ENCUADRE:
Título: La libertad guiando al pueblo. Museo del Louvre. París.
Autor: Eugene Delacroix.
Género: Pintura al óleo sobre lienzo (260 x 325 cm.).
Cronología: 1830.
Estilo: Arte Romántico. Francia.
Otras obras del autor: La matanza de Quíos; Mujeres de Argel; La muerte de Sardanápalo o La barca de Dante.
ANÁLISIS:
El lienzo representa una escena de las famosas tres jornadas de julio de 1830, en la que el pueblo de París levantó en barricadas, frente al aboslutismo del rey Carlos X, que quería sumprimir la libertad de prensa. Por tanto, estamos ante un acontecimiento histórico, la Revolución de 1830, donde se enfrentan dos ideologías enfrentadas: el absolutismo frente al liberalismo. El pintor es testito directo de los hechos, tomando partido por la revolución libera.
Los disturbios iniciales se convirtieron en un levantamiento que
desembocó en una revolución seguida por ciudadanos enojados de todas las
clases sociales. No existió un único cabecilla. Por eso Delacroix
representa a la Libertad (con la bandera tricolor francesa en la mano) como símbolo del levantamiento guía que conduce al pueblo. Tampoco está
representada de una forma abstracta, sino que es una figura alegórica muy sensual y real. Junto a la Libertad, aparecen pintados los representantes de las clases sociales de la época.
Al fondo aparecen brumas y humos de la batalla que diluyen un barrio
francés bastante realista. A los pies de la Libertad un moribundo la
mira fijamente indicándonos que ha valido la pena morir por ella.
Lo primero que destaca en la composición del lienzo es es carácter asimétrico y la sensación de inestablidad que nos transmite; ello se debe a que el autor no trata de mostrar tranquilidad, sino todo lo contrario: revolución, agitación, incitación a la nación a apoyar el mivimiento liberal; lienzo debe expresar una cierta inquietud, terror y valentía al
espectador, a través de triángulos inclinados y numerosas curvas. En general, la composición es piramidal, cuya base son los cuerpos de las personas que yacen en el suelo, culminando en la imagen femenina de la libarta, portadora de la bandera nacional francesa.
La sensación de perspectiva está presente en la obra gracias a los
edificios del fondo y a la multitud, que se va alejando y reduciendo en
tamaño al fondo del lienzo. Habría que señalar un eje central formado por una línea recta imaginaria formada por tres elementos: bandera, camisa del muerto de la izquierda y vestimenta del herido que se alza frente a la Libertad. En su diario escribe Delacroix "en Rembrandt (y ahí está la perfección) fondo y figura constituyen un todo. El interés está presente dondequiera: nada puede ser aislado".
La luz es expresiva, dramática y compleja, dejando zonas muy oscuras y dándole cierta luminosidad a diversos objetos del lienzo. Es una luz violenta que presta a la escena su atmósfera densa, ya que la luz se convierte en una obsesión para el pintor. La figuras del primer plano aparecen iluminadas por un foco lateral,
pero a su vez se recortan a contraluz sobre un fondo encendido, humeante
y nuboso, que dota de más inquietud a la composición Pero podemos decir que la luz del cuadro es irreal, ilumina la Libertad con la bandera
tricolor, una parte del cuerpo del niño que hay a su lado, al moribundo
de la chaqueta azul, al muerto del margen inferior izquierdo y las manos
y media del hombre del sombrero de copa; el resto en penumbras. En este caso la luz y el color
tienen un objetivo en común: potenciar el movimiento. El ambiente denso es provocado por la pólvora, por ello el fondo está difuminado y no vemos casi las figuras posteriores. El autor utiliza una pincelada suelta donde trata de dar mayor importancia a los colores cálidos. Los colores son empastados y fuertes, con total predominio de la mancha de color sobre el dibujo. En vez del color uniforme y plano prefiere la vibración de tonos diversos combinados con pincelada suelta; las fachadas y los tejados de las casas de la derecha que se yerguen cerca de Nôtre Dame, se resumen en una serie de pequeños toques, y el grupo de soldados no es otra cosa que un conjunto de manchas oscuras, cuya fuerza sugeridora de las formas recuerda a Goya. El rojo y el azul de la bandera, de la vestimenta del herido que se alza
delante de la Libertad, y de la camisa del muerto de la izquierda
resaltan por encima de todo el predominio de las tonalidades ocres y
grises del conjunto, que son los que más espacio ocupan.
El cuadro rebosa movimiento, tanto en las diagonales de la composición
como en la propia actitud de los personajes en batalla. El cuadro es
puro dinamismo para representar la escena de la muchedumbre enfurecida
en armas. Por eso, el espectador está inquieto ya que sabe que o se une
a ella, a los revolucionarios, o será arrastrado por aquella. La obra está impregnada de movimiento no solo por los gestos dramáticos
de los personajes, y por la composición en diagonales, sino porque los
del primer plano avanzan sobre la quietud de los muertos que se
encuentran en la base de la composición y todas las formas muestran
ondulaciones que ponen de manifiesto la admiración del autor por Rubens. Nos encontramos ante una composición dramática, en la que se ondulan las líneas y las pinceladas de color, en la que los personajes hacen gestos de arenga con un impulso que transmite a los miembros la pasión de de los sentimientos. La admiración de Delacroix por Rubens ("Rubens es extraordinario. ¡Qué fascinante!", escribió) se pone de relieve en esta obra capital. Todas las formas están recorridas por un temblor ondulante, por una especie de terremoto interior. En la figura central se ondula la bandera, el cabello, el cinturón, la tela; el muchacho de su derecha flexiona los brazos, las piernas; la figura del pañuelo, que se incorpora, echa para atrás su cabeza mientras parece caerse; los cuerpos del suelo tienen dobladas las piernas, o el cuello... resulta difícil encontrar una forma recta e imposible percibir una figura estática, o serena, o indiferente. Todo está en tensión revolucionaria.
Por útlimo, resaltar que además de los muchos elementos romáticos del lienzo (idea de revolución, libertad, expresión de sentimientos, fuerza y movimiento, dramatismo y predominio del color), tiene bastantes elementos realistas, como pueden ser las vestimentas, los rifles de la época o incluso
el gorro frigio, que será símbolo de la monarquía posterior, así como el pubis desnudo de la persona muerta que hay en primer plano, abajo a la izquierda (obrero de la camisa blanca).
COMENTARIO:
Este lienzo constituye un manifiesto de la pintura romántica. Según G. C. Argan
nos encontramos ante el primer cuadro político de la pintura moderna,
pues en su opinión la historia contemporánea es la lucha política por la
libertad, puesto que el romanticismo deja de mirar a la antigüedad y comienza a querer participar en la vida contemporánea. Libertad que, según este mismo autor, estaba ligada
indisolublemente en aquella época al concepto de Patria. De ahí que la
figura central de la mujer, que es alegoría de la libertad, lo sea
también de la nación. Hemos de recordar que la lucha por la libertad y
por la nación (el nacionalismo) es una constante en los románticos. El mismo autor trata idéntico tema en otras obras como La matanza de Quíos y Grecia sobre las ruinas de Missolonghi,
cuadro éste último en el que la nación aparece igualmente representada
por una mujer -en este caso con el pecho sin descubrir totalmente- y que
además refleja un episodio de la lucha del pueblo griego por su liberación del yugo turco, en el que pereció –colaborando con el bando griego- el gran poeta romántico Lord Byron.
Este cuadro tiene una clara función propagandística y agitadora: el lienzo ha pasado a ser un
icono representativo de las revoluciones porque resume claramente el
protagonismo popular, en la lucha callejera, en la lucha de las barricadas
donde se fraguan los triunfos en los días gloriosos de la revolución, en el
caso de la de 1830, los “gloriosos días de julio”. Como protesta contra una serie de ordenanzas que restringían libertades ciudadanas, se inicia en París el día 27 de julio de 1830 lo que se denominó "las tres jornadas gloriosas". En la noche del 27 al 28 jóvenes republicanos se ponen al frente de la insurrección; el día 29 los insurgentes son dueños de la ciudad. Los acontecimientos de París se convierten en el detonante para un movimiento continental; en todas las naciones se lucha contra los reyes absolutos o contra los ocupantes que impiden la independencia nacional (Bélgica contra Holanda o Polonia contra los rusos).
Delacroix elige el día álgido del combate en las calles de París, el día 28, para exaltar con los pinceles el proceso revolucionario.
Delacroix elige el día álgido del combate en las calles de París, el día 28, para exaltar con los pinceles el proceso revolucionario.
A pesar del fuerte simbolismo de la figura central, alegoría de la libertad y la revolución, los destacados elementos realistas nos puede hacer preguntarnos si estamos ante un cuadro alegórico o un lienzo histórico. No parece que sea ninguna de las dos cosas, por cuanto que lo único
alegórico es la figura de la mujer-libertad-patria y tampoco representa
un hecho concreto real.
En cuanto a los personajes, ya hemos dicho que aparecen representadas todas las clases sociales de Francia:
La figura princiapal es la mujer de los pechos descubiertos, idea de la Libertad. Se trata de una mujer
que aparece en el cuadro como una Diosa
que guía y dirige al pueblo en su lucha. Sus símbolos están claros: el
fusil con el hay que luchar por conseguir esa libertad, y la bandera tricolor, la bandera de la Revolución francesa, que de nuevo
vuelve a recuperarse como estandarte del país. Para que su condición de diosa
esté clara a los ojos del espectador, Delacroix la pinta como las diosas clásicas que se pintaban o se
esculpían en épocas anteriores.
Junto a la
diosa aparece el pueblo, representado en
sus distintas clases sociales, desde el burgués que la acompaña a su derecha, a
los campesinos, desde los niños a las mujeres. Todos participan en esa lucha,
sin que nada los detenga, ni los cadáveres sobre los que hay que seguir
avanzando, ni la violencia del momento. La carga simbólica continúa en el trasfondo del lienzo: mientras la
diosa Libertad avanza imparable hacia delante, hacia el
futuro, vemos cómo
el fondo del cuadro, el pasado, se
difumina hasta casi desaparecer. En segundo plano, a la derecha del espectador, encontramos Notre-Dame de París,
en una de cuyas torres ondea la bandera revolucionaria, quizás para
afirmar el sometimiento de la iglesia, que había sido uno de los apoyos
de la restauración borbónica.
Los otros personajes pintados en
primer plano son distintos representantes del pueblo francés: desde un modelo
de burgués, con sombrero y levita armado, hasta un representante del pueblo más
humilde a la izquierda del cuadro, también con gorro frigio, incluso el
protagonismo de los niños (a la derecha de la Libertad, con dos
pistolas), uno de los muertos está uniformado, y otro semidesnudo y descalzo.
Se pretende aglutinar a los distintos estratos sociales que forman la nación en
armas, la nación revolucionaria.
En el cuadro aparecen jóvenes, adultos, clase obrera, burgueses y
soldados defendiendo a la Libertad que, como ya se ha dicho, en este
caso se identifica también con Francia y es representada como una mujer
empuñando un fusil de la época (rasgo realista) y con el pecho al
descubierto, hecho este último que escandalizó a críticos y a parte de
la sociedad de la época. Entre los muertos del primer plano (abajo, a la
derecha del espectador) aparecen también soldados leales a Carlos X. El personaje del sombrero de copa es un burgués, en el que se autorretrata
Delacroix a pesar de que no participó en los hechos. Este autorretratarse evidencia un deseo de compromiso por parte del pintor. En una carta
fechada el 18 de octubre de 1830 escribió a su hermano, el generla Charles Henri: "He comenzado un
cuadro de tema moderno, una barricada... y, si no he luchado por la
patria, por lo menos pintaré para ella".
El Romanticismo fue un movimiento ideológico iniciado
en torno a 1830 que afectó a todos los ámbitos de la sociedad europea. Aspiraba
a plasmar a través de todas las artes (literatura, música, pintura, etc.) los
principios revolucionarios que en 1815 quedaron soterrados. Por tanto, convivió en dura pugna unos años con el Neoclasicismo, enfrentándose a los ideales aristrocráticos y equilibrados de áquel. En el romanticismo hay una
identificación del arte con el nacionalismo y lo que éste representa en cuanto
al resurgir de las tradiciones y de los valores propios de cada pueblo. Es una
reacción contra el arte severo, rígido y frío del Neoclasicismo: el artista
romántico va a proclamar su libertad frente a las directrices académicas. Ahora
aparece un hombre nuevo, cuyas espíritu de rebeldía le llevará a las más
arriesgadas empresas políticas (revoluciones) y personales (amores apasionados,
aventuras, viajes exóticos, suicidio...). Sus características básicas son: Individualismo,
ya que se antepone el sentimiento a la razón rechazando el racionalismo de la Ilustración; gusto por
los gestos teatrales capaces de llamar la atención del espectador; Concepto
subjetivo de la belleza. Nacionalismo, exaltación del pueblo y su heroísmo. Gusto
por lo tormentoso y nocturno, gusto por paisajes costumbristas o por lo exótico
y lejano (Próximo Oriente), así como el mundo de la locura, el sueño y la
muerte.
Eugêne Delacroix es
el pintor romántico más importante del movimiento romántico.Es el prototipo de hombre
romántico, bohemio, apasionado, seguro de sí mismo y partidario de la mancha de
color en detrimento de la rígida preceptiva del dibujo. Abandona los colores
terrosos y utiliza colores intensos, puros, luminosos, con contrastes violentos
de color. Emplea el color con total libertad, de un modo arbitrario, sin
ajustarse a la objetividad de la naturaleza. Sus pinceladas son sueltas y
vibrantes que acrecientan la sensación de movimiento. Sus temas más comunes son
los históricos, literarios, simbólicos y fantásticos. En los temas históricos
se interesan tanto por los temas medievales como por los contemporáneos usando
una gran libertad en los temas. Introduce los temas orientales en el
romanticismo a partir de un viaje a Marruecos: le interesan estos temas no sólo
por su iconografía sino por la luminosidad del colorido.
Otros grandes pintores románticos fueron el francés Theodore Gericault, el alemán Caspar David Friedrich, los británicos John Constable y William Turner y los españoles Genaro Pérez Villaamil, Antonio Mª Esquivel y Eugenio Lucas.
CONTEXTO HISTÓRICO:
Nos encontramos en una época tremendamente convulsa: los inicios del siglo XIX suponen un duro enfrentamiento entre los principios revolucionarios liberales defendidos por la burguesía en la Revolución Francesa, frente al estatismo del absolutismo y la sociedad estamental anterior. El Romanticismo, así, es un
movimiento cultural y artístico que exalta los sentimientos por encima de la razón y que defiende la rebeldia y el triunfo de la Revolución. Por tanto,
si lo ponemos en relación con los acontecimientos históricos que se viven en su
época, es el arte que se identifica con las revoluciones liberales y con la
lucha por la libertad.
Sin embargo el protagonismo del
“pueblo” en las barricadas no se traduce luego en el control del poder político
y suele ser la burguesía, en especial la Alta burguesía, más conservadora y elitista,
quien se hace con el poder, limitando mediante el sufragio censitario la
representación política que las masas se habían ganado en la calles durante las
jornadas revolucionarias. Por tanto, será la gran burguesía la gran beneficiada por toda esta lucha revolucionaria, quedando el pueblo llano postergado de todos los avances políticos, económicos y sociales.
Terminamos con dos videos descriptivos sobre esta obra:
Un completo comentario sobre este exponente del romanticismo.
ResponderEliminarFrancia me viene a la mente cada vez que oigo o leo sobre la marsellesa y cuando veo esta obra
Saludos Paco
Excelente entrada. Delacroix captó el momento de cambios sociales y supo trasladarlo a la imagen de la libertad empuñando la bandera en una mano y el fusil en la otra. Creó un icono cultural que tiene aún larga vida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Que buen analisis.
ResponderEliminarMuy completo y ameno.
Un abrazo.
Muy buen comentario sobre una obra fundamental no solo en Arte sino también como documento histórico y también desde un punto de vista literario, porque el Romanticismo y el Liberalismo son las dos caras de una misma moneda. Típico ejemplo de la estética romántica con esa pasión y ese escenario agitado y terrible, con ese aire cargado de polvo y pólvora.
ResponderEliminarUn saludo.
Excelente comentario, no tengo nada que añadir.
ResponderEliminarUn beso
Y si es cierto que el pintor se inspiró en Théroigne de Méricourt para representar su libertad, eligió a una auténtica luchadora por las libertades, especialmente de la mujer.
ResponderEliminarExcelente repaso en torno a la que es seguramente una de las obras más utilizadas con motivos, como usted señala, propagandísticos.
Buenas noches
bisous
Una excelente pintura del momento representando las clases sociales de la época y la libertad.
ResponderEliminarUn abrazo
Magnífico post y descripción de un cuadro importante y conocido. Esta alegoría sale en la obra de los "Miserables"
ResponderEliminarBss
Un magnífico artículo para una obra maestra. Un abrazo Paco.
ResponderEliminarGracias, Paco :)
ResponderEliminarNo puedo dejar de mirar esta pintura. Me gusta mucho lo que veo en ella, encuentro que va mucho más lejos de la ira porque la esperanza está por encima de ella ... o así lo veo yo
Un abrazo
Bohemio, apasionado, magnifico Delacroix y su obra insignia: "La Libertad Guiando..."
ResponderEliminarSaludos, Paco, muy claro y buen comentario.
Es maravilloso cómo un lienzo, simplemente un lienzo, puede contarnos tantas cosas. Admiro esa capacidad para la que no he sido dotado ni me he preparado. Tu página, Paco, me enriquece mucho. Un abrazo.
ResponderEliminarAdemás del simbolismo que representa el cuadro me llama la atención la fuerza luminosa de los colores que exaltan la vitalidad y el movimiento de la escena que representa.
ResponderEliminarMucha fuerza expresiva!!!
Excelente trabajo, como siempre.
Un abrazo, amigo!!!
Es maravilloso cada vez que lo veo me recuerda a Paris y me entran unas ganas de volver
ResponderEliminarUn beso
LO que caracteriza sobre todo a este lienzo de Delacroix es que definió un espíritu que no es porpio sólo de su época, sino que adquirió una simbología tal que representa todo aquel movimiento social que represente el cambio y la movilización, la lucha por las libertades. No pasa de moda.
ResponderEliminarUn saludo y enhorabuena por el comentario
Qué apropiado es este icono de libertad en estos tiempos aciagos... Muchas gracias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una buen entrada, me ha gustado la pintura, que demuestra la gran valentía de la mujer.
ResponderEliminarque tengas un buen fin de semana.
un abrazo.
Estupenda descripción y análisis de una de las Obras "Icono" de la historia del Arte. Tal como lo expone el post, en esta Pintura de Delacroix se manifiesta contundentemente el "espíritu de la época" que, siempre el arte, de modo más o menos evidentemente, trasluce y plasma en sus obras.
ResponderEliminarLo disfruté!
Muchos besos!
Estupenda descripción y análisis de una de las Obras "Icono" de la historia del Arte. Tal como lo expone el post, en esta Pintura de Delacroix se manifiesta contundentemente el "espíritu de la época" que, siempre el arte, de modo más o menos evidentemente, trasluce y plasma en sus obras.
ResponderEliminarLo disfruté!
Muchos besos!
El comentario de texto esta perfecto solo un pequeño matiz
ResponderEliminar-El hombre que esta mirando a los ojos de la libertad (representada de la diosa venus de milo) no lo explicas aunque es un detalle
-En el fondo el una de las torres de notre drame se ve una bandera francesa queriendo decir que la iglesia (clérigos, Obispos y de mas) estaban a favor de las ideas revolucionarias
Gracias por hacerme el trabajo de sociales.
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