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martes, 20 de abril de 2010

LOS GRABADOS DE GOYA (3). LA TAUROMAQUIA.

Tauromaquia nº 18. Temeridad de Martincho en la plaza de Zaragoza. Aguafuerte y aguatinta. 1815-16.

Aquí nos muestra el pintor al famoso pintor Martincho que se dispone a matar sentado y con los pies atados con grilletes y utilizando un sombrero como muleta: se trata de un momento de absoluta tensión. Para sacarle el máximo partido, Goya se desentiende de las leyes de la perspectiva. El valor de esta acción debió impresionar a Goya cuando quizá la contempló en su juventud. Las expresiones del público son tremendamente interesantes, impresionado por la hazaña del maestro.

Durante toda su vida, Goya se sintió fascinado por las corridas de toros, fiesta y arte al que amaba profundamente. Al comienzo de su carrera se presenta, en uno de los cartones para tapices (La novillada, 1779), al lado de un novillo. Cuando, en 1793, envía a la Real Academia lienzos con temas que podía escoger libremente, hay ocho que muestran la vida de un toro de lidia: desde la crianza hasta el momento en que sale de la plaza, muerto y tirado por los caballos. También hizo los retratos de Pedro Romero y José Romero. Entre 1810 y 1812 pinta "Corrida en plaza partida", y quizá sea inmediatamente posterior "Corrida de toros en un pueblo".
Aparte de estas obras sueltas, fueron dos la serie de grabados que el pintor de Fuendetodos dedicó al mundo taurino: la serie de la Tauromaquia (entre 1815 y 1816) y otra serie que hace en Burdeos a los 80 años.
El 28 de octubre de 1816 anunciaba el Diario de Madrid la venta de una colección de estampas de Goya dedicada a los toros, La Tauromaquia. Treinta y tres grabados que esbozaaban una historia de los toros en nuestro país y relataban las suertes de los más conocidos toreros, así como diversos sucesos acaecidos en las plazas. Espera conseguir altos ingresos, pero no los obtiene pues ofrece al público algo totalmente diferente a lo que el público está acostumbrado.
Tauromaquia nº 20. Ligereza de Juanito Apiñani en Madrid. Aguafuerte y aguatinta. 1814-16.

El salto de la garrocha era el ingrediente fundamental en las corridas en tiempos de Goya. Juanito Apiñani era uno de los diestros que popularizó esta suerte, contemplándolo el pintor tanto en Madrid como en Zaragoza. La iluminación de la estampa, destacando la diferencia de los terrenos de sol y sombra, es casi más interesante que el "atrevimiento" del torero. Goya difumina la plaza y el público hasta casi hacerlos desaparecer, para concentrarse complentamente en el enfrentamiento entre el hombre y la bestia.

Goya no es el único artista interesado en esta época en las corridas de toros. Numerosas son las anónimas estampas que representan las corridas de toros en la Plaza Mayor de Madrid o, en menor medida en la plaza de la Puerta de Alcalá. En todas hay un cuidadoso afán descriptivo, como es propio del género popular, atento a los diferentes movimientos del toro y los toreros, a la fisonomía de la plaza, a todos y cada uno de los espectadores.
El pintor aragonés no está exento de esta preocupación narrativa, no en vano su colección se propone ofrecer un historia de las corridas y una descripción de las principales suertes y acontecimientos que han tenido lugar en las plazas, pero la engloba en una planteamiento general que, en ocasiones, recuerda fuertemente a Los Desastres. El tratamiento del espacio, d la luz y de la sombra, la composición, la disposición de la multitud, la proocupación por destacar una u otra figura, o grupos, son rasgos que conectan estas estampas con las restantes series del artista más quee con la estampa popular del mismo género de la época.
En vida del pintor los Reyes habían prohibido los toros y vuelto a permitir una y otra vez. Prohíbido porque (se decía) que eran dañinos para la ganadería y la imagen en el extranjero; permitido cuando se trataba de movilizar al pueblo, por ejemplo contra los franceses. Los psicoanalistas hoy hablan del placer que provoca el miedo, de la necesidad de sentir terror sin estar en peligro. Dicho terror estimularía la sensación de estar vivo. El elevado número de obras de Goya que representan amenazas, torturas y asesinatos hace pensar que este tipo de placer era, para él, uno de los principales impulsos creadores, como su apasionado iterés por las mujeres.


Tauromaquia nº 21. Desgracias acaecidas en el tendido. Aguafuerte y aguatinta. 1816.

Un toro ha saltado por encima de la barrera y ha matado a algunos de los espectadores. Goya deja deliberadamente el lado izquierdo vacío, rompiendo así con las usuales leyes de la armonía. Sin embargo, algunos espectadores se lanzan hacia la izquierda, con lo que el pintor transforma el equilibrio estático en dinámico.

Singulariza a esta serie, el carácter dramático que Goya dio a las composiciones. En la mayoría de las estampas presenta el momento brutal del encuentro entre el hombre y la fiera, aquél tratando de dominar al animal que embiste con bravura. Al comparar los grabados con los dibujos se ve como progresivamente reduce a lo esencial el tema. En la mayoría de las ocasiones la plaza está insinuada por la barrera en la que a veces se ve apoyarse directamente al público. Pero la cabeza que idea e inventa la Tauromaquia es la misma que ha meditado sobre la guerra y está trabajando en los Desastres y que seguidamente va a empezar los Disparates, por ello es lógico que existan coincidencias entre estas tres colecciones de estampas de Goya.
Entrando en el análisis de algunos de los grabados, en el llamado "Temeridad de Martincho en la plaza de Zaragoza" (Tauromaquia, nº 18) presenta al famoso torero Martincho sentado sobre una silla con los pies atados cuando  está entrando a matar. Para este momento de gran valentía y de sumo peligro, Goya deja de lado las leyes de la perspectiva; muestra más a los espectadores de las gradas que al torero y al toro, situados debajo. Reduce el suelo de la plaza a dos superficies: la de atrás, clara, parece como si la hubiesen alzado y no tuviera en cuenta las costumbres visuales; comprime la tribuna en una cuña. Así, no se trata de un reportaje sobre el toreo, sino de una invención completamente nueva de la pintura.
En "Desgracias acaecidas en el tendido" (Tauromaquia, nº 21), atenta contra las leyes estéticas entonces vigentes. Un toro salta sobre el tendido, hiere a varios espectadores y mató a un alcalde. En el lado izquierdo de la imagen, Goya graba bancos vacíos, mientras todo el suceso ocurre en el lado derecho. Se trata pues, de una composición desequilibrada, contra las habituales leyes de la armonía. Sin embargo, algunos espectadores se lanzan de derecha a izquierda: transforma la armonía estática en dinámica. Nadie antes que Goya había llevado a un cuadro atentando en tal medida contra las costumbres visuales: el potente toro se detiene delante del borde de la estampa, mientras propicia la cornada al alcalde.


Tauromaquia nº 33. La desgraciada muerte de Pepe Hillo en la plaza de Madrid. Aguafuerte y aguatinta. 1814-16.

El famoso José Delgado - más conocido como Pepe Hillo - falleció en la plaza de toros de Madrid el 11 de mayo de 1801, hecho que causó una enorme impresión en toda la España de la Ilustración. La sobriedad del conjunto y la distribución de las luces y las sombras hacen de esta estampa una de las mejores de la serie de la Tauromaquia. Con ella se ponía punto y final a la edición que Goya publicó en 1816.

Goya parece preocupado obsesivamente por la figura del torero, a veces del ser humano sin más, frente al toro, frente a la muerte, y, con una especie de apoteosis final, la serie termina con una escena dramática: "La desgraciada muerte de Pepe Hillo en la plaza de Madrid", asunto que abordó, además en dos de los cobres desechados, en los que se ve al torero corneado como un pelele inerte. En la estampa publicada, "Pepe-Hillo", el torero está en la arena, tirado y el toro arremete contra él; un mozo intenta, sin logralo, alejarle. El artista ha reducido drásticamente el número de figuras, ha concentrado visualmente la escena uniendo las figuras del toro y el torero corneado, negro áquel, claro éste, y ha establecido un juego de luz y sombra que, paradójicamente (frente a la violencia de la escena), introduce calma y sosiego, un énfasis patético y sublime.


Toros en Burdeos nº 4. Plaza partida. Litografía. 1824-25.

Aquí ha representado el pintor, con toda su agitación y pintoresquismo, una modalidad taurina que era la lidia simultánea de dos reses en un ruedo dividido por una barrera central. La práctica añadía a las habituales emociones del toreo la de que, frecuentemente uno de los toros saltaba la medianera para hacer frente con su congénere a los toreros del otro lado. Se representa la ejecución simultánea de dos escenas en un ruedo dividido diagonalmente por una valla: en el lado izquierdo se ejecuta la suerte de banderillas, y en el derecho la suerte de matar recibiendo y sin muleta, con la multitud invadiendo parcialmente el ruedo, encaramada en las talanqueras y los estribos de la plaza.

Tras el destierro voluntario a Burdeos, Goya ya no acepta encargos, pero retrata a algunos amigos, pinta miniaturas en planchas de marfil, sigue llenando incansable libros de bocetos y experimentará con la litografía (técnica inventada en 1796). Este método de impresión consiste en dibujar sobre piedra con lápiz grueso, lo que permite mucha espontaneidad y de manera más rapida y directa. Goya utilizará esta nueva técnica para una serie de cuatro estampas, conocidas con el título de "Los toros de Burdeos", realizadas entre 1924 y 1925. Si en las estampas de la Tauromaquia, el pintor acercaba al toro y al torero, ahora mantiene las distancias. A diferencia de la serie en aguafuerte de La tauromaquia, que se ocupó de reflejar corridas de toros profesionales y lances de toreros muy conocidos, en esta el artista prefiere representar novilladas y festejos populares donde, junto a los lidiadores, se refleja también la brutalización colectiva de la masa, con estilo expresionista, coral y trágico. La necesidad de satisfacer su placer mediante el miedo se ha mitigado; ahora goza sentado o de pie en medio de la multitud; el pintor ha perdido su viejo escepticismo frente a las personas. En esta época final ironiza también sobre sí mismo o sobre los viejos en general que se columpian o bailan, como si fueran jovencitos, en actitudes circenses o juguetonas, además de tratar a las clases humildes.


Toros en Burdeos nº 1. El famoso americano Mariano Ceballos. Litografía. 1824-25.

Goya vuelve a representar al personaje de las estampas 23 y 24 de La Tauromaquia, el indio americano Mariano Ceballos. Aquí aparece montado sobre un novillo, que lo sacude y zarandea de forma brutal, mientras el indio intenta rejonear a un toro. Aquí, sin embargo, se muestra una masa de público de forma coral y prominente. Es la imagen clásica de un rodeo americano.

 




Tauromaquia nº 2. Bravo Toro. -- Tauromaquia nº 3. Diversión en España. Litografías. 1824-25. 

8 comentarios:

  1. Ah, pues mire que interesante, monsieur, que no sabía que los toros hubieran llegado a estar prohibidos, y que no hubiera sido precisamente del gusto de todos los reyes de España.
    Fijese que a mí no me estimula para nada la sensacion de estar vivo, y no comparto los gustos de Goya al respecto. Ahora bien, inspirar no cabe duda de que los toros inspiraron al genial artista.

    Buenas noches, monsieur

    Bisous

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  2. Goya y la tauromaquia. El aragonés sigue haciendo arte con escenas fuertes, en este caso la sangre del toro y de los toreros. La España profunda. Gustos aparte, un genio. Me explico.
    Una vez que hice un curso de técnicas de composición, aplicable al arte, a la fotografía, etc. nos pusieron a Goya como ejemplo en el uso de la llamada "sección áurea", el "punto aúreo", etc. Observa en la estampa nº 20 cómo la pica divide el espacio a derecha e izquierda, de tal manera que una sección es aproximadamente 1,6 veces mayor que la otra, logrando la sección áurea tan defendida por los pitagóricos, con su culto a la proporción numérica, Vitrubio, Leonardo, Mondrian... En la estampa nº 33 da la sensación de que los cuernos del toro, es decir: la muerte, ocupan el punto aureo en horizontal y en vertical: el motivo principal del grabado. Curioso.
    Un saludo.

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  3. ¿Por qué embelesa tanto el arte del toreo a literatos y artistas? Una conjunción entre sangre y arena, muerte y vida, bestia y hombre, negro y luces, heroicidad y locura. Pero, sobre todo, lo español se ve retratado en todo ello.

    Goya vería en este arte (artista y arte del toreo) una expresión más del sentimiento humano que surge también en la guerra: heroismo y locura, como he dicho anteriormente.

    Para mí, el mejor de todos, es la Tauromaquia nº21, en la que el arte de Goya aparece en toda su exponencia. Se adelanta a su tiempo y surge la instatánea casi fotográfica, un antecendente del impresionismo.

    Un beso

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  4. Hola Paco!! Cuando leo tus post quedo admirada de lo que sabes del tema. Son descripciones tan acertadas que los detalles me quedan mucho más claros. Es indudable que Goya quería mostrar más que una corrida de toros. Profundizaba en las escenas y el sentimiento de miedo y tragedia. Con ver sus pinturas se nota la necesidad de mostrar lo que la tauromaquia significaba.
    Besossssss

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  5. Hace unos años pude ver en el museo Camón Aznar, de Zaragoza, una muestra impresionante de grabados de Goya. Inolvidables. Son absolutamente fantásticos.

    Una serie de artículos muy buenos. Gracias.

    Un saludo!!

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  6. que movimeiento artístico son la serie de la taoromaquia?

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  7. yo fui a ver el museo del grabado de goya a Fuendetodos, la casa de goya y a hacer un taller de grabado

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  8. vendo un grabado de goya de tauromaquia esta autentificado,interesados contactar al mail clifortdi@terra.es

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