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viernes, 30 de septiembre de 2011

LA MÁSCARA DE TUTANKAMON


MÁSCARA DE TUTANKAMON. Imperio Nuevo. Dinastía XVIII. Reinado de Tutankamon (1347-1337 a.C.). 54 cm. Alto x 39,3 cm. Ancho. 11 kg. Oro, lapislázuli, cornalina, cuarzo. Obsidiana, turquesa y pasta de vidrio. Museo de El Cairo (Egipto).


En 1922 Howard Carter descubrió la tumba de Tutankamón, hasta ahora la única intacta de todas las existentes en el Valle de los Reyes. Los saqueos de las residencias de eternidad reales egipcias, a pesar de la grave transgresión que suponían, fueron una constante en épocas de crisis. A comienzos del Imperio Nuevo esta reiterada experiencia llevó a la separación de dos ámbitos reunidos desde el Imperio Antiguo: el lugar de culto y el de enterramiento.
Las pirámides, con sus templos anexos que habían constituido el modelo por excelencia del enterramiento real en las etapas precedentes, se abandonaron entonces y hallamos en su lugar el templo funerario por un lado y la tumba excavada en las rocas, el hipogeo por otro. Coincidiendo con la instalación de la capital política y religiosa en Tebas, el primero, una edificación de carácter monumental, se emplazará en un lugar preeminente de la orilla occidental del Nilo, frente a la ciudad, ocupada por la oriental. Por su parte, el hipogeo, destinado a contener el cadáver momificado y el ajuar imprescindible para garantizar una adecuada vida eterna, se ocultará en el Lugar de la verdad, que nosotros conocemos hoy como el Valle de los Reyes.
Era una zona que su propia orografía y los rigores climáticos que la caracterizan contribuían a resguardar. Allí se excavaron las tumbas reales de los soberanos egipcios del Imperio Nuevo y, más al sur, en el Lugar de la Belleza, hoy Valle de las Reinas, los hipogeos de sus esposas. Se intentó proteger una y otra área de los ladrones y saqueadores profesionales disponiendo pequeñas guarniciones militares en su entorno, pero la eficacia de estas medidas fue relativa. Los ajuares, riquísimos, se saquearon y se profanaron las momias para extraerlas  las piezas de orfebrería que ostentaban. Solo la tumba de Tutankamon nos ha llegado íntegra, sin bien, al abrirla en 1922 eran inequívocos los rastros de una antigua viola ión, cuyos artífices parecía haber huido precipitadamente.

Trono de Tutankamon. Museo de El Cairo.


Antes de seguir en el estudio de la máscara, veamos quienes descubrieron la tumba de Tutankamon y como fue su descubrimiento.
El aristócrata británico y dueño de una gran fortuna familiar George Herbert, 5º Conde de Carnarvon (1866-1923), fue el mecenas que favoreció la excavación de la tumba de Tutankamon. Su afición a la arqueología se inició cuando, a causa de un accidente de automóvil que le afectó al pulmón, el médico le prescribió pasar los inviernos respirando en Egipto. Carnarvon se asoció con el arqueólogo británico Howard Carter (1873-1939), quién había iniciado su andadura en el Valle de los Reyes como dibujante, copiando las inscripciones y relieves de los templos de Deir-el-Bahari; luego pasó al Departamento de Antigüedades del gobierno egipcio, siendo Inspector General de Monumentos. En 1907 propuso a Lord Carnarvon excavar la necrópolis tebana: quince años después aparecía la tumba de Tutankamon, el hallazgo más importante de la egiptología, al proporcionar a la humanidad el conocimiento puntual de la muerte de un faraón. Este es el relato de Carter al descubrir el sarcófago:

“Sacamos el tercer féretro (…) y lo llevamos a la antecámara, donde era más accesible para su inspección y manipulación. Sólo entonces nos dimos cuenta de la importancia y la magnitud de nuestro último descubrimiento. Esta pieza única y maravillosa (un féretro de más de 1,85 m. de largo, de la más refinada ejecución y labrado en oro macizo de 2,5 mm. A 3,5 mm. De espesor) que representaba una enorme masa de oro puro. ¡Qué grandes riquezas debieron de enterrarse con aquellos faraones! ¡Que tesoros debió de contener el Valle! De los veintisiete monarcas aquí enterrados, Tutankhamon fue probablemente el menos importante. ¡Qué grade debió de ser la tentación de voracidad y rapacidad de los audaces ladrones de tumbas contemporáneos a ellos! ¿Qué incentivo más poderoso puede imaginarse que aquellos enormes tesoros de oro? El saqueo de las tumbas reales, documentado durante el reinado de Ramsés IX, se hace más claro al medir el incentivo para estos crímenes con este féretro de oro de Tutankhamon. Debió de proporcionar grandes riquezas a los tallistas, artesanos, aguadores y campesinos y a los trabajadores contemporáneos en general, así como a los que estaban implicados en los robos de las tumbas”.
CARTER, HOWARD: “The tomb of Tut. Ankh. Amen”. 3 vol. Londres, 1923.

Detalle del Trono de Tutankamon.
El interior del pequeño hipogeo estaba revuelto pero contenía un tesoro incalculable. Los innumerables objetos del ajuar estaban repartidos en cuatro cámaras. De éstas, la funeraria, situada a occidente, custodiaba la momia del rey en el mismo escenario que le había sido preparada para morir en la dinastía XVIII. Las paredes contiguas al sarcófago monolítico de piedra mostraban sobre un fondo amarillo (no en vano esta estancia era designada la “Cámara del oro”) una serie de escenas alusivas a la ceremonia de la apertura de la boca: el momento en que, según los egipcios, el aliento vital designado como Ka volvía a introducirse en el cuerpo muerto, el Ba,  para insuflarle vida, esta vez ya con carácter eterno.
El sarcófago contenía en su interior otros tres sarcófagos antropomorfos (uno dentro del otro y de mayor a menor tamaño), dos de los cuales eran de madera y el tercero de oro macizo. Este último encerraba la momia real. Paradójicamente, la momificación conllevaba una cierta destrucción del cuerpo del difunto que quedaba oculto bajo metros de vendas de lino, así como la anulación de sus rasgos faciales. Por esta razón, una de las máximas preocupaciones cuando se llegaba al final del proceso era restituir esta integridad. La colocación de fundas de oro entre los dedos de los pies y en las manos permitía devolver su forma primitiva a esas extremidades y suplir la desaparición de los cartílagos.

 Pectoral de la Tumba de Tutankamon.

Por el mismo motivo se recurrió a la máscara funeraria. Tutankamon la llevaba. Es una de las realizaciones más sobresalientes de la orfebrería egipcia. Es de oro macizo y se adorna con piedras semipreciosas, con pasta de vidrio de diversos colores. Ninguno de estos materiales es arbitrario. El oro para los egipcios era mucho más que um material noble. Se trataba de la carne de los dioses y éstos tenían a su vez el vello del lapislázuli. La imagen que nos ofrece, por tanto, la máscara real no es un retrato del monarca en la tierra; se trata de su efigie en el más allá, convertido en dios tras su resurrección y participando de la naturaleza divina.
Como rey ostenta todos los atributos preceptivos: el nemes en la cabeza, el klaft ciñéndole la freten, adornado con la cobra y diosa buitre, la barba postiza… pero como dios su carne se ha transformado en oro y sus pestañas y cejas en lapislázuli.

 Esquema de la tumba de Tutankamon.


Para terminar, os dejamos con un video sobre la exposición de Tutankamon, su tumba y sus tesoros:


17 comentarios:

  1. Hola Paco, todo Egipto, con su belleza, su magia, su encanto y su misterio, los faraones, los tesoros, un mundo fascinante, incomparable e irrepetible. Me encanta esta entrada. Felicidades.
    Un abrazo

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  2. Preciosa, su mirada fija y alta en el frente, su espiritualidad, su carácter divino ajeno a la vida diaria, la idea para los egipcios de la elegancia, su deseo de crear obras eternas...aquí vemos un ejemplo.

    Muy bonito todo, me ha encantado. El arte egipcio es el primero que despertó mi interés de pequeña y he visto mucho.

    Recuerdos.
    Un beso.-

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  3. A la belleza del arte egipcio se le une el enigma, la leyenda, la historia, la imaginación... Una cultura grandiosa y sin parangón. Alguna ventaja tenía que tener un arte colosal, al servicio del faraón y de los dioses, alejada de ese concepto griego posterior por el que se proclamaba que el hombre era la medida de todas las cosas.
    Un saludo.

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  4. Simplemente genial.
    La cultura egipcia y su arte me gusta mucho, a mi y mi esposa.

    Hay pendiente un viaje a esas tierras y claro, visitar el museo del Cairo.

    Saludos Paco

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  5. Cuanto aprendo aquí, me siento como si volviera al colegio.
    La historia de Tutankhamon y su descubrimiento, fue uno de los primeros libros que leí cuando era un chaval. Era de una edición de cartoné de aquellas que hacía la Editorial Bruguera en los '70. Todavía lo conservo.
    Un saludo amigo.

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  6. Hace poco, en Madrid, hubo una exposición sobre TUTANKAMÓN. Fue impresionante, aunque la mayoría de los objetos que se expusieron eran copias, no los originales (a los que poco tenían que envidiar a primera vista, por cierto). Una de las cosas que más soprendió fue la reconstrucción que hicieron de la tumba, con todos los elementos que se reflejan en esa vista que nos muestras más arriba. Es indescriptible la cantidad obras de arte que los faraones se llevaban consigo a ese "otro mundo". Digno de admirar, sin duda.

    Un saludo!!

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  7. El descubrimiento en sí es una novela de aventuras. Con la perspectiva de hoy se hicieron muchas cosas mal, pero ¡lo que debio ser el primer acceso a la cámara!

    Abrazos, Paco

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  8. Monsieur, no tiene usted miedo de que le alcance la maldición? No sé si no incluirá el caso de publicar la máscara en blogger! Espero que no.

    Feliz fin de semana

    Bisous

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  9. Excelente entrada Paco. La máscara de Tutankamón se ha convertido sin duda en el símbolo de la egiptología, un icono de una belleza difícil de igualar.

    Un saludo.

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  10. ¡Lo que ha flipado mi hijo con el video! Con 7 años quiere ser arqueólogo jajajaja

    ¡Un abrazo!

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  11. Hola Paco!! Un post maravilloso amigo. Me atrapa Egipto y sus misterios. Tú lo sacas a la luz y quedo fascinada. Me encantó, aprendo mucho contigo.
    Un abrazo

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  12. Para ser Tutankhamon uno de los faraones más pobretones, su máscara no esta nada mal, jeje. Interesante, Paco, como es norma aquí. Un abrazo.

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  13. Gracias por pasarte por el mio, me ha permitido descubrir este interesante blog.
    Justamente en la televisión están pasando una serie sobre Egipto y mi esposo se va a visitarlo dentro de poco con lo cual he ampliado mis conocimientos sobre este magnifico país.
    Feliz sábado

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  14. Muy interesante y complato, como siempre. Egipto me fascina, así que he pasado un rato estupendo leyendo.
    Un abrazo

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  15. Don Paco,

    Cuando uno ve que existen Profesores como Vd. en la Escuela Pública, y se entera de que los mal llamados Gobernantes están dinamitándola, uno siente rabia e impotencia ante tamaña locura. Cuando Vd. se pone a hablar de Arte, Vd. nos regala su faceta de Genio, y puedo añadir al Evangelio:

    Bienaventurados los que tienen como Profesor a Don Paco, porque ellos aprenderán toneladas de Arte, y aprobarán la Selectividad con toda seguridad, y ello, ¡maravilla!, sin necesidad de excesivo esfuerzo por su parte.

    Le envío un gran abrazo.

    Antonio

    PS.: Don Paco, no sé qué le pasa a su blog, o a mi ordenador, que tengo enormes dificultades en instalar un comentario en él. Tengo que intentarlo un montón de veces, porque la página queda bloqueada. No sé si a algún otro lector suyo le pasará lo mismo.

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  16. Fantástica entrada a la mitología Egipcia.

    Lee en mi blog la Obra lírica teatral: Luna deleita entre las mazmorras Oscuras de una
    Hermandad Vampilírica. (Humor)

    PD: Tu presencia en la mesa de esta tertulia seria placentera. Gracias si decides visitarme y quedarte como seguidor.
    Saludos.

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  17. Excelente y documentada entrada. Es un verdadero placer pasarme por tu blog. Un saludo

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Deja tu opinión; me es muy válida. Gracias.