Páginas

lunes, 13 de febrero de 2012

LA CAPILLA SIXTINA I. LAS PAREDES LATERALES


No existe una obra de arte tan famosa en el mundo como la Capilla Sixtina. Asociada para siempre a los frescos en la bóveda y testero de Miguel Ángel, la Sixtina acoge también grandes obras en las paredes laterales de Botticelli, Ghirlandaio o Perugino. Narraremos aquí la historia y las vicisitudes de esta obra, comenzando con la decoración de la capilla antes del artista florentino.

La Capilla Sixtina forma parte del amplio conjunto de empresas artística llevadas a cabo en Roma por el Papa Sixto IV, de la familia della Rovere, durante su pontificado (1471-1484). Sixto IV, hombre de gran cultura y protector de las artes y las ciencias, dio cabida de nuevo en la corte papal a la influencia de los humanistas que había casi desaparecido bajo el papado de Paulo II.
Sixto IV acometió importantes transformaciones urbanísticas en Roma orientadas a restaurar la ciudad. Durante su pontificado se construyeron las principales iglesias del Quattrocento en Roma, Santa María del Pópolo y Santa María della Pace. A su iniciativa se debió también la construcción del Hospital Santo Spirito, muy cerca del Vaticano. A pesar de todas estas realizaciones, el prestigio de Sixto IV como promotor de las artes se debe fundamentalmente a la construcción de la Capilla Sixtina en el interior de los palacios vaticanos de Roma.
Este edificio se levantó en el emplazamiento de una capilla anterior llamada Capilla Magna, de la que se aprovecharon algunas partes en la construcción de la actual. Las obras comenzaron en 1473 y estaban acabadas en 1481, año en que se inició la realización del programa decorativo e iconográfico de las pinturas de su interior.

                              Diagrama de la decoración de las paredes de la Capilla Sixtina.

Debido a sus exigencias litúrgicas, la Capilla Sixtina desarrolla un espacio de planta rectangular de 40 m. de larga por 13 m. de ancha, cubierta por una bóveda con lunetos construidos sobre las ventanas para facilitar la iluminación. El edificio, de una volumetría esencial y compacta, constituye, en el marco de la arquitectura italiana del siglo XV, una construcción notable por la concepción armónica y unitaria de su espacio interior y su exterior propia de un recinto fortificado.
Todas estas empresas artísticas llevadas a cabo por Sixto IV son el exponente de algo más que una apasionada afición por las artes. En estos programas se aprecia uno de los aspectos que definieron y determinaron la actividad de los mecenas y promotores artísticos del Renacimiento: los nuevos usos y aplicaciones de la obra de arte y su valor como indudable instrumento de afirmación.
Los programas del Papa della Rovere obedecían a la necesidad de establecer, a través de estos programas de rehabilitación y recuperación de la antigua grandeza de Roma, una imagen de prestigio del Papado.

 Perugino y Pinturicchio. Bautismo de Cristo. Pared norte.



Sandro Botticelli. Tentaciones de Cristo. Pared norte.

Antes de continuar, es necesario precisar la situación política del momento. Sisto IV, además del imponente poder espiritual que ostentaba, ejercía un gran poder temporal, como soberano de los Estados Pontificios, y como tal, se vio involucrado en la complejidad de la vida política del siglo XV. En las luchas por Italia, el Papa se decantó a favor del rey de Náploles frente a los Médicis de Florencia.
En la conjura de 1478 apoyó a la familia de los Pazzi contra los Médicis. Pero el Papa, una vez restablecida la paz con Lorenzo el Magnífico, solicitó la ayuda de pintores florentinos para realizar la decoración de la renovada Capilla Sixtina y, en 1481, Lorenzo Médici envió artistas toscanos a trabajar en la decoración de dicha capilla: Botticelli, Ghirlandaio, Signorelli… Se trata de un claro exponente del empleo del arte como instrumento diplomático y persuasivo y de su uso como arma política y de prestigio.

 Domenico Ghirlandaio. Vocación de los primeros apóstoles. Pared norte.



                                Cósimo Roselli. Sermón de la montaña y milagros. Pared norte.

A pesar de su valor como obra arquitectónica, la importancia de la Capilla Sixtina en la Historia del Arte se debe a la relevancia de los ciclos de pintura que se realizaron en su interior. Diferentes circunstancias hicieron que, durante los siglos XV y XVI, la Capilla Sixtina se convirtiese en el escenario en el que se realizaron algunos de los ciclos de frescos más importantes de la historia de la pintura. Las sucesivas series de pinturas lograron transformar una estancia, marcada por una acusada simplicidad constructiva, en el soporte de una condensación pictórica de imágenes sin precedente en la historia de la pintura.
La decoración pictórica de la Capilla se extiende por las paredes laterales y del testero y la bóveda. En las distintas composiciones y ciclos de la Capilla Sixtina existen diferencias estilísticas y una diversidad formal muy acusada, sin que ello impida que el resultado final sea la imagen de un itinerario coherente y unitario.
En primer lugar, se pintaron las dos paredes laterales por los pintores florentinos, con escenas del Antiguo y Nuevo Testamento. Después de este ciclo, la Capilla fue objeto de otras dos intervenciones relevantes. La primera consistió en la ejecución de la decoración de la bóveda y los lunetos, entre 1509 y 1512, por Miguel Ángel. La segunda fue la composición monumental dedicada a El Juicio Final, realizada años después por este mismo artista (1537-1541), en el testero de la Capilla, donde estaba La Asunción de Perugino.

 
Pietro Perugino. Entrega de las llaves a San Pedro. Pared norte.
 Cosimo Rosselli. Última cena. Pared norte.



 Hendrik van der Boer. Resurrección de Cristo. Pared norte. 1572 (sobre el mismo tema de Ghirlandaio, destriudo al caerse el arquitrabe de la puerta).

Lo decorado en la Capilla Sixtina bajo el pontificado de Sixto IV fueron las pinturas de las paredes, según muestra un grabado de Ugo Tognazi realizado entre 1488 y 1508. En este grabado se aprecia que la bóveda, luego pintada por Miguel Ángel, se hallaba pintada con la representación de un firmamento con estrellas dispuestas en círculos concéntricos realizada por Piermatteo de Amelia en 1481.
El cuerpo inferior de los muros se había representado en recuadros enmarcados por pilastras con decoración de motivos a candelieri (ornamentos simétricos de motivos clásicos dispuestos a la manera de un candelabro). En cada compartimento se representó una decoración fingida de cortinas colgantes, formando un efecto ilusionista que establecía un nexo entre la ficción creada por la pintura y la realidad tangible de la estancia. Sobre este primer cuerpo de efecto escenográfico y coincidiendo con las dimensiones de los recuadros se delimitaron otros tantos destinados a las composiciones de este primer ciclo de pinturas.
Las distintas composiciones desarrollan un programa orientado a demostrar el paralelismo y la concordancia entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Dicho programa está compuesto por seis escenas en cada lado; las de la izquierda corresponden al Antiguo Testamento y a la vida de Moisés, mientras que las de la derecha a la vida de Cristo, es decir, el Nuevo Testamento. Sobre estas composiciones se representaron, en hornacinas con forma de venera,  una serie de veintiocho figuras de papas mártires, entendida como una galería de hombres ilustres defensores de la Fe y del valor de los dos Testamentos. Los temas representados en las paredes laterales son los siguientes:

 Pietro Perugino y ayudantes. Vuelta de Moisés a Egipto y Circuncisión de Eleazar. Pared sur.

 Sandro Botticelli y taller. Eventos de la vida de Moisés. Pared sur.

A)  Izquierda = Antiguo Testamento.
-    Circuncisión del hijo de Moisés.    Perugino y Pinturicchio.
-    Tentaciones de Moisés.                  Botticelli.
-    Paso del Mar Rojo.                         Ghirlandaio.
-    Moisés recibe las Tablas de la Ley. Rosselli
-    Castigo de los rebeldes.                 Botticelli.
-    Muerte de Moisés.                         Signorelli.

B)  Derecha = Nuevo Testamento.
-    Bautismo de Cristo.
-    Tentaciones de Cristo.
-    Vocación de los apósteles.           Ghirlandaio.
-    Sermón de la Montaña.               Roselli y Piero di Cósimo.
-    Entrega de las llaves.                   Perugino.
-    Última Cena.                                 Rosselli.

 Cosimo Rosselli y Doménico Ghirlandaio. Paso del Mar Rojo. Pared sur.


 Cosimo Rosselli y Piero di Cosimo. Hechos de Moisés tras el descenso del Sinaí. Pared sur.

La disposición de estas pinturas deriva de la amplia e intensa tradición decorativa de la pintura al fresco italiana según la cual cada composición se distribuye en un recuadro, ordenándose por registros superpuestos o, como este caso, en uno solo continuo. Así, las composiciones aparecen a la manera de cuadros trasladados al muro o como tapices dispuestos sobre él. En realidad, las pinturas realizadas en esta primera etapa son una síntesis de las experiencias y temas que centraron la indagación de los pintores del Quattrocento. Así, en las distintas composiciones se aprecia la tendencia a resaltar los valores narrativos de la representación, los juegos perspectivos de los escenarios, el valor armónico y simétrico de las composiciones, la proporción de sus componentes y la atención conferida a la representación de los monumentos y ruinas de la Antigüedad.
Por ejemplo, la composición de Sandro Botticelli, “El castigo de los rebeldes”, se desarrolla en un escenario realizado  según las fórmulas del sistema de representación perspectivo con una amplia referencia a ruinas y edificios clásicos como el Arco de Constantino de Roma, que aparece al fondo centrando la composición. Se trata de una representación anticuaria de acentuado carácter arqueologizante, que contrasta con la escenografía de “La tentación de Cristo” y “El sacrificio del leproso”, realizada por este mismo artista, de carácter evocador y menos detallista.

 Sandro Botticelli. Castigo de Coré, Datán y Abirám. Pared sur.

 Lucca Signorelli y ayudantes. Testamento y muerte de Moisés. Pared sur.

En las distintas composiciones de la serie, la iconografía fue un elemento determinante de los escenarios. La mayoría son representaciones ambientadas en un paisaje, como “Moisés recibiendo las tablas de la ley”, realizada por Cosimo Rosselli, “La circuncisión del hijo de Moisés” de Bernardino Pinturicchio o “La Vocación de San Pedro y San Andrés”, de Ghirlandaio. Pero otras exigieron la representación de la escena a la manera del cubo espacial de un escenografía teatral. “La última cena”, de Rosselli, muestra esta concepción espacial que convierte la composición en la ficción de una ventana abierta a una representación.
La decoración de la bóveda realizada por Miguel Ángel supuso un claro enfrentamiento con los principios atemperados el clasicismo de la serie anterior de las paredes laterales. Las pinturas de la bóveda eclipsa las ordenadas y regulares composiciones de los muros de la capilla, convirtiéndolos en un elemento complementario y transitorio. Pero, además, en el conjunto de la decoración de la Sixtina, El Juicio Final supone la llegada de estado final de la evolución de un artista en constante evolución y superación de sí mismo. Los tres ciclos de pinturas representan formas diversas de concebir la pintura y sistemas completamente distintos de entender la aplicación de la pintura al fresco y a la arquitectura. Comenzamos con la primera decoración de la capilla.
El enmarcamiento de las composiciones ya no es el marco de las mismas sino la representación ambiental de una arquitectura que se confunde con la realidad. Las escenas aparecen representadas como si tuvieran lugar en una loggia a la que se abre la estancia. Pero esto ya se tratará en la siguiente entrada.



 Matteo da Lecce.Disputa por el cuerpo de San Mateo. Pared sur. 1574 (sobre el mismo tema de Lucca Signorelli, destruido tras el hundimiento del arquitrabe de la puerta).


Tomado de: Victor Nieto Alcaide: “Capilla Sixtina. Así se pintó”. Revista Descubrir el arte. Número 2. Abril 1999.


BIBLIOGRAFÍA

-    LLORENS, Tomás: “Miguel Ángel”. Historia 16. Madrid, 1994.
-   NIETO ALCAIDE, Victor: “El Arte del Renacimiento”. Col. Conocer el arte, 7. Historia 16. Madrid, 1996.
- PARTRIDGE, L., MANCINELLI, F. y COLALUCCI, G.: “El Juicio Final. La obra y la restauración”. Nerea. Madrid, 1998.
-  TOLNAY, Carles de: “Miguel Ángel, escultor, pintor y arquitecto”. Alianza Ed. Madrid, 1985.
-  VV.AA.: “La Capilla Sixtina. Una restauración histórica”. Nerea. Madrid 1995.



Os dejamos con un tour virtual por la Capilla Sixtina:


22 comentarios:

  1. Una obra fascinante que nadie que vaya a Roma y visite el Vaticano puede perderse.
    Y una estupenda galería la que nos traes aquí sobre aspectos concretos de la misma.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Realmente, increìble.

    Estuve ahi, y algunas de estas cosas me las perdì.

    Y encima, no te dejan sacar fotos!!

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Una pena lo de las fotos, pero o bien te dejan hacerlas sin flash, o para proteger las obras, que son muchas.
    Fantástico ¡¡¡

    Un saludo ¡¡¡
    (He recomendado tu página a varios estudiantes amigos míos, como complemento a sus estudios.)

    ResponderEliminar
  4. Una obra de arte toda la capilla, se mire por donde se mire. Muy buen artículo Paco. También el vídeo me ha gustado. No es como estar allí, pero vaya... Esta muy bien. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. La capilla sixtina es una maravilla total. Siempre me ha parecido que estas pinturas laterales estaban un poco "minusvaloradas" en el conjunto, quizá por efecto del grandioso trabajo de Miguel Ángel. Este es uno de esos espacios en que deberíamos decir, siguiendo a Goethe: "deberíamos observar un silencio pitagórico".
    Magnífico post, querido amigo.

    ResponderEliminar
  6. Hace dos años que pasé por Roma, un día en Roma así lo titulé, ya que hacia muchísimos años que había estado y pude admirar la Capilla Sixtina, actualmente hay unas colas impresionantes para verla tienes que echar un día en ello.
    Las fotos que nos muestras son todas muy buenas, la verdad que se admiran muy bien y aunque todo se olvida uno recuerdo la majestuosidad de la obra.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  7. Menos mal que entre conjura y conjura encontraban tiempo para el arte. Y se empleaban a fondo, desde luego. La Capilla Sixtina es buena prueba de ello. Eso me recuerda que hace mucho que no paso por allí.

    Buenas noches

    Bisous

    ResponderEliminar
  8. Precioso recorrido por unas obras de arte que quedan un poco en segundo plano por la bóveda que pintó Miguel Angel. Muchas gracias, me ha encantado

    ResponderEliminar
  9. ¡¡Qué maravillosa entrada!! No se puede negar que la Capilla Sixtina sí que es una verdadera obra de arte. Yo tengo muchísimas ganas de ir a verla y más cuando no hace mucho saltó la noticia de que la iban a cerrar al público.
    Por cierto, la web de donde sacas es video es excepcional, te permite dar unos paseos maravillosos y consolarte desde casa por no poder estar allí, viéndola en persona.

    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  10. Fuerza narrativa, y una visión de la naturaleza humana explosiva (por lo que tiene de impactante cuando observas cualquiera de sus figuras)
    La cuestión es que la he disfrutado mucho más en internet, ahora con el video que has insertado, y antes con otras creaciones digitales, porque las veces que he estado fue agobiante, rodeada de turistas y un gentío que rompía totalmente la atmósfera necesaria para contemplar esa soberbia composión.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  11. La Capilla Sixtina son palabras mayores. He estado dos veces y aún me estremexco. Que maravilla.
    No se si has visto esta presentación. Te dejo el enlace:

    http://www.vatican.va/various/cappelle/sistina_vr/index.html
    Bss

    ResponderEliminar
  12. Hola Paco,
    Me alegra mucho descubrir tu blog, repleto de arte e historia.Me parece un trabajo fantástico recopilar tanta información tan interesante. Enhorabuena!!
    Te sigo,
    Maribel Muñoz

    ResponderEliminar
  13. Sin dudas una de las obras de arte mas espectaculares de toda la historia. No hay duda de que Miguel Ángel creo una de las más grandes maravillas de este mundo.
    Un Saludo.
    Uriel

    ResponderEliminar
  14. Me ha gustado mucho la entrada Paco.
    No recordaba algunos de los frescos.

    El vídeo genial .


    Saludos

    ResponderEliminar
  15. La capilla es un lugar que apabulla, te deja sin respiración, yo ni me di cuenta de que no podía tomar fotos porque no tuve tiempo de pensar en ello mis ojos no sabían donde detenerse
    Un placer para los sentidos
    Un beso

    ResponderEliminar
  16. Como he disfrutado con esta entrada tan rica en imágenes y detalles.
    Excepcional. Nunca la he visitado, pero el día que lo haga seguro que será con distinta visualización.

    Saludos

    ResponderEliminar
  17. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  18. Esta entrada corta el aliento como la Capilla Sixtina que es apabullante. Es titanica. Es increible.
    Un abrazo, en el dia de San Valentin.

    ResponderEliminar
  19. Por cierto, te he dejado un premio en mi blog, Paco.
    Un Saludo.
    Uriel

    ResponderEliminar
  20. Recuerdo la cola que tuvimos que hacer para entrar y la pena que me dio salir, con tanto que nos queaba por mirar y la cara de lelos que teníamos todos. Era a finales de enero y sólo había españoles y polacos(a Wojtila lo habían enterrado hace poco) No sé...fue un día tremendamente especial para mí. Muchas gracias Paco, por traerlo a mi memoria.

    Tengo que volver :)

    ResponderEliminar
  21. Los magníficos frescos de no menos espléndidos artistas del renacimiento italiano parecen empqueñecer ante el genio de Miguel Ángel. En muchos casos sólo el Juicio Final y las bóvedas parecen tener importancia, menospreciando al gran Rafael por ejemplo, algo imperdonable. Es necesario dar a conocer el genio de otros pintores que trabajaron a la sombra del trío más famoso (Rafael, Miguel Angel y Leonardo) con no menos talento que ellos.
    Saludos

    ResponderEliminar
  22. Aún recuerdo la impresión que me produjo la Capilla Sixtina, hace ya 22 años, y tengo que volver ya que en aquella ocasión no pude ver el fresco del juicio final que estaba andamiado y en restauración

    ResponderEliminar

Deja tu opinión; me es muy válida. Gracias.