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martes, 30 de abril de 2013

LA PINTURA PRERRAFAELISTA INGLESA

 Dante Gabriel Rossetti. Ecce Ancilla Domini. Óleo sobre lienzo. 1850. Tate Britain. Londres.



La pintura en Gran Bretaña llevaba, poco antes de 1860, trazas de estancarse, y tales crisis únicamente pueden superarse dando un salto hacia el futuro, en sentido progresista, o buscando elementos de renovación en los ambientes pictóricos pretéritos. Esto último es lo que habían hecho los Nazarenos alemanes en Roma, e hicieron entonces, en la misma Gran Bretaña, autores como Ford Madox Brown (1821-1893) o como el escocés W. Dyce (1806-1864), en sus asuntos históricos o sentimentales. 
Ello no pudo dejar de pesar en otro movimiento de igual significación que estudiaremos aquí, y que se concretó en la aparición de los pintores llamados "prerrafaelistas". Pero el Prerrafaelismo fue ya, sobre todo, una reacción típicamente anglosajona, dirigida contra el "materialismo" y  el "maquinismo" imperantes. Su propósito fue revalorizar en la pintura del momento la sensibilidad y la simplicidad de procedimientos, tal como de ellas gozaran los primitivos italianos anteriores a Rafael (maestros que eran entonces mal conocidos). Los prerrafaelistas rechazaban el arte académico predominante en la Inglaterra del siglo XIX, centrando sus críticas en Sir Joshua Reynolds, fundador de la Royal Academy of Arts. Desde su punto de vista, la pintura académica imperante no hacía sino perpetuar el manierismo de la pintura italiana posterior a Rafael y Miguel Ángel, con composiciones elegantes pero vacuas y carentes de sinceridad. Por esa razón, ellos propugnaban el regreso al detallismo minucioso y al luminoso colorido de los primitivos italianos y flamencos, anteriores a Rafael —de ahí el nombre del grupo—, a los que consideraban más auténticos. Ya en William Blake, el místico poeta y diseñador de fines del siglo XVIII, tenían aquellos jóvenes artistas un precursor, y la obra que ellos produjeron es en sustancia análoga en otros aspectos a la de otro contemporáneo, Samuel Palmer (1805-1881), que no se sumó a su grupo, pero que en sus cuadros y grabados demostró anhelo de lirismo similar al que ellos sentían.
Fue un movimiento en que artes plásticas y literatura aparecían estrechamente combinados, bajo directrices estéticas que tenían entonces su definidor, o su comentarista, en John Ruskin, quien no dejó de intervenir personalmente en la estructuración que en seguida se dio a este grupo tan imbuido de preocupaciones estéticas. La Hermandad duró como grupo constituido apenas un lustro, pero su influencia se dejó sentir en la pintura inglesa hasta entrado el siglo XX.


 John Everett Millais. Ofelia. Óleo sobre lienzo. 1852. Tate Britain. Londres.


El origen del Pre-Raphaelitism fue éste: en 1848 unos jóvenes, cuya edad oscilaba entre los diecinueve y veintitrés años, habían coincidido en las aulas de la Royal Academy y habían trabado íntima amistad. Se trataba de Dante Gabriel Rossetti (1828-1882), hijo de un refugiado político italiano, gran estudioso del Dante; W. Holman Hunt (1827-1910); John Everett Millais (1829-1896), todos ellos pintores, y el escultor en ciernes Thomas Woolner. A sus reuniones asistía también un hermano de Dante Gabriel Rossetti, dedicado a la crítica, William Michael. A todos les unía una misma aversión por el arte oficial. Un crítico, Frederick G. Stephens, fue su primer portavoz, y por ser su capitán, Rossetti, poeta al mismo tiempo que pintor, no es de extrañar que las primeras manifestaciones del grupo se encarrilasen ya por los senderos del lirismo literario.
El grupo tomó en seguida el carácter de una confraternidad, bajo el nombre de Pre-Raphaelite Brotherhood (o "Hermandad de los Prerrafaelistas"). Sus miembros decidieron, incluso, prescindir de sus nombres individuales y firmar con las iniciales P.R.B., lo que se prestó a zahirientes ironías.
Sin embargo, la crítica no acogió mal las primeras obras expuestas, y al aparecer, en enero de 1850, la revista con que este cenáculo de artistas apoyó su actuación, titulada The Germ (con el subtítulo “Pensamientos en pro de la Naturaleza en Poesía, Literatura y Arte”), hubo críticos que la saludaron como una gran promesa.
En 1853, cuando Millais celebró con éxito una exposición de sus obras, la batalla podía darse en principio por ganada; Ruskin, por ejemplo, con la gran autoridad que ejercía en los altos medios culturales, se constituyó en el defensor de la tendencia. Sólo contra Dante Gabriel Rossetti (1820-1882) siguieron arreciando los ataques. Las primeras grandes pinturas de Rossetti muestran algunas de las cualidades realistas del movimiento prerrafaelita temprano. En 1849 pinta su primer lienzo inspirado en los antiguos pintores italianos, La infancia de la Virgen (1849). Los ataques a su persona los había  provocado principalmente la exhibición, en 1850 (en la Portland Gallen), del cuadro Ecce Ancilla Domini (hoy en la Tate Britain de Londres). Es una pintura hermosa y que, en relación con lo que entonces se pintaba, ofreció una novedad evidente. Pero Rossetti, temperamento morboso, concibió aquel asunto en términos tales que la obra fue causa de escándalo. Su hermana Cristina (que con él colaboraba, como poetisa, en The Germ) le había servido de modelo para la figura de la Virgen. Está aparece en el lienzo en el momento de erguirse tímidamente en su lecho, para recoger el lirio que el arcángel le ofrece. El autor escogió para esta obra una entonación blanca, que se combina admirablemente con la intensa luz de la mañana, que penetra en la exigua habitación donde el pintor situó la escena sacra por él evocada. Destaca el uso del cabello pelirrojo, señal de sensualidad para el decadentismo y el simbolismo. La presencia del lirio y de la cortina azul entre los tonos blancos son elementos ulteriores que añaden contenido simbólico a la pintura. Su obra es intensamente mística y primitiva, acercándose al eclecticismo de los nazarenos alemanes.

 Dante Gabriel Rossetti. Autorretrato. 1847. National Portrait Gallery. Londres.

 Dante Gabriel Rossetti. La infancia de la Virgen. Óleo sobre lienzo. 1849. Tate Britain. Londres.

 Dante Gabriel Rossetti. La novia. Óleo sobre lienzo. 1865. Tate Britain. Londres.

El ataque de la crítica había sido tan áspero, que Rossetti decidió abandonar de momento la pintura al óleo, para dedicarse a pintar acuarelas para la ilustración de libros.
Rossetti fue, en realidad, un "decadentista". Esto explica los cambios que su estilo experimentó. Con Hunt y Millais se valía, desde 1851, para sus pinturas de la modelo Elizabeth Siddal, a la que a poco dio palabra de casamiento. En mayo de 1860, el artista y Lizzy contraían matrimonio; pero la pareja fue muy desgraciada. La joven, a la que Rossetti fue con frecuencia infiel, sufría tuberculosis, y finalmente murió, probablemente un suicidio, por haber ingerido una dosis excesiva de láudano, tras haber dado luz a un niño muerto. Rossetti cayó en la depresión y enterró la mayor parte de sus poemas inéditos en la tumba de su esposa.
Mientras tanto, el promotor del grupo prerrafaelista había entrado en contacto con dos jóvenes, W. Morris y Edward Burne-Jones, que fueron sus entusiastas discípulos. A su amistad se debió el que participara en la decoración de la Oxford Union (en 1857-1858) y el interés que demostró por el arte decorativo. Un nuevo período de su carrera de pintor inicióse en 1863, donde deja la hermandad prerrafaelista, aunque mantuvo su mismo estilo pictórico en obras posteriores.  Así se aprecia en el tríptico, lleno de lirismo, Paolo y Francesca. Otras obras características de esta última época suya son su pintura Beata Beatrix (1865), evocación de su difunta esposa a modo de la Beatriz dantesca. Representa a Elizabeth en una pose lánguida y sensual, con su cabello rojo natural recogido en un peinado deshecho; sobre sus manos se está posando una paloma roja, símbolo de espiritualidad, que porta en el pico una ramita alusiva al láudano. A sus espaldas, una escena difusa representa a dos personajes, quizá Dante y Virgilio. Otras obras suyas son  Monna Vanna (1866), El sueño de Dante (1856), que es quizás su pintura más importante y que hoy se halla en el Museo de Liverpool, La novia (1865), La doncella herida (1872) o Juana de Arco (1882).

 Dante Gabriel Rossetti. Beata Beatrix. Óleo sobre lienzo. 1864-1870. Tate Britain. Londres.
 
 Dante Gabriel Rossetti. Perséfone. Óleo sobre lienzo. 1874. Tate Britain. Londres.

 Dante Gabriel Rossetti. Venus Verticordia. Óleo sobre lienzo. 1868. 


Su pintura influyó en el desarrollo del movimiento simbolista europeo. Hacia el final de su vida, Rossetti cayó en estado mórbido, oscurecido por su drogadicción y su creciente inestabilidad mental, posiblemente empeorada por su reacción a los salvajes ataques de la crítica, muriendo sólo, casi como un recluso en 1882.
Por otra parte, desde que se hubo constituido la Brotherhood, se evidenciaron ciertas diferencias estilísticas entre sus componentes. En algunos aspectos son bastante acentuadas. Por ejemplo, John Everett Millais (1829-1896) mostró siempre una tendencia al naturalismo en los detalles. Fue un niño prodigio que pintaba desde los cuatro años y se le consideraba poseedor de un talento poco común. En 1850 había expuesto el cuadro Cristo en la Casa de sus Padres (1850), obra concebida con rebuscada sencillez evangélica. Esta obra fue objeto de controversia a causa del retrato realista de una Sagrada Familia de clase obrera trabajando en un desordenado taller de carpintería. Su Ofelia (1852) le encumbró definitivamente. En este lienzo Millais creó superficies pictóricas densamente elaboradas basándose en la integración de elementos de la naturaleza. Este procedimiento ha sido descrito como una especie de «ecosistema pictórico». Ello se puede apreciar también en La muchacha ciega (1856).

 John Everett Millais. Cristo en la casa de sus padres. Óleo sobre lienzo. 1850. Tate Britain. Londres.

 John Everett Millais. La muchacha ciega. Óleo sobre lienzo. 1856. Birmigham Museum and Art Gallery.

John Everett Millais. Bubbles. Óleo sobre lienzo. 1886. Lady Lever Art Gallery. Liverpool.


Este joven pintor frecuentó mucho el hogar de los Ruskin, y en 1855, tras un viaje efectuado con Ruskin y su mujer a Escocia, ambosa acabaron enamorándose;  ella exigió la anulación del matrimonio (que le fue concedida), y casó con Millais. Tras su matrimonio, Millais cambió su estilo de pintura, haciéndolo más comercial y asequible, lo que Ruskin calificó de «una catástrofe». Según algunos comentaristas, los motivos de este cambio se encuentran en la necesidad de Millais de aumentar sus ingresos para mantener a su creciente familia. Así, abandonaría por completo el estilo de su época prerrafaelista, y acabaría, en sus últimos años, presidiendo la Royal Academy. Algunas de sus obras finales son La juventud de Raleigh (1871) o Bubbles (1876).
Carrera también curiosa fue la de Holman Hunt (1827-1910). Las obras de Hunt no tuvieron al principio demasiado éxito, siendo calificadas por la crítica de feas y torpemente ejecutadas. En los comienzos de su carrera su interés por el realismo le llevó a pintar varios cuadros que reflejaban escenas de la vida cotidiana tanto en el campo como en la ciudad, tales como Pastor veleidoso (1851) o El despertar de la conciencia (1853). Esta última escandalizó al público por mostrar sin ambages una relación extramatrimonial. Tras sus primeros cuadros sobre temas literarios, obtuvo un éxito clamoroso, en 1854, con su obra, tan conocida, La Luz del Mundo. Representa al Redentor que, coronado de espinas y con una linterna en la mano, llama a la puerta cerrada del alma humana. El autor regaló esta obra de simbolismo religioso al Keble College, de Oxford, y, en 1904, la reprodujo por estar disconforme con el modo como allí se exhibía y regaló la réplica entonces por él realizada a la catedral de San Pablo.


 William Holman Hunt. El despertar de la conciencia. Óleo sobre lienzo. 1853. Tate Britain. Londres.

 William Holman Hunt. La luz del mundo. Óleo sobre lienzo. 1853-54. Keble College. Oxford.

El mismo año y mes de su triunfo, en 1854, partía Hunt para Siria y Palestina. Por lo visto acariciaba ya desde hacía años la ilusión de reproducir en sus lienzos los parajes donde los hechos evangélicos habían transcurrido. El primer cuadro que envió desde los Santos Lugares fue La cabra huida. Representa una cabrita solitaria junto a las aguas del mar Muerto, mientras, a lo lejos, un ocaso esplendoroso tiñe de púrpura los montes de Edom. Se exhibió en la exposición celebrada en 1856 por la Royal Academy. En 1860 expuso otro lienzo muy celebrado, un Hallazgo de Jesús en el Templo. Había demorado su exhibición el hecho de que su autor hubiese sido momentáneamente apartado de la comunidad de los fieles, por haber empleado para representar a sus personajes, exclusivamente modelos pertenecientes a la raza hebrea. En 1873 regresó Hunt a Inglaterra, para volver a Palestina dos años después.
Desde su traslado a Tierra Santa, puede decirse que dejó de interesarse por la evolución experimentada por la pintura. Volvió definitivamente a su país ya viejo, y en 1905 publicó una History of the Pre-Raphaelitism, que contiene datos muy valiosos, tratando de corregir otros libros publicados sobre el movimiento con los que no estaba muy de acuerdo.
Sir Edward Burne-Jones (1833-1898), agraciado con el título de baronet en 1894, pertenece a la misma generación de W. Morris, con quien coincidió en el Exeter College de Oxford. Ambos fueron, como se ha anotado antes, discípulos directos de Rossetti durante unos años. Sus conocimientos de la pintura italiana y de los grabados de Durero le capacitaron en seguida para la dirección que se propuso dar a sus obras artísticas. En 1859 estuvo una larga temporada en Italia, y hasta entonces se había dedicado casi de un modo exclusivo a la acuarela. Su potencia en la caracterización y en el desarrollo decorativo fue siempre su principal característica. Siempre tuvo presente los temas mitológicos (Perseo (1875), Atlas transformado en piedra, El espejo de Venus), así como temas alegóricos y leyendas históricas (El hechizo de Merlin, 1874). Hacia 1878 empezó a producir lienzos pintados al óleo, sobre asuntos inspirados en el legendario ciclo arturiano o sacados de las antiguas tradiciones célticas. El Rey Cofetúa y la Mendiga, de 1886, es su pintura más divulgada. 
Además de pintar, investigó las posibilidades de la artesanía, que incluían el diseño para decoraciones interiores, de azulejos de cerámica, joyería, tapices, alfombras, papel pintado, muebles, ilustración de libros, y vestimentas teatrales. Destacó en la elaboración de vidrieras sobre temas clásicos,  colaborando en más vidrieras con William Morris.

 Edward Burne-Jones. El rey Cophetua y la mendiga. Óleo sobre lienzo. 1884. Metropolitan Museum of Art. Nueva York.

 Edward Burne-Jones. El hechizo de Merlin. Óleo sobre lienzo. 1874. Lady Lever Art Gallery. Liverpool.

La influencia de la Hermandad Prerrafaelista fue tremenda en la pintura británica de finales del XIX. Junto a Rossetti, Millais y Hunt, fundadores de la misma, cabe citar la segunda generación del Prerrafaelismo, entre los que estarían Burne-Jones, Evelyn de Morgan, Fredric Sandys, Arthur Hughes o William Morris.


Evelyn Morgan. Medea. Óleo sobre lienzo. Birkenhead Willanson Art Gallery and Museum.

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Terminamos con dos videos sobre la Hermandad de los Prerrafaelistas:


21 comentarios:

  1. Hola Paco:

    Bueno como siempre. En lo particular disfruto mucho con el cuadro de Medea y La novia. Hay algunos que he visto en el tate, pero sin detallar mucho.

    Saludos

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  2. Me gusta mucho esta pintura. Quizá Burne-Jones sea mi favorito.

    Salud, Paco.

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  3. Me encantan los prerrafaelistas. Waterhouse también era maravilloso, por cierto, aunque es difícil elegir y quedarse con uno solo.

    Buenas noches, monsieur

    Bisous

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  4. Magnífica tu entrada sobre los prerafaelistas, con una buena selección de obras de los mejores representantes de este movimiento.

    No es un movimiento que me guste pues lo encuentro muy artificioso y falto de espontaneidad pero reconozco la maestría de sus componentes.

    Otro archivo para guardar en mis favoritos.

    Un abrazo.

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  5. Yo adoro con locura este movimiento que nunca deberia haberse abandonado ;D
    refleja extasis espiritual. Es poesía y encanto, y mis pintores simbolicos favoritos son Blair Leighton y Collier.
    Cada vez son mas espectaculares sus posteos, estimado amigo.
    Un abrazo.

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  6. Muy buen estudio sobre soberbias imágenes.

    Un abrazo.

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  7. Buenos días, amigo Paco:

    Siempre me he tomado el Prerrafaelismo como un gran punto y aparte con respecto a la degeneración que ya bien avanzado el primer tercio del siglo XIX se estaba dando en la Royal Academy inglesa. Los Reynolds, Gainsborough y Lawrence empezaron a estar superados gracias a Constable y sobre todo a Turner, antes de que llegara esta generación que tanto le debe a Blake, como muy bien has apuntado.

    Por otra parte, no recuerdo bien si en la hermandad había un componente religioso además de estético. Lo que no cabe duda es que esta pintura nos lleva por una parte al simbolismo y al consecuente decadentismo que se dará en el último cuarto del siglo XIX.

    Muy buena entrada, como siempre. Un saludo.

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  8. Una extensa entrada explicando con todo lujo de detalles el Prerafaelismo, de los que solo conocía algunos cuadros. Mu encanta la pintura de Rossetti.
    Siempre es grato pasar por aquí y admirar tus selecciones.
    Un abrazo

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  9. Aunque esta hermandad duro tan poco nos dejaron una buena escuela.Simplemente me encanta el Prerafaelismo.No cabe duda de que eran unos enamorados de su oficio y ademas muy exquisitos...lo único qué me fastidia por decirlo de alguna manera es su círculo(...) pero gracias a eso posiblemente hoy podemos contemplar estas obras que se quedaron bien custodiadas Y que hoy en día son una gozada para todos.

    Un saludo feliz I de Mayo.

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  10. Un movimiento controvertido, a veces menospreciado... ¡pero a mí me encanta! Sabes de mi afición al comic: yo conocí la obra de estos autores no en clase, sino buscando las influencias de historietistas como P. Craig Russell o Kaluta.
    Un abrazo, Paco

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  11. ¸.•°✿✿⊱彡

    Belo trabalho.
    Ótimo mês de maio!
    Beijinhos.
    Brasil.°✿⊱彡
    ¸.•°✿✿⊱彡

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  12. Genial entrada. Las obras de la hermnadad, tanto de los precursores como de los que posteriormente se inspiran en ellos, emana esa atmósfera onírica y fantástica que, creo, es la esencia de la fascinación que provocan.

    Un abrazo

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  13. Estupenda entrada, como todas las tuyas, aunque debo reconocer que la estética poco espontanea de los prerrafaelistas no es de mis preferidas.
    Un gran trabajo.
    Saludos

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  14. Un pormenorizado estudio sobre este movimiento de rebeldía estética, anuncio de los varios que iban a dominar el final del XIX y principios del XX. Un abrazo.

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  15. Es muy interesante estudiar la representación femenina que hacían estos pintores, además de ser los recuperadores de figuras como la de Botticelli por ejemplo.

    Buena semana!!

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  16. Excelente lección de Historia del Arte.
    Intentaré retomar la asignatura en tu blog y disfrutarla con fruición.
    Un abrazo.

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  17. Interesante entrada. A los prerrafaelitas les pasa un poco como a Miguel Ángel cuando se estudia Historia del Arte: son tan conocidas sus imágenes que parece de perogrullo hablar de ellos. Pero lo cierto es que en general se sabe menos de los prerrafaelitas de lo que se piensa. Desde luego, son mucho más que pinturas bonitas.

    Un saludo y gracias por la entrada.

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  18. Me quedè un buen rato mirando cada imágen, que maravilla Paco!
    Algunas las conocía, sin embargo descubrí otras que me impactaron como por ejemplo William Holman Hunt. La luz del mundo, y Evelyn Morgan. Medea.
    Gracias querido amigo, te dejo un fuerte abrazo y agradezco tus cálidas visitas a mi espacio.

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  19. Paco buen trabajo como siempre. Saludos desde Creatividad e imaginación fotos de José Ramón

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  20. Hola, este comentario es para avisarte que eres nuestro blog destacado, y que estarás una semana en la portada de Punto Hispano a partir de este día.

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Deja tu opinión; me es muy válida. Gracias.