El Matrimonio Arnolfini (1434) - Óleo sobre panel, 82 x 59,5 cm, National Gallery, Londres.
Para el hijo de Van Eyck.
Entre 1432 y 1441 transcurren los nueve últimos años de la vida de Jan Van Eyck. En ellos se sitúan todas las obras que con seguridad se les pueden atribuir. Ningún pintor de su época en toda Europa ofrece una información tan detallada en sus obras, sobre él mismo (firmando), la fecha en que trabaja (datando) o el sentido que la obra tiene (inscripciones alusivas). La reiteración de ciertos textos a los que parece van Eyck más aficionado y el hecho de que tal cúmulo de inscripciones no se den en otros pintores, diría que estamos ante un caso excepcional en el que su participación sería efectiva, aunque la responsabilidad fuera compartida con el encargante.
Si existe una obra que resista la comparación en cuanto a preferencias con el Políptico del Cordero místico es el Retrato de los esposos Arnolfini, de la National Gallery de Londres (ver comentario en esta entrada).
Tal vez sean los cuadros religiosos firmados por Jan, donde se alcance la plenitud de su estilo. Generalmente son vírgenes en interiores de iglesias, o sentadas con el niño en el regazo, en ocasiones teniendo, enfrente, un adorante sumido en devota contemplación.Virgen en una iglesia (h. 1425-1426) - Óleo sobre tabla, 32 x 14 cm, Staatliche Museen, Berlín.
"La Virgen en una iglesia", del Museo Staatliche de Berlín, tiene ya las características que serán típicas de las vírgenes de Jan: rostro dulcemente inclinado y visto de tres cuartos, frente alta y abombada, manos aristocráticas, y belleza femenina de tipo flamenco. Se trata de una obra a la par exquisita pictóricamente, pero muy compleja temáticamente. Es un edificio gótico de tres naves con girola y transepto marcado, donde de forma impropia los rayos de sol atraviesan las ventanas altas de la izquierda, resaltando aún más el carácter simbólico de la pintura. La virgen se encuentra en el interior de una iglesia gótica, intentando hacerse una identificación Virgen-Iglesia. La virgen está colocado un poco de lado, como si mirara a algo que sucede fuera del espacio del cuadro.
Madonna de Lucca (h. 1435-1436) - Óleo sobre panel, 65,5 x 49,5 cm,
Instituto Städel, Fráncfort.
La llamada "Madonna de Lucca" del Städelsches Kunstinstitut de Francfurt, que debió ser pintada hacia 1435, aparece sentada en un rico trono bajo un dosel de damasco. El nombre se debe a que la obra proviene de del Duque de Lucca, quién la vendió en 1841.Este dosel, la posición frontal el predominio de líneas verticales de esta obra, dan a la virgen un hieratismo de rito religioso y la sitúan en un espacio sobrenatural. La cámara en que se encuentra es pequeña y estrecha, con una ventana abierta a la izquierda (siempre coloca el artista la fuente lumínica en este lado), con un nicho con recipientes de agua en la derecha. Se trata de una virgen que da de mamar al niño. En el trono solemne están tallados cuatro leoncillos, que hacen referencia al Trono de Salomón. Aunque es una obra de pequeño tamaño, está entre las obras mayores que nos han llegado, si la comparamos con otra del mismo tema, el Tríptico de la Virgen con el Niño, del Museo de Dresde.
Virgen de la Fuente (1439) - Óleo sobre tabla, 19 x 12 cm, Museo Real de Bellas Artes, Amberes.
La última de la serie es la "Virgen de la fuente", del Museo de Amberes, firmada con la fecha de 1439, que por su pequeño formato y su precisión en los detalles se diría una miniatura ejecutada sobre tabla; en ella, la virgen, ante una fuente de bronce, abraza al Niño que parece asustado, mientras dos ángeles sostienen tras la Virgen un brocado rojo que tiene como finalidad colocarla en un ambiente de sobrenatural grandeza.
Dos obras extraordinarias de Van Eyck sitúan al la Virgen sentada ante un devoto de rodillas: la Vigen del Canciller Rolín", del Louvre y la "Virgen del Canónigo Van der Paele", del Museo de Brujas.
Virgen del Canciller Rolin (h. 1430 o 1435-1437) - Tabla, 66 x 62 cm, Museo del Louvre, París.
La "
Virgen del Canciller Rolín" se conserva en la actualidad en el Museo del Louvre y fue encargada al maestro por el Canciller Rolín que, en 1422, había sido nombrado para este cargo por el duque de Borgoña Felipe el Bueno. Es otra gran obra maestra de gran complejidad. La primera sorpresa se produce cuando comprobamos que el retratado y la Virgen no sólo son de similares dimensiones, sino que están frente a frente en el mismo ámbito, en Sacra Conversazione, sin que exista entre ellos impedimiento alguno. Ello supone una exaltación del individuo, rozando la insolencia, pues el retratado aún vive.En el fondo de la estancia, tres arcos románicos se abren sobre un paisaje realista que aparece como el maravilloso descubrimiento del mundo visible. El paisaje que se distingue entre las arcadas románicas, y que el detalle de la derecha permite comtemplar en todo su realismo, es un panorama de alguna ciudad que visitó el pintor, tal vez Lieja, Ginebra, Lyon o Utrecht. Estó también puede ser absurdo, ya que jamás tuvo el artista la intención de representar una ciudad en concreto. El pintor utiliza elementos góticos para lo contemporáneo, mientras el románico se pone en relación con el Antiguo Testamento (ello se comprueba en las escenas del Génesis en los capitales, comenzando con la caída de Adán y Eva).
Virgen del canónigo Van der Paele (1434 o 1436) - Óleo sobre tabla, 122 x 157 cm,
Museo Groeninge, Brujas.
Poco después debió ser intada la "Virgen del Canónigo Van der Paele", que lleva la fecha de 1436, y en la que aparecen la Virgen y el Niño, de cara al espectador, con el donante, prodigioso retrato inolvidable, el santo obispo Donaciano y San Jorge. Se trata de la obra de mayor tamaño, después del Cordero místico, La espectacular escena entre estos ilustres personajes, retrataos a unos dos tercios de su tamaño natural, con una gran agudeza y una mestría sin par, se desarrolla en un edificio románico. San Donacioano, a la izquierda, con aire extremadamente digno, contrasta con la figura de la Virgen, una mujer de mediana edad, sencilla y con una llana sinceridad. El niño parece asustado por el caballero San Jorge. El canónigo Van der Paele, anciano y enfermo, es uno de los mejores retratos de Jan Van Eyck. Aquí la arquitectura sin aberturas, y con los arcos románicos describiendo una planta circular, determina un espacio cerrado y autónomo, repleto de minuciosos detalles, en el que se desarrolla la escena que se ha dicho que es la culminación de la pintura auténticamente religiosa de Van Eyck. Es posible que esta Virgen sea la que tomó como modelo el valenciano Lluis Dalmau para pintar, en 1445, su "Virgen de los Consellers" para la ciudad de Barcelona.
Jan Van Eyck es un de los más grandes retratistas que haya tenido nunca la humanidad. Sus retratos superan a veces en energía a los de los pintores italianos del primer Renacimiento. Acaso do dé halo de la persona, como Velázquez, pero por su meticuloso detalle y atmósfera los retratos de Van Eyck tienen más realidad.
Junto a la serie de rostros de personajes celestes que, como no sufren la decadencia física que impone el paso del tiempo ni los efectos de las pasiones, nos impresionan por su inmutabilidad facial, hay toda una multitud de caras trabajadas por la edad, por las enfermedades y por la angustia y las preocupaciones. La mirada penetrante de Jan percibe todos los detalles de un rostro y sabe transmitírnoslo con una tensión emocional increíble.
Hombre con clavel (h. 1435) - Óleo sobre tabla, 40 x 31 cm, Staatliche Museen, Berlín.
En "El hombre del clavel" captamos el aire tontamente presuntuoso del personaje, bastante expresivo y advertimos el acento finamente irónico del pintor. Se ha puesto en duda la autoría de Jan, pero nada indica que no sea obra suya. Se trata de un retrato de cierto tamaño, visto de tres cuartos, con la mirada fija en el espectador, tocado con un gorro y llevando en una mano un clavel. Del cuello cuelga un collar con una cruz y una campana, que corresponden a la insignia de la orden de San Antonio.
Leal Souvenir (Thymotheos, 1432) - Óleo sobre tabla, 34,5 x 19 cm, National Gallery, Londres.
Pero, ¿quién es el llamdo "Timotheos", al pie de cuyo rostro Jan escribió las palabras "Leasl souvenir?". Esta inscripción aún hace más integrante la personalidad inaprensible de este desconocido cuya riqueza espiritual logra atravesar la barrera de un rostro donde ciertos rasgos producen la impresión de una fealdad evidente. La inscripción no está en el marco como en otras obras suyas, sino ene l parapeto situado ente el retratado. En él se han esculpido en hueco las capitales que identifican al efigiado cono Leal Souvenir (Recuerdo Leal). La persona que ha recibido tales apelativos es un hombre de mediana edad, quizás relativamente joven, visto de tres cuartos, y cubierto el cráneo con un gorro o turbante. Se vuelve hacia nuestra izquierda para que quede iluminada buena parte de la cara ya que la luz proviene de ese lado. En la mano se ve que lleva un papel en el que hay algo escrito.
Hombre con turbante rojo (1433) - Óleo sobre panel, 25,5 x 19 cm,
National Gallery, Londres.
Se ha dicho y escrito muchas veces que "El hombre del turbante rojo", fechado en 1433, es el autorretrato de Jan Van Eyck. El nombre de la obra proviene del enorme turbante o tocado sobre la cabeza, en rojo intenso, plegado estéticamente de modo magistral, que luce un hombre de mediana edad. Además de decirse que era un autorretrato (debido a esa mirada penetrante), se ha encontrado un parecido físico con Margarita, la esposa del pintor y se han preguntado si no estariamos ante el rostro de su padre, el suegro del pintor. Se trata de una persona de la burguesía media acomodada, vesido con sobriedad, pero con cierto lujo en ese turbante tan llamativo. La cabeza es enérgica y firmes, muy cercano a la realidad, como se demuestra en las veladuras de la piel.
Margarita van Eyck (1439) - Óleo sobre tabla, 32,6 x 25,8 cm, Museo Groeninge, Brujas.
Margarita, "La esposa del pintor" (1439) representa muy bien el espíritu femenino flamenco: buen gusto, sentido del orden, personalidad activa y poco soñadora. Efectivamente, los dos retratos (turbante rojo y este) tienen nariz larga y recta, labios finos y apretados, y ámbos parecen reflejar que lo más importante es la firmeza de su carácter y su intensa vida interior.El pintor no se esfuerza en mejorar el aspecto físico de su mujer, que no poseía ninguna belleza. La cofia con cuernos que deja descubierta la amplia frente, otro motivo esético de moda, se asemeja tamb ién a la de la dama italiana, igual que el tipo de tela que se coloca sobre esos cuernos.
Bibliografía:
-- Bozal, Valeriano: "Jan Van Eyck". Historia 16. Col. El arte y sus creadores, 5. Madrid, 1993.
-- Historia del Arte Salvat. Vol 7: "El Arte Gótico". Salvat. Madrid, 2005.
-- Yarza, Joaquín y Melero, Marisa: "Arte medieval II". Historia 16. Col. Conocer el arte, 65 Madrid, 1996.
-- Wikipedia.
Terminamos con un video explicativo sobre "El hombre del turbante rojo":
De todas estas obras, me quedo con "El matrimonio Arnolfini". Es un cuadro que siempre me ha encantado, con ese gusto por cuidar el mínimo detalle, con ese espejo ligeramente convexo del fondo que muestra al espectador otra visión de los personajes, con esa mujer sumisa probablemente embarazada y ese burgués con pinta de prestamista al doce por ciento, con más sombrero que cabeza, ataviado para la ocasión.
ResponderEliminar"El hombre con clavel" es un cuadro "chocante" por la antítesis que se produce entre algo delicado como es una flor, y los rasgos duros y rotundos de un hombre maduro tirando a mayor.
Un saludo
Me llevo las características de la mujer flamenca: buen gusto, sentido del orden, personalidad activa y poco soñadora; el turbante rojo espectacular y la frase: Lo mejor que puedo. Un artista para detenerse y estudiar, puesto que no solo está su excelente técnica en el oficio sino toda la simbología que aquí tu nos sugieres. Una forma de conocer sitio, época y personalidad del retratista.
ResponderEliminarun fuerte abrazo y un gracias por todo, como siempre.
Estoy de acuerdo en que es uno de los mas grandes retratistas. No podría elegir uno solo de sus cuadros. El matrimonio Arnolfini es un mundo para perderse, cargado de significación en cada detalle. Pero tambien me gusta mucho la Virgen del canciller Rolin, o el hombre con turbante rojo. Todos son magnificos.
ResponderEliminarFeliz dia, monsieur
Bisous
Paco:
ResponderEliminarMás de una vez he estado frente al hombre del turbante rojo en Londres. Me impresiona mucho ese cuadro.
Me has dado una idea para la entrada de la próxima semana...Ya te comentaré
Saludos
La verdad que Jan Van Eyck me fascina y creo que a muchísimos artistas contemporáneos también.
ResponderEliminarHay una corriente artística que llama Art to Art que justamente son obras que se basan en los genios de la escuela flamenca.
Me quedo con el matrimonio Arnolfini sin duda.
Un abrazo Maestro.
Siempre me ha encantado el tratamiento de los mantos en las vírgenes de Van Eick: son de un virtuosismo que intimida.
ResponderEliminarEl matrimonio Arnolfini es un mundo para perderse, pero yo no renuncio a ninguno de los otros :)
Abrazos, Paco
Magnífica entrada amigo, con su permiso la guardo como referencia para futuras consultas porque es más completa que cualquier libro de arte.
ResponderEliminarA mi personalmente me gusta su obra "Virgen del Canónigo Van der Paele" donde se unen la pintura, la arquitectura y la representación teatral por su puesta en escena. Realismo y simbolismo, incluso el manto rojo de la Virgen se refleja en la armadura, lo que he leido que viene a simbolizar a María como «inmaculado espejo de Dios» (SPECULUM SINE MACULA DEI MAIESTATIS).
En este enlace se ve la imagen a gran tamaño :
http://www.esacademic.com/pictures/eswiki/74/Jan_van_Eyck_069.jpg
Gracias por su entrada.
Supongo que nada significará, pero observo que el intrigante Leal Souvenir es el único personaje que no mira al frente. ¿Acaso no se atreve a mirar al pintor?
ResponderEliminarPaco, magnífico estudio esta serie de Jan van Eyck. Seguro que vuelvo alguna vez a consultar algo. Un saludo.
Hola, Paco, llegué hasta aquí pues vi tu comentario en el blog de un amigo y decidí visitarte. Muy buen blog, muy instructivo, voy a seguirte.
ResponderEliminarTe invitó a pasar por el mío.
Un saludo desde Argentina.
Humberto.
www.humbertodib.blogspot.com
He seguido con interés estas entradas sobre este gran pintor flamenco al que sin duda ahora conozco mejor.
ResponderEliminarUn saludo, Paco.
Tiene usted un blog de alta calidad en todos los sentidos. Y el final de la Edad Media queda perfectamente reflejado en esta entrada.
ResponderEliminarSaludos.
Una buena selección de cuadros. Me gustan todas las vírgenes. Para que elegir. He tenenido la suerte de visitar los Museosque citas en Berlín, París y Londres aunque ya los recordaba vagamente.
ResponderEliminarUn abrazo
Sabes que pasa Paco, que este pintor no acaba de gustarme. La primera imagen del matrimonio con la mujer embarazada la encuentro algo espeluznante. Quizá es porque no acabo de tener "química" con este artista.
ResponderEliminarBesos
Van Eyck está rodeado de un cierto misterio que se refleja siempre en sus obras, que poseen en su mayoría alegorías escondidas. Es como si tratara de jugar con el espectador. Donde uno simplemente ve un objeto él veía una metáfora de la vida. Por eso yo también me quedo con el matrimonio Arnolfini.
ResponderEliminarSaludos
Por aquí, aprendiendo, saludos.
ResponderEliminarel comentario esta bien,
ResponderEliminarHola Inma, el comentario te ha salido muy bien, me lo he leido y se ve interesante, imaginate, te lo ha publicado Paco y todo xD, ¿a que se te sube el animo cuando te lo publica? pues aver si te los publicas mas veces jeje, suerte y hasta luegoo^^
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