Disparate nº 1. Disparate femenino. 1815-1823.
Este grabado recuerda al cartón para tapiz "El pelele". Aquí lo que se mantea es un asno entre varias figuras femeninas. Lo que antes era una imagen popular se convierte ahora en una imagen sarcástica, más propia de otro mundo que de este, ¿un sueño?. No hay referencias aquitectónicas ni público de fondo, sólo las figuras centrales. La luz es muy contrastada.
De todos los grabados de Goya esta colección de Disparates es la de más dificil interpretación. Al publicarla la Academia con el título de Los proverbios, siguiendo la tradición de series barrocas, indujo a pensar que cada estampa ilustraba un proverbio, refrán o dicho. En cualquier caso, no existe acuerdo sobre el sentido general de la serie, si es qu tiene algún otro aparte de ser un conjunto de disparates, y se discute sobre la totalidad y cada uno de los grabados.
Se trata de la serie de estampas de más difícil interpretación de las que realizó el pintor aragonés. En ella destacan las visiones oníricas, la presencia de la violencia y el sexo y la puesta en solfa de las instituciones relacionadas con el Antiguo Régimen y en general, la crítica del poder establecido. Pero más allá de estas connotaciones las estampas ofrecen un mundo imaginativo rico relacionado con la noche, el carnaval, y lo grotesco que constituyen un enigma tanto estampa por estampa como en su conjunto.
Disparate nº 2. Disparate del miedo. 1815-1823.
un soldado huye aterrorizado de alguien que se ha disfrazado con grandes sábanas en apariencia de fantasma. A pesar de que lo delata el rostro que asoma por una manga, el militar no lo advierte. Toda la estampa también parece que responde a un sueño. La contraposición entre el fantasmón chusco y el terror de los soldados (crítica al poco valor militar) no deja de ser una anécdota en la que lo relevante es la creación del ambiente visual en que el miedo es posible.
La existencia de buena parte de los dibujos preparatorios ha permitido analizar los cambios que introduce el artista aragonés, que ponen de manifiesto, como ya era propio de otras series anteriores, una profunda generalización de la anécdota inicial, a fin de crear un mundo de mayor indefinición y universalidad. En verdad, toda la composición da la impresión de un espacio ilimitado; los personajes aparecen en primer plano, como si una cámara móvil provista de teleobjetivo los hubiera captado al paso; son ellos los que rigen la composición, mantenidos en vilo en un precario equilibrio o precipitados en ese movimiento giratorio tan característico de las obras tardías de Goya. El mundo creado por Goya está próximo a la sublime nocturnidad de los románticos, es un mundo nocturno y, hasta cierto punto, infernal, que en ocasiones parece adecuado para la tragedia dantesca o el perdido paraíso de Milton.
Disparate nº 3. Disparate ridículo. 1815-23.
Aquí se ve a un grupo de figuras, en su mayoría femeninas, que escuchan a otra, sentadastodas en una rama que atraviesa sesgadamente la escena. Es una imagen de lo más inquietante, y se resiste a cualquier traducción oral, se ciñe a recursos estrictamente visuales. La rama atraviesa sesgadamente el cielo, nace y muere fuera de la imagen, dividiendo el rectángulo del grabado en dos partes. Todas las figuras están situadas en la mitad superior y nada (salvo el oscuro firmamento) en la inferior, de tal manera que rama y figuras parecen flotar en el espacio lúgubre que las rodea.
En general los personajes grotescos, deformes, fantásticos aparecen en toda la serie, y representan un tópico «Mundo al revés» característico del mundo de Rabelais, descrito por Bajtin en su obra "La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento. El contexto de François Rabelais". También es propia del carnaval la crítica de la autoridad, como ocurre con los militares y eclesiásticos que aparecen abundantemente en estas estampas, así como los animales y el circo. uno de los rasgos carnavalescos es el de la subversión de todo aquello que represente la autoridad. Instituciones como el matrimonio, el hombre frente a la mujer, el ejército y el clero. En casi todos los Disparates se muestra cómo la representación del poder es derrocada, humillada, ninguneada o ridiculizada. Los grabados que suponen sátiras de vicios son igualmente enigmáticos. No hay parámetros lógicos que nos permitan descifrar el asunto de las estampas.
Disparate nº 5. Disparate volante. Disparate nº 10. Caballo raptor. 1815-23.
Los grabados que suponen sátiras de vicios son igualmente enigmáticos. El Disparate número 5 («Disparate volante») muestra a un extraño animal o ser mitológico volador, quizá un hipogrifo sobre cuya grupa montan un hombre y una mujer. Esta parece forcejear y no sabemos si es raptada contra su voluntad, se ha fugado con su amante o la imagen es toda ella una alegoría del desenfreno sexual. En el Disparate n.º 10, «Caballo raptor» una mujer es arrebatada de un bocado por un caballo, animal que habitualmente representa la potencia sexual. Al fondo una rata gigantesca con aspecto de montículo, a manera de paisaje, devora una mujer, como reforzando el significado de la escena central.
En cuanto a la composición y técnica, Goya ha alterado radicalmente la relación perceptiva convencional. Noy hay referencias espaciales concretas; el espacio no es lugar ante o lugar en, es un ámbito creado por la relación entre los diversos elementos. El sujeto que así los percibe permanece también al mundo en que están las figuras; como ellas, ha de estar suspendido si quiere verlas así. No las ve desde arriba ni desde abajo, desde un lado u otro, sino en un espacio indefinido, qu carece de lados, de arriba y abajo... La inquietud que nos produce no reside tanto en lo enigmático de la escena que presenta cuanto en lo enigmático de la posición en la que nos sitúa, y por eso no podemos librarnos de ella explicando la imagen, puesesa posición no es explicable, sólo puede verse y, con ello, sentirse.
Ninguna de las interpretaciones que se han hecho de los Disparates agotan los complejos significados de estas estampas. Tampoco podemos dilucidar un hilo temático conductor de la serie. A lo más que se puede llegar es a fundar la posible unidad en la apariencia extravagante y grotesca de las figuras y la ambientación nocturna de la mayoría de las estampas, junto con la violencia subversiva que muestran gran parte de ellas. El secreto de su sentido final queda oculto y posiblemente sea a su radical ambigüedad a la que debe este conjunto la modernidad y atención que ha recibido por parte de la crítica de todas las épocas.
Disparate nº 11. Disparate pobre. 1815-23.
En primer plano algo como una piedra o losa, delimita el espacio en el que se encuentran cuatro figuras de viejas y una joven, que corre despavorida ante otra figura que aparece al fondo. Esta estampa ha sido vista como una expresión de la huida de una joven y bella mujer de un personaje oscuro que podría ser representación de la muerte y otro con el cabello alborotado. La joven busca refugio en lo que parece el pórtico de una iglesia poblado por viejas, tullidos y mendigos. El fondo, entre claro y oscuro de aguatinta bruñida, parece irreal, y dota a la estampa de una luz de otro mundo.
Disparate nº 7. Disparate matrimonial.
Disparate nº 14. Disparate de carnaval. 1815-23.
Excelente entrada. "Los disparates" son difíciles de encasillar desde una perspectiva temática y no digamos ya compositiva. Tienen, como "Los caprichos", mucho de antecedente del surrealismo, de ácida crítica, de mala uva, de expresionismo, de esperpento valleinclanesco. Todo esto mucho antes de que se hubiera inventado todo lo anterior. En "Luces de Bohemia", Valle Inclán pone en boca de uno de sus estrafalarios personaje: "El esperpentismo lo ha inventado Goya. Los héroes clásicos han ido a pasearse al Callejón del Gato." Donde había unos espejos cóncavos que deformaban las siluetas. "Los héroes clásicos, reflejados en los espejos cóncavos, dan el esperpento". Y así se llega a lo grotesco, a la deformación de la realidad española para poder definirla y entenderla mejor.
ResponderEliminarEn fin, el señor Goya, todo un innovador.
Saludos, Paco.
Excelente entrada Paco, está serie de grabados de Goya es realmente enigmática. Es maravilloso como es capaz de plasmar es los mismos todo lo que pasaba por su mente. Sinceramente creo que son una clara representación del mundo onírico del propio Goya, de una mente anciana torturada por los horrores que había visto, pero va más allá, estos grabados rozan la locura, la locura que invadía al genio aragonés, parecen representar sus alucinaciones, alucinaciones muy relacionadas con la caída cruenta del Antiguo Régimen, y la vuelta, igualmente violento del mismo...eran tiempos muy difíciles, probablemente los más duros que haya vivido la vieja España junto con la Guerra Civil del 36/39...estos grabados me recuerdan la obra de Nietzsche, pues ambas fueron creadas desde la locura humano, lo que las envuelve de un halo de misterio incapaz de descifrar por los cuerdos...
ResponderEliminarUn saludo.
Pues no creo que haya que empeñarse tanto en buscarle el sentido general a una serie a la que el autor ya califica como disparates, aunque individualmente consideradas son para perderse en cada detalle. Me gusta la conexión que hace usted con Rabelais. Es cierto, viene a ser algo asi, ese mundo al reves.
ResponderEliminarEstupendo analisis el suyo, monsieur. Con qué belleza lo expresa siempre.
Buenas noches
Bisous
Mi opinión siempre ha ido cercana a la expuesta por Carolus: tiempos muy malos, un hombre muy vivido -como dicen en mi tierra- y su talento descomunal vagando con plena libertad. Esas sean quizás las "explicaciones" sobre esta serie.
ResponderEliminarSaludos
Querido Paco:
ResponderEliminarMe encantan los "Disparates", la cita que aporta Cayetano de "Luces de bohemia" es esclarecedora, verdaderamente parece que el esperpentismo lo ha inventado Goya. También me ha encantado la comparación de ests obras de Goya con el espíritu visionario de Nietzsche, que ofrece Carolus II.
La transgresión y la rebeldía en el fondo y en la forma que aportan los "Disparates" son una innovación genial, como toda la obra de Goya.
Quizás en esta serie roce el momento de mayor desenfreno creativo.
El disparate nª 3 me fascina, pues no nos hace partícipes a los espectadores de la composición total, la rama donde se sientan esas extrañas figuras femeninas, parece surgir de la nada, estar en mitad del espacio sin un elemento de sostén, como tal entendemos. Las figuras fantasmales de los dispartes nº 2 y nº 11 son tan inquietantes como el miedo a lo desconocido y a la propia muerte.
Una maravilla de serie, como extraordinaria es la exposición que realizas.
Me encantan estas entradas sobre Goya.
Besazos.
Una clase magistral, Paco. Me pasa que cuando vengo a este sitio, su material es tan atractivo para mi... que me dan ganas de copiarlo todo y llevármelo a mis archivos ( Já!)impulso que refreno obviamente.
ResponderEliminarEste otro Goya ¿ah?, es que el grabado siempre ha sido dentro de la plástica, la expresión que más se ha prestado para los delirios no oficiales de cada época. Disparates que son la antípoda al Goya admitido y oficializado... pero en ellos late el artista sin censura y con el despliegue infinito de sus alas.
Me contenta tu compañía en mi blog y no está demás expresartelo.
Abrazos y felicitaciones por ser un buen Maestro!
Los grabados de la serie "Los disparates" no tienen sentido pleno, por mucho que se lo queramos dar. Es una mezcla entre superstición, fantasía y sueño, un antecedente claro del surrealismo. Pero, en todo ello veo prufundas raíces en el ser español, en la creencia en fantasmas, brujas, aquelarres, seres demoniacos y conjuros. Es la lucha entre la Ilustración y el, para ellos, Antiguo Régimen, entre el poder de la razón y de la superstición, entre la educación y el analfabetismo, entre el poder de la ciencia y de la religión, entre lo real y lo irreal.
ResponderEliminarUn saludo
Hola Paco, de nuevo me doy un paseo por tu blog para disfrutar.
ResponderEliminarRealmente Los Disparates de Goya son enigmáticos. De nuevo nos das una clase magistral.
Haría un paralelismo -deja que me atreva y si quieres lo comentas- con Dalí y el Surrealismo y su mundo onírico, la pintura como un juego, dejar lo oficial para jugar a comunicar con libertad, no me refiero a una libertad política, sino social, a pasar por alto a los críticos o los gustos populares.
A todos los pintores nos gusta hacer esas cosas, de vez en cuando nos volvemos "locos" y jugamos a pintar lo que nos da la gana o lo que formalmente no podemos hacer, y perdón por incluirme en el grupo, lo hago con la debida distancia y respeto por los que son grandes.
Me encanta el disparate nº 3, inquietante como dices.
A mi estas obras me dan que pensar, no puedo pasar por ninguna de ellas sin pararme unos instantes con sorpresa, sobre todo pensando en la época en la que fueron realizadas.
Gracias por tu exposición, de verdad, siempre aprendo.