Jan Van Eyck. "Hombre del turbante rojo". Óleo sobre tabla (25,9 x 19 cm.). 1433.
National Gallery. Londres.
National Gallery. Londres.
Aunque Jan Van Eyck es uno de los grandes artistas de la historia del arte, se da la paradoja de que buena parte de su fama se asienta sobre tres hechos que no son ciertos, al menos por completo. Por un lado, se ha venido afirmando que fue el inventor de la técnica de la pintura al óleo, cuando ésta era conocida antes de que él naciera. Por otro lado, se afirma que su mejor obra es el Políptico del Cordero Místico de San Bavón de Gante; sin embargo, esta obra fue encargada a su hermano Hubert, que trabajó en ella hasta que murió. Entonces, y sólo entonces intervino Jan, que la llevó a buen fin. Finalmente, si bien no hubo descubrimientos del uso del óleo, lo cierto es que en su tiempo se produjo una transformación en la forma de la pintura. Y él era, se decía, el responsable del cambio. Jan Van Eyck fue un artista prodigioso que causó asombro en sus contemporáneos y en varias generaciones posteriores. Como consecuencia, su fama hizo que quedaraen la sombra su hermano Hubert y su contemporáneo Robert Campin. Se hizo una leyenda de él y se le hizo responsable de asuntos como la invención del óleo (Un siglo antes de vivir Van Eyck, el catalán Ferrer Bassa firmaba en 1343 el contrato para realizar las pinturas murales del Monasterio de Pedralbes, comprometiéndose ya a emplear la pintura al óleo). Lo que no cabe duda es que introdujo una innovación en la técnica del óleo que ya se usaba (el problema de la lentitud del secado relegaba a esta técnica a un segundo plano, tras el fresco), y es la aplicación del aceite de linaza como aglutinante, que aceleraba el secado del óleo y posibilita las veladuras o capas superpuestas transparentes. No se debe olvidar que esta técnica causó furor en toda Europa, y ello explica historias tan peregrinas como la contada por Vasari sobre Andrea del Castagno, a quien pone de asesino de Doménico Veneziano, después de haber aprendido de él la secreta técnica del óleo, cuando aquel murió después de su supuesto asesinato.
A pesar de que a mediados del siglo XV ya se le consideraba como el más grande pintor de su tiempo, lo cierto es que sabemos muy pocas cosas de él, o bastante menos de lo que nos gustararía. Pero ese desconocimiento y ese misterio, hizo posible que hayan sido muchos los estudios y tesis sobre su vida y su obra; cada una de sus pinturas autógrafas han sido despiezada, vista con microscopio, analizada los detalles más nimios, utilizando el mayor de los rigores o la fantasía más desenfrenada, con resultados muy variables. ¿Cuántas de estas páginas son aprovechables? Junto a algunos estudios magistrales y luminosos, hay relativamente pocas obras que nos aporten algo de este gran pintor, ya que muchas lo que han creado es mayor confusión.
Hablando en términos generales, Europa fue durante dos siglos gótica bajo un espíritu netamente francés. Pero desde fines del siglo XIII o desde los comienzos del XIV, una fermentación intelectual que pronto se tradujo, en los dominios del arte, por un progresivo interés por lo natural, es decir, por los aspectos de la naturaleza, lo cual implica un empleo de elementos de realismo, solo insinuados al principio y más perceptibles y aparentes con el tiempo. Ya en el siglo XV es cuando la pintura y escultura adquieren plena personalidad en Borgoña y en Flandes, al margen de lo que ocurría en Florencia. Todo ello revela una actividad nueva en el hombre, una nueva e inesperada actitud mental de la persona humana, en una palabra, está eclosionando el humanismo. Ello conlleva el abandono de las normas medievales, basadas en la sumisión total a las verdades teológicas y en el respeto de la lógica escolástica. Y todo esto se traslucirá en los primeros artistas flamencos (Claus Sluter, Hugo van der Goes, Hubert y Jan Van Eyck).
Que la mejor parte de la fuerza artística de Francia fuera a concentrarse en los Países Bajos, se explica sin dificultad. El ducado francés de Borgoña se unió por casamiento con los Países Bajos (Duque Felipe el Atrevido), pasando la mayor parte del tiempo el duque en Flandes. Así, en lugar de trasladarse los artistas franceses a Flandes, los flamencos adquirieron en tierra francesa la finura y la elegancia de la Francia gótica. Es entonces cuando unos cuantos pintores protagonizan el último giro de la pintura tardogótica: se perfecciona la técnica del óleo, se consigue pintar de un modo más cuidado y de detalle, se mejora la manera de obtener veladuras con capas tenues de color, etc. Los protagonistas del cambio en lo sustancial serán Robert Campin (si se confirma que es el Maestro de Flemalle) y los hermanos Van Eyck.
A pesar de que a mediados del siglo XV ya se le consideraba como el más grande pintor de su tiempo, lo cierto es que sabemos muy pocas cosas de él, o bastante menos de lo que nos gustararía. Pero ese desconocimiento y ese misterio, hizo posible que hayan sido muchos los estudios y tesis sobre su vida y su obra; cada una de sus pinturas autógrafas han sido despiezada, vista con microscopio, analizada los detalles más nimios, utilizando el mayor de los rigores o la fantasía más desenfrenada, con resultados muy variables. ¿Cuántas de estas páginas son aprovechables? Junto a algunos estudios magistrales y luminosos, hay relativamente pocas obras que nos aporten algo de este gran pintor, ya que muchas lo que han creado es mayor confusión.
Hubert Van Eyck según un grabado de Dominicus Lampsonius. 1572.
Que la mejor parte de la fuerza artística de Francia fuera a concentrarse en los Países Bajos, se explica sin dificultad. El ducado francés de Borgoña se unió por casamiento con los Países Bajos (Duque Felipe el Atrevido), pasando la mayor parte del tiempo el duque en Flandes. Así, en lugar de trasladarse los artistas franceses a Flandes, los flamencos adquirieron en tierra francesa la finura y la elegancia de la Francia gótica. Es entonces cuando unos cuantos pintores protagonizan el último giro de la pintura tardogótica: se perfecciona la técnica del óleo, se consigue pintar de un modo más cuidado y de detalle, se mejora la manera de obtener veladuras con capas tenues de color, etc. Los protagonistas del cambio en lo sustancial serán Robert Campin (si se confirma que es el Maestro de Flemalle) y los hermanos Van Eyck.
Jan Van Eyck según un grabado de Dominicus Lampsonius. 1572.
Ya hemos dicho que Jan Van Eyck es un artista bastante bien conocido y uno de los más grandes de la Historia del Arte. Pese a ello no sabemos cuando nació y donde aprendió el oficio, aunque en esto último parece que no debió ajeno su hermano Hubert, mayor. Se apunta a 1385 como fecha de nacimiento, pero también a 1390; seguro es que nació en la última década del siglo XIV. Jan aparece relativamente tarde en la historia, cuando ya es un artista formado. Se sabe que era natural de Maaseyck, cerca de Maastricht, en Holanda. En cuanto a Hubert, aún se sabe menos; tan poco, que en años recientes alcanzó resonancia la tesis según la cual jamás había existeido. Hoy parece que falleció en 1426 y fue enterrado en Gante, en la catedral de San Bavón, donde se guarda la famosa Adoración del Cordero Místico, obra de ambos hermanos.
Debió ser un hombre de gran cultura en diversos campos, por lo que algunos autores lo han comparado con Leonardo. De Jan se sabe que entre 1422 y 1425 ostentó el título de peintre et varlet de chambre de Juan de Baviera, conde de Holanda, para quién realizó ciertos trabajos en La Haya. Al morir su patrono, Jan pasó a recibir el mecenazgo de Felipe el Bueno, duque de Borgoña, para quién trabajará hasta el final de su vida (1441). Además de pintor, hace otros encargos para el duque, como secretas embajadas en España y Portugal, incluso un misterioso viaje a Oriente, donde se afirma que realizó un mapa para su señor, desaparecido hoy.
A pesar de todos los encargos, el trabajo le deja tiempo para contratar con otros clientes privados. Se estableció y vivió hasta su muerte en Brujas, donde se casa. Ninguna de las obras que hizo para el duque se conserva y si no hubiera sido uno de los artistas en la historia que firmara con más frecuencia sus obras, tendríamos muchas dudas con él, igual que con su hermano. Son varios los cuadros religiosos firmados por Jan Van Eyck. A veces los firmaba y frechaba en el marco, lo que explica que en muchos casos, al desecharse el marco original, se haya perdido, con él, la fecha de la pintura. En varias de sus obras, además, sobre la tabla o el marco, trazaba la inscripción Als ich Kan (lo mejor que puedo) con una extraña mezcla de letras latinas y griegas. Es la frase propia de un humanista, que se esfuerz en ser no sólo exacto, sino perfecto.
Su estilo se puede calificar como conceptual, cargado de signos y símbolos, complejo, difícil de desentrañar, cuidadoso en el detalle hasta un punto no alcanzado por los demas, capaz de crear escenarios de una profundidad que supera con mucho las experiencias más racionalizadas de sus contemporáneos floreninos, audaz y original. Con extrema frecuencia incluye el marco en el ámbito de la pintura, lo pinta, imita el aspecto del mármol o del metal. Su conceptualismo lo lleva a utilizar iglesias románicas para expresar alguna idea relativa al Antiguo Testamento y el gótico para cuestiones del Nuevo Testamenteo. Su arqueologismo consiste en que ve en lo que llamamos románico como simplemente iglesia del pasado y la gótica es la del presente, la que conoce. Cada objeto colocado en un ambiente es lo que parece y posee al mismo tiempo un significado oculto (realismo simbólico). Probablemente su formación fue en el campo de la miniatura, de la cual aprendió el amor por los detalles diminutos y por la técnica refinada, que se refleja incluso en las obras pictóricas.
Detalle de "Hombre del turbante rojo".
Los hermanos Van Eyck estuvieron entre los primeros pintores flamencos que lo usaron para pinturas sobre tabla muy detalladas. Fueron ellos quienes lograron nuevos y destacados efectos a través del uso de veladuras. Llevó la técnica de la pintura al óleo y el realismo de los detalles (destacadamente la representación de las materias) en una cumbre nunca alcanzada antes que él, la técnica flamenca permitiendo también la claridad de éstos. Esta habilidad con el óleo le permitía reflejar de una manera naturalista la realidad. Además, era minucioso y sus obras, generalmente de pequeño tamaño, tienen una extraordinario detalle propio del mundo de la miniatura.El catálogo de sus obras incluye retratos (uno de los mejores de la historia) y pintura religiosa.
En su fuente temprana más sustancial sobre él, una biografía del año 1454 realizada por el humanista genovés Bartolomeo Facio (De viris illustribus), Jan van Eyck fue llamado «el pintor puntero» de su época. Facio lo coloca entre los mejores artistas de principios del siglo XV. Este texto también arroja luz sobre aspectos de la producción de Jan van Eyck que hoy se ha perdido, citando una escena de baño así como un mapa del mundo que Van Eyck pintó para Felipe el Bueno. Facio también documentó a Van Eyck como un hombre ilustrado, y que estaba versado en los clásicos, particularmente en los escritos de Plinio el Viejo sobre pintura. Esto lo apoyan las muchas inscripciones en latín sobre sus pinturas, usando el alfabeto romano, entonces reservado a hombres cultos; también escribe frases en otros idiomas, como el griego o el neerlandés.
La asombrosa habilidad técnica de Van Eyck y la precisión en los detalles, reproducidos cuidadosamente, fueron muy admiradas por sus contemporáneos. La obra de Van Eyck ha sido abundantemente copiada por los pintores y los iluminadores. Sus compatriotas todavía le seguían considerando el rey de los pintores en el siglo XVI. De este modo ejerció enorme influencia en el arte flamenco y europeo en general. Se considera como su principal discípulo a Petrus Cristus, aunque no se sabe si formó o no parte de su taller. Entre sus directos herederos podemos mencionar a Gérard David , Hugo van der Goes y Konrad Witz, e incluso en Hans Memling o (aunque ya sea netamente renacentista) Mabuse. También se vieron influidos por él los italianos como Antonello da Messina y Colantonio. Van der Weyden sigue su estilo realista, si bien añadiendo un mayor dramatismo.
Fundador de la escuela pictórica flamenca, Juan Van Eyck realizó, junto con Masaccio, el descubrimiento del mundo visible. Es decir que, con su visión de pintor, vio la realidad como nadie jamás antes la viera. En este sentido, no cabe negar el carácter revolucionario de su arte.
Bibliografía:
-- Bozal, Valeriano: "Jan Van Eyck". Historia 16. Col. El arte y sus creadores, 5. Madrid, 1993.
-- Historia del Arte Salvat. Vol 7: "El Arte Gótico". Salvat. Madrid, 2005.
-- Yarza, Joaquín y Melero, Marisa: "Arte medieval II". Historia 16. Col. Conocer el arte, 65 Madrid, 1996.
-- Wikipedia.
Terminamos con tres cortitos pero muy buenos videos sobre la vida de Jan Van Eyck, su estilo y el concepto de veladuras.
magnifico post, complimenti
ResponderEliminarDejando a parte su producción artísitica, probablemente la mejor y más notoria de su tiempo, dese luego el personaje en sí y todo ese halo de misterio que le rodea le otorgan un carácter de lo más interesante para el estudioso. Me han llamado la atención sus posibles y exóticos viajes (exóticos para la época para alguien que vivía en Flandes) a España, Portugal y Oriente...
ResponderEliminarUn abrazo.
Una figura fundamental en la historia de la pintura europea. Estupendo artículo. Para variar. Jejeje.
ResponderEliminarSaludos.
Todo un disfrute leerlo. Ignoraba la existencia de Hubert. Por cierto, puse Sabina en tu nombre, siguiendo tu sugerencia, al escribir sobre Madrid hace tres entradas, al comentar la llamada "Plaza de la Paja". Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMe ha encantado el post Paco! Ese detallismo perfeccionista de Van Eyck, que realza cada uno de los objetos, que a su vez esconden un significado simbólico y oculto (a veces hasta inquietante), como manifiestan los grandes como Gombrich o Panofsky. Qué gran pintor!
ResponderEliminarUn abrazo!
Buena entrada Paco. Fíjate que sí que conocía a Van Eyck por la supuesta invención de la pintura al oleo....De lo que uno se entera.
ResponderEliminarSaludos
Monsieur, hoy he disfrutado mucho. Como admiradora de la pintura flamenca, van Eyck es de mis favoritos. No hace mucho leí algo sobre su contribución a la técnica del óleo, y me pareció fascinante.
ResponderEliminarFeliz dia
Bisous
Un pintor fundamental.
ResponderEliminarèl y Bouguereau, son mis preferidos.
Un abrazo.
Genial entrada amigo Paco y además documentada con videos ¿qué más se puede pedir?.
ResponderEliminarComo buen miniaturista que fue en un comienzo es como bien nos comenta cuidadoso en el detalle hasta un punto no alcanzado por los demas.
Sin duda un genio de la pintura. Gracias por su entrada.
Un saludo :-)
Un personaje interesante y polifacético, culto y observador del mundo, don necesario eb su dedicación a la pintura, pero también, escucho, a la diplomacia. Excelente, Paco. Un abrazo.
ResponderEliminarUn placer leerte, incluso desde el lugar de mi "retiro espiritual".
ResponderEliminarUn abrazo, Paco
Gracias, amigo, por tu visita y comentario. Ahora voy con prisa. Te leeré con gusto y añadiré tu blog a mi lista para que no se me pase. Un saludo.
ResponderEliminarUn pintor y un personaje fascinante. Creo que nunca seremos capaces de desentrañar todo lo que él puso en sus obras.
ResponderEliminarAbrazos, Paco
Interesantísimo. Tuve ocasión de ver el políptico en Gante, y te aseguro que no me hubiera movido de allí jamás. Me fascinó absolutamente. Lo que no sabía es que su hermano trabajó en él casi más que él... Un abrazo.
ResponderEliminarSin duda, revolucionario en ese sentido... He disfrutado enormemente y aprendido bastante con esta nueva, jugosa y densa entrada que le dedicas a Van Eyck, como siempre. Me ha encantado aquel lema, Als ich Kan, que plasmaba en sus obras, el cual, además de otros muchos datos que aportas, desconocía... Ese gusto por la perfección debió hacérselo pasar bastante mal en ocasiones, supongo, ¡ay...! Es curioso que el nombre castellanizado con el que se le conoció coincida con el de aquel otro genio, del Renacimiento español, en este caso, de la poesía, la música y el teatro...
ResponderEliminarEn fin, tengo que volver en otro momento, entre otras cosas para echar un vistazo a la entrada que has dedicado a la Catedral de Burgos...
Que tengas una muy feliz, velada, Paco. Un abrazo. Buenas noches.
Gracias a todos por vuestros comentarios y opiniones. Para mí, Van Eyck es uno de los más grandes. Este verano en la National Gallery le dediqué más de una hora a los lienzos allí expuestos, observando las veladuras y su técnica minuciosa y detallista. No inventó el óleo, el cual se conocía desde el siglo XII, pero si contribuyó a difundirlo y a hacer más fácil su utilización, al aplicar el aceite de linaza como aglutinante, lo cual facilitaba el secado.
ResponderEliminarEmejota: te agradezco enormemente lo de Sabina en tu espacio.
Saludos a todos y buen fin de semana.