ENCUADRE:
- Obra: La rendición de Breda o Las Lanzas. Museo del Prado. Madrid.
- Autor: Diego de Velázquez (1599-1660)
- Cronología: siglo XVII (1634)
- Estilo: Arte barroco
- Género: Pintura al óleo sobre lienzo
- Otras obras: La más destacada es Las Meninas, pero también se conocen otras como El aguador de Sevilla, La Venus del espejo o Las hilanderas.
ANÁLISIS:
Podemos observar una pintura al óleo sobre tabla, cuyas dimensiones son 307 x 367cm. En este lienzo se representa un episodio de la Guerra con los Países Bajos ocurrido el 5 de junio de 1625. Tras un año de sitio por parte de las tropas españolas, la ciudad holandesa de Breda cayó rendida. Su gobernador, Justino de Nassau, entrega las llaves de la ciudad al general vencedor, Ambrosio de Spínola. Pero Velázquez no representa una rendición normal sino que Spínola levanta al vencido para evitar una humillación del derrotado; así, el centro de la composición es la llave y los dos generales. El genovés Spínola no está a caballo; su caballo aparece en primer término, muestra gran caballerosidad en el gesto amable y humilde impidiendo la humillación del vencido. Nassau viene con sus armas y acompañado por sus soldados.
Se observa una diferencia entre la ligera desorganización del ejército holandés y la actitud más firme de los españoles. Las tropas españolas aparecen a la derecha, tras el caballo, representadas como hombres experimentados, con sus picas ascendentes. Todas las figuras parecen auténticos retratos aunque no se ha podido identificar a ninguno de ellos, a excepción del posible autorretrato de Velázquez, que sería el último hombre de la derecha, a la izquierda se sitúan los holandeses, hombres jóvenes e inexpertos, cuyo grupo cierra el otro caballo. El escorzo, por ejemplo del caballo, con su brillante pelaje, nos da una impresión de profundidad.
Al fondo se abre un paisaje brumoso, con los humos de la batalla entremezclados con la bruma en un horizonte bajo característico de los Países Bajos. Velázquez demuestra su completo dominio de la perspectiva aérea conseguida gracias a una imprimación más ligera que la utilizada en su etapa sevillana, trabaja con colores fríos para dar impresión de distancia, grises, violetas… La composición está estructurada a través de dos rectángulos: uno para las figuras y otro para el paisaje.
COMENTARIO:
Diego Rodríguez Silva Velázquez (Sevilla, 1599-Madrid, 1660) es el genio más grande del arte español. Fue un supremo realista, que abarcó todos los géneros pictóricos: el cuadro religioso, la fábula mitológica, el bodegón y el paisaje. E n sus obras capta la naturaleza, la luz y el movimiento, interpretándolo con equilibrio y serenidad, acorde con su temperamento flemático. El aprendizaje lo realiza en el taller de Francisco Pacheco, de quien se convertía en yerno al casarse, en 1618, con su hija. El “Sevillano”, como va a ser conocido en la Corte de Felipe IV, marcha a Madrid en 1623 para ocupar la plaza de pintor de cámara. Hizo retratos como el del póntice Inocencio X y el de su criado Juan de Pareja, también retrató a su mujer en la Venus del espejo.
Su estilo evoluciona, pudiendo advertirse dos épocas, que coinciden con su etapa sevillana, de juventud y formación, y la posterior madrileña, de absoluta madurez.
El periodo sevillano está impregnado del tenebrismo caravaggiesco y destacan obras como la Vieja friendo huevos y El aguador de Sevilla. También hizo obras religiosas como La mulata y Cristo en casa de Marta y María .La pincelada va haciéndose fluida y espontánea, lo que lo convierte en un adelantado de la técnica impresionista esto se ve en la obra de la Rendición de Breda o Las lanzas. En la recta final de su vida destacan obras como las Meninas y Las Hilanderas.
Las lanzas es una de las obras mas famosas de Velázquez que realizó a su regreso de Italia (1634) la pintó para el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro en 1635, donde también estuvo Zurbarán pintando la defensa de Cádiz. En este lienzo se representa un episodio de la Guerra con los Países Bajos ocurrido el 5 de junio de 1625. Tras un año de sitio por parte de las tropas españolas, la ciudad holandesa de Breda cayó rendida. Su gobernador, Justino de Nassau, entrega las llaves de la ciudad al general vencedor, Ambrosio de Spínola.
Las escenas de batalla eran habituales en el barroco y en ellas se buscaba insistir en el poder del vencedor que se acercaba sin armas y sin ejército. Velázquez se aparta intencionadamente de esa representación y refleja el encuentro de ambos generales prácticamente en pie de igualdad.
La pintura barroca española se caracteriza por la permeabilidad hacia la iluminación, el color, la técnica y los modelos extranjeros. Se distingue entre el naturalismo tenebrista, donde destacan Rubén y Zurbarán y el realismo barroco, donde destacan Velázquez y murillo.
CONTEXTO HISTÓRICO:
En el siglo XVII, España (y toda Europa) sufrió una grave crisis demográfica, consecuencia de la expulsión de casi 300.000 moriscos y de la mortalidad provocada por las continuas guerras, (Guerra de los treinta años) el hambre y la peste. España pierde el liderazgo como gran potencia hegemónica europea frente a Francia. En este momento tiene lugar una postura contra reformista de la Iglesia Católica, que renace cada vez con más fuerza por toda Europa, todo ello con el fin de luchar contra las reformas protestantes instauradas por el régimen del momento (Concilio de Trento). En esta época, era usar el arte para motivos propagandísticos de la realeza, por lo que se llevaron a cabo la elaboración de muchos cuadros que hacían alusión a las monarquías de reyes famosos del momento como Luis XIV (conocido como el rey sol). El barroco es todo eso: propaganda, artificio, enmascaramiento de la realidad, lo artificioso, lo teatral y lo pomposo.
Un buen video explicativo de ArteHistoria nos sirve para finalizar la entrada:
Una gran obra, propagandística de las gestas patrias, del valor de nuestros soldados y de la caballerosidad ante el vencido de los españoles, pero una gran obra al fin y al cabo. Y un estupendo comentario de tu alumna Janira. Mis felicitaciones a ambos.
ResponderEliminarUn saludo.
Bueno, veo que influyes poderosamente en tus alumnos a la hora de explicar el contexto histórico de los cuadro que nos/les presentas.
ResponderEliminarVi la anterior de Rubens, y me gustó, esta no se queda atrás. Sigue ahí...
Un abrazo¡¡¡
Un gran cuadro en todos los aspectos, y unos trabajos excelentes los que hacen estos alumnos. Un puntulización que no viene demasiado al caso pero que voy a comentar porque siempre lo he pensado así. Velazquez es incomparable, pero en los retratos ecuestres, los caballos siempre me llaman especialmente la atención y creo que los de Rubens son más... hermosos, sin desdeñar los de Velazquez, por supuesto, porque el de Felipe III es mucho caballo. Me estoy dispersando...
ResponderEliminarSaludos, Paco.
Una obra imprescindible de la pintura universal. Una obra diseñada como propaganda del poder regio y de la grandeza de la Casa de Austria, creada para colgar en ese Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro junto a otras obras de victorias del Rey Católico, en especial de ese "annun mirabilis" que fue 1625.
ResponderEliminarExcelente comentario.
En cuanto a lo que dice Jordi, es verdad que los caballos de Rubens son más espectaculares, más retorcidos quizás, pero también menos reales (estoy pensando en el Felipe IV de los Uffizi o el Cardenal-Infante del Prado)...por otra parte es obvio que Velázquez pintaba (al menos en el retrato de Felipe IV) el caballo desproporcionado en relación al Rey, pero esto no formaba sino parte también de la propaganda regia: el Rey por encima de todo, hombres y animales. Lo importante era la figura regia.
ResponderEliminarMagnífica elección. Pero bueno, usted es que no para ni en vacaciones! Espero no haberme perdido mucho durante mi ausencia.
ResponderEliminarFeliz tarde de domingo
Bisous
A juzgar por la excelencia de tus alumnos, Paco, ¡menuda suerte de profesor que tienen ellos!
ResponderEliminarTe felicito.
Ya creo que te lo he comentado antes Paco, esto alumnos son herederos de su maestro
ResponderEliminarInteresante este comentario.
Saludos
Para mí el mejor cuadro de la serie realizada para decorar el Casón del Buen Retiro, aunque no hay que perder de vista otros lienzos de Maíno o Zurbarán para el mismo destino. La teatralidad de la escena llevada a la enésima potencia en una sociedad muy gustosa de los escenarios. La crueldad de la guerra se obvia para ofrecernos la caballerosidad de un general victorioso frente a vencido. Buena propaganda para la Monarquía.
ResponderEliminarEnhorabuena a Janira por su buen trabajo.
Un saludo
Hace poco le dediqué una entrada a esta obra maestra, aún así y por mucho que se escriba sobre ella siempre se sacan nuevos datos. Una entrada muy completa de la que he disfrutado mucho y encima complementada con el vídeo, así da gusto amigo Paco.
ResponderEliminarUn saludo.