"El tormento y el éxtasis" es una de los pocas películas que podemos ver que recree con cierto verismo el mundo artístico del Renacimiento, y que nos puede servir con un fin didáctico y visual para recrear el arte del siglo XVI, así como para acercarnos a una de las personalidades más grandes y atrayentes de la cultura: Miguel Ángel Buonarroti.
Empezamos dejando la ficha artística del film:
Director: Carol Reed.
Intérpretes: Charlton Heston (Miguel Ángel), Rex Harrison (Julio II), Harry Andrews (Bramante), Diane Cilento, , Alberto Lupo, Adolfo Celi.
Guión: Philip Dunne (basado en la novela "La agonía y el éxtasis" de Irving Stone).
Fotografía: John F. de Cuir.
Música: Alex North.
Productor: Carol Reed.
Productora: 20th Century Fox.
País: Estados Unidos.
Año: 1965.
Duración: 138 minutos.
La película fue realizada como una gran superproducción norteamericana, por el empeño personal del Director, ya consagrado, Carol Reed (que había dirigido, con anterioridad, películas de gran éxito, como "El tercer hombre", "Trapecio" o "Nuestro hombre en La Habana", y que más tarde haría el musical "Oliver", adaptación de la obra de Ch. Dickens). El guión estaba basado en la novela "La agonía y el éxtasis" de Irving Stone, que se había convertido en un auténtico best seller en Estados Unidos.
La espectacularidad de los escenarios recreados, la reconstrucción histórica y el éxito de filmes históricos (de tema clásico y bíblicos) justificaron en un primer momento una buena acogida de crítica y público, pero a la larga, debido al costo de producción, la película se convirtió en un fracaso taquillero. Tampoco tuvo los premios artísticos esperados: fue nominada a cinco Oscars, pero todos menores o técnicos, no obteniendo ninguno. El único premio reseñable fue el David di Donatello en Italia a la mejor producción extranjera.
No es normal reflejar en una película la gestación de una obra artística (algunos ejemplos pueden ser "La joven de la perla", sobre la obra de Veermer, o "El sol del membrillo" de Victor Erice, sobre Antonio López). En esta película se recrea de forma magistral todo el proceso, paso a paso, de una obra pictórica clave en la historia del arte universal: la bóveda de la Capilla Sixtina de San Pedro del Vaticano. Por tanto, el argumento del film no es la vida artística del genio florentino Miguel Ángel, sino el episodio del encargo de pintar la bóveda de la Capilla Sixtina, obra que se realiza entre 1508 y 1512, dando tiempo al Papa Julio II verla terminada.
Expliquemos cuál era el plan encargado por el Pontífice. Se debía pintar la historia del universo en nueve grandes paneles sobre el techo. Estos paneles estaban inspirados en el Génesis (desde la creación de la luz hasta la embriaguez de Noé), y se debían leer desde el altar hacia los pies de la capilla. Para levantar ópticamente el techo, imaginó un conjunto articulado por grandiosas pilastras fingidas y entre ellas fue acomodando las monumentales figuras de los profetas y las sibilas. Luego compartimentó el encargo rectangular del centro en nueve tramos, separados por desnudos y tondos, donde narra la creación y la caída del hombre. También puso elementos ficticios arquitectónicos, unos triangulos momumentales, que sirven para dividir escenas y a la vez para crear espacios sobre los que situar las figuras que no entran en ninguna escena, y es en estas figuras donde Miguel Ángel desarrolla los primeros elementos manieristas (equilibrio inestable, posiciones antiestáticas, figuras que parecen que se van a caer...).
Veinticinco años después, cuando el artista está cansado, viejo y agotado, se le encarga la decoración del Testero de la Capilla Sixtina. Si en el techo habia pintado el prólogo de la humanidad, ahora representa el epílogo, el Juicio Final, con colores más sombrios y figuras más manieristas y dramáticas. Pero esto se sale ya del contexto de la película.
Se inicia la película con una especie de prólogo documental donde se hace un hermoso recorrido visual por la obra del gran artista florentino, para, a continuación, centrarse en la realización del Génesis.
Expliquemos cuál era el plan encargado por el Pontífice. Se debía pintar la historia del universo en nueve grandes paneles sobre el techo. Estos paneles estaban inspirados en el Génesis (desde la creación de la luz hasta la embriaguez de Noé), y se debían leer desde el altar hacia los pies de la capilla. Para levantar ópticamente el techo, imaginó un conjunto articulado por grandiosas pilastras fingidas y entre ellas fue acomodando las monumentales figuras de los profetas y las sibilas. Luego compartimentó el encargo rectangular del centro en nueve tramos, separados por desnudos y tondos, donde narra la creación y la caída del hombre. También puso elementos ficticios arquitectónicos, unos triangulos momumentales, que sirven para dividir escenas y a la vez para crear espacios sobre los que situar las figuras que no entran en ninguna escena, y es en estas figuras donde Miguel Ángel desarrolla los primeros elementos manieristas (equilibrio inestable, posiciones antiestáticas, figuras que parecen que se van a caer...).
Veinticinco años después, cuando el artista está cansado, viejo y agotado, se le encarga la decoración del Testero de la Capilla Sixtina. Si en el techo habia pintado el prólogo de la humanidad, ahora representa el epílogo, el Juicio Final, con colores más sombrios y figuras más manieristas y dramáticas. Pero esto se sale ya del contexto de la película.
Se inicia la película con una especie de prólogo documental donde se hace un hermoso recorrido visual por la obra del gran artista florentino, para, a continuación, centrarse en la realización del Génesis.
El acierto de la película (y del sagaz director) es el enfrentamiento de dos de los carácteres más difíciles y contrapuestos del Renacimiento, el Pontífice Julio II, y el artista Miguel Ángel Buonarroti, así como todos los encuentros y desencuentros, tiras y aflojas, idas y venidas, la relación amor-odio (u odio puro y duro) entre ambos personajes, genialmente representados por dos monstruos de la interpretación: Charlton Heston en el papel del artista (ya algo encasillado en personajes épicos como "El Cid", "Los diez mandamientos" o "Ben Hur"), y Rex Harrison, que para muchos críticos clava la interpretación del Papa y supera en dramatismo al camaleónico Heston.
Sabemos que Miguel Ángel, a pesar de dominar como pocos la arquitectura, la pintura o la poesía, se consideraba escultor por encima de todas las cosas. Para él, la escultura era el arte de quitar al bloque de mármol lo que le sobraba ("la escultura es restar, nunca sumar o ensamblar", llegó a decir). De carácter colérico, irritable y tempestuoso, era un perfeccionista, que no le importa romper una obra si no le gustaba el resultado final, o volver a ella y trabajar y trabajar hasta dejarla como quería. Su virtuosismo técnico era tal que se le considera el prototipo universal de escultor capaz de expresar en mármol cualquier concepto, idea o propósito, aún el más complejo. Pero su vida es una lucha constante para poder crear en tranquilidad espiritual. Tenía siempre muchos encargos y no todos de su agrado y sus mecenas le daban prisa para que trabajara más rápido. Ya en su tiempo fue casi divinizado.
Por su parte, Julio II era lo más alejado a lo que hoy pensamos que debe ser un Papa, el jefe espiritual de la iglesia cristiana. Ya, al elegir su nombre papal, Julio II se declaraba heredero de los Césares y recordaba con ello la supremacía de Roma como cabeza del mundo. En aquella época, este pontífice era un hombre belicoso, que provocaba guerras y las dirigía personalmente, tratando de defender y ampliar los estados pontificios de las potencias extranjeras. Se dice que cuando Miguel Ángel le consulta si debía representarlo leyendo un libro para una estatua, el Pontífice le contesta: "Ponme una espada, que yo no entiendo de letras". Su carácter era egocéntrico, vanidoso, frío y calculador, y gobernó como un rey absolutista, guerrero, con múltiples amantes e hijos, pero con una gran pasión por las bellas artes, siendo mecenas y protector de grandes talentos de la época, tales como Bramante, Rafael o Miguel Ángel. En su pontificado se inició la construcción de la Basílica del Vaticano, se decoró la Capilla Sixtina y las Estancias Vaticanas, y se fomentó las excavaciones arqueológicas; así fueron apareciendo estatuas griegas como el "Grupo del Laooconte" (que tanto influyó en Miguel Ángel y en su terribilitá, así como en todo el manierismo posterior), el "Apolo de Belvedere" o el "Hércules Farnesio".
En la película se observa que, tras el encargo de Julio II a Miguel Ángel de que le hiciese su tumba en 1505, el más grande sepulcro desde los tiempos antiguos, áquel cambia de idea (según las malas lenguas, aconsejado por el arquitecto de la Basílica de San Pedro, Bramante, celoso del genio de Buonarroti, que ya había realizado excelentes obras como "La Virgen de Brujas" o "La Piedad del Vaticano"), y le encarga una obra de dimensión olímpica: plasmar todo el proceso del génesis en una bóveda altísima y larguísima. El maestro florentino reniega y huye de Roma, pero regresa y reemprende el encargo. Volviendo al sepulcro de Julio II, el Panteón tendrá seis reformas, acompañadas de disputas y reconciliaciones entre las partes. El resultado final no satisfizo a nadie, empezando por la ubicación, en San Pedro in Vincoli, en lugar de la basílica vaticana. De las 47 esculturas proyectadas sólo se realizano ocho, el poderoso "Moisés" y los esclavos.
A pesar de la oposición de Miguel Ángel, el Papa persiste en el empeño, obstinado como pocos, y le apremia para que termine pronto la bóveda sixtina (debido a la elevada edad del pontífice), consciente de que sólo el artista florentino era capaz de hacer tan magna obra. Son memorables algunos diálogos y frases de la película, como cuando Miguel Ángel afirma:
A pesar de la oposición de Miguel Ángel, el Papa persiste en el empeño, obstinado como pocos, y le apremia para que termine pronto la bóveda sixtina (debido a la elevada edad del pontífice), consciente de que sólo el artista florentino era capaz de hacer tan magna obra. Son memorables algunos diálogos y frases de la película, como cuando Miguel Ángel afirma:
"Jamás estoy menos solo que cuando estoy solo".
En otra escena el Julio II le espeta:
"¿Cuánddo vais a acabar?"
"Cuando termine", - le responde el florentino.
Como muestra tambíen de estos carácteres irreconciliables, es digno de destacar la escena en la que la mención papal de Rafael como acicate o posible relevo, obliga a levantarse del lecho al pintor abatido y emprender el trabajo. En otro momento, la exigencia del pintor a Su Santidad de que va a terminar su obra, prácticamente "resucita al Papa de entre los muertos".
Charlton Heston como Miguel Ángel, en una escena pintando la bóveda
Entre los aspectos positivos de la película, tenemos que destacar la excelente ambientación y vestuario, la excelente recreación de la Capilla Sixtina, reconstruida a escala en los estudios de Dino de Laurentis en Roma, utilizando los mismos colores que tenía la pintura hacía 400 años. Además, la música es impecable, acorde con la monumentalidad del film y la caracterización de los personajes es sublime. Por otro lado, para los que amamos el arte, supone una gran satisfacción ver a Miguel Ángel practicando el estarcido o plantilla para silutear las figuras en el yeso de la bóveda, ingeniándoselas para hacer ese colosal andamio lo más práctico posible, o al maestro pintando la Creación de Adán con los colores goteándoles por la cara.
Aunque sólo a pinceladas, a lo largo del film podemos apreciar algunas de las concepciones artísticas generales del gran Miguel Ángel: fue un hombre que vivió mucho (90 años) y que tuvo una evolución en sus planteamientos: desde el neoplatonismo clasicista juvenil hasta el misticismo o expresionismo dramático de sus últimas obras, pasando por la "Terribilitá" y el manierismo. También se puede apreciar como era un hombre de grandes ideas y las quiere plasmar a través de su escultura y pintura. Así nunca hizo retratos, porque para él eso era demasidado particular y él representa ideas universales: la salvación, la condena, el pecado, el espíritu, el destino del mundo... Ello explica el dramatismo, la tensión, la violencia interior, el inconformismo y la visión tan catastrófica, en una palabra, la Terribilitá miguelangelesca. También, al observar las figuras de la bóvéda y verlo ejecutarlas, entendemos claramente la predilección del pintor florentino por la armonía del cuerpo humano masculino, al cual consideraba como culmen de la belleza y perfección. De hecho, cuando pinta mujeres o las esculpe, lo que pinta son hombres, con pantorrillas, muslos, vientres, brazos... de hombres, a los que sustituye penes por pubis y añade volumen (ni siquiera carne) en los pechos femeninos. Su dibujo es volumétrico totalmente, pinta como esculpe, y todo lo que pinta es monumental, gigantesco y escultórico. No le interesa el paisaje y lo anecdótico, él sólo pinta grandes héroes, hombres grandes en cuerpo y alma, arquetipos de grandeza, y siempre en actitudes difíciles, que le permiten alardes de escorzos y movimientos.
Se le ha reprochado a Reed que el metraje era excesivo, que el ritmo es lento y cansino, aburriendo en varias fases al público, que no abarca todo la trayectoria artística de Buonarroti, que toda la película está centrada en el duelo interpretativo de dos grandes actores.... Todavía se pueden sacar muchas más aristas, pero la película cumple de sobras en presentarnos una época histórica única y en la creación de una obra de arte irrepetible, hecha por el más grande de los talentos artísticos que ha dado la humanidad.
Aunque sólo a pinceladas, a lo largo del film podemos apreciar algunas de las concepciones artísticas generales del gran Miguel Ángel: fue un hombre que vivió mucho (90 años) y que tuvo una evolución en sus planteamientos: desde el neoplatonismo clasicista juvenil hasta el misticismo o expresionismo dramático de sus últimas obras, pasando por la "Terribilitá" y el manierismo. También se puede apreciar como era un hombre de grandes ideas y las quiere plasmar a través de su escultura y pintura. Así nunca hizo retratos, porque para él eso era demasidado particular y él representa ideas universales: la salvación, la condena, el pecado, el espíritu, el destino del mundo... Ello explica el dramatismo, la tensión, la violencia interior, el inconformismo y la visión tan catastrófica, en una palabra, la Terribilitá miguelangelesca. También, al observar las figuras de la bóvéda y verlo ejecutarlas, entendemos claramente la predilección del pintor florentino por la armonía del cuerpo humano masculino, al cual consideraba como culmen de la belleza y perfección. De hecho, cuando pinta mujeres o las esculpe, lo que pinta son hombres, con pantorrillas, muslos, vientres, brazos... de hombres, a los que sustituye penes por pubis y añade volumen (ni siquiera carne) en los pechos femeninos. Su dibujo es volumétrico totalmente, pinta como esculpe, y todo lo que pinta es monumental, gigantesco y escultórico. No le interesa el paisaje y lo anecdótico, él sólo pinta grandes héroes, hombres grandes en cuerpo y alma, arquetipos de grandeza, y siempre en actitudes difíciles, que le permiten alardes de escorzos y movimientos.
Se le ha reprochado a Reed que el metraje era excesivo, que el ritmo es lento y cansino, aburriendo en varias fases al público, que no abarca todo la trayectoria artística de Buonarroti, que toda la película está centrada en el duelo interpretativo de dos grandes actores.... Todavía se pueden sacar muchas más aristas, pero la película cumple de sobras en presentarnos una época histórica única y en la creación de una obra de arte irrepetible, hecha por el más grande de los talentos artísticos que ha dado la humanidad.
Rafael Sanzio. Julio II. National Gallery. Londres
Terminamos con las palabras con que Giorgio Vasari (en sus célebres "Vidas...") resumía su impacto en los artistas del siglo XV, así como con una escena de la película en version original:
"Esta obra ha hecho tanto bien y ha dado tanta luz al arte de la pintura, que ha bastado para iluminar su mundo, en vuelto en tinieblas durante tantos centenares de años".
Para saber más:
-- Página Web de la Capilla Sixtina
-- Web de la Casa Museo Buonarroti
-- Vasari digital. Capítulo dedicado a Miguel Ángel en la edición digital de las Vidas de Vasari.
Genial, fantástico post. Las grandes superproducciones de Hollywood fueron sin duda una fuente de aprendizaje para muchísimas personas que hasta el momento ignoraban aquellas historias. Mira que en lo personal Heston no me agrada, pero hay que reconocer su valía interpretativa. Recuerdo imágenes de la peli en la que él está solo, subido en el andamio, a la luz de las velas... pintando, disfrutando como solo los artistas lo hacen... y sufriendo por la presión del papa. En aquella época los artistas estaban sometidos a los gustos y plazos que ponían los mecenas, ya que su trabajo era tratado como un oficio, eran luchas titánicas entre la creación y la necesidad.
ResponderEliminarFelicidades de nuevo por el post y hasta pronto.
A pesar de haber oído hablar de esta película en bastantes ocasiones, la verdad es que nunca la he llegado a ver, y ahora este artículo ha despertado my curiosidad.
ResponderEliminarUn saludo!!
Buenos días Paco! :D
ResponderEliminarhoy nos espera un día con delirios de lluvia jeje
Hola Paco!
ResponderEliminarTe felicito por tu blog!
Un verdadero placer visitarlo. Cuanto tengo para leer y aprender, claro, deberé encontrar un rato para poder hacerlo con tranquilidad, como se merece!
En cuanto a Michelangelo te dejo una anécdota que me relataron en un curso de Arte al que asistí, no sé si será verdad.
Dicen que cuando le reclamaron que los rostros de las esculturas de las tumbas mediceas no se parecían demasiado a los de los difuntos, respondió: "Dentro de 400 años, a quién le va a importar?"
Un verdadero maestro!!
Te invito a que conozcas mi otro espacio de arte: arteysimbolos.blogspot.com, quizás te resulte interesante!
Un beso afectuoso desde "Santa María de los Buenos Aires"
Estupenda película no solo para los que admiramos la obra de Miguel Ángel. Además es el reflejo de un momento histórico y el retrato psicológico de dos personajes con carácter.
ResponderEliminarMuy buena entrada.
Saludos
Es otra manera de llegar al Arte, -en este caso del Renacimiento- muy interesante la de la película que recomiendas. No la he visto y trataré de buscarla por algún vídeo-club.
ResponderEliminarDentro de la belicosidad y la aberración del personaje para el puesto que ocupaba, es una sorpresa esa afición por el Arte, aunque no lo justifica en modo alguno.
Gracias por todo lo que nos estás aportando. Un saludo.
¡Qué casualidad! Hace unos días descargué esta película para verla el próximo fin de semana. Gracias a tu explicación la disfrutaré más. Muy buena entrada y muy buenos los enlaces. Un saludo!
ResponderEliminarNuevamente agradeceros a todos vuestras pálabras de ánimo. Espero que todos lo que no la habéis visto, busquéis un ratito para hacerlo y disfrutarla, y los que ya la hayan visto, que la entrada haya servido para recordarla. Un abrazo a todos.
ResponderEliminarPaco, ¡ Cómo nos hace disfrutar con tus entradas! Agradecerte tus trabajos porque nos enseña mucho.Este es interesantísimo.
ResponderEliminarPepe Oliver