situar al toro y a la joven en primer plano, en una postura forzada, creando una acentuada diagonal definida por la sensual y bella figura de Europa. La luz y el color se convierten en los verdaderos protagonistas de la composición. Una luz dorada baña la escena, acentuando contrastes entre zonas de luz y sombra, al tiempo que se crea una perfecta sensación atmosférica. Los colores son bastante limitados, aplicándolos con fluidez y rapidez, consiguiendo efectos de abocetamiento, especialmente en el fondo.
Por último, otra excelente obra mitológica de Tiziano conservada en el Museo del Prado es la "Venus con organista y perrito", de 1550-51, motivo de gran interés y muy repetido en la obra del veneciano en todas las etapas de su vida (recuérdese la sugerente "Venus de Urbino" de la Galería de los Uffizi (1538), la púdica "Venus del espejo" de la National Gallery de Londres (1555), o la "venus vendando al amor" de la Galería Borghese de Roma (1565). La Venus del Prado contiene un tema declaradamente erótico, con la diosa desnuda tendida en el lecho y juganto con un perrillo, un músico ocando el órgano, vestido y armado con espada, y que se vuelve a mirar con deseo carnal el opulento y voluptuoso cuerpo de la diosa. Subrayan la sensualidad de la imagen los elementos simbólicos que aparecen en el exuberante jardín renacentista del fondo, una pareja de enamorados y dos ciervos librando un combate amoroso y una fuente coronada por un sátiro. Hay otra variante, también conservada en el Prado, en que el perro es sustituido por un amorcillo.
Podríamos, en un suma y sigue, continuar describiendo tantas obras mitológicas de Tiziano, que acabaríamos cansando al lector/a (si no lo está ya) . Baste citar algunas de ellas: "Amor sacro y Amor profano", "Flora", "Baco y Ariadna", "La Bacanal", "Venus Anadiómena", "Tarquinio y Lucrecia", "Ticio", Sísifo", "El castigo de Marsias"...
Vasari describía de esta manera, para concluir, la forma de trabajar de Tiziano:
Vasari describía de esta manera, para concluir, la forma de trabajar de Tiziano:
“Pinta a través de toques, aparentemente largos brochazos, siguiendo un estilo de manchas que si bien no puede ser contemplado de cerca, es necesario alejarse para ver la obra en su perfección”.
BIBLIOGRAFÍA:
- PIJOÁN, J.: "Historia general del arte. Summa Artis". Vol XIV. Renacimiento romano y veneciano. Espasa-Calpe. Madrid, 1973.
- PIJOÁN, J.: "Historia general del arte. Summa Artis". Vol XIV. Renacimiento romano y veneciano. Espasa-Calpe. Madrid, 1973.
- "Historia del arte". Vol 10. El Renacimiento: el Cincuecento". Salvat. Madrid, 1989.
- "Los grandes genios del arte". Tiziano". Biblioteca El Mundo. Madrid, 2004.
- GRIMAL, P.: "Diccionario de mitología griega y romana". Paidós. Barcelona, 1981.
- MARTIN, R.: "Diccionario de mitología griega y romana". Espasa. Madrid, 1998.
- WIKIPEDIA. Ilustraciones.
Me has dejado de piedra, tio. Qué cantidad de información y que estudio más maravilloso de este mito. No tenia ni idea de que hubiera tantas representaciones de esa doncella. Te felicito, te lo has currado. Ya nos vemos.
ResponderEliminarUn saludo Paco, con mi felicitación por esta magnífica narración de la mitología clásica.
ResponderEliminarHola Paco, me quedo con "Diana y Acteón", el tratamiento de la luz, los colores y la escenografía me resultan teatrales y embaucadoras como la mitología. Me encanta como has explicado y enlazado el tema mitológico en las pinturas de Tiziano "la lluvia dorada que penetra...", fantástico (se nota que eres docente y que te gusta). Creo que te has quedado con ganas de seguir, sería fantástico, porque he aprendido mucho.
ResponderEliminarSaludos y hasta pronto.
Hola...
ResponderEliminarMe apasionan las leyenda mitológicas, y tengo que felicitarte por la maravillosa entrada, ha sido una gran narración con las extraorinarias pinturas de Tizziano.
Un saludote de buen fin de semana
Que belleza de blog tiene usted!
ResponderEliminarMe alegra mucho que me haya visitado, porque asi he tenido ocasion de conocer su espacio. Yo también lo enlazaré al mio para poder seguirlo.
Muchas gracias, monsieur.
Feliz fin de semana
Bisous
Este blog me parece muy didáctico, yo he aprendido mucho. Se nota que eres profesor y que amas la pintura. Te seguiré.
ResponderEliminarInteresantísima entrada y blog, ojalá yo hubiera tenido un recurso de este tipo a mi alcance cuando estudiaba Arte en el bachiller y después en la carrera. Una de las cosas que más he echado de menos en la universidad es la interacción profesor-alumno y el intercambio de ideas, a través de debates en las aulas o espacios como los blogs. Espero que sus alumnos piensen como yo y aprovechen esta oportunidad brindad por su profesor.
ResponderEliminarUn saludo
Que pasada de entrada!!
ResponderEliminarLa verdad es que yo tuve que hacer una exposición sobre la Venus de Giorgione y la Dánae de Tiziano.
Me encanta el trabajo que dedicas a estas entradas, que nos ayudan tanto a lectoras como yo.
P.D: no me extraña que utilizaras el Summa Artis, ya que es la "Bíblia" de todo historiador del arte!! jajaj
Besos
Zeus: gracias por pasarte por aquí de vez en cuando, eres un amigo.
ResponderEliminarCarmen: agradecido a ti.
Julia: me quedo con muchas ganas de decir muchas cosas, pero también me paso en algunas expresiones. Me lo has apuntado. Yo me quedo con la Dane del Prado. Es alucinante lo que despierta esa obra.
Balovega: a mi también me encanta la mitología y Tiziano.
Madame Minuet: Bisous para usted, madame, y seguiré pasandome por su corte.
Manuel: amo la pintura y todas las artes. Gracias por decir que aprendes con estas cosas.
Condesa de Vilches: Es verdad todo lo que dices; ha cambiado mucho la educación, aunque tengo mis dudas de si a mejor. De todas formas, yo lo hago por ellos.
Sara: me alegra de que vuelvas por aquí, y, si además, te sirve para algo, mejor que mejor.
Y a todos, felíz día de Andalucía.
Es una entrada magnífica...un espléndido
ResponderEliminarrecorrido de Dánae...según la han visto e
interpretado los grandes genios de la pintura...
Saludos.
la fuente de la obra de Danae de Tiziano (la del Prado) son las metamorfosis de Ovidio o de Horacio? es que estoy hecha un lio entre apuntes y libros y internet... ayuda gracias!
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