Edgar Degas. L´absinthe. Óleo sobre lienzo (92 x 68 cm.). 1876. Museo d´Orsay. París.
Pero el impresionismo era también bohemia, cafés, clubs y bares nocturnos, la luz de la noche. En las esferas distinguidas de la vida mundana parisina confluyeron burgueses, dandys, intlectuales, escritores, músicos, artistas, académicos y también aqellos que representaban la vanguardia como Manet, Renoir o Degas. Desde el Romanticismo y desde la actitud militante de Courbet, la vida bohemia se había convertido en una de las pautas de comportamiento habituales de aquellos artistas que demostraban voluntad de transformar los horizontes del arte. Además, una bohemia voluntariamente ajena a los círculos distinguidos de la alta sociedad, incluso manifestamente antagónica.
Como verdaderas imágenes invertidas del universo altoburgués que eran, los cafés para noctámbulos, burdeles de baja estopa, cabarets, bailes, kermesses, merenderos populares, o las propias márgnes del Sena en los alrededores de la capital constituyeron paisajes habituales en la obra y biografías del grupo impresionista.
Una penuria económica frecuente, sore todo en la etapa inicial de sus carreras, llevó a muchos de ellos a compartir su vida cotidiana con las clases populares e incluso ambiente claramente marginales. El lienzo de Degas "L´absinthe" nos muestra una mirada conmiserativa hacia los últimos escalones de la condición humana: es el retrato de la soledad, de la desilusión y la desesperanza, del que quiere olvidar sus penas buceando en el alcohol y la noche. De ella emerge ese halo de melancolía urbana qu también detectamos en la joven del cuadro "La prune", pintado por Manet.
Edouard Manet. La prune. Óleo sobre lienzo (73 x 50 cm.). 1878. National Gallery of Art. Washington.
Una de las consecuencias inmediatas de lo anterior fue que, en este París bohemio, algunos cafés y cervecerías pasaron a ser las nuevas "academias" del arte de vanguardia. Es el caso de la Brasserie des Martys o del Andler Keller, dos locales donde se pontificaba a Courbet y descubría la modernidad el joven Monet. A mediados de siglo, Manet ya capitaneaba su propia tertulia en el Café de Bade. Otros cafés célebres fueron el Fleurus (con paneles decorados por Corot y otros), el Café Taranne, favorito de Fantin-Latour y Flaubert, y la Brasserie Reischsoffen, ésta última representada por Manet en varias telas. Pero el Café Guerbois, situado en la Avenue de Clichy, cerca de la plaza del mismo nombre, fue el primer cuartel general de los impresionistas y, que más que ningún otro sitio, podía reclamar que había sido el lugar de nacimiento del impresionismo.
También fueron argumento y lugar de reunión de los pintores los cabarets, cafés-concierto o locales de baile. Monet, por ejemplo, representó el bar del primitivo Folies-Bergères de la Rue Richer y el Café-concierto Londres. Renoir dejó imágenes memorables del bailde del Moulin de La Galette, situado en pleno Montmartre. Degas, situó varias composiciones en el Café-concierto Les Ambassadeurs. Otros locales predilectos de los pintores impresionistas fueron el Moulin Rouge y el Chat-Noir, en la Rue de Rochechouart, cerca del Cirque Fernando.
Edouard Manet. Un bar de las Folies-Bergéres. Óleo sobre lienzo (96 x 130 cm.). 1881. Courtauld Institute. Londres.
Con mucha frecuencia, los impresionistas, amantes del aire libre y del campo, se desplazaban también hacia los merenderos situados a orillas del río, ya en las afueras de París. Se trataba de establecimientos muy frecuentados por casi todos los grupos sociales que encarnaban un estilo de vida de apariencia jovial y desenfadada. Es el caso de los baños de La Grenouillère, situados cerca de Bugival y representados por Monet y Renoir en lienzos claves (casi idénticos) para el desarrollo del nuevo lenguaje visual. Por otro lado, el restaurante Fournaise, al borde del Sena, sirvió de escenario para el famoso cuadro de Renoir "Le déjeneur des canotiers", un nuevo retrato colectivo de personas relacionadas con el movimiento.
En sus orígenes, a mediados del siglo XVIII, los salones oficiales se instalaban en el Salon Carré del Palacio del Louvre. A partir de la Exposición Universal de 1855 y hasta 1900, fueron ubicados en el Palais de l´Industrie, en plenos Champs Elysées. Ya en 1855 el jurado rechazó algunos cuadros y Courbet renunció a participar y montó su propia muestra en un barracón situado en las inmediaciones del palacio, cerca del Puente del Alma, donte tenía lugar la oficial. Cuando en 1867 fue rechazada la obra de Manet, el pintor también expuso en un pabellón construido a tal efecto en los jardines del palacio de la marquesa de Pomereaux, próximo a la Place de l´Alma.
Pierre-Auguste Renoir. Almuerzo de los remeros. Óleo sobre lienzo (129,5 x 172,7 cm.). 1881. Phillips Collection. Washington.
Eran síntomas que evidenciaban claramente que la confrontación entre el arte oficial y las propuestas de la vanguardia era ya radical y que retrasaba el ámbito de las formas o de la definición de la parsona social del artista para afectar de lleno al propio sistema de producción, exhibición y comercialización del arte.
En 1874, la primera exposición de los impresionistas se celebró en el estudio que el fotógrafo Nadar tenía en el Boulevard de Capucines. Poco a poco, París se iría llenando de estos pequeños locales donde los enprendedores marchantes de la época horoica de las vanguardias, plenamente convencidos de los nuevos idearios estéticos, intentaban cosechar un público adicto y, por supuesto, una clientela dispuesta a adquirir sus productos. Entre las que jugaron un papel más importante dentro del movimiento cabe destacar la Galería Durand-Ruel del Boulevard Haussmann, la Martinet del Boulevard des Italiens, la Boussord y Valadon del Boulevard de Montmartre y el veterano Hotel Drouot.
También habría que citar los estudios, muchas veces estrafalarios y míseros, de los pintores: Manet tuvo estudio en el Boulevard de Battignoles y en la Rue d´Amsterdam; Degas en la Place Blanche y en el Boulevard de Clichy; Renoir en la Rue Saint-Georges, en la Rue Pigalle y en la Rue Cortor; Toulouse-Lautrec en la Rue Caulaincourt; Monet en la Rue d´Edimbourg, etc.
Claude Monet. La Grenouillère. Óleo sobre lienzo (76 x 100 cm.). 1869. Metropolitam Museum. Nueva York.
Terminamos esta entrada con un video de Artehistoria sobre lienzos de Café de Manet:
Bibliografía:
-- Brihuega, Jaime: "París en tiempos de los impresionistas". En Revista "Descubrir el arte", nº 2 y 3. Madrid, 1999.
-- Denvir, Bernard: "El Impresionismo". Labor. Barcelona, 1991.
-- Historia del Arte Salvat: "El Realismo y el Impresionismo", Col. Historia del Arte, 15. Salvat. Barcelona, 2006.
-- Rewald, J.; "Historia del Impresionismo". Seix Barral. Barcelona, 1981.
-- Wikipedia.
Que gran tarea la tuya, y que encomiable tu trabajo...una preciosidad...mi mas sincera felicitación....un abrazo de azpeitia
ResponderEliminarMi preferida es la tercera obra que has seleccionado, pero hoy, me quedo con la primera
ResponderEliminarde Edgar Degas,"El ajenjo".
"El ajenjo",en esta obra Degas nos revela un aspecto de la vida popular muy utilizado por Zola en la Taberna, pero hay que destacar de ella sobre todo que es el testimonio de los inventos de Degas, en ella la representación del espacio sugiere más que construye utilizando
la perspectiva en movimiento y la composición está descentrada como se aprecia perfectamente en las mesas del primer término.
A Degas le interesó mucho el enfoque asimétrico y el estudio del movimiento.
Un beso.-
Buena entrada amigo. Y parece que ya ha podido solucionar el problema con la publicación de entradas. Yo le veo en el escritorio y en las recomendaciones...
ResponderEliminarSaludos!
No me gustan los impresionistas, y al que menos quiero, es a Degas.
ResponderEliminarTaparon a los realistas, y a bouguereau, que es mi preferido.
Y todo por el invento del Daguerrotipo!!
Que injusticia.
Un abrazo.
La absenta, un cuadro que recuerdo bien porque me tocó comentarlo en una examen de la Facultad, y también disfruté mucho estudiando las obras de Degas o de Toulouse Lautrec, aunque éste último ya se le incluye entre los postimpresionistas.
ResponderEliminarUn abrazo!!
La inspiración, los delirios, la originalidad unidos a la escasez de medios debieron engendrar semejantes artistas. Sin embargo la comodidad, que mala compañía suele resultar. Beso.
ResponderEliminarUna especie de movida madrileña a la parisina y 100 años antes, cabarets, burdeles, alcohol y mala vida daban lugar también al genio y a grandes obras de arte...parece como algo sacado de tu adorado Sabina ;)
ResponderEliminarMe estoy perdiendo el gran movimiento impresionista y el París de la Belle Epoque. Quién pudiera haber conocido aquellos garitos en los que se reunían los grandes pintores mezclados con las bailarinas, los caballeretes y las madames. Y todo entre los vapores del ajenjo y el humo de los puros... Una visita, claro. Prefiero el siglo XXI para vivir.
ResponderEliminarSaludos
En tu línea, Paco; un trabajo sesudo y muy bien hecho.
ResponderEliminarParece que se arregló el problema. En mi blog al menos si aparece actualizada esta entrada.
ResponderEliminar¡Qué te voy a comentar de esta maravilla llamada Impresionismo! Me has dado donde me duele. Además has traído tres cuadros que me encantan. El de los bebedores solitarios, alcohólicos anónimos con "clochard" incluido, del señor Degas. El almuerzo de los barqueros o remeros, de monsieur Renoir, con ese tratamiento de la luz tan especial. La camarera que se ha quedado pensativa después de hablar con el hombre del espejo, ocupando el espectador su lugar privilegiado y alzándose así en protagonista de la historia, un cuadro tan enigmático como precioso del señor Manet. Una maravilla.
Genial estos cuadros para finalizar tu saga del impresionismo Paco...
ResponderEliminarEste de los remeros me "impresiona" mucho
Saludos
Hola Paco:
ResponderEliminarAyer pasé por aqui y no se que pasó con blogger. Los comentarios y las entradas se han perdido...
Te había escrito que estos cuadro me impresionan mucho, sobretodo el de los remeros.
Espero que esta vez si quede el comentario
Saludos
Mira que me he copiado tu firma ;D
ResponderEliminarLa pintura Impresionista es la màs admirada hoy dia, solo hay que ver las filas de espera que hay para visitar las exposiciones de: Renoir, Manet, Monet... Pero en su época la gente la consideraba escandalosa, los franceses necesitaron màs de 30 años para aceptarla, muchos de los cuadros fueron comprados por, rusos, americanos...
ResponderEliminarUn saludo, muy interesante.
Es agradable en la distancia poder observar ese ambiente en el que estaban inmersos los impresionistas, que crearon también y en el que se comunicaban. No sería fácil para ellos con la incomprensión de los Salones y este alternar en medio de la desolación, la desesperanza y la desilusión, de personas que han sido en un tiempo pasado de su vida felices y recuerdan con nostalgia y con el alcohol, y que poco a poco van destrozando sus vidas arraigados en sus sentimientos.
ResponderEliminarMuy interesante este post que auna arte con esa vida social que transcurría en ese tiempo en que les tocó vivir a estos pintores.
Saludos afectuosos.
Esto sigue sin funcionar!!
ResponderEliminarHe desaparecido unos días y no sé que ha ocurrido con Blogger, pues veo en mi correo comentarios que no aparecen en la entrada; ya el miércoles, no se actualizaba la entrada hasta última hora de la tarde; deben ser los duendes. Reproduczco ahora todos los comentarios que tengo en el gmail; espero que no se hayan perdido ninguno.
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por intentarlo, a pesar de las difificultades.
CAROLVS II, REX HISPANIARVM dijo:
ResponderEliminarUna especie de movida madrileña a la parisina y 100 años antes, cabarets, burdeles, alcohol y mala vida daban lugar también al genio y a grandes obras de arte...parece como algo sacado de tu adorado Sabina ;)
CARMEN BÉJAR dijo:
ResponderEliminarMe estoy perdiendo el gran movimiento impresionista y el París de la Belle Epoque. Quién pudiera haber conocido aquellos garitos en los que se reunían los grandes pintores mezclados con las bailarinas, los caballeretes y las madames. Y todo entre los vapores del ajenjo y el humo de los puros... Una visita, claro. Prefiero el siglo XXI para vivir.
Saludos
FRANCISCO dijo:
ResponderEliminarEn tu línea, Paco; un trabajo sesudo y muy bien hecho.
CAYETANO DIJO:
ResponderEliminarParece que se arregló el problema. En mi blog al menos si aparece actualizada esta entrada.
¡Qué te voy a comentar de esta maravilla llamada Impresionismo! Me has dado donde me duele. Además has traído tres cuadros que me encantan. El de los bebedores solitarios, alcohólicos anónimos con "clochard" incluido, del señor Degas. El almuerzo de los barqueros o remeros, de monsieur Renoir, con ese tratamiento de la luz tan especial. La camarera que se ha quedado pensativa después de hablar con el hombre del espejo, ocupando el espectador su lugar privilegiado y alzándose así en protagonista de la historia, un cuadro tan enigmático como precioso del señor Manet. Una maravilla.
MANUEL dijo:
ResponderEliminarGenial estos cuadros para finalizar tu saga del impresionismo Paco...
Este de los remeros me "impresiona" mucho
Saludos
Hola Paco Hidalgo,
ResponderEliminarMe encanta haberte encontrado y que esté aquí uno de mis favoritos "Degas".
Te dejo un abrazo.